Javier Vázquez Delgado recomienda: #HowardChaykinDayZN – Ironwolf Las Llamas de la Revolución.

 

Edición original:Ironwolf: Flames of Revolution.
Edición nacional/ España: ECC Comics.
Guión:Howard Chaykin y John Francis Moore.
Dibujo:Mike Mignola.
Entintado: P. Craig Russell.
Color: Richmond Lewis.
Formato:Cartoné, 496 páginas (forma parte de la antología “El Universo DC de Mike Mignola”
Precio:41,50 € (antología completa).

 

Durante todo el día de hoy, Zona Negativa como espacio que es dedicado a predicar la palabra del noveno arte, ha destinado la pluma de sus redactores a homenajear a Howard Chaykin, un gran autor de cómic que, desgraciadamente, nunca ha recibido el reconocimiento que se merece.
Y es que, Chaykin es en primer lugar, un autor de cómic que como pocas veces suele ocurrir en la viñeta, ha inundado este mundo con sus guiones y con sus ilustraciones, tanto de interiores como de portadas. Por tanto, estamos ante uno de esos autores que podemos llamar completos, porque son capaces de desempeñar casi la totalidad del proceso creativo de un cómic por sí mismos.
Además, el trabajo de Chaykin ha sido muy prolífico, tanto en Marvel como en DC, así como en editoriales de corte más independiente.
En el caso que nos ocupa, Chaykin rescató de la década de los 70 a un personaje de creación propia, Brian Ironwolf, que hizo su primera aparición en la antología perteneciente a DC, Weird Worlds entre los años 1972 y 1974 a cargo de Chaykin como primer guionista y dibujante del personaje.

En 1992, tuvo lugar el regreso de Ironwolf a las viñetas, esta vez con Mike Mignola como dibujante y John Francis Moore como guionista de la historia junto con el propio Chaykin.
Ironwolf: Las Llamas de la Revolución, título que recibe esta novela gráfica que por el momento, y más de un cuarto de siglo después de su publicación no ha conocido continuación, se enclava dentro de lo que podríamos definir como un universo Steampunk. Para aquellos que no conozcan el término, el Steampunk es un estilo artístico a nivel narrativo y visual que podemos ver en películas como Wild Wild West o cómics como La Liga de los Hombres Extraordinarios de Alan Moore y Kevin O’Neall. En las obras de corte Steampunk, se nos presenta un universo en el que la humanidad alcanzó el pináculo de su desarrollo en la Revolución Industrial del Siglo XIX, por lo que la máquina de vapor supone el mayor logro jamás visto, habiendo evolucionado el universo en torno a la misma, con increíbles vehículos, armas y artilugios de todo tipo que se basan en dicha tecnología y que son tan maravillosos como inimaginables.

En el caso que nos ocupa, Ironwolf no sólo bebe de la estética Steampunk, si no que también lo hace de la ciencia ficción más básica, y es que, no es la Tierra ni la Vía Láctea el enclave en el que la historia se desarrolla, si no el de Galactika, un conglomerado de planetas a los que, como a otros de los muchos que plagan el espacio exterior, la humanidad llegó en un momento determinado, en su ansia de imparable colonización, formando un Imperio que gobierna con mano de hierro.

Por otro lado, Galactika y sus planetas adyacentes están gobernados por un Imperio, del que forman parte los aristos, estamento que representa a la nobleza y que oprime al pueblo llano, y del que Ironwolf formó parte en su día, como noble y heredero por derecho de una vasta extensión de madera antigravitatoria, recurso indispensable para la construcción de naves espaciales con las que perpetuar el deseo de expansión colonizadora de la clase alta.
Por si este derroche de imaginación fuera poco, en el mundo presentado en esta obra, no sólo encontraremos humanos, si no que encontraremos en los más altos puestos de la aristocracia a la verdadera clase gobernante; la de una especie de vampiros que consideran al resto de las razas que pueblan el cosmos como inferiores y por tanto, como ganado susceptible de alimentarles en el más literal de los sentidos.

A esta suerte de “no muertos espaciales” se unen otras razas, más similares a hombres bestia, llamadas calicos, una suerte de animales antropomórficos que pueblan el universo galáctico que se nos presenta junto a los mencionados vampiros y a los humanos, y que suelen hacer las veces de mercenarios al servicio de la que se comprometen, ya sea ésta a favor de la revolución, en contra de la misma, o de simple búsqueda del porvenir.

Y es que, este cosmos que como se ha dicho, fue presentado en los años 70, nos demuestra que antes de Star Wars ya existían malvados imperios galácticos contra cuya opresión luchaban unos pocos héroes escogidos.

Como hemos dicho, Brian Ironwolf, protagonista de nuestra historia, fue un aristócrata que años antes de los hechos que se desarrollan en esta novela gráfica decidió dar la espalda a su herencia y luchar por un mundo mejor en el que el pueblo llano tuviera una oportunidad real de libertad, y no sólo una ilusión, jugándose el pellejo en cuantas suicidas misiones sean necesarias para hacer cada día más plausible el sueño de libertad que alimenta el corazón del protagonista.
El desarrollo del arrgumento en el que esta simbiosis de ambientación steampunk dentro de un enclave de ciencia ficción feudalista toma lugar, puede resultar un tanto complejo de captar al principio para el lector, pero en opinión de este redactor no resulta si no de una artimaña conscientemente urdida por Howard Chaykin y John Francis Moore, que pergeñan una historia que comienza in media res, o lo que es lo mismo, en medio de un todo más complejo del que sus autores obvian a propósito el informarnos, lo que hace partícipe al lector de que la historia que está leyendo forma parte de un universo más complejo de lo que a primera vista pudiera parecer.

El hecho de haber leído o no, las historias de los años 70 en las que Ironwolf fue presentado como personaje no nos aportará una mejor comprensión del argumento que, como digo, se enrevesa a propósito por sus autores, pero sí que nos arrancará más de una sonrisa cuando la historia haga vagas referencias a hechos de los que podemos ser testigos en esos cómics previos.
En lo relativo al dibujo, el mismo como hemos dicho, está a cargo de Mike Mignola, un autor que no necesita presentación, conocido mundialmente por Hellboy, personaje que hoy en día ha dado pie a lo que se conoce como el Mignolaverso, todo un cosmos de ficción formado por diversas obras que entremezclan el género lovecraftiano con el superheroico y del que ya podemos atisbar ciertos elementos en esta obra.

Y es que, el Mike Mignola de Ironwolf resultar ser un autor que sólo podemos calificar de superdotado, haciendo gala de complejos diseños en lo relativo a armamento, vehículos, diseño de personajes y de las originales razas a las que pertenece cada uno de ellos… Este cómic no habría resultado tan interesante si no fue por el dibujo de Mignola, creador que es capaz de dar vida a este argumento en el que la ciencia ficción, la estética steampunk y el medievo con tintes coloniales, se dan la mano.

En lo que respecta a la publicación de este cómic en la tierra de Cervantes, podemos encontrar una edición de Zinco, y otra posterior de Norma Editorial que recogen la obra en formato de novela gráfica y que hoy en día podemos considerar descatalogadas, y la más actual de las reediciones, la efectuada por ECC Comics dentro del volumen El Universo DC de Mike Mignola que tuve la oportunidad de poder reseñar en esta casa (reseña que puede ser consultada pinchando en este enlace), siendo deseable que la misma se reedite en un formato único (y más económico dadas las menos de doscientas páginas de las que se compone la obra) para poder ser disfrutada de aquellos que no deseen adquirir el tomo completo dedicado a Mignola (si bien el mismo es de compra altamente recomendable).

Este redactor no conoce la existencia de más ediciones de esta obra, pero desde luego resulta de agradecer que ECC Comics haya decidido rescatar del olvido una obra que no es muy conocida dentro del noveno arte ni de DC Comics y que a juicio de quien firma estas líneas resulta de lectura imprescindible para casi cualquiera que sea fan de Chaykin, de Mignola, o que simplemente busque disfrutar de una gran aventura en la que temas siempre recurrentes como la libertad, el gobierno opresor y una revolución explosiva toman forma con la más original de las ambientaciones.



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