Javier Vázquez Delgado recomienda: Esclavos del trabajo

 

Edición original:Wage Slaves SWE, Ordfront/Galago
Edición nacional/ España:Astiberri Ediciones
Guión:Daria Bogdanska
Dibujo:Daria Bogdanska
Formato:Rústica, 200 páginas
Precio:18,00€

 

¡Es de locos! Me dijeron que necesitaba un trabajo para conseguir el número… ¡Pero no se puede conseguir un trabajo sin ese número! ¿Cuál es la lógica?

Esclavos del trabajo es el primer cómic de Daria Bogdanska. Originalmente apareció publicado en Suecia que es donde Daria reside en la actualidad. Editado por Astiberri Ediciones dentro de su colección Sillón Orejero. En Francia ha sido reconocida como una de las obras del año, formando parte de la selección oficial del Festival de Cómic de Angoulême 2018 y siendo finalista del premio Artemisia 2018.

Daria Bogdanska es una historietista polaca nacida en 1988. En 2013 se trasladó a Suecia para recibir clases de cómic, sin tener los papeles de residencia. Es esta época la que relata en su cómic. En la actualidad, ejerce como profesora de cómic.

Tras salir de su Polonia natal huyendo de la violencia de su padre, Daria llega a Malmö con la intención de reconducir su vida. En esta cuidad recibirá un curso de cómic, pero para subsistir tendrá que trabajar en los trabajos más precarios ante la imposibilidad de obtener los papeles por las constantes trabas administrativas que el estado sueco le impone. Encontrará cierta estabilidad laboral en un trabajo de camarera, mal pagado y sin contrato con unas condiciones que se asemejan a la esclavitud. Así que comenzará una lucha para mejorar sus condiciones laborales y las de sus compañeros. Todo ello se verá complicado por su agitada vida sentimental.

Esclavos del trabajo es un cómic autobiográfico con un fuerte componente de lucha sindical. Daria también nos cuenta sus ilusiones y sus problemas sentimentales, pero no solo los suyos, también los de toda una generación. No solo refleja la realidad de Malmö sino que su situación es extrapolable a cualquier lugar, ya que estamos ante un relato universal. Un relato que debe servir para visibilizar los problemas de los inmigrantes sin papeles que no queremos ver ni nos quieren mostrar. No deberíamos olvidar nunca que nuestra pertenencia a un país del primer mundo no deja de ser una casualidad. Una novela gráfica que recuerda por momentos a Persepolis pero sin caer en la autocompasión y la autocomplacencia de la que abusa Marjane Satrapi.

Estamos en un momento en el que los políticos de derechas hacen ímprobos esfuerzos para que veamos a los inmigrantes como delincuentes, con un discurso xenófobo que se olvida de que son personas que solo buscan un futuro mejor. Tampoco hacen mención al beneficio económico que supone que vivan fuera de la ley. Así, gracias a sus sueldos de miseria, todos nos podemos beneficiar de restaurantes más baratos o podemos alquilar nuestro piso infecto en negro y sin ningún tipo de responsabilidad por nuestra parte. Daria sufre los enormes problemas administrativos a la hora de obtener un permiso de trabajo y se ve desbordada por las kafkianas trabas de la administración a la hora de obtenerlo. También refleja de manera clara lo importante que es luchar por tus derechos laborales y lo importante que es liderar esas luchas, que sirven para hacer un mundo más justo. En esa lucha son imprescindibles los sindicatos como puntas de lanza. Algo que convierte a los sindicatos en imprescindibles ya que son la primera línea de defensa de los trabajadores, aunque en este país no se valore su tremenda importancia como garantes de nuestros derechos, esos que tenemos gracias a ellos. Todo esto se refleja a la perfección en Esclavos del trabajo, sin que se convierta en un panfleto pero sin edulcorar la situación.

También hay una crítica a la gentrificación que están sufriendo las grandes ciudades por todo el mundo y la perdida de identidad de los barrios y ciudades que ello conlleva. Además es un alegato al punk como música contestataria y reivindicativa.

La historia se equilibra y no resulta pesada ya que además de sus problemas laborales, también vemos sus problemas sentimentales y los problemas sociales que afronta una juventud sin ilusiones atrapada en trabajos sin futuro. Todos los personajes son presas del desencanto, son como zombis que vagan por el mundo esperando algo que agite sus vidas y les haga recuperar el control, algo que no afecta del todo a Daria que a ratos se consigue zafar de esa sensación. A pesar del protagonismo absoluto de Daria, el resto de personajes están muy bien construidos huyendo de los tópicos. Por eso vemos las dos caras de la humanidad, las personas que te ofrecen su ayuda y amistad sin pedir nada a cambio y las que solo buscan su propio beneficio. Y en esto da igual el color y lo que digan tus papeles.

En el apartado gráfico se ve la enorme influencia de los autores underground americanos en el estilo de Daria. Hace un gran trabajo con las expresiones y la gestualidad de los personajes, que pese a su estilo sencillo son todos muy reconocibles. Usa una composición de tres tiras por página pero que rompe cuando es necesario. Donde no está tan bien es en la proporciones, no solo de los personajes que son casi todos paticortos sino también de algunos edificios, pero no es algo que afecte a la lectura ni a la narrativa. Para ser su primer cómic es un gran trabajo.

Astiberri Ediciones hace un buen trabajo de edición, con buen papel y reproducción. Es bueno que apuesten por autoras nuevas con miradas frescas y comprometidas como Daria Bogdanska, ojalá en el futuro nos traigan más obras como esta.

Con Esclavos del Trabajo, Daria Bogdanska nos trae un cómic que es una equilibrada mezcla entre slice of life y cómic político-social, que sirve para agitar conciencias y mostrarnos la realidad. Una realidad que afecta a millones de personas, que Daria conoce en primera persona y que refleja sin cortapisas con una mirada crítica. El retrato de una juventud sin esperanzas ni sueños atrapada por un sistema que les roba inexorablemente las libertades y el futuro.



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