Javier Vázquez Delgado recomienda: Paper Girls Tomo 1 y Tomo 2 + Entrevista Brian K. Vaughan
Edición original: Image Comics.
Edición nacional/ España: Planeta Comic.
Guión: Brian K. Vuaghan.
Dibujo: Cliff Chiang.
Color: Matt Wilson.
Formato: Tomo 136 páginas.
Precio: 16,95€.
El presente mes de Septiembre, Planeta Comic ha publicado el segundo arco argumental de Paper Girls recopilado en tomo, correspondiente a los números seis a diez en formato grapa de una de las series del momento. Aunque la apuesta por la grapa para publicar el último gran éxito del guionista Brian K. Vaughan para Image Comics, junto al dibujante Cliff Chiang, ya no sorprende a nadie, en el Salón del Cómic de Barcelona de 2016, la editorial que ya publica el Saga del guionista de Cleveland sorprendió a propios y extraños apostando por este formato, un contenedor que durante muchos años había estado prohibido para licencias de cómics independiente y que tan buen resultado parece estar dándole a Planeta Cómic. El riesgo de esta apuesta mensual y grapada quedaba mitigado por el tirón popular y comercial del guionista de Y: The Last Man o Runaways, avalado por los premios Eisner que acumula en sus estanterías desde que volviera al noveno arte tras una temporada en la industria televisiva como productor de Perdidos. Con diez entregas ya a sus espaldas en lo que es una historia rio que incluye todas las características propias del estilo de Brian K. Vaughan, ha llegado el momento de analizar las bondades del nuevo hit de lmage Comics. Alienígenas, nostalgia, manzanas, crítica social, bicicletas y algún que otro dolor de cabeza por culpa de las carambolas temporales. Todo eso y mucho más en Paper Girls.
Un análisis en detalle de la carrera de “BKV” infiere que los grandes éxitos del autor americano en el campo del cómic suelen compartir un denominador común. Unos ingredientes repetidos en sus obras pero que combinados de distinta manera dan lugar a distintos resultados, tan excelentes como imposibles de imitar. No es una fórmula secreta que de lugar a una poción mágica, ya que Vaughan no los esconde. El primer elemento de todos y quizá el más esencial es un dibujante de primer nivel con capacidades narrativas extraordinarias. Entre los team-ups recientes de Vaughan encontramos artistas de la talla de Fiona Staples (Saga), Marcos Martin (Private Eye, Barrier) o Steve Skroce (We Stand on Guard), pero si nos remontamos a anteriores colaboraciones encontraremos junto a su nombre el de otros maestros del medio como Pia Guerra (Y: The Last Man), Adrian Alphona (Runaways) o Tony Harris (Ex–Machina). La calidad (y omnipresencia) de pin-ups y las splash-pages no son condiciones sin ecuánime en el currículum vitae de un aspirante a colaborador de Vaughan, quien apuesta por una narración limpia, intuitiva y expresiva para sus productos. El elegido para Paper Girls fue el dibujante canadiense o Cliff Chiang, quien estaba concluyendo una larga etapa de Wonder Woman en DC Comics junto a Brian Azzarello cuando su bandeja de entrada recibió un nuevo mail. “Me preguntó si quería trabajar en algo nuevo, y teniendo en cuenta que llevábamos intentando trabajar juntos durante casi años mi respuesta fue inmediata. Y afirmativa”, comenta Chiang. “Me envió la propuesta para la serie y me pidió que cambiara todo lo que no me gustase. Era la cosa más rara que había leído en mucho tiempo… pero me encantó. Si la hubiera dibujado alguien más, habría cogido muchos cabreos cada vez que se equivocaran al reflejar los años ochenta como es debido. Así que tuve que decirle que sí”. Dicho y hecho, la conjunción de ambos talentos tendría como resultado esta serie regular, un canto a los años ochenta, en un cruce entre el Stand By Me de Rob Reiner, el E.T. de Steven Spielberg y La Guerra de los Mundos, sin olvidar la referencia básica de los Goonies de Richard Donner o la más reciente Super 8 de J.J. Abrams. Todo ello ambientado en fecha y lugar de su infancia: El Cleveland de 1988, los radiocasete, el cubo de Rubik, los walkie-talkies y, por supuesto, los periódicos. Todo un arranque de nostalgia que les ahorraría mucho tiempo de documentación pero que evidencia lo personal de esta apuesta para el tándem Vaughan/Chiang.
La segunda característica básica de la “ecuación Vaughan” es la crítica o radiografía social, sin rehuir de la polémica de cada contexto histórico y más bien abrazándola, para disgusto del sector más conservador o de las estrictas normas de contenido de las plataformas digitales de venta de cómics. Bajo el envoltorio de la ciencia ficción, en sus obras hemos encontrado desde la poco disimulada alegoría de la política sexual y la estructura de género de la sociedad contemporánea narrada en Y, The Last Man hasta el duro alegato político contra el racismo y la inmigración en su reciente Barrier, pasando por una estupenda ucronía basada en las filtraciones de Edward Snowden, Wikileaks y los peligros de la nube digital hoy en día en las páginas de Private Eye o un (nuevo) toque de atención sobre las epidemias globales y el problema de la sobrepoblación en las páginas de Doctor Extraño: El Juramento. Llamadas de atención más o menos polémicas, siempre y cuando Vaughan no decida tirar por el camino del centro y plantar imágenes sexuales más o menos explicitas en el televisor que porta por cabeza el antagonista de Saga. “But I digress”, que diría nuestro querido Peter David. Una vez decidido ambientar Paper Girls en sus ochenta, Vaughan tenía claro la denuncia social que quería hacer en el primer número, donde una de las protagonistas insulta a un chico llamándole “marica”. “En el primer número una de las niñas emplea un término homófono y odioso. Muchos lectores hoy en día se horrorizarán al leer o escuchar esa palabra, y tienen razones para ello. A mí mismo es algo que me horroriza, pero sólo cuando me acuerdo de mi infancia. La facilidad y frecuencia con la que los chavales usaban esa palabra para todo sin pensárselo. Y en lo rápido que ha cambiado eso, al menos para mejor. No quería convertirlas en unas niñas del siglo XXI, sino de 1988. Y eso pasaba en 1988”, recuerda Vaughan, quien continua diciendo “conviene recordar aquella situación, creo que es importante que no se olvide de dónde venimos para entender quiénes somos”. Pero sin tiempo para más y mientras la acción sigue su curso, Vaughan aprovecha las páginas para debatir sobre la pertenencia de armas de fuego en casas (con y sin niños), en el papel de los hogares de acogida o en la imagen que dan los padres borrachos a sus hijos, o incluso en la misma naturaleza de la profesión de los chavales repartidores de periódicos. “Cada vez que me acuerdo de aquella época en la que mandábamos a nuestras hijas a las 4 de la mañana a dar malas noticias a los adultos. Es truculento…”, confiesa Vaughan.
Con esta mezcla, la polémica no se hizo esperar y el boicot por parte de (algunos de) los distribuidores, las tiendas y los lectores no se hizo esperar. ¿El resultado? 80,000 unidades vendidas del primer número y segundo mejor estreno de Image Comics en 2015, solo superado por su “hermano” We Stand on Guard, manteniendo el éxito a lo largo del 2016 y convirtiéndose en el quinto tomo recopilatorio más vendido con 33,000 unidades, tan solo por detrás de dos tomos de Saga, el de Civil War y el de La Broma Asesina. Todo ello acompañado por el Premio Eisner a Mejor Serie nueva en 2016 y Premio Eisner a Mejor Dibujante para Cliff Chiang. Éxito de crítica y ventas absoluto. Y es que si hablamos de características básicas de las obras de Vaughan, los Eisner son otra de ellas, ya el guionista acumula tres Premios Eisner a Mejor Guionista (2005, 2013, 2014) y varias de sus obras han sido galardonadas (Y, The Last Man, Ex Machina, Private Eye y Saga en tres ocasiones).
Continuamos nuestro análisis sobre los denominadores comunes de los productos Vaughan, exponenciado como nunca en Paper Girls. Es el protagonismo femenino. Estamos ante el mismo guionista que escribió la mejor Mística en Marvel Comics (con perdón de Chris Claremont), que narró una obra maestra a lo largo de sesenta números con un mundo repleto de mujeres con especial atención a la gran Agente 355 además de un hombre y un mono o que dio luz a las carismáticas Nico Minoru, Molly Hayes, Karolina Dean y Gertrude Yorks en sus exitosos Runaways, siendo este el primer super-grupo adolescente Marvel con mayoría femenina “porque en aquel entonces hacía falta romper con todas las normas preestablecidas donde en los grupos había una o dos chicas como mucho”. La serie está protagonizada por cuatro jovencitas de doce años (Erin, Mac, Tiffany y KJ) que se dedican a algo tan norteamericano como el reparto de periódicos. En una entrevista a LA Times, Vaughan afirmaba que la razón de no incluir ningún niño ni hombre en el relato obedecía a un racionamiento pensado: “Las protagonistas femeninas siempre parece que quedan definidas por el niño del que están detrás o por el chico con el que acaban de salir. Así que yo quería escribir una historia sobre cuatro chicas… y sin ningún personaje del sexo opuesto”.
Cada una de las cuatro niñas cumple con un estereotipo distinto. La protagonista principal es Erin, de ascendencia asiática, católica, con un instinto protector hacia su hermana pequeña muy desarrollado y con un miedo continuo hacia la guerra nuclear que acaparaba titulares en los ochenta. Enfrente de ella Mackenzie Coyle, or “Mac,”. La chica rebelde sin causa, fumadora, homófoba y propensa al insulto y a dictar sus propias reglas, generalmente en contra de las marcadas por los mayores. KJ es judía y es la más sensata y lista del grupo. La cuarta protagonista es Tiffany, una chica negra adoptada que es la más atlética de todo el grupo. En un primer momento puede parecer que Vaughan estira demasiado el tópico (chica irlandesa inestable, asiática obediente y tímida con el grupo al ser la última en llegar, la judía inteligente pero débil físicamente y la negra fuerte y adoptada). Con el paso de los números se comprueba que hay mucho más dentro de cada una de ellas y en las distintas relaciones que mantienen entre sí. Vaughan escribe a cada personaje con autenticidad y claridad, haciendo a las cuatro niñas distinguibles entre sí, ayudándose para ello de Cliff Chiang y Matt Wilson a la hora de diferenciarlas por sus intereses, preocupaciones, diálogos, uniformes…
Pronto (y sin entrar en territorio de spoilers, dado que muchos lectores están esperando a su inevitable recopilación en tomo recopilatorio) diremos que la acción se dispara desde un principio, entrando y saliendo de escena los más misteriosos personajes y olvidando por momentos sus referencias iniciales nostálgicas y acercándose a productos como Donnie Darko o La Guerra de los Mundos. En este contenedor de ciencia ficción made in Vaughan habrá espacio para pseudo-Tardis de lo más Cronenberg o recuerdos de las tres últimas temporadas de Perdidos con viajes temporales de por medio. Erin y compañía tendrán que remangarse y mancharse sus pulseras de colores y las Reebok ochenteras, y hacer un esfuerzo por distinguir entre aliados y amenazas en una trama en la que nada es lo que se parece. Y nunca podremos decir que no estábamos avisados, ya que en la secuencia inicial de Paper Girls tenemos una secuencia onírica/sueño que representa de forma metafórica (gracias a Apple) la caída de la inocencia que las protagonistas están a punto de experimentar.
En cuanto al ritmo de la serie, nuevamente estamos ante autor con ADN de corredor de fondo y no un sprinter velocista como otros guionistas. Mientras que autores como Mark Millar, Warren Ellis o Jason Aaron apuestan por historias cortas, auto-conclusivas y de alto impacto entre sus obras más independientes, Vaughan siempre ha apostado por el formato de historia-rio, donde la transición entre arcos argumentales (y tomos) es apenas imperceptible. El salto entre los números quinto y sexto (final del primer arco y comienzo del segundo) y sobre todo entre los números décimo y undécimo se sale de la norma de los grandes cliffhangers adictivos para apostar por una transición más natural. Generalmente, sus grandes series (Y, El Último Hombre, Ex-Machina, Runaways, Saga…) no consiguen cautivar desde sus primeros números, sino que exigen un esfuerzo y paciencia extra del lector que se ve recompensado cuando las tramas de sus historias finalmente despegan. Antes de que el consumidor se haya dado cuenta y por motivos algunas veces inexplicables, el fuego lento de la receta de Vaughan consigue encandilarle. Esto ocurre con Paper Girls y de ahí precisamente podemos argumentar que la grapa es precisamente el formato perfecto para su publicación.
En definitiva, estamos ante una de las series más interesantes del mercado actual, idónea para quien desconozca el currículum vitae del guionista o para el más versado en las obras del best-seller Vaughan. Todos los aciertos marca de la casa en una confluencia de géneros y con un dibujo de primer nivel. Las ventas de la serie en Estados Unidos garantizan su continuidad a largo plazo y dado lo mucho que están disfrutando ambos autores evocando su infancia, a buen seguro tendremos Paper Girls para rato. A continuación os dejamos con la entrevista que hemos podido realizar al guionista de Cleveland.
Echando un vistazo a las portadas o información previa, Paper Girls parecía que iba a ser una historia más cotidiana, pero acaba siendo pura ciencia ficción y aventura, no menos que Saga o Y, El Último Hombre. ¿Era esta distracción intencionada?
Por supuesto. Lo que ocurre con las películas actuales o las series de televisión es que parece que la audiencia ya sabe todo lo que sucede en ellas cuando se ponen a verlas. Con los cómics a veces pasa lo mismo. Cliff y yo podíamos permitirnos ser un poco más misteriosos. Paper Girls no es una cómic sobre la vida cotidiana de sus protagonistas. Ni tampoco una historia de invasiones alienígenas, ni aventuras temporales… De hecho, es un poco de todo eso y mucho más. Espero que nunca dejemos de sorprender a nuestros lectores.
La chica de origen chino, la judia lista, la negra adoptada y la lider irlandesa un tanto loca. ¿Cómo fue el proceso de crear el reparto de la serie? Y, ¿cuál es tu opinión sobre todas las críticas por el hecho de que sean todo hombres los que estén detrás de una serie protagonizada por todo chicas?
A mí me encantan las cuatro protagonistas, y te diré que todas ellas están basadas en parte en personas con las que Cliff y yo crecimos. Personalmente, no creo que todos las personajes de ficción tengan que ser del mismo sexo que aparece en el certificado de nacimiento del autor que los crea para que las historias sean buenas, pero acepto cualquier crítica sobre nuestra serie. Y estoy de acuerdo en que nuestra industria necesita desesperadamente integrar autores más diversos entre sus trabajadores.
Al igual que ha ocurrido en otros trabajos tuyos, la transición entre arcos argumentales es suave, recompensando al lector que sigue la serie fielmente mes a mes. ¿Qué es lo que te atrae de esta forma de escribir?
Me encanta el formato de series regulares. Me gusta mucho la posibilidad de ofrecer y leer 22 páginas de historia satisfactoria todos los meses con un final cautivador que te haga esperar la serie de forma ansiosa treinta días hasta que salga la siguiente dosis.
¿Tenéis Cliff y tú un final en mente?
Si. Sé exactamente cuál va a ser la última viñeta de la última página de Paper Girls. Y aunque la serie no va a durar tanto como Saga, a nuestras chicas todavía les quedan muchas aventuras por delante.
Tenemos interés en cómo es la colaboración entre Cliff y tú. ¿Hay algo de lo que tú tenías pensado que haya cambiado en la colaboración?
Si, si. Por supuesto. Cliff y yo hablamos muchísimo antes de que la serie comenzase y seguimos con esa dinámica en la transición entre arcos argumentales. La idea de que Erin conociera a su versión de 40 años fue una de las brillantes sugerencias que hizo Cliff, por ejemplo. No es solo un “simple” dibujante de clase mundial, sino que también un co-creador de la serie al completo.
Por último, aquí en España acabamos de ver el final del segundo arco. ¿Qué les espera en el futuro a las Paper Girls?
Bueno, las chicas han explorado su presente y su pasado, así que ha llegado la hora de que visiten su pasado. Específicamente, la prehistoria de Stony Stream (el pueblo de las chicas), en Ohio. KJ será la protagonista principal en esta saga, en una historia violenta sobre el derramamiento de sangre inevitable que ocurre cuando creces.
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