Javier Vázquez Delgado recomienda: 100% Marvel HC. La Imposible Patrulla X: La Saga de Fénix Oscura.

 

Edición original:The X-Men 129-137 USA.
Edición nacional/ España:Panini Comics.
Guión:Chris Claremont.
Dibujo:John Byrne.
Formato:Tomo en tapa dura, 232 páginas.
Precio:25 €.

 

La Saga de Fénix Oscura es sin lugar a dudas una de las obras más influyentes y de mayor calidad del cómic de superhéroes, por lo que su reedición, cada vez que se produce, siempre es motivo de celebración. En este caso, la reedición se materializa en este nuevo y muy recomendable formato 100% Marvel HC que sustituye a la anterior edición de la obra, dentro del Coleccionable Marvel Héroes, hoy descatalogado y que sirvió a este redactor para poder conocer esta gran obra por primera vez, momento que recuerdo con cariño y placer, sensaciones positivas que trataré de devolver a la obra a través de estas palabras.
Chris Claremont es apodado en el medio, y no sin razón ni desde luego con exageración, el patriarca mutante. Y es que, puede que los X-Men como idea surgieran de la mente de Stan Lee (aunque esto también es algo sometido a debate) en la década de los 60, mucho antes de la llegada de Claremont a la franquicia, pero lo que está claro es que pocos autores han sacudido tanto y tan bien el cosmos mutante como Claremont.
Para empezar, lo primero que hizo el autor (junto con Len Wein a quien nunca debemos perder de vista en estos primeros años, pues Claremont acabó por ocuparse de la franquicia mutante al ser el que cumpliera los compromisos de un atareado Wein que en los primeros años de esta Segunda Génesis mutante tiene tanto papel como Claremont en sentar los cimientos de los mutantes) fue dar renovada vida a una colección herida de muerte a base de lo que se dio en llamar la Segunda Génesis Mutante en la que mediante su inteligente pluma incorporaba a las filas de la nueva Patrulla X a Lobezno, Tormenta, Coloso, Rondador Nocturno, Banshee, Fuego Solar y Ave de Trueno. El origen de todos estos personajes no era casual, y es que estos, en el orden en el que han sido nombrados procedían de Canadá (siendo Lobezno una creación del propio Wein), Rusia, Alemania, Irlanda, China y el Norte América, esto es, representaban a gran parte de las naciones que conforman nuestro mundo, tratando de dar protagonismo a personajes que formaban un grupo que no estaba compuesto solo por estadounidenses. Además, el liderazgo de esta nueva Patrulla X recaería sobre los hombros de un viejo conocido, Cíclope, quien servía de nexo de unión entre el fan nuevo y el antiguo, que de esta manera veía como no todo en los X-Men había cambiado.

Para continuar, Claremont iba poco a poco a regalarnos una Jean Grey distinta a la que conocíamos hasta entonces. Y es que, la que fuera la Chica Maravillosa en esa primera clase de mutantes que descubrían sus poderes y se entrenaban en su uso en la entrañable academia de Westchester bajo la afable tutela de Charles Xavier, hacía tiempo que estaba madurando como personaje, puesto que sus poderes iban aumentado sin que ni el lector ni el propio personaje llegasen a comprender su verdadero alcance. Ello, como no podía ser de otra manera, también iba poco a poco transformando a Jean en un personaje más atribulado, que transformaba esa preocupación en un carácter duro, más frío, lo que desde luego afectaba a su relación con el propio Scott y con el resto de sus compañeros de equipo, dándose a entender al lector poco a poco que Jean Grey era una bomba a punto de explotar y que la obliteración resultante sacudiría los cimientos del cosmos mutante, que después de esta obra nunca volvió a ser el mismo, pudiendo decirse sin temor a equivocarnos, que fue en este punto cuando los X-Men alcanzaron su madurez definitiva y el tono que les definiría per secula seculorum en el Universo Marvel.

De este modo, Claremont haría con los X-Men, lo que que Frank Miller hizo con Batman o con Daredevil en la década de los 80, crear un nuevo universo para el personaje, cambiándolos casi radicalmente y definiendo para los mismos unas reglas básicas que todo autor que se encargase de ellos debería respetar a futuro.
Así, con una Patrulla X que en 1980 estaba ya más que conformada, y que había alcanzado gran popularidad entre sus lectores, Claremont dio rienda suelta a las tramas que iba cocinando en los años previos, y que en lo que a esta reseña importa, y en aras de la brevedad podemos resumir en dos puntos. En primer lugar, el hecho de que Jean Grey hacía tiempo que a la par que experimentaba como sus poderes cambiaban, para evolucionar a algo más poderoso e inexplicable, comenzaba a sufrir ensoñaciones y a sentir ciertas referencias al Fénix, algo que hoy en día sabemos que es una entidad cósmica de gran poder, capaz de arrasar sistemas solares enteros, y que había elegido a Jean como huésped. Una Jean que en corolario con el cambio personal que estaba experimentando, había cambiado su traje, que ya no era una simple adolescente y que en esta saga, podríamos incluso decir que alcanzaba su empoderamiento máximo como mujer y ser humano dotado de libertad de elección.
En segundo lugar, el Profesor X hacía tiempo que había conocido a Lilandra Neranamani, importante miembro de la raza alienígena Sh’iar, formada por hombres y mujeres pájaro que conocían muy bien al Fénix y los peligros que éste podía acarrear.

Será el X-Men 129 el que abra esta gran saga de 9 números en el que Mente Maestra, el mutante psíquico del Club Fuego Infernal, bajo su falsa identidad de Jason Wyngarde seduzca a Jean, en un onírico mundo victoriano del Siglo XVIII, con el fin de desatar el poder oculto de ésta y de controlarla para poder utilizarla para sus propios fines.
Es en este punto, en el que podemos decir que si bien como decíamos la asunción de Jean Grey de su identidad como Fénix supone el alcance definitivo de la madurez por parte del personaje como mujer y como ser libre, una vez que la trama va avanzando, su relación con Mente Maestra por otro lado, que marca los primeros compases de este cómic, nos ofrece una de las historias de maltrato, dominación y violación masculina más desgarradoras que hayamos podido leer en el cómic de superhéroes, y ello en una época en la que la censura estaba siempre ojo avizor, coartando la libertad creativa de los autores. Claremont no sólo consiguió sortear estos problemas, si no que hace de la Saga de Fénix Oscura, todo un relato de hedonismo y perversión sexual sin parangón hasta el momento en el cómic mainstream.

Por todo es conocido cuál fue el final de esta saga, qué supuso para los X-Men, para Jean, y para toda una generación de lectores, pero sin embargo, y a pesar de las ya de por sí reveladoras imágenes que acompañan a esta reseña, no nos gustaría destripar más de su contenido, porque así el lector neófito que se acerque a esta obra por primera vez podrá quedarse con que debe leerla sin pensárselo, pero que todavía existen sorpresas que no conoce y que debería (como a todos nos ha pasado alguna vez por clásica que sea la obra cuyo análisis leemos) descubrir por sí mismo.
No podemos, no debemos, y no lo haremos, poner fin a estas palabras sin hablar de John Byrne, un John Byrne desatado que hace en esta Saga de Fénix Oscura las labores de dibujante, si bien es sabido que este legendario autor, lo mismo escribe, que dibuja, que planifica el desarrollo de los personajes más fuertes de una editorial, siendo granada y magnífica casi toda su obra tanto en Marvel como en DC.

En este caso, Byrne nos regala unas ilustraciones duras, de rostros y expresiones dramáticos, que transmiten con todo lujo de detalles el dolor y la amargura del guión de Claremont, dando forma a los escenarios victorianos planteados por el escritor, y mostrándonos un Club Fuego Infernal más sugerente y aterrador que nunca, unos Sh’iar implacables ante lo que consideran justo, unas épicas batallas llenas de fuegos artificiales en las que vemos a un Logan más sádico e implacable que nunca hasta ese momento.

En fin, podría pasarme horas y rellenar cientos de páginas sobre la grandeza de esta obra (que me limito a reseñar dando una opinión general y no tan centrada en detalles e enciclopédica como podemos considerar la reseña que en 2008 realizó mi compañero Juanjo Palacios), una obra que merece el calificativo de Maestra (como la mente de cierto villano) y un 10 en todos los apartados de su nota, puesto que resulta un imprescindible para todo lector de cómics superheroicos (o de buenas historias en general aunque éstas no sean de dicho género) y que en España vuelve a ser reeditada por Panini en el inminente mes de Octubre, consiguiendo (eso es seguro) cautivar de nuevo a toda una generación de lectores que hoy no conocen este cómic y que pronto podrán disfrutarlo.

Y si no sois nuevos, este es el momento de incluir un cómic de indiscutible calidad en vuestra estantería, quizás por primera vez, o como sustituto de una antigua edición que por su frecuente lectura, es posible que estéis pensando en dejar que pase a mejor vida.



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