Javier Vázquez Delgado recomienda: Marvel Integral. Lobezno Enemigo del Estado.

 

Edición original:Wolverine v3, 20-32 USA.
Edición nacional/ España:Panini Comics.
Guión:Mark Millar.
Dibujo:John Romita Jr.
Formato:Tomo en tapa dura, 352 páginas.
Precio:30€.

 

Lobezno siempre ha sido un sinónimo de venta automática de comics en Marvel. La popularidad de Logan es indiscutible, y el tono de sus historias, que siempre se mueven a medio camino entre la acción extrema y el misterio unido al particular pasado del mutante, ingredientes ambos que forman el caldo de cultivo de cómics que como mínimo deben calificarse siempre de entretenidos.
En cuanto a Mark Millar, estamos ante un conocido autor escocés, que a través de obras como Némesis, Kick Ass, Jupiter’s Legacy o El Viejo Logan, si nos referimos a historias protagonizadas por el mutante de las garras de adamantium, ha atestado siempre las librerías de cómics que ofrecen al consumidor, una lectura fácil, plagada de acción a raudales y de múltiples referencias a la cultura pop en los que el divertimento campa a sus anchas. Si hablamos de calidad en sentido estricto, Mark Millar no es ni del lejos un autor que haga gala de guiones inteligentes o innovadores, tirando siempre por el camino fácil en el que recoge los gustos más trending del público generalista y los utiliza para llenar el apetito de los fans, lo que lo convierte en un guionista entretenido de leer pero cuyas obras adolecen siempre de los mismos clichés, repetidos hasta la saciedad, hasta el punto de que si se leen varias obras del autor, resulta imposible no predecir lo que va a ocurrir en la página siguiente.

Por poner un símil claro, si leer al Lobezno de Barry Windsor-Smith o de Chris Claremont (en sus aventuras con los X-Men) supone dentro del cómic norteramericano mainstream de género superheroico entrar a un restaurante de cinco tenedores y degustar el bistec mejor cocinado de la zona, acompañado de un buen vino, leer a Mark Millar es equivalente a comer una hamburguesa o una pizza de cadena de comida rápida. Y es que, Millar sacia el gusto de los lectores por el entretenimiento puro y duro, sin elementos que hagan de sus cómics ser algo más, igual que una hamburguesa llena nuestro estómago, siendo a veces la mejor comida para ciertas ocasiones, pero siendo conscientes en todo momento de que no estamos comiendo nada de calidad y de que la ingesta continuada de ese tipo de productos acabará por afectar muy negativamente a nuestra salud.
Así pues, cuando nos enfrentamos a un cómic de Mark Millar (salvo contadas excepciones como Ultimates) debemos ser conscientes de que nos estamos comiendo una hamburguesa de cadena de comida rápida, por lo que no podemos esperar una gran calidad en sus guiones.
Ocurre, sin embargo, que Mark Millar, es uno de los mejores conocedores del medio, y por ello sabe rodearse de grandes talentos que como Bryan Hitch o Steve Mcniven saben darle forma a sus manidos guiones, regalándonos algunas de las mejores escenas de acción superheroica dentro del género. En este caso, Millar se une a un autor con quien ya ha colaborado en más ocasiones, John Romita Jr., cuyo estilo si bien no es del agrado de este redactor, no se puede negar que no resulte idóneo para las historias de Millar, tratándose además de un ilustrador con mucha experiencia a sus espaldas.

En el caso de la obra que nos ocupa, el tomo de Panini recoge dos miniseries que en su momento fueron publicadas mes a mes seguidas la una de la otra, Lobezno: Enemigo del Estado (la que da título al volumen) y Lobezno: Agente de Shield, de la que hablaremos muy poco al tratarse de una consecuencia directa de la primera serie, que resulta muy difícil de abordar sin caer en los spoilers.
Con el permiso de Bucky Barnes, Logan es posiblemente el personaje de Marvel que más veces ha visto lavado su cerebro, excusa argumental que ha servido desde los orígenes del personaje para situarlo en multitud de eventos históricos y sucesos de importancia en el pasado ficticio de la Casa de las Ideas, y es por supuesto la excusa que utiliza Millar para tejer el argumento de su historia.
Enemigo del Estado comienza con Logan en una misión que éste está desempeñando para SHIELD en Japón, país que conoce a al perfección, y que desemboca en una emboscada llevada a cabo por los esfuerzos combinados de La Mano e Hydra destinados a dominar el mundo a través del control mental de individuos con superpoderes, siendo Logan uno de los primeros en caer en sus garras y en actuar al servicio de tan peligrosa alianza de villanos.

A partir de aquí, se suceden una serie de eventos en los que el argumento, como podía esperarse de Mark Millar, resulta manido y facilón, dividiéndose la mini serie en sucesivas batallas en las que Lobezno, controlado por la Mano y por Hydra, lucha contra otros héroes de Marvel como Elektra, Daredevil o La Cosa, usándose su lavado de cerebro como excusa para el clásico fan service destinado a que los lectores disipen sus dudas acerca de quién es más poderoso, si Lobezno, o el empijamado de turno que tiene delante y al que en condiciones normales jamás se habría enfrentado.

Agente de Shield por su lado, es la otra mini serie de seis números que compone el tomo (si bien hablamos de mini series, toda la historia está conceptuada como una etapa de Millar al frente de la colección de Lobezno, que abarca desde su número 20, al 32) y que como he dicho antes, trata las consecuencias directas de Enemigo del Estado, formando ambas historias parte de un todo, cuya segunda parte va más dirigida a tratar de parar a Hydra y a la Mano, que a alimentar el fan service al que nos hemos referido antes.
En cuanto al dibujo, y como ya hemos explicado, este es llevado a cabo por John Romita Jr., quien en mi estricta opinión, realiza un trabajo correcto que pese a su buen hacer en las escenas de acción (no así en los rostros de los personajes y en las escenas más pausadas) no basta para añadir calidad al guión de Millar que, como una hamburguesa ordinaria, resulta entretenido y llena nuestro estómago, pero sin dejarnos un buen sabor de boca.

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