Javier Vázquez Delgado recomienda: La banda de los postizos

 

Edición original: Les faux visages (Futuropolis. Enero, 2012)
Edición nacional/ España: La banda de los postizos. Norma Editorial. Febrero 2013
Guion: David B (Pierre-François Beauchard)
Dibujo: Hervé Tanquerelle
Formato: Cartoné. 152 páginas
Precio: 18€

 

El subtítulo que David B le puso a La banda de los postizos es muy significativo; une vie imaginaire du Gang des Postiches (una vida imaginaria de la Banda de los Postizos) porque de esto se trata; de novelar – junto al excelente dibujante Hervé Tanquerelle – la historia delictiva de una banda real que actuó en París y sus suburbios durante la primera mitad de la década de los 80 del siglo pasado y, de paso, imaginar sus vidas privadas.

La banda de los postizos narra la fulgurante carrera de una pandilla de delincuentes parisinos que gracias a su audacia y a su preparación pusieron en jaque a la policía francesa llegando a perpetrar más de 25 atracos a bancos durante el período comprendido entre 1981 y 1986. El método utilizado por estos 8 especialistas del asalto bancario era temerario y eficaz. Se disfrazaban con pelucas, bigotes falsos y trajes diversos para camuflarse entre los visitantes. Una vez dentro de la sucursal bancaria, retenían a clientes y empleados a punta de pistola mientras desvalijaban las cajas fuertes y se escapaban antes de que la policía se diera cuenta del atraco. Se da la circunstancia de que en una jornada llegaron a atracar tres bancos diferentes. La mayoría de los integrantes de esta banda no tenía otros negocios delictivos ni contacto con los bajos fondos lo que dificultó a la policía poder identificarlos. Además, con el tiempo surgieron otros grupos de imitadores – algunos formados por policías – que enturbiaron aún más las pistas. Al final la mayoría de los integrantes de la Banda de los Postizos fueron detenidos o abatidos por las fuerzas de seguridad del Estado francés.

David B nos explica con detalle el modus operandi de la banda y también el perfil de cada integrante, utilizando nombres inventados que no corresponden con los de los auténticos protagonistas del gang. El guionista se recrea en las distintas personalidades del grupo y en sus motivaciones para cometer los crímenes. Se preocupa de mostrar como cada ladrón procede de un entorno diferente y nos detalla sus habilidades y sus puntos débiles. Esto nos permite distinguir perfectamente cada personaje algo fundamental ya que se trata de una historia con 8 protagonistas que en numerosos momentos van completamente disfrazados. Además el autor de Hasib se recrea en describir el entorno urbano de París, el más desconocido, el de barrios como Belville, Ménilmontant y la parte noreste de la capital francesa cercana a la localidad de Montreuil. Son barrios populares con una mezcla étnica muy grande y que albergan una enorme cantidad de gente. Trabajadores asalariados, obreros, pequeños empresarios que no han podido o no han sabido aprovechar la ola especulativa de finales de los 70 y principios de los 80 y que sobreviven a duras penas en una ciudad cada vez más antipática. Por supuesto es también el hogar ideal para pequeños mafiosos y delincuentes. David B nos enseña un entorno real, sucio y desprovisto de glamour en la Ciudad de la Luz en plena época de Les années fric cuando la sociedad francesa se entregó de lleno a la especulación inmobiliaria y bursátil.

Hervé Tanquerelle se encarga de describir con exactitud y acierto las ideas del guionista. Su recreación de los ambientes parisinos es hermosa y exacta. Capta a la perfección la atmósfera de aquella época y dibuja un entorno lleno de contrastes entre el centro de la capital y sus barrios periféricos. La ambientación está muy cuidada y tanto los trajes, como el mobiliario y los vehículos respiran autenticidad y precisión. Su narrativa es simple y brillante. Predomina la página compuesta por una cuadrícula de 3 tiras de 2 viñetas completamente cuadradas, pero sabe alterarla según conveniencia. Tanquerelle se luce en una serie de páginas mudas donde la acción toma protagonismo. Su descripción de los personajes es excelente y el recurso del bitono le da al conjunto un aire retro muy adecuado a la esencia del relato.

En Francia el género policiaco, el thriller y la serie negra reciben un apelativo popular que los engloba; a todo lo llaman polar.
En general el polar se refiere a la obra que presenta una intriga policial, siendo a menudo de carácter sombrío. Hay quien distingue entre el relato policiaco como aquel en el que los protagonistas son la policía y sus métodos, el thriller donde la historia criminal sobrecoge y estremece al espectador o al lector y finalmente el polar donde prima el punto de vista de los personajes, a menudo marginados o fuera de la ley. Sin embargo creo que estas definiciones son incompletas puesto que el polar tiene un componente geográfico y cultural muy definido; el polar es francés y trata de personajes y crímenes franceses. Para mí, tanto Tyler Cross como Juan Solo no son auténticos polars, aunque estén escritos y producidos en Francia, pueden ser thrillers, serie noire o policiers. En cambio Griffu o RG sí son polars. Y, por supuesto, La banda de los postizos es puro polar.

En los años 60 surgió una corriente cinematográfica francesa que – aprovechándose de la ruptura que causó La nouvelle vague en la acartonada, burocratizada y obsoleta industria del cine gala – llenó las pantallas de películas de policías y delincuentes, donde las calles respiraban realismo y los argumentos verdad y crítica social. Eran los años de directores como Jean-Pierre Meville, Jacques Deray o Jacques Becker. Fue la época de actores como Lino Ventura, Alain Delon, Jean-Paul Belmondo o Jean Gabin viviendo una segunda juventud y de películas como Le trou (1960), El clan de los sicilianos (1969) o Le samuraï (1967) aquí bautizada como El silencio de un hombre.
La obra parida por David B y Tanquerelle participa del espíritu de aquel momento; por su descripción realista y sin filtros del entorno, por el tono crítico con las autoridades y en especial con los cuerpos de seguridad del Estado, por la desmitificación del bandido como un personaje romántico y por el desencanto que respira cada secuencia, cada viñeta. La banda de los postizos es una obra moderna plenamente inscrita en una tradición muy francesa de abordar el género criminal.

David B (Pierre-François Beauchard) nació en Nîmes en 1959. Estudió en La escuela superior de Artes Aplicadas Duperré en París y empieza su carrera en la historieta en 1985 con el álbum Pas de samba pour capitaine Tonerre del que realiza el guion. Por esta época empieza a publicar como autor completo en revistas mensuales para adultos como Chic, (A Suivre), Okapi, Circus… con obras como Le timbre maudit y Zebre entre otras.
En 1990 funda, junto a Jean-Christophe Menu, Lewis Trondheim, Mattt Konture, Patrice Killoffer, Stanilas y Mokeït, la editorial L’Association que renovará el panorama de la BD francesa más alternativa durante la última década del siglo XX. Durante varios años publicará en esta editorial obras como La bombe familiale, David B 2000, Le cheval blême, Le cerceuil de course; trabajos de fuerte contenido autobiográfico. También publica numerosas historias cortas en el magazín Lapin de la misma editorial.
En 1996 empieza su serie más conocida titulada L’Ascension du Haut Mal de la que realizará 6 álbumes hasta 2003. Se trata de un relato autobiográfico y onírico sobre su infancia centrado en la enfermedad de su hermano mayor aquejado de epilepsia. La serie obtuvo numerosos premios – entre ellos el de Mejor Guion en el Festival de Angoulême del 2000 – y el reconocimiento de público y crítica.
Otras series publicadas por David B son Les incidents de la nuit (1999 a 2002), Les chercheurs de trésors (2003 a 2004), Babel (2004 a 2006), Par les chemins noirs (2007 a 2008) o Les meilleurs ennemis (2011 a 2016) junto al historiador Jean-Pierre Filiu y Hasib et la reine des serpents (2015 a 2016). Además realiza los guiones de obras como La ville des mauvais rêves (2000) junto a Joann Sfar, Le capitaine écarlate (2000) dibujado por Emmanuel Guibert, Leonora (2004) con Pauline Martin al dibujo y Les faux visages (2012) dibujado por Hervé Tanquerelle.
David B es uno de los principales autores de la llamada La Nueva BD, su obra destaca por la presencia de la muerte y de lo onírico en sus historias y por un arte expresionista con fuertes contrastes de blanco y negro.

Hervé Tanquerelle nació en Nantes en 1972. Estudió en L’École Émile-Cohl de Lyon donde recibe sus primeras enseñanzas de cómic a cargo del dibujante Yves Got.
En 1998 publica La ballade du petit pendu para L’Association y participa en el álbum colectivo Comix 2000. Es a raíz de este proyecto que conoce al guionista Hubert Boulard con el que realizará 3 tomos de la serie Les legs de l’Alchimiste (2002 a 2004). En 2002 participa también en la serie creada por Joann Sfar titulada Professeur Bell, a partir del tercer episodio.
Para el magazín infantil Capsule Cosmique, el dibujante de Nantes crea la serie Tete Noire (2006 a 2008) de la que publicará varios relatos. Con el guionista Jerry Frissen realiza 4 álbumes de la serie Lucha libre (2006 a 2007) y su spin-off titulado Les Luchadorcitos. En 2008 realiza dos álbumes en formato entrevista donde relata la vida de su suegro Yann Benoît en una comuna, con el título de La Communauté (2008 a 2010).
Otras series de Tanquerelle son: … et autres racontars (2009 a 2013) con guiones de Gwen de Bonneval y Les voleurs de Carthage (2013 a 2014) escrita por Apollo. Junto a David B realiza el polar titulado Les faux visages (2012) basado en hechos reales y en 2017, Tanquerelle crea el álbum Groeland vertigo del que es autor completo.

La edición de este álbum a cargo de Norma es correcta pero no excelente. El tamaño del álbum en Francia es de 19’5 x 26’5 cms, en España de 17 x 24 cms. Esta diferencia no es excesivamente molesta para la adecuada lectura y disfrute de la obra pero se nota. El papel es correcto, la impresión buena y el tratamiento del bitono con el verde predominante es el apropiado. El precio de 18€ me parece ajustado por el material ofrecido.

La banda de los postizos es excelente relato criminal. Además, es una radiografía intensa y exacta de un período de la sociedad francesa donde el culto al dinero fácil lo invadía todo. Los ladrones y sus métodos son un reflejo de los atajos que a menudo toman quienes sólo piensan en el enriquecimiento inmediato.
El resultado de estas actitudes vitales suele ser trágico y desgraciadamente las consecuencias acaban afectando a mucha más gente que a los meros implicados.

Salut!



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