Javier Vázquez Delgado recomienda: Usagi Yojimbo nº 30: Ladronas y espías

 


Edición original: Dark Horse Comics – mayo 2015 – enero 2016
Edición España: Planeta DeAgostini Comics – julio 2018
Guión: Stan Sakai
Dibujo: Stan Sakai
Entintado: Stan Sakai
Portada: Stan Sakai
Precio: 12,95 euros (tomo en tapa blanda de 184 páginas)

 
Prólogo: decíamos ayer…

El trigésimo tomo recopilatorio de las andanzas de Miyamoto Usagi presenta una nueva sucesión de historias cortas -de uno o varios capítulos- en los que Stan Sakai va recuperando el tono narrativo, tras los parones en la colección de los que se habló al reseñar la entrega precedente.

Acción, intriga, humor y duelos


Ladronas y espías
presenta una propuesta de entretenimiento sin especiales pretensiones, muy alejado de aventuras más largas y complejas, como Segadora. El título viene dado por la historia principal, en la que Usagi se reencuentra con dos de sus más problemáticas amistades: la ladrona Kitsune (con su aprendiz, Kiyoko) y la kunoichi fugitiva Chizu -que busca recuperar el control del clan ninja Neko, del que fuera jefa-. Fiel a su tendencia a meter la hocicuda nariz donde no debería, el samurái sin señor se verá en una difícil posición, al tener que poner paz entre ambas, cuando sus caminos se crucen en la posesión de un documento muy comprometedor. Kitsune quiere chantajear al propietario de tan reveladora prueba; Chizu quiere emplearlo en su guerra interna con su sucesor en la comandancia del clan y perseguidor, el artero Kagemaru. En la mejor tradición de la colección, el pobre Usagi no querrá ir por lana, pero saldrá igualmente medio trasquilado, con un final donde la tensión se relaja y deja paso a un cierto humor.

El resto de las historias presenta la habitual combinación cortesía de casa Sakai. Así, el ronin habrá de escoltar a una joven, al encuentro con su prometido. Se trata de un matrimonio sin amor, pactado por las familias, como parte de una estrategia comercial. No es la primera vez que don Miyamoto se ve metido en esas lides pero, en esta ocasión, habrá un componente detectivesco en el que nada es lo que parece y nadie es del todo inocente. También habrá ocasión para que asistamos a otro episodio del ideal del samurái como aquella persona que sirve, cuando Usagi ayude a otro guerrero a cumplir una misión particularmente absurda para su señor. También habrá espacio para los duelos a espada y el significado del honor, cuando el protagonista se convierta en testigo de la revancha de un luchador manco contra el responsable de la pérdida de su mano y cuando tome la misión de hacer frente a un espadachín occidental, que ha puesto a un señor feudal un tanto pusilánime en un dilema lógico que no parece tener salida.

Epílogo: entretenimiento sin pretensiones

El tomo es, una vez más, una buena ocasión para iniciarse en la lectura de una colección que, pronto, cumplirá treinta y cinco años de existencia, bajo distintas cabeceras y editoriales. La afición veterana quizá eche en falta algo más de sorpresa, porque lo cierto es que don Stan no se saca de la faltriquera ningún elemento particularmente nuevo u original, pero, afortunadamente, los viejos conocidos y las antiguas mañas sigue siendo efectivas. En este punto, resulta interesante comprobar que Sakai sigue introduciendo, lentamente, elementos derivados del contacto entre el Japón de las guerras civiles y las potencias occidentales, los cuales han ido cayendo a cuentagotas y de manera nada forzada.

Ahora que, en fechas relativamente recientes, se ha anunciado la conversión de la serie regular por una sucesión de mini-series, veremos si el autor sigue recuperando el ritmo, para brindarnos nuevas epopeyas y aventuras del conejo guardaespaldas.

Ficha del tomo en su versión original, con algunas páginas de muestra (Dark Horse Comics)



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