Javier Vázquez Delgado recomienda: Britannia, los que va a morir
Edición original: Britannia We who are about to die 1-4.
Edición nacional/ España: Medusa Cómics.
Guión: Peter Milligan.
Dibujo: Juan José Ryp.
Color: Frankie D’Armata.
Formato: Libro rústica, 112 páginas.
Precio: 13,95 €.
Cuando Valiant renace en el año 2012 comienza su nueva etapa rehaciendo a sus héroes más icónicos, X-O Manowar, Bloodshot o los psiots de Harbinger. Un año después comienza con cosas más atrevidas como Eternal Warrior o Quantum & Woody y al siguiente año va lanzando lo último que le quedaba por adaptar a los nuevos tiempos como Rai, pero Valiant tuvo un problema, algunos de los derechos que tenía en los noventa los perdió por el camino y acabaron en otra compañía. Ni cortos ni perezosos tomaron las ideas que se encontraban en estos cómic y los modificaron, cambiando nombres, situaciones y poderes pero con un poso claro, así nace Divinity en lugar de Solar o Savage en vez de Turok. Por otra parte, personajes de menor relevancia en el pasado llegan a tener serie propia, como Faith y la Doctora Mirage, y salen series limitadas nuevas de personajes relacionados o que ya habían sido presentados en otras series, véase el reciente ejemplo de Secret Weapons, pero hasta el día de hoy solo hay una serie no presentada en ninguna otra, de creación totalmente propia y que no se basa en las anteriores encarnaciones de la editorial: Britannia.
Sabemos que la serie está insertada en el universo Valiant porque en su primera colección, sus primeros cuatro números incluidos en el primer tomo, hablaba brevemente de las geomantes, unos personajes de vital importancia en la serie de Eternal Warrior y en los eventos The Valiant, Book of death y Rapture, que si no es por ese detalle se mueve de forma totalmente autónoma. Pero, siendo sinceros, esto importa realmente poco, Britannia resulta ser un experimento exitoso, la calidad del primer tomo era incuestionable, tanto como la de este segundo.
Varias cosas llamaban la atención del primer tomo, la más clara es la temática escogida para esa época, la mezcla de historia detectivesca con Roma y figuras representativas como Nerón o las Vírgenes Vestales, sin dejar de lado la magia, no es una idea que se prodigue mucho en general y sobre la que cuesta encontrar referentes en el mundo del cómic. Algo bastante original en muchos sentidos, más aun con la decisión de Peter Milligan de distanciarse del genio de la lógica al estilo de Sherlock Holmes que tan de moda se ha puesto en los últimos años para ir más hacia la idea de un detective empático y emocional, más en la línea de Phillip Marlowe, una influencia que Milligan citaba ya para aquel primer tomo pero que se agudiza mucho más en este segundo. Otra de esas cosas que llamaban la atención es que Peter Milligan decidía alejarse del típico cómic de origen de personaje con lo que, entre él, Juan José Ryp y con una breve introducción de Raúl Allén, nos cuentan que Antonius es especial en diversos sentidos, es un gran guerrero al que las Vestales le dan el poder de la lógica potenciando su cerebro con magia para que vea cosas y aprenda cosas fuera de su época. Una vez ventilado esto los autores se meten de pleno en la historia de Antonius y su esclavo Bran viajando a Britannia por un antiguo mal, allí juegan con la realidad, las alucinaciones y la magia con gran capacidad y haciendo que el lector entre en el juego aun sabiendo que la magia existe en este mundo imaginario. Pues básicamente se puede decir que este segundo tomo sigue la misma línea solo que con una historia diferente.
Esta vez no nos movemos de Roma, lo cual choca un poco con el nombre elegido para la serie ya que Britannia solo aparece en este cómic como una anécdota que sale a relucir en un momento dado para hacer mención al anterior tomo, pero que se centre más en ese radio más reducido hace que podamos conocer un poquito más a los personajes. Hay una clara y buena línea evolutiva en ellos, el hijo de Antonius lo rechaza, Nerón se va hundiendo más en su locura y mejora la percepción de las luchas de poder con Rubria. Por supuesto se sigue sabiendo más sobre el protagonista, conocemos mejor la personalidad de Antonius y lo vemos a ratos más salvaje que antes, más sentimental al estar cerca de los suyos pero avanzando en su conocimiento como detective.
El personaje más estático quizás sea Bran y también del que menos se habla, se limita a ser la sombra y el defensor del protagonista, como antes, pero se añade una nueva secundaria, Achillia, una esclava condenada a ser gladiadora que lucha por su libertad. Cierto que esta es una historia muy vista pero, por suerte, los autores no se paran a contar la típica historia de luchas en el coliseo, lo primordial es la investigación y, aunque sí que hay acción ligada a ese entorno, las peleas son más para darle una emoción visceral al cómic que como parte importante del mismo.
Los que van a morir sigue siendo una obra con mucho simbolismo como lo fue la anterior, tiene un fuerte trasfondo social y político, refleja bien aspectos de la sociedad romana aun siendo una obra a la que le interesa más la aventura que la historia, pero lo mejor es el tratamiento que da a la magia. Sigue jugando con lo que ven los personajes y el lector, un lector que entra en el juego por ser conocedor de la existencia de entidades mágicas en el universo Valiant, pero no solo se limita a mostrarlo como ese juego, hay una buena idea detrás al querer mostrar cómo el uso de la magia y los mitos eran en gran medida una forma de manipulación, con buenas escenas como la de Rubria dudando que los dioses sean los culpables de lo que sucede como si estos no existiesen.
Del apartado gráfico hay poco que decir, Juan José Ryp es un autor que ya nos ha demostrado decenas de veces su enorme calidad, este cómic no iba a ser menos, solo hay alguna parte del último número en la que recibe ayuda de Ryan Lee y se nota un poco. También alguna página de flashback por Roberto De La Torre, otro buen autor con una calidad de la que no se puede dudar, solo hay que ver su Doctora Mirage. Sí que hay un cambio de colorista, Jordie Bellaire deja la historia en manos de Frankie D’Armata, es un cambio importante pero D’Armata está a la altura.
Este segundo tomo nos devuelve a un Peter Milligan en plena forma, encaminado a narrar lo que está siendo una de sus mejores obras, que no es poco. Suponemos que el autor es consciente de ello ya que tiene la intención de continuar la serie, sin prisa según le vengan las ideas, ya hay una tercera parte a punto de acabar en Estados Unidos y seguro que habrá más.
Ver Fuente
Comentarios
Publicar un comentario