Javier Vázquez Delgado recomienda: Motor Girl, de Terry Moore
Edición original: Motor Girl Nº 1-10 USA (Abstract Studios, 2016-2017).
Edición nacional: Norma Editorial (2018).
Guión: Terry Moore.
Dibujo: Terry Moore.
Entintado: Terry Moore.
Formato: Tomo rústica de 224 páginas.
Precio: 17,50€
“Yo ya no quiero respuestas.
Ojalá alguien me dijese lo que tengo que hacer”.
Este año se conmemora el 25º aniversario de Strangers in Paradise, la obra más conocida de Terry Moore. Una historia con la que este autor pilló desprevenidos a unos años noventa oscuros, reflectantes y lleno de superhéroes hipertrofiados. Todo un clásico que no debería faltar en la estantería de ningún aficionado al cómic; una obra que se mantiene tan fresca como el primer día y que definió el camino de su autor en el mundo de la historieta. Esta serie supuso el nacimiento de Abstract Studio, ese rincón personal donde Moore ha autopublicado trabajos como Echo, Rachel Rising y, su creación más reciente, Motor Girl. Esta obra viene a cerrar una especie de trilogía de género en la que Moore ha abordado la fantasía superheroica, el terror y, finalmente, la ciencia ficción. No obstante, como sus personajes, las historias de Moore suelen presentar unos cálidos y entrañables grises que hacen difícil reducirlas a un solo género.
Una chica, un gorila, herramientas eléctricas y una invasión extraterrestre. Esta amalgama dispar de elementos fueron el germen de Motor Girl, una serie que según su autor tiene todo lo que le gusta ver en un cómic. La idea original la tuvo hace años, después de finalizar Strangers in Paradise, pero según el propio Moore el “universo” quiso que antes hiciese Echo y Rachel Rising. ¡Y qué le vamos a reprochar nosotros a Terry Moore! En estas series nos ha regalado risas, lágrimas y toneladas de diversión. Ahora, llega el momento de Motor Girl, una serie limitada de diez números que sigue las directrices de los trabajos anteriores de este autor combinando su destreza en el tratamiento de personajes, el ritmo insuperable de sus historias, su ingenioso sentido del humor y sus habilidades como narrador gráfico. Si le habéis echado de menos la espera ha terminado, Norma Editorial nos trae este mes Motor Girl recopilada en un único volumen que leeréis de un plumazo con una sonrisa en los labios.
Motor Girl es la historia de Samantha, una joven veterana de guerra con estrés postraumático que trabaja como mecánico en un desguace en mitad del desierto. Su mejor amigo es un gorila llamado Mike que viste y habla como un ser humano, aunque solo Sam parece ser capaz de verlo… La duda sobre su estado mental queda todavía más justificada cuando cierta noche Sam ve caer sobre su desguace una nave alienígena habitada por simpáticos hombrecillos verdes. Su casera Libby cree que está perdiendo la cabeza, pero cuando un importante magnate y unos matones de poca monta se cruzan en sus vidas la cosa se pondrá realmente loca. Sam tendrá que afrontar su pasado para poder sobrevivir a la realidad de su presente. Terry Moore nos propone así un viaje de superación con una obra que pese a su ligereza y notas caricaturescas pasa por ser también una de las más crudas de su currículum (al menos a nivel psicológico).
Motor Girl nos presenta a la ya prototípica protagonista de Terry Moore, con una personalidad propia y diferente a la de otras compañeras suyas, pero fruto igualmente de la filosofía de su autor a la hora de retratar personajes femeninos, en particular, y de todo tipo, en general. Esto quiero decir que Sam es una heroína tan humana como nosotros, con aristas, con matices y con una forma de ser que es el resultado de sus defectos y virtudes como persona. Esto que parece una perogrullada si atendemos a la construcción de personajes es algo que Terry Moore hace como nadie, dando una veracidad y credibilidad a sus “criaturas” con las que es capaz de sortear géneros, razas, ideas políticas y credos. No perdemos esa sensación incluso cuando Moore introduce elementos discordantes o hace gala de la parodia y el humor absurdo para contar su historia, como ocurre en algún caso con la presente Motor Girl.
El dibujo claro y limpio de Moore siempre ha sido una gran baza en estas situaciones; un trazo magistralmente expresivo y dotado de una personalidad única de la que se nutre la argamasa de cada una de sus viñetas, sólidos ladrillos para una narrativa gráfica natural y muy cuidada. Sobre ella edifica de manera rápida y ágil, primando la diversión por encima de todo, aunque sin por ello descartar cuestiones importantes que sutilmente tratan sus obras, habitualmente relacionadas con temas de calado social. Si Echo tenía un subtexto que hablaba sobre la sexualización de los personajes femeninos en el cómic de superhéroes y Rachel Rising maneja unos pasajes finales demoledores sobre el maltrato y la violencia de género, en Motor Girl se habla de identidad y se aborda la problemática de los veteranos de guerra y el estigma de los trartornos mentales en la sociedad moderna.
En este sentido, es tentador relacionar Motor Girl con Tank Girl, la mítica creación de Alan Martín y Jamie Hewlett protagonizada por las surrealistas aventuras de Rebecca Buck y su novio Booga, un canguro mutante. Sin sus mismas dosis de incorrección política Terry Moore parece realizar un cierto homenaje a esta obra, al menos a nivel gráfico y también respecto a su reivindicación feminista -interesante como Moore construye una historia con protagonista femenina en la que en ningún momento el interés romántico entra en juego- y su mensaje anticorporativista y antimilitarista. De una manera u otra, Terry Moore ha logrado una vez más mantenernos pegados a las páginas de un cómic suyo, haciéndonos reír, emocionándonos, dejándonos pensar entre capítulo y capítulo y permitiéndonos seguir disfrutando de un dibujo tan humano como sus personajes y sus historias.
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