Javier Vázquez Delgado recomienda: La tumba de los Champignac
Edición original:Le Spirou de…3 Le tombeau des Champignac FRA, Dupuis
Edición nacional/ España:Dibbuks
Guión:Yann Le Pennetier y Fabrice Tarrin
Dibujo:Fabrice Tarrin
Color:Yuko, Fred Neidhardt y Fabrice Tarrin
Formato:Cartoné, 64 Páginas
Precio:16€
Si les confesara que he hecho un descubrimiento extraordinario, les mentiría… porque, verán, el descubrimiento es mucho más que eso, es asombros… ¿Qué digo…?¡Abracadabrante!
Dibbuks prosigue con su apuesta por la serie Spirou y sus derivadas y en esta ocasión saca el tercer número de Spirou por… titulado La tumba de los Champignac que permanecía inédito en nuestro país desde su publicación en el año 2007 en el mercado franco-belga por Dupuis. Sus autores son Yann y Fabrice Tarrin.
Yann Le Pennetier es un guionista francés nacido en 1954. En el mundo del cómic es conocido como Yann, aunque también ha firmado algún trabajo como Balac. La tumba de los Champignac fue su primer trabajo en la serie Spirou por… aunque en nuestro país lo hayamos visto publicado después de sus fantásticas colaboraciones con Schwartz El botones de verde caqui (Dibbuks) y La mujer leopardo (Dibbuks). En los último tiempos parece haberse especializado en las series de aviación firmando los guiones de: Pin-up (Norma) con Philippe Berthet, Diente de oso (Norma) con Alain Henriet o Angel Wings (Norma) con Romain Hugault. Para finales de año Norma nos traerá Doble 7, otra de este género situada en este caso en la Guerra Civil Española donde repite su colaboración con Julliard tras Mezek.
Fabrice Tarrin es un historietista francés nacido en Francia en 1971. A los veinte años se incorporó a la revista Spirou realizando ilustraciones y la serie Mademoiselle Peggy Sue. En 1997 apareció publicado su primer álbum Les Aventures de Monsieur Tue-Tout con guion de Fred Neidhardt. En el 2000 comenzó la serie Violine junto al guionista Tronchet pero la abandonó en el tercer número por problemas entre los dos. Después se dedicó a publicar álbumes de los que era el autor completo como Sexe, Amour et déconfiture, Le parcours d’un puceau, Maki, Journal intime d’un lémurien o Charlotte Gainsbourg mon amour. La tumba de los Champignac es su primer cómic publicado en nuestro país.
La historia comienza con acción y gran ritmo, algo que se mantiene durante todo el álbum. En las primeras páginas Spirou y Fantasio van corriendo al castillo del Conde de Champignac, ya que le ha alertado de que ha tenido un accidente por un experimento que se ha descontrolado. Al llegar descubren que el castillo se encuentra medio destruido, pero esa destrucción desvelará un misterio que se oculta debajo del castillo y que como una matrioska encierra otros a los que acompaña una Seccotine más interesante que nunca. La resolución de los mismos será el motor de la historia. Estamos ante una historia que los autores idearon considerando que después de QRN en Bretzelburg no se habían producido más álbumes de los personajes.
La Tumba de los Champignac es sobre todo un homenaje a los álbumes que Franquin realizó para la serie principal de Spirou pero también a los tebeos de aventuras que poblaron de manera masiva la BD en los años cincuenta y sesenta el mercado francés. Y es que, si bien la figura de Franquin está presente en cada página, también resulta imposible leerla sin recordar los mejores trabajos de Hergé. Y eso constituye el mayor problema del álbum, la sensación de que aunque estemos ante una buena historia no está a la altura del personaje ni del género. Yann y Tarrin no consiguen despegarse de la enorme sombra que ejerce Franquin, tampoco lo pretenden ya que crean una historia similar a las suyas pero sin alcanzar nunca su genialidad y que no deja de parecer un pastiche de varios de sus álbumes, así tenemos una mezcla con un poco de El viajero del Mesozoico, un poco del El prisionero de los 7 Budas, otro de La sombra de Z y un montón de referencias más al trabajo de Franquin además de una pizca del trabajo de Hergé en la díptico de Rackham el Rojo. Incluso tenemos hasta un trasunto del Marsupilami en la esfinge. Todo esto choca en una colección cuyo objetivo es hacer historias que se alejen del canon del personaje, tal vez hubiera tenido más sentido como historia de serie principal. Además tantas referencias al pasado de la serie hacen difícil que un lector novel pueda disfrutar del álbum, que por momentos acaba convertido en divertimento solo apto para los fans más longevos de la serie. El resultado es que tenemos una historia que ni llega a las de Franquin, ni transita caminos inexplorados por el personaje como las mejores de la serie paralela. Algo que es una pena viniendo de Yann que nos ha ofrecido junto a Schwartz alguno de los mejores momentos del personaje en los últimos tiempos.
Como ya hemos dicho el álbum es un homenaje a los de Franquin así que tenemos todo lo que él nos ofrecía: inventos locos del Conde que salen mal, aventuras por el mundo, humor y acción a raudales. Además de la relación de amistad entre Spirou y Fantasio que es el punto central de la serie, pero aquí se ve alterada por la presencia de Seccotine, que manipula a ambos para conseguir sus propósitos. Hay alguna escena con ella y Spirou que no gustará a los puristas de la serie, pero no hay que olvidar que estamos ante historias fuera de la continuidad de la serie principal. El tratamiento de los personajes habituales de la serie es bastante acertado, sobre todo la modernización de Seccotine que no podía tener el mismo carácter que le impuso Franquin fruto de su época pero que ha quedado bastante obsoleto. El peor tratado es Spip que apenas tiene importancia, pasado totalmente desapercibido y desaprovechado. Algo que no sucede con el Conde que tiene un papel estelar y que es lo mejor del álbum, su presencia y la de Seccotine que hacen que estemos ante una historia más coral de lo habitual en la serie ya que los dos tienen tanto protagonismo como Spirou y Fantasio. Puede chocar la ausencia de un antagonista en la historia algo no muy habitual, pero que no es necesario para construir la historia, ya que el motor de la misma son los misterios a los que se enfrentan los personajes.
Con el apartado gráfico del álbum sucede lo mismo que con el guion y la figura de Franquin lo eclipsa todo. Tarrin realiza un dibujo muy similar al del mejor representante de la escuela de Marcinelle con ese estilo que marca toda la BD de aventuras humorísticas. Sus diseños de personajes son los mismos que Franquin y en ningún momento consigue dejar ver su personalidad. Sin embargo es un solido narrador aunque su diseño de página pequé de ser demasiado clásico. Sus personajes son dinámicos y expresivos algo vital para este tipo de historias. Los fondos no son todo lo detallados que deberían. El color, obra de Yuko, Fred Neidhardt y Tarrin, es efectivo y está bien dado pero no es nada espectacular y no aporta gran cosa narrativamente, siendo únicamente descriptivo. En definitiva un buen trabajo pero sin ser nada espectacular y en el que no vemos a Tarrin sino a un buen imitador de Franquin pero sin su maestría.
Dibbuks como siempre hace una gran edición, buen tamaño, buena reproducción y un gran diseño. La única pega es que no indican quiénes son los coloristas. Esperemos que el año que viene podamos disfrutar de su mano del nuevo Spirou por… de Emile Bravo, que si es la mitad de bueno de Diario de un ingenuo será uno de los álbumes del año.
La Tumba de los Champignac es un buen álbum que se lee con ganas y se disfruta, pero que no consigue apartarse del mero homenaje a Franquin y su leyenda. Y que palidece ante otras propuestas de la serie que ofrecen visiones novedosas de unos personajes con historias mucho mejores que esta, que tal vez sea la menos interesante de la colección.
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