Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNSeries – Arma Letal (temporadas uno y dos)

 

Dirección: Steve Boyum, McG, Jason Ensler, Sylvain White
Guión: Matthew Miller, Andy Callahan, Shane Black, Gene Hong
Música: Ben Decter, Josh Kramon
Fotografía: Andrew Strahorn, David Moxness, Ramsey Nickell
Reparto: Damon Wayans, Clayne Crawford, Jordana Brewster, Keesha Sharp, Kevin Rahm, Michelle Mitchenor, Dante Brown, Johnathan Fernandez, Chandler Kinney, Floriana Lima, Richard Cabral, Tina Grimm
Duración: sesenta minutos
Productora: Warner Bros. Television / Good Session / Lin Pictures
País: Estados Unidos

 
Prólogo: todo se aprovecha para el convento

Cuando se anunció que una adaptación para la televisión de la serie cinematográfica Arma Letal estaba en marcha, no fueron pocas las personas que pensaron que era un tanto arriesgado meterse en una franquicia tan icónica como particular. La identificación entre el elenco de personajes y el de intérpretes era total y, además, los cuatro filmes habían sido realizados por el mismo equipo, empezando por el director Richard Donner. Durante los últimos veinte años, la posibilidad de una quinta entrega ha estado circulando en el ambiente, si bien la avanzada edad de Donner -casi nonagenario- hace casi imposible que se haga realidad. Nada es seguro en esta vida -salvo la muerte y los impuestos y, estos últimos, no siempre- pero la noticia de una serie de televisión parece alejar de forma casi definitiva la hipótesis de una pentalogía cuyo capítulo final cierre -otra vez- la historia de Martin Riggs y Roger Murtaugh. Con todo y aun asumiendo este detalle, se antojaba harto complicado borrar el recuerdo de Mel Gibson y Danny Glover.

Cuando las comparaciones son inevitables

La historia narrada en las películas presenta la relación entre Roger Murtaugh -policía, casado y con tres hijos- y Martin Riggs -viudo, problemático y con el sambenito de tener tendencias suicidas-. El primero está pronto a jubilarse y el segundo es un imán para el peligro pero, poco a poco, desarrollarán un vínculo que trascenderá el plano profesional, para convertirse en algo parecido a una familia. Las cuatro películas -estrenadas entre 1987 y 1998- eran combinaciones en distintas proporciones de acción, comedia y unos toques de drama, a los que se incorporaron otros personajes como el liante Leo Getz (Joe Pesci) o la sargento Lorna Cole (Rene Russo). El resultado fue una tetralogía que, pese al tiempo transcurrido, sigue manteniendo su solidez, amén de aportar suficiente material para la serie, si esta duraba lo suficiente. Por mi parte, y como persona que creció viendo las aventuras y desventuras de Riggs y Murtaugh, decidí darle una oportunidad a la serie, pero sin hacerme excesivas ilusiones.

Lo primero que hay que destacar de la serie es el reparto. Si nos centramos en los dos papel protagónicos, se comprueba que los nuevos Roger Murtaugh (Damon Wayans) y Martin Riggs (Clayne Crawford) no se parecen mucho a sus homólogos cinematográficos. El primero no tiene mucho aspecto de policía que está a punto de retirarse, en tanto que el segundo presenta un aspecto mucho más desastrado y desastroso del que daba Gibson. Como estamos ante una serie de televisión que ha de cubrir una veintena de episodios, se da más importancia a los personajes secundarios, estableciéndose sub-tramas que les implican. En particular, hay que destacar a Trish Murtaugh (Keesha Sharp) esposa de Roger y madre de sus tres hijos; a Maureen Cahill (Jordana Brewster) como la doctora que trata a Martin o a Leo Getz (Thomas Lennon) como un abogado chanchullero. Como en el original, tenemos acción y tenemos comedia, si bien la primera se desarrolla de forma correcta, en tanto que la segunda se basa en unos tópicos tan manidos como cargantes.

En la primera temporada, asistimos a la asignación de Riggs como compañero de Murtaugh y el desarrollo de la relación de amistad entre ambos. Si vamos a tener una serie de compañeros contra el crimen, es lógico que el vínculo se desarrolle rápidamente. Como trama conductora, se establece la averiguación del misterio del responsable último del asesinato de la esposa de Martin. Por su parte, en la segunda parece resolverse el enigma y, como en la versión cinematográfica, se deja la puerta abierta para que Riggs pase página y rehaga su vida.



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