Javier Vázquez Delgado recomienda: Colección Jim Starlin 8. Warlock y la Guardia del Infinito.

 

Edición original:Warlock & the Infinity Watch 1-10 USA.
Edición nacional/ España:Panini Comics.
Guión:Jim Starlin.
Dibujo:Ángel Medina, Rick Leonardi y Tom Raney.
Entintado:Terry Austin, Bob Almond y Keith Williams.
Color:Ian Laughlin.
Formato:Tomo en tapa dura, 248 páginas.
Precio:19,95€.

 

Las Gemas del Infinito. Quizás, los artefactos con más poder del Universo Marvel, seis gemas que ahora han encontrado una renovada popularidad merced al protagonismo que han alcanzado como eje del Universo Cinematográfico Marvel. Cada una es capaz por sí solade controlar, manejar y moldear un aspecto de la existencia universal más básica: Tiempo, Poder, Mente, Alma, Realidad y Espacio. Pero Juntas, y engarzadas en el Guantelete del Infinito, convierten a su portador en un Dios Todopoderoso capaz de retorcer la existencia misma a su antojo.
Thanos, el Titán Loco, probó de primera mano dicho poder y las consecuencias que acarrea el blandirlo, en uno de los eventos más grandes y significativos de la Casa de las Ideas, el Guantelete del Infinito. Tras su derrota (y la de Nébula), Adam Warlock recogió dicho Guantelete y asumió la responsabilidad de esgrimir tal poderío, contándosenos en este tomo qué consecuencias tuvo dicho acto para el personaje y para el Universo Marvel.
Panini Comics, aprovechando el tirón marcado por el séptimo arte, ha decido reunir la casi totalidad de historias que componen la llamada Trilogía del Infinito de Jim Starlin en una apetitosa colección, que en su tomo 8 se dedica a reunir la primera mitad de esa maxiserie que tuvo lugar entre 1992 y 1993 llamada Warlock y la Guardia del Infinito, cuyos primeros diez números son recopilados en este volumen, dejando el resto para el siguiente, que verá la luz en Septiembre de este mismo año.
El tomo anterior, La Guerra del Infinito, narraba el segundo gran evento tejido por Starlin, y en su comienzo, Warlock ya no poseía el poder absoluto, había repartido las gemas entre quienes juzgó dignos de poder portarlas, dedicándose dicho volumen a narrar el conflicto con el Magus, la antítesis maligna del propio Adam Warlock. Sin embargo, no sabíamos cómo había llegado Warlock a la decisión de despojarse del poder absoluto, ni por qué había elegido a tan singulares guardianes de las Gemas del Infinito, pues para ello necesitábamos leer el tomo que es objeto de la presente reseña.

Así, los primeros números de la colección toman lugar inmediatamente después de El Guantelete del Infinito y antes de La Guerra del Infinito, y en ellos se nos cuenta de manera referencial (pues no vemos a Warlock quitarse el Guantelete en ningún momento, si no que ya se nos presenta así) como Warlock ha decidido (impulsado por la Sentencia dictada por el Tribunal Viviente) que ningún ser debería de poseer el poder que otorgan las seis gemas del infinito, puesto que hasta alguien como él, que se considera perfecto y puro, es capaz de convertirse en el más tirano de los déspotas, aunque sus intenciones primigenias estén revestidas de la mayor bondad posible. De este modo, se despojará del Bien y del Mal que anidan en su alma y repartirá las seis gemas entre quienes considera más dignos de ello. La Gema del Poder se la otorga a Drax el Destructor (con la personalidad corta de entendederas en la que el personaje había renacido), la del espacio al incorregible Pip el Troll, la de la mente a Dragón Lunar, la del Tiempo a Gamora, guardando la del alma para sí mismo y la de la realidad para un misterioso aliado cuya identidad se oculta intencionadamente por Starlin a los lectores.
Estos primeros números, que se desarrollan una vez Warlock toma su controvertida decisión, consisten en una suerte de aventuras espaciales vividas por los distintos miembros de la Guardia del Infinito, que nos recuerdan mucho a lo que más tarde harían Dan Abnett y Andy Lanning con sus Guardianes de la Galaxia y sus distintos eventos cósmicos, pues el trabajo de DnA siempre estuvo más cerca de Jim Starlin que de los Guardianes de la Galaxia originales (aunque por supuesto también bebía y no poco de estos) hasta el punto de que todos los miembros de la Guardia del Infinito, a excepción de Pip el Troll, han sido en algún momento miembros de los Guardianes de la Galaxia de DnA.

La segunda mitad de volumen, entra ya de lleno en la Guerra del Infinito y juega de tie in con dicho evento, contándosenos distintos sucesos que toman lugar a la vez que el conflicto cósmico y que nos ayudan a entender mejor éste, pero sin que su lectura sea a juicio de este redactor esencial ni determinante para el disfrute del evento principal.

En cuanto al dibujo, algunos números están ilustrados por Ángel Medina y otros por Tom Raney (con la testimonial labor de Rick Leonardi en los números 3 y 4), autores ambos dos, que realizan un trabajo bastante parejo y similar, un trabajo que como ocurría con Rom Lim, pero superando a éste, sin ser especialmente destacable cumple con su cometido y nos regala unas páginas con un trazo cuidado y suave que hacen más atractivo y entretenido un cómic que por sí solo no es gran cosa.
En ese sentido, resulta maravilloso ver como se dibujan a los distintos integrantes de los primigenios del universo, especialmente Eternidad, o el Tribunal Viviente cuyas complejas representaciones físicas son atajadas con gran talento por los mencionados ilustradores.

Hay dos maneras de valorar esta serie. Una, acudiendo a su valor como producto individual, y otra juzgándolo como parte de ese gran todo que es la trilogía del infinito.

De este modo, como cómic individual resulta entretenido, pero su lectura como se ha dicho no es en absoluto imprescindible para comprender el evento de la Guerra del Infinito, ni aporta datos sin los cuales el lector se quede realmente perdido. Sin embargo, como parte de algo más, este cómic resulta imprescindible para aquel que en su ansia completista quiera tener toda la trilogía del infinito (o al menos la mayor parte del material que la compone) sin que para ello pueda obviar este volumen.
Al entrecruzarse con un evento (La Guerra del Infinito) que ya de por sí es peor que su predecesor (el Guantelete del Infinito) es lógico que este cómic tampoco sea gran cosa a nivel argumental, pero desde luego se queda muy por encima de los tie in que el propio Guantelete tuvo en las colecciones de Estela Plateada, el Doctor Extraño y Spiderman y que también se recogen en esta colección.
En conclusión, estamos ante un cómic solo recomendable para completistas que sin ser una maravilla resulta innegablemente entretenido y disfrutable.



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