Javier Vázquez Delgado recomienda: Shadowman, Edición de lujo 2
Edición original: Shadowman 11-16, Shadowman: End Times 1-3 y Punk Mambo 0.
Edición nacional/ España: Medusa Cómics.
Guión: Jim Zub, Ales Kot, Christopher Sebela, Duffy Boudreau y Peter Milligan.
Dibujo: Miguel Sepúlveda, Roberto de la Torre, CAFU, Diego Bernard, Mathew Southworth, Alejandro Sicat, Valentine De Landro y Robert Gill.
Color: Brian Reber, David Baron, Matt Milla, Allen Pasalaqua, José Villarubia, John Rauch, Andy Troy y Ian Hannin.
Formato: Edición de lujo, 304 páginas.
Precio: 29,95 €.
Este mes ha sido muy importante para Shadowman, en primer lugar porque Medusa Cómics publica por primera vez en nuestro país una colección del personaje en formato grapa, cosa de lo que se analizará en unos días, pero también se publica el segundo tomo en formato Edición De Lujo, lo que supone que todo el material en torno al personaje está ya publicado aquí. Este tomo contiene el final de su primera serie, la cual llegó hasta el número 16, sigue con su limitada de 3 números llamada End Times y termina con el especial número 0 dedicado por completo a Punk Mambo, todo ello nos pone en el año 2015, ¿y después?, para quien quiera leer todo lo relacionado con el personaje tendrá que irse a la serie de Ninjak de Matt Kindt y terminar en el cruce de ambos personajes (y alguno más) titulado Rapture, todo ello muy recomendable. Pero dejemos de mirar adelante y recapitulemos, la presentación de Shadowman en sociedad había traído una historia mucho más clásica en su forma de lo que la editorial suele acostumbrar a hacer, el chico conseguía su poder, aprendía a la fuerza y ganaba al villano, quizás su sencillez hizo que no gustase tanto como otras, Justin Jordan como guionista principal escribía una historia entretenida que solo lograba sobresalir en dos números, el 0 y el 10, ambos dedicados al gran villano, el Maestro Darque, con dibujantes variados que daban un poco de todo y que precisamente en esos dos números conseguían una historia bastante redonda. Algunos de esos dibujantes siguen por aquí, concretamente Diego Bernard y Roberto De La Torre, realizando un buen trabajo aunque el baile de ilustradores sigue siendo demasiado grande, pero los guiones sí que cambian totalmente de manos, caen primero en Jim Zub, pasan a un número con varios autores y luego acaban con Peter Milligan de forma más estable.
Este recopilatorio se divide en tres partes, la primera de ellos contiene dos números auntoconclusivos de forma similar a como acababa el anterior tomo. El primer número es el de Jim Zub, un autor que tiene obras sobresalientes como Skullkickers y otras que dejan mucho que desear, su paso por los Thunderbolts por ejemplo, desgraciadamente su trabajo en Shadowman pertenece a estos últimos, su guión es tan soso como poco interesante, parece que trata un personaje distinto y da un salto temporal que no tiene mucho sentido, su interacción con la Doctora Mirage se aleja mucho del tono que las dos series han tenido. El dibujo de Miguel Sepúlveda tampoco es llamativo, está lejos de lo que este autor suele ofrecer. El humor que Zub trata de meter aquí no le sienta nada bien, no acierta ni en eso.
El siguiente cómic contiene tres historias cortas con nombres como Ales Kot y CAFU haciendo una de las mejores historias del tomo, con acción y humor bien introducido, Christopher Sebela y Matthew Southworth que llevan a Shadowman a los barrios bajos con unas páginas bastante interesantes, y finalizando con Duffy Boudreau y Diego Bernard que ofrecen un tono mucho más continuista, todo ello unido da para pensar que quizás lo mejor que le podía haber pasado a Shadowman es que tuviera una serie más cercana a una antología que lo que Valiant hizo con él.
La estabilidad la trae Peter Milligan al escribir los cuatro últimos números de su serie regular más esa End Times que se publica de forma posterior. Precisamente esos cuatro números forman la segunda parte del tomo y Milligan realiza un cambio importante en la serie al mover sus tramas del género superheroico/sobrenatural a algo más íntimo y oscuro, algo que se hace patente desde sus primeras páginas y de lo que el propio autor ya había avisado en diversas entrevistas antes de la publicación de estos cómics. Milligan afirmaba querer trabajar más el aspecto psicológico de Jack y escarbar en su oscuridad interior, ambas cosas las consigue y él mismo compara su trabajo aquí con el que realizara en Hellblazer y, aunque él trataba de establecer un paralelismo entre la búsqueda personal de John Constantine y la de Jack Boniface, en realidad lo que hace es crear una especie de clon femenino del mago de Vertigo a la que llama Punk Mambo. Pero no se queda ahí, para empezar hace que el vínculo entre el LOA y Jack no sea tan claro como parecía, el espíritu que lo convierte en Shadowman toma posesión de su cuerpo para hacer cosas que Jack no recordará, jugando un poco con los ideales de bien y mal como sí se hace en el resto de series Valiant. Pero tampoco para aquí, Milligan va a trabajarse el personaje de Jack un poco más y pasa de ser el pacífico y amable chico de los primeros números a tener un pasado algo turbio que sirve de base para que los que eran sus aliados duden de él, y el autor quiere que esa duda se transmita al lector. El problema es que esto debilita bastante al personaje, lo bueno que Punk Mambo es un gran personaje, aunque parte de su grandeza se la da Matt Kindt en años posteriores.
A Milligan solo le da tiempo para escribir un arco argumental, lo mejor de este es que está dibujado por Roberto De La Torre con un estilo que ayuda a ese tono oscuro que le quiere dar Milligan además de hacer la lectura infinitamente más agradable, lo peor es que esos planes de oscuridad se quedan un poco cojos, la insistencia en un pasado agresivo de Jack se hace algo pesada para un tema que podría haber realizado en menos números. Sí que es una historia entretenida pero algo inferior a la de Justin Jordan, además Valiant no es una editorial que tenga por costumbre caer solo en el mero entretenimiento y de la misma manera que hay que alabar ciertas decisiones también se debe ser igual de crítico con los aspectos negativos. Pero no todo es malo, Milligan hace un buen trabajo con los personajes femeninos, en principio por crear a Punk Mambo pero también por el desarrollo y la importancia que da a Alyssa. Las escenas de acción no están nada mal, aunque eso es en gran medida gracias a Roberto De La Torre y la trama con las revelaciones finales se deja leer, también se puede alabar su intención de aumentar su mitología, pero debería haber durado la mitad de números.
Un mes después de la cancelación de la serie aparece en las librerías End Times, la continuación directa de la colección que había quedado colgada en forma de miniserie de tres números en la que Peter Milligan sigue con su historia como si del número 17 de Shadowman se tratase, esta vez con Valentine De Landro al dibujo, que no es Roberto De La Torre ni está al nivel que poco después demostrará en Bitch Planet pero no lo hace mal. Milligan sigue en la línea de la anterior serie, quiere continuar ahondando en el personaje y para ello se inventa que su padre sigue vivo. Punk Mambo y Alyssa siguen siendo importantes pero menos que antes y Milligan introduce una vez más al Maestro Darque, la búsqueda de Jack le lleva a liberar al villano que había vencido en el primer tomo dando la sensación de que o está algo mal desarrollado o bien Jack no es muy inteligente, sea como sea el resultado, la forma en la que van reaccionando los personajes, no es muy creíble. El final de esta tercera parte es bastante interesante, con Darque triunfante y Shadowman a su merced, pero nos deja algo colgados, Milligan no volverá al personaje, Valiant no le da colección propia hasta ahora y su resolución la tenemos que buscar año y medio después en la colección de Ninjak por Matt Kindt.
Para cerrar el tomo, tanto la edición americana como la española, incluyen un número 0 dedicado a Punk Mambo con guión de Peter Milligan y dibujo de Robert Gill, el resultado es considerablemente mejor que lo anterior. Es verdad que Milligan bebe mucho de la vida de John Constantine para crear a este personaje, pero lo hace muy bien, va a la Inglaterra del punk, usa el movimiento y la evolución de la gente en él y hasta se atreve a meter unas pinceladas de crítica social en diversos puntos del cómic. Conocemos algo del origen de Punk Mambo y, aún sin ser nada nuevo, es mucho más interesante que el resto de lo escrito por Milligan en este tomo.
El segundo volumen en edición de lujo de Shadowman tiene un guión un poco inferior al que Justin Jordan escribiese en los primeros números, que ya de por sí no era de los más destacables de la editorial, cierto que la serie tiene su algo que la hace entretenida pero de entre los personajes principales de su editorial la de Shadowman es la peor. Mucho más interesante han resultado las series de Doctora Mirage o las apariciones de Punk Mambo en series como Ninjak o Book of Death, lo que nos indica que el problema no es la magia, es el escritor. Desde el punto más positivo se sitúan las historias cortas del número 12, el 0 de Punk Mambo y, en general, el dibujo.
Ver Fuente
Comentarios
Publicar un comentario