Javier Vázquez Delgado recomienda: Fantastic Four (2018) #1, de Dan Slott y Sara Pichelli
En el año 1961, John F. Kennedy se convirtió en presidente de los Estados Unidos; no hubo luna llena en febrero; la Unión Soviética lanzó su primera sonda a Venus; Hassan II se convirtió en rey de Marruecos; se publicó la primera página de 13, Rue del Percebe; Luxemburgo ganó Eurovisión; y Estados Unidos realizó pruebas con varias bombas atómicas en el Emplazamiento de pruebas de Nevada.
En el año 1961, el día 8 de agosto, se publicaba Fantastic Four #1, de Jack Kirby y Stan Lee. Con él, daba comienzo el Universo Marvel moderno, poniendo la primera piedra de uno de los universos de ficción más ricos, extensos y populares que ha conocido este planeta. Los superhéroes son mitología moderna, y Fantastic Four #1 fue el Libro del Génesis del panteón Marvel.
Desde entonces y hasta el año 1996, el primer volumen de los Cuatro Fantásticos contó las aventuras de la Primera Familia marvelita, siendo un pilar fundamental de la historia de los tebeos. Con la generación Image, llegó un segundo volumen de doce números entre los años 1996 y 1997 bajo el sello Heroes Reborn, seguido de un relanzamiento en 1998 con motivo de Heroes Return. Desde ahí, el tercer volumen continuó (incluyendo el paréntesis de Fundación Futuro) hasta el año 2012, cuando se relanzó con Marvel Now. De 2012 a 2014 tuvimos el cuarto volumen; de 2014 a 2015, el quinto volumen. Llegaron entonces las Secret Wars.
Entre los años 2015 y 2018, no se publicó ningún número de Fantastic Four.
Hasta ahora.
Reseña de Fantastic Four (2018) #1, de Dan Slott y Sara Pichelli
Edición original: Marvel Comics.
Guión: Dan Slott.
Dibujo: Sara Pichelli, Simone Bianchi, Skottie Young.
Entintado: Sara Pichelli, Elisabetta D’Amico.
Color: Marte Gracia, Simone Bianchi, Marco Russo, Jeremy Treece.
Formato: Grapa doble.
Precio: $5.99.
Los Cuatro Fantásticos llevaban tres años desaparecidos. Mientras que Johnny Storm y Ben Grimm todavía formaban parte del universo Marvel – paseándose por las series de los Inhumanos, Vengadores o Guardianes de la Galaxia -, Sue Storm, Reed Richards y sus hijos se dedicaban a crear y explorar el Multiverso, dados por muertos por el resto del mundo. Su ausencia se hacía notar en sus más allegados, pero el mundo avanzaba.
Para muchos, este grupo y esta serie son esenciales. Tres años sin ellos, tres años sin una colección propia y sin recibir el foco de atención son muchos. Las series Marvel van y vuelven, los héroes mueren y renacen, se convierten en villanos y regresan por todo lo alto. Al final del día, los Cuatro Fantásticos no estaban sino pasando por este mismo ciclo, bajo la idea de que “la ausencia hace crecer el cariño”. La estrategia de la editorial se puede considerar más o menos válida. Hay quien preferirá centrar la atención en los acuerdos cinematográficos, aunque esto significaría olvidar los meses de antelación con los que la Casa de las Ideas prepara sus tramas en sus retiros creativos.
Pero, ciñéndonos a la reseña, el 8 de agosto de 2018, 57 años después de publicarse el primer número de la serie, salió a la venta un nuevo Fantastic Four #1. A cargo del guión está Dan Slott, recién salido de una década como patriarca arácnido y dispuesto a continuar su buen hacer cósmico tras la nunca-suficientemente-valorada Silver Surfer. En el dibujo, Sara Pichelli, una artista que, parafraseando a C.B. Cebulski, destaca por sus expresiones faciales y emociones página a página. Además, para la ocasión se ven acompañados de Simone Bianchi y Skottie Young en dos historias finales de complemento.
Me gustaría empezar por el dibujo. Sara Pichelli no está tan en forma como hace unos años. Sin llegar al nivel de detalle de sus primeros años en Ultimate Spider-Man, tampoco ofrece aquí un resultado de trazo suelto como el de Spider-Man a secas. Busca alcanzar un punto intermedio, ni tan detallado ni tan suelto. Seguramente, acelera el proceso de completar cada página, algo que beneficiará a la larga a la continuidad visual de la serie. Por contra, el arte de la italiana ya no asombra, y por momentos no da la talla. Hay puntos clave en este número que se merecían más. Tampoco hay que confundirse: la emoción la clava, y este número es especialmente emotivo.
Lo es porque el guion es muy adecuado. Dan Slott da en los puntos clave, manejando las expectativas de los lectores y sabiendo perfectamente el momento y el contexto en el que se publica este Fantastic Four #1. Bebe de Marvel Two-In-One y de Infamous Iron Man y sus tramas continuadas en Invincible Iron Man, pero al mismo tiempo da todo un poco de lado. Si hablamos de números accesibles a nuevos lectores, este lo es a todos los niveles, y será difícil que se confunda nadie aunque no sepa casi nada de estos personajes.
Personajes por los que el amor del guionista es palpable. Hay aquí más una declaración de intenciones que no un gran primer número, algo que se nota en ese peculiar interludio que permite contar una aventura ligera situada en el pasado con el grupo al completo. Sirve más a la temática del tebeo que a otra cosa, y aunque se entiende su objetivo, no es fácil determinar si funciona o no.
¿Es este un buen tebeo? Creo que existen dos formas de leerlo: con la cabeza y con el corazón. En mi caso, no soy tan fan de los Cuatro Fantásticos como otras personas. Me interesa más su posición mítica como piedra angular del universo Marvel que no sus aventuras de por sí. Leo con la cabeza y, bajo ese prisma, sí, es un buen tebeo. Tiene buen guion y tiene buen dibujo, es accesible y emociona. Pero ahí se queda. En otros casos, los mayores fans del grupo llevarán tres años esperando a esta ocasión. Entonces lo van a disfrutar con el corazón y, para ellos, será un gran tebeo.
La emoción y la vuelta al hogar son dos de los puntos clave de Fantastic Four #1. Pivotamos de nuevo al arte, pero miramos en esta ocasión hacia el color de Marte Gracia, que se merece un estruendoso aplauso. Mejora el conjunto de forma notable, y creo que sus elecciones benefician a la narrativa general, ya sea de forma consciente o inconsciente para el lector. Intentaré no entrar en spoilers, pero baste decir que, de forma muy cuidada, nos lleva del naranja y azul claro del día hacia los azules más oscuros de la noche. Representa, poco a poco, la pérdida de la esperanza que sienten dos de los protagonistas, para acabar dando la vuelta al concepto con unos azules y violetas cálidos, representativos del hogar y de la aventura en el espacio más profundo, uno de los muchos sitios a los que pertenecen los Cuatro Fantásticos.
Esto es válido para la historia principal, la que se come el grueso del número. El último tercio corre a cargo de Simone Bianchi, que rompe con las treinta páginas previas gracias a su interesantísimo estilo. Las texturas, el color, el trazo… Todo es justo lo que se necesita para esta segunda historia. Marca el tono desde el primer momento y se adecúa a ese extraño puzzle que se recompone aquí. Sin entrar en spoilers, la elección del también artista italiana se demuestra acertada; y él a cambio ofrece un gran nivel. Para acabar, Skottie Young se encarga de una suerte de página post-créditos que no merece mucho más que una mención.
Lo miremos como lo miremos, hay cosas que están claras con Fantastic Four #1. Es un buen tebeo, en manos de un guionista que ama a los personajes y una dibujante muy capaz, incluso si está lejos de su mejor nivel. Todo el equipo creativo ha sabido plasmar la emoción necesaria para la ocasión, y el trabajo de coloristas y dibujantes de apoyo ha sido crucial para encajar todas las piezas a nivel temático. Cada punto clave está muy estudiado y hay momentos que ya son historia del grupo para siempre. Los Cuatro Fantásticos están de vuelta. Los Cuatro Fantásticos están en casa.
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