Javier Vázquez Delgado recomienda: Colección Jim Starlin 9. Warlock y la Guardia del Infinito. La Guerra del Infinito. El Día Después.

 

Edición original:Warlock And The Infinity Watch 11-17 y Marvel Comics Presents 112 USA.
Edición nacional/ España:Panini Cómics.
Guión:Jim Starlin.
Dibujo:Steven Carr, Dary Skelton, Tom Ranney, Ángel Medina y Tom Grindberg.
Entintado:Bob Almond, Keith Williams y Terry Austin.
Color:Ian Laughlin.
Formato:Tomo en tapa dura, 192 páginas.
Precio:19,95 €.

 

Llega Septiembre, y con la vuelta de las vacaciones y el temido regreso al trabajo, Panini continúa con su jugoso y recomendable plan editorial para el presente año, y lo hace como no podía ser de otra manera, con una entrega mensual más de la Colección Jim Starlin, una de sus grandes apuestas para este año que reúne abundante material de la contribución del genio de Starlin al cosmos marvelita.
En este caso, le toca el turno a los números de la serie Warlock y la Guardia del Infinito que sirvieron de puente entre la Guerra del Infinito, segunda parte de la conocida trilogía de Starlin sobre el poderoso sexteto de gemas y la Cruzada del Infinito, tercera y última parte de dichos eventos galáticos. Así, si el anterior volumen se dedicaba a contarnos qué ocurría durante la guerra del infinito y un poco antes, justo después del Guantelete con Adam Warlock, y esa especie de guardianes de la galaxia adelantados a su tiempo en los que éste confiaba para guardar las gemas del infinito, en este volumen conoceremos que es lo que pasa después del enfrentamiento entre Warlock y el Magus y antes de la gran conclusión que supondrá la Cruzada del Infinito, que podremos disfrutar en Noviembre y Diciembre de este mismo año.

Recordemos, como en otras reseñas previas, y en aras de situar al lector, quiénes son los guardianes de cada una de las Gemas del Infinito, puesto que el poder concreto de cada uno de estos místicos artefactos, encaja a la perfección con la idiosincrasia de su guardián y así:

Adam Warlock es el Guardián de la Gema del Alma. Tiene sentido, y es que Warlock ha poseído esta Gema en su frente desde hace mucho tiempo, debiendo el lector remontarse a la década de los 70, momento en el que Starlin se refería a esta gema como la “Gema del Infinito” a secas, dando a entender que no había más como ella, usándola Warlock (no sin gran pesar) en el pasado para “vampirizar” el alma de sus enemigos, a quienes encerraba dentro de la Gema. Además, al final de la etapa de Jim Starlin al frente de la colección de Warlock de aquella época (de la que podéis encontrar más detalles en esta reseña), Adam quedaba atrapado dentro de dicha gema (no saliendo del apacible mundo del alma hasta momentos previos al Guantelete del Infinito, como vimos en el Tomo 2 de esta colección), por lo que la unión del personaje a la Gema del Alma es absolutamente definitoria para él.

Pip el Troll resulta ser quien custodia la Gema del Espacio, y no es de extrañar. Este simpático y a veces molesto compañero de correrías de Warlock, que encarna todo lo que Adam jamás será (puesto que es pendenciero, fumador y muy dado a la ingesta de bebidas alcohólicas) tiene una tendencia natural a escapar de todo tipo de situación que resulte comprometida para él, por lo que la Gema del Espacio está segura con alguien que la usa para literalmente esconderse (junto con la Gema) a la primera oportunidad que tiene.

Drax el Destructor (o mejor dicho, su estómago ya que este fiel fan de Alf se tragó la Gema tan pronto como le fue otorgada) es el protector de la Gema del Poder. Y es que, pese a la encarnación de Drax en este concreto momento, que lo convierte en un ser de escasa inteligencia, hablamos del único ser capaz de hacer frente a Thanos a base de fuerza bruta, por lo que cualquiera que trate de arrebatarle la Gema del Poder, se encontrará con no pocos problemas al respecto.

Gamora, apodada la mujer más letal del universo, guarda la Gema del Tiempo. A priori, quizás parezca que esta Gema es la que menos encaja con su protector, pero no debemos olvidar que si hay algo de lo que ha carecido Gamora en su vida, ha sido de tiempo. Tiempo para encontrarse a sí misma, tiempo para poder aprovechar al máximo su corta estancia con su familia biológica Zen-Bowheri, tiempo para comprender a Thanos, su mentor y padre adoptivo…, el hecho de que no sepa cómo usar la Gema y de que enfrentarse a su guardiana suponga una sentencia de muerte automática para el ladrón en ciernes, hace de Gamora la mejor de las elecciones de esta peculiar Guardia del Infinito.

Finalmente (y digo finalmente, porque en este punto de la historia el lector todavía desconoce quién guarda la Gema de la Realidad y este redactor no osará desvelar tal misterio que ni siquiera pertenece a este volumen) Dragón Lunar es la Guardiana de la Gema de la Mente, lo que le sienta como anillo al dedo, al resultar una de los telépatas más poderoso del Universo, estándose en este caso (con la probable excepción de Adam Warlock) ante el Guardián que mejor sabe aprovechar el poder de la Gema que le ha sido otorgada.

Tras este breve repaso de los integrantes de la Guardia del Infinito, llega el turno de hablar un poco más en profundidad de los cómics que son abarcados por esta reseña.

Así, decíamos que estos números se situaban entre los eventos de la Guerra del Infinito y de la Cruzada del Infinito, los dos grandes conflictos cósmicos que cerraran la trilogía de Starlin sobre las Gemas del Infinito y el poder de las mismas, por lo que podemos decir, sin temor a negarlo que en este punto, estamos por así decirlo, ante la calma que precede a la tempestad, ante un cómic que, sin contar mucho, ni narrar sucesos de gran trascedencia resulta como mínimo entretenido y entrañable, lo que ya es más de lo que a priori se puede esperar de una colección como Warlock y la Guardia del Infinito, que no dejó de ser un producto asociado surgido del impacto de un gran evento editorial.

El comienzo del volumen, número 11 de la colección, titulado La Apelación aprovecha un recurso ejercitado por Eternidad ante el Tribunal Viviente para a través de la voz de ambas omnipotentes entidades, dar un necesario y actualizado repaso a los orígenes e historias de cada uno de los miembros de la Guardia del Infinito.

Así, reviviremos la transformación de Pip, que pasa de ser un Rey de su raza a convertirse en Troll y alcanzar así la ansiada libertad, volveremos a ser testigos de como Gamora es arrancada de los brazos de sus congéneres y entrenada por Thanos, repasaremos la truncada relación padre-hija entre Arthur Douglas (Drax) y Heather Douglas (Dragón Lunar), aportándose al lector una visión un poco más ordenada y actualizada de los distintos y variados orígenes de los protagonistas de la historia.

A continuación, el tomo prosigue con una historia centrada en la relación entre Heather Douglas, a.k.a. Dragón Lunar y su padre, Arthur Douglas, a.k.a. Drax el Destructor. Y es que, la culpa y la pena consumen a una Dragón Lunar que fue arrancada de los brazos de su padre demasiado pronto y que, por avatares del destino, acabó por ser la culpable de que Drax revirtiera a un estado mental muy inferior al habitual, y ello cuando Drax ya no tenía nada que ver con el hombre que había sido Arthur Douglas.

Además, esta historia sirve como excusa para ofrecer a los fans un enfrentamiento tan innecesario como divertido y “verdoso”. Me refiero nada más y nada menos que a la batalla entre Hulk (con la mente de Banner) y Drax el Destructor, satifaciéndose (o no) las pesquisas de muchos lectores de la época al respecto de quién era más poderoso de los dos. De este modo, el drama de Dragón Lunar por lo acaecido a su padre y a las vidas de ambos, en las que los dos han sido peones de entidades cósmicas que los superan con creces, se endulza con el consabido enfrentamiento entre dos personajes de la editorial portadores de gran poder, fuerza y brutalidad.
Este parte de la historia está dibujada en algunos números por Steve Carr y Deryl Skelton, y en otros por Tom Raney, quienes cumplen sobradamente con el expediente, ejecutando un dibujo que respetó las fechas de entrega y que da al lector lo que la historia le ofrece: Entretenimiento puro y duro.

El volumen continúa contándonos el enfrentamiento de la Guardia del Infinito, que trata de custodiar a un Warlock en estado comatoso, contra la entidad Abismo por un lado, y el ejército por el otro, que ve la llegada de estos cósmicos personajes a la Isla de los Monstruos como una amenaza al Planeta Tierra. Como en el caso anterior, estamos ante una historia entretenida que tampoco desea ser otra cosa, por lo que si bien no nos dejará un sabor de boca especial y único que recordar, si nos regalará unas cuantas horas de diversión.
Quizás lo más interesante de este tomo, sea la lucha interna de Warlock con las distintas encarnaciones de sí mismo, desde el pretérito Él, a la personalidad que adoptase en la década de los 70 antes y después de que Jim Starlin se hiciera cargo de sus aventuras, como por supuesto, pasando por el Magus, mayor temor del Adam actual. Como siempre que Starlin entra en contacto con la turbada mente del por otro lado, perfecto ser, el entretenimiento muta en divagaciones filosóficas que hacen que la lectura suba un peldaño en calidad.

Finalmente, el tomo nos deja a la puertas de la Cruzada del Infinito (que podremos comenzar a leer no en Octubre si no en Noviembre de este año), al aparecer a los pies de nuestros protagonistas Maxam, un misterioso personaje que dará mucho que hablar.

En este caso, el dibujo lo ejecutan Ángel Medina y Tom Grindberg, de mayor calidad que el ejecutado por sus anteriores compañeros, con un trazo más duro y serio en ambos casos, que acompaña al dramatismo de la obra, pero sin que en ningún caso podamos hablar de ilustraciones que sobresalgan, pues en general el dibujo de este volumen debe tildarse de poco más que cumplidor.

Finalmente, el tomo cierra con una divertida historia corta de Pip el Troll que en su día se incluyó en la antología Marvel Comics Presents (número 112) y que al no tener lugar por su argumento en un momento específico de la trama, resultaba susceptible de ser incluida en este o en otros volúmenes, siendo de agradecer que Panini se esfuerce en recopilar prácticamente todo el material starliniano de la década de los noventa.

En definitiva, estamos ante un volumen que resulta tan entretenido como innecesario para comprender lo que llegará con la Cruzada del Infinito, pero que desde luego hará las delicias de los que como este redactor, son incansables fans de Starlin y de su galáctica prosa.



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