Javier Vázquez Delgado recomienda: Atelier of Witch Hat #1, de Kamome Shirahama
Edición original: Tongari Boshi no Atorie, Kodansha 2016.
Edición nacional/ España: Milky Way Ediciones, 2018.
Guión:Kamome Shirahama.
Dibujo: Kamome Shirahama.
Traducción: Verònica Calafell.
Formato: Tomo manga rústica con sobrecubierta (13×18), 208 páginas.
Precio: 8,50€.
Ah, la magia. La magia es una antigua conocida de cualquier aficionado a la lectura que se precie. Desde que somos niños ha poblado nuestros cuentos y novelas para ser el elemento que permite dar rienda suelta a la imaginación del lector, siendo una poderosa herramienta para el autor, que a través de la misma podía cincelar los mundos y los personajes que creaba y, porque no, también deshacer mil y un entuertos. La magia se nos ha presentado de muchísimas formas, como hechizos susurrados o gritados a pleno pulmón, con un movimiento de varita y un sempiterno abracadabra, como un nombre que solo los elegidos conocen, como una poción, habilidades innatas que aparecen en el momento precios, criaturas fantasiosas o incluso como ideas más abstractas como el amor o la amistad. La magia es la vieja confiable de cualquier relato de fantasía que se precie, y todo el mundo que ama dichos relatos suele disfrutar de la aparición de esa antigua amiga. Pero sin embargo, eso también vuelve a la magia como un elemento previsible en un guión, algo muchas veces visto, algo que con la edad le sucede lo contrario que al buen vino. Por ello, la capacidad que tiene Kamome Shirahama para idear un original sistema de magia en el mundo que ha creado en Atelier of Witch Hat es muy destacable, dotando a la obra de un algo especial que hace recuperar al lector la ilusión por la fantasía en un manga que derrocha frescura, imaginación, un arte deslumbrante y buen hacer en la creación de personajes. Milky Way Ediciones vuelve a dar en el clavo, esta vez con Atelier of Witch Hat. Bienvenidos, una vez más, al universo mágico.
Kamome Shirahama es una de las nuevas perlas del mundo del cómic japonés, una joven que llega empujando con fuerza gracias a la creación de una obra única y especial, que destaca desde sus primeras páginas y que embauca a cualquier lector que se acerque a las mismas, aunque llegue con pocas expectativas. Y es que con pocas obras en su haber, la verdad es que Shirahama ha demostrado tener sobrada calidad como mangaka para ser muy tenida en cuenta como promesa a futuro. Es una de esas autoras capaces de tomar un tema trillado y darle no solo su propio sello a base de un dibujo asombroso y artesanal y una habilidad narrativa de aúpa, sino que también es capaz de crear un mundo vivo, con sus propias normas y la sensación de que no existe solo en ese momento de la historia. Un marco para su manga, para este Atelier of Witch Hat, que tiene un misterioso pasado, un ilusionante presente y un futuro que se acerca y que promete. Y eso es algo que deja patente en unos primeros capítulos para sacarse el sombrero, que dejan boquiabierto al más pintado. No es sorprendente por tanto que Atelier of Witch Hat fuese nominado a Mejor Manga en los Premios Taishô 2018, siendo superada por otra magnífica obra como el Beastars de Paru Itagaki, y compitiendo con otras de la talla de Made in Abyss (Akihito Tsukushi), ambos títulos que hemos recibido recientemente en España, lo que da una idea del nivel de licencias que manejan las editoriales a día de hoy, todo un sueño inimaginable para los aficionados hace unos pocos años.
Pero volvamos a la reseña de Atelier, manga que comenzó a serializarse en el año 2016 en la revista Morning Two de Kodansha. Como ya dije, en Atelier of Witch Hat nos sumergimos de cabeza desde su primera página en un mundo de fantasía, en el que la magia es el sustento y el color de todas las cosas. Shirahama arranca su obra sentando las bases de ese ingrediente principal del cosmos que crea para su relato, y es que la magia en Atelier tiene sus peculiaridades. En primer lugar, no todo el mundo es capaz de hacer magia. Todos los seres humanos poseen una serie de capacidades innatas, y en los mundos de fantasía es habitual que el mago nazca, y no se haga, o al menos relativamente. Los magos nacen con unas condiciones especiales que les convierten en usuarios de esa magia, una concepción clasista de la misma que todos tenemos interiorizada y que da lugar en muchas obras a situaciones derivadas de la importancia del secreto, de la creación de bandos que usan ese don para ayudar y otros que se creen superiores a los que no pueden acceder a él y buscan acumular y abusar de su poder, etc.
Shirahama juega con nosotros, con esa interiorización que tenemos del carácter especial y único de la magia, para construir los cimientos sobre los que girará la historia de Coco, nuestra protagonista. Coco es una joven que vive en una pequeña aldea ayudando en el negocio de artesanía de su madre. En un mundo tan fantasioso en el que la magia y sus practicantes son algo escaso pero habitual, Coco vive cualquier encuentro con los mismos con una especial ilusión. Está obsesionada con la magia, llegando incluso a haber adquirido cuando era más pequeña un supuesto libro de hechizos y una varita que, como era de esperar, no funcionan en sus manos. Coco siempre ha soñado con ser maga, pero el hecho de que las normas de su mundo impidan incluso ver el momento en el que los magos la practican, hace que viva esa ilusión con resignación. Sin embargo todo da un giro de 180 grados cuando aparece en la aldea Qifrey, un mago que acude a la tienda familiar a realizar unos pequeños encargos. Por azares del destino, una gamberrada de los niños del pueblo hace que Qifrey tenga que reparar el carruaje volador de otras clientas y eso le da la posibilidad a Coco de hacer algo que no debería, pero que le carcomería la conciencia cada día de su vida si desaprovecha su oportunidad: presenciar la creación de magia.
Así Coco fisgará el momento en el que el mago realiza su trabajo, siendo entonces el momento en el que Shirahama desvelará la primera gran sorpresa de su magia: la magia es arte. No en un sentido abstracto del mismo, sino literalmente un arte que se crea a base de runas y glifos que dotan de diversos poderes a los elementos donde se impregnan. Por motivos que aun se escapan al lector, la magia no es algo reservado a una élite que tiene la suerte de nacer de tal o cual manera. No, la magia está presente en todos, y con un poco de estudio y práctica, cualquiera puede llevarla a cabo. Pero como Coco pronto descubrirá, esa “facilidad” para acceder a un mundo que estaba vedado para ella, es a su vez un arma de doble filo y el motivo por el que debe ser guardada en secreto para unos poco. La magia puede crear, pero también destruir, y tras experimentarlo en sus propias carnes Coco emprenderá, junto a Qifrey, un viaje de redención para explorar terrenos inusitados para la niña. Un viaje que comenzará con la llegada de ambos al atelier, el lugar donde el mago enseña magia a sus discípulas y que estará lleno de incógnitas, intenciones ocultas y personajes misteriosos, y, sobre todo, desbordante ilusión e imaginación.
La concecpción del mundo que hace Shirahama en esta obra es simplemente genial. En pocas viñetas es capaz de vertebrar todo un universo con sus normas y sus costumbres, con sus misterios, sus luces y sombras, y guardarse el as en la manga de poner patas arriba la concepción que cualquier lector se hace a primera vista de la magia. Porque es habitual acercarse a esta obra de fantasía con la superioridad de haber leído sobre el tema muchas veces, pero para ellos Shirahama aporta un corte genial, con esa vuelta a la tortilla que le da el paso de la magia de algo único e inalcanzable, algo que une la realidad con el mundo de los sueños, en un elemento mundano y cotidiano, cuyo carácter especial solo sobrevive gracias al secreto y la conspiración de unos pocos. Hechos estos que serán, junto a la aventura de aprendizaje de Coco y compañía, el eje sobre el que gire la historia de Atelier of Witch Hat, con un argumento que encierra muchos secretos y que apunta en una dirección más oscura de lo que aparenta con este arranque 100% luminoso, puro e inocente.
Pureza e inocencia reflejadas casi en su totalidad por sus protagonistas, Coco y sus tres compañeras de atelier tienen unas personalidades muy definidas, y representan a la perfección esa ilusión, esas ganas de llegar a cumplir un sueño, ese tesón para llegar a él… Shirahama consigue dotarlas de unos perfiles muy definidos y que nos muestran 4 caras de una misma moneda, resultando muy interesante ver como cada una enfrenta las situaciones con sus armas. Qifrey por su parte cumple a la perfección con su papel de nexo, de cicerone de las jovencitas (y del propio lector) en el apasionante mundo de la magia. Un personaje este muy bien construido, ya que tiene un papel bastante dual: el amable, soñador y comprensivo maestro del atelier, y el preocupado mago con una misión que tiene que dar la cara ante el resto de magos adultos. Y es que toda la obra de Atelier of Witch Hat va a tomar ese tono que nos muestra Qifrey, con momentos más dados a la fantasía, la aventura, incluso toques de comedia (más visual que de guión), y otros momentos que tienden más a la epicidad, el misterio e inclusive cierto drama. Shirahama sabe hacer malabares con los tonos en su obra, y su gran calidad como narradora hace que las transiciones entre ellos sean creíbles y ayuden tanto al desarrollo como al ritmo de una obra en la que todo parece muy bien planificado por la autora.
Es fácil también pensar que nos encontramos ante un título de corte “infantil”. Los colores y el estilo utilizados por la mangaka, el hincapié en la magia y la fantasía, los caracteres de los personajes que tienden a esos valores de valentía, curiosidad y entusiasmo… Todo ello tiende a dar una imagen juvenil, o al menos no tan adulta como se podría esperar. Sin embargo, al leer sus páginas, no diré que estamos ante una obra madura, pero sí que creo que por su concepción y por las pistas narrativas que deja, tampoco estamos ante un manga naíf o excesivamente juvenil. Pienso que Atelier of Witch Hat tiene, por el momento, un equilibrio perfecto entre ese fantasía mágica de la niñez y la más aventurera y dramática del joven adulto, lo que le da la capacidad de llegar y satisfacer a un espectro de lectores bastante amplio. Es imposible no leer Atelier y que se nos vengan a la cabeza obras de autores como J. K. Rowling o Patrick Rothfuss, consiguiendo una amalgama de los elementos de estos, cohesionados por la originalidad y el trabajo de una Shirahama que consigue crear una preciosa estatua de un bloque de mármol. Buenos materiales para una fantástica escultora en este caso.
Tirando por ese camino, y tocando ya el tema que se roba todo el protagonismo de la obra, es curioso el paralelismo que podemos establecer entre ese buen hacer de la autora y la forma de hacer magia que ha tenido a bien imaginar para nosotros. Y es que al igual que Shirahama consigue crear de la nada una maravillosa historia que nos permite dejar volar la imaginación y llegar a las tierras de lo fantástico gracias a su arte, la magia en Atelier es justamente eso, arte. Es fascinante descubrir la sencilla y a la vez maravillosa manera que tiene Shirahama de concebir la creación de la magia, con un proceso de dibujo que crea sueños que parecen inalcanzables para Coco y compañía. Exactamente lo mismo que hace un mangaka, o cualquier artesano con sus creaciones, formar cosas improbables que den color y fantasía al mundo. Y pese a lo fácil que pueda parecer esa asociación que hace la autora entre la magia y el arte, es capaz también de crear una serie de reglas, un cuerpo de normas que dote de realismo y carácter plausible a la utilización de esa magia, con un sistema de runas y glifos, de diversas formas geométricas y que, sin embargo, no pierden esa conexión habitual que tienen estos temas con la naturaleza y los elementos. Un paralelismo con el arte que llega hasta el mismísimo título, literalmente El Atelier de los Sombreros de Mago, haciendo mención a ese atelier como el taller donde un artista plástico realiza sus obras, su “magia”, al igual que las discípulas de Qifrey.
La manera de hacer magia en Atelier es artesanal y natural, requiere de precisión, de mimo y de imaginación. Es complicado expresarlo sin leerlo, pero es una manera muy novedosa de practicar y presentar la magia al lector, haciendo que sientas, como las protagonistas que es algo tan cercano y típico como único y bello. Todo ello unido a una serie de peculiaridades que pocas veces se suelen ver en esta temática, como la manera de confeccionar los objetos mágicos, la original “varita” que portan los magos, la habitual prohibición de practicar magia dañina sobre el cuerpo humano… pero prohibir también la magia de sanación. También la manera de plasmar gráficamente esa magia en los glifos supone un tema interesantísimo, con la necesidad de prestar atención a trazos, direcciones, formas… Un compendio de ideas tan bien pensadas y tan genialmente plasmadas que dotan al manga de un aire único, original, fresco y absorbente, que induce al lector a saber más y más sobre la magia y el mundo donde incide.
No obstante, esta concepción de la magia no tendría ni la mitad de impacto si no fuese por el buen hacer de Shirahama a los lápices. Y decir buen hacer en este caso es prácticamente faltar a la verdad, porque el dibujo de esta joven artista es directamente una obra maestra. Totalmente artesanal, con un uso de la tinta magistral a la hora de trabajar la iluminación y los volúmenes, un cuidado empleo de las líneas que permite unos diseños trabajados, marcados, con especial mención a las expresiones de los personajes… Las splash pages y los primeros planos quitan el hipo, y podemos observar unos personajes muy vivos, con unas miradas geniales y unos rostros perfectamente acabados, en los que la variación de un pequeño rasgo, de un mínimo detalle, ya hace que el personaje hable sin necesidad de bocadillo de texto. Esto también sirve del mismo modo para los momentos más cómicos, cuando la autora exagera esas expresiones para hacer brotar la hilaridad, sobre todo a partir del entusiasmo desmedido de Coco. Las texturas de los diferentes elementos y materiales que aparecen en la obra son también de una calidad altísima, el dinamismo de los personajes en sus movimientos igual, el uso de los efectos y el entramado con tinta para recrear los momentos mágicos es sublime. Todos los diseños destilan un aire de fantasía que se desborda por los cuatro costados y que mete al lector directamente en un sueño, con tendencia al preciosismo y al lirismo visual. Hay varios momentos en los que los fondos se encuentran un poco desaparecidos y podría ser esto un punto negativo, pero la propia autora se encarga de negarlo al crear bellísimos paisajes con un alto nivel de detalle, muy diferenciados entre sí en todo momento entre las partes que pertenecen al mundo mágico y las que tienen más vinculación con la realidad. Son incontables las bondades del dibujo de Shirahama y os animo encarecidamente a echar un ojo a la espectacularidad gráfica de Atelier of Witch Hat. Por mi parte os digo que me recuerda a la mejor época de Kentaro Miura en Berserk, por el nivel de detalle y acabado y por el cuidado y lo artesanal que se ve todo. Mucho cariño de la autora en unas viñetas en las que se nota que ha puesto toda su ilusión, no solo su habilidad.
Por último, una mención especial a la edición de Milky Way. Los asturianos nos tienen de sobra acostumbrados a unos tomos mimados y cuidados al detalle y que incluyen obsequios para los lectores en forma de marcapáginas, posters o demás elementos que ayudan a conformar ediciones de auténtico lujo. Con Atelier of Witch Hat, al menos con su primera edición, han rizado el rizo incluyendo un precioso artbook de 32 páginas, en formato rústica y a todo color que recoge ilustraciones y bocetos originales de Shirahama que acompañaron a la edición original japonesa. Un artículo de auténtico lujo que completa una edición mágica y que me atrevería a poner entre las más bellas que han llegado a nuestro país. Todo ello unido a la habitual calidad de las ediciones de Milky Way, lo que lo convierte en una compra prácticamente obligatoria.
Poco más que añadir a esta reseña de Atelier of Witch Hat, un manga que reconcilia al lector con el mundo de la magia y que vuelve a llenarle de la ilusión de sumergirse en un universo repleto de fantasía. La historia posee suficientes elementos como para enganchar a cualquiera, y además se le puede sumar una impresionante creación de mundo, unos personajes únicos y perfectamente definidos, una concepción original y atrayente de la magia y, sobre todo, un apartado artístico a la altura de los más grandes. Una de las mejores licencias que han llenado nuestras estanterías y una de las obras más mágicas que han caído en nuestras manos.
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