Javier Vázquez Delgado recomienda: Mundo independiente: Actualidad USA #1
Bienvenidos a una nueva sección de Mundo independiente con la que recuperamos una antigua tradición. Se publican tantos cómics indie en el mercado estadounidense que hacía falta un espacio en el que poder comentar nuestras impresiones de los estrenos más destacados de la semana y algunas series en curso de las que poco se habla. Como el reboot de Kick-Ass, con el que inauguramos la sección.
Kick-Ass #7-8, de Steve Niles y Marcelo Frusin
Edición original: Image Comics.
Guión: Steve Niles.
Dibujo: Marcelo Frusin.
Color: Sunny Gho.
Formato: Grapa, 30 páginas.
Precio: $3.99.
Seré sincero: soy una fan de la franquicia Kick-Ass. Tengo toda la colección en tapa dura, y no me arrepiento de ello. No serán cómics profundos o rompedores, pero tienen todo lo que le pido a un cómic de acción mainstream. Me gustó el primer arco argumental de la nueva Kick-Ass, aunque se notaba que Mark Millar y Romita Jr. estaban cansados a causa de su carga de trabajo. Tanto trabajo tienen que hace dos meses cedieron las riendas de la serie a Steve Niles y Marcelo Frusin.
Otra confesión: no me gustan los cómics de Steve Niles. Todo los cómics que he leído con su firma me disgustaron tanto que me temía lo peor. Pero para mi sorpresa, está haciendo una labor competente. Millar dejó a la nueva Kick-Ass, Patience Lee, en una situación bastante desfavorecedora. Niles continúa llevandola a un callejón sin salida en una historia con toda la violencia y mala baba que uno espera de un cómic de Kick-Ass, al mismo tiempo que desarrolla un poco más a la protagonista y su entorno. Patience Lee tiene el potencial para ser mejor protagonista que Dave Lizewski.
Sin embargo, que nadie espere el gamberrismo y las referencias a la cultura popular tan característico de los anteriores volúmenes. Millar se olvidó de ellos en sus números, y su sucesor tampoco tiene interés en emular esos cómic. Teniendo a un dibujante como Marcelo Frusin, prefiere darle a la serie un toque neowestern, serio y crudo. El dibujante retrata muy bien la aridez de la América profunda y el ambiente despiadado de bandas callejeras en la América profunda. Las escenas de acción enfatizan el impacto de cada golpe y cada bala, similar a cómo hacía Romita Jr., con una composición de página bien calculada. Quién sabe, puede que Niles al final no sepa hacer buen uso de los juguetes que le ha prestado Millar. Pero los dos números publicados hasta ahora me han convencido de que podríamos estar ante una notable continuación.
Blackbird #1, de Sam Humphries y Jen Bartel
Edición original: Image Comics.
Guión: Sam Humphries.
Dibujo: Jen Bartel y Paul Reinwand.
Color: Jen Bartel y Nayoung Wilson.
Formato: Grapa, 30 páginas.
Precio: $3.99.
Amo y odio a partes iguales los cómics de Sam Humphries. Excepto The Ultimates, pero es mejor no hablar de esa serie; no quiero reabrir heridas o despertar traumas olvidados. Cuando se anuncio su marcha de Marvel a DC, la sensación de alivio fue impagable. Ya no tendría que reseñar más comics de Marvel con su firma. Pero la mala hierba nunca muere, y Humphries prueba suerte en el mercado indie con una serie de la que inevitablemente tengo que hablar. O puede que la esté reseñando porque disfruto torturándome a mí mismo.
Habiendo guionistas mucho peores, ¿por qué me gusta tan poco Humphries? Pues porque él siempre tiene buenas ideas que nunca sabe utilizar. Cada serie en la que trabaja tiene el potencial para ser algo grande, pero termina socavada por malos diálogos, un desarrollo previsible, y una recta final decepcionante.
Call of Duty: Zombies 2 #1, de Justin Jordan y Andres Ponce
Edición original: Dark Horse Comics.
Guión: Justin Jordan (basado en una historia de Jason Blundell y Craig Houston).
Dibujo: Andres Ponce.
Entintado: Mauro Vargas.
Color: Dan Jackson.
Formato: Grapa, 21 páginas.
Precio: $3.99 (físico), $1.99 (digital).
La semana pasada se puso a la venta Call of Duty: Black Ops 4, la nueva entrega de la popular saga de videojuegos. Se pronostica que venderá millones de copias por todo el mundo. Por supuesto, una editorial como Dark Horse no podía dejar pasar la oportunidad de publicar una serie relacionada con un producto tan deseado. Desde que comparon la licencia publicaron una precuela y un spin-off basado en el popular modo zombies de la serie, donde los jugadores luchan contra una horda interminable de no muertos con el objetivo de sobrevivir más tiempo que en la partida anterior. Dada la ausencia de un modo historia en Black Ops 4, los editores decidieron enfocar la serie como una mezcla entre los dos conceptos previamente mencionados: una precuela del modo zombies de esta entrega.
Si bien la historia nunca ha sido su fuerte, cada entrega de Call of Duty ofrece una pequeña historia de fondo en cada mapa del modo zombies que los jugadores pueden reeconstruir si prestan atención. A veces, se entregan a premisas absurdas: en Call of Duty: Black Ops los jugadores llegamos a controlar a JFK, Fidel Castro, y Richard Nixon haciendo equipo en un Pentágono asediado por zombies. En Black Ops 4, los desarrollados han creado dos mapas para el modo zombies que son puro pulp. En ellos manejamos a un grupo de viajeros del tiempo en el Titanic y la Antigua Roma respectivamente. El cómic de Dark Horse pretende ahondar en el trasfondo de esos viajeros temporales, un buen punto de partida para una adaptación.
El primer número se ambienta en los desiertos de Marruecos en 1910. Conocemos a un militar imponente y a un misterioso científico que luchan contra la mafia y una secta ancestral. Todos buscan un objeto ancestral que otorgan inmenso poder a quien lo posea. ¿Se puede desaprovechar una combinación de elementos tan pulp? Desgraciadamente, Justin Jordan nos da una respuesta afirmativa. Pero probablemente no es culpa suya; trabaja sobre una historia de los desarrolladores, quienes exigen que dedique demasiado espacio a perfilar los personajes, estereotipos andantes, y a aludir a la trama del videojuego. Jordan elabora el guion alrededor de esas dos exigencias, dejando de lado el componente de aventuras. Y respecto al dibujo, Andres Ponce, aun con sus muchas limitaciones, hace un competente trabajo. Se le podría achacar que es incapaz de darle un sabor pulp al cómic, pero el guion tampoco le da la oportunidad de hacerlo.
En definitiva, Call of Duty: Zombies 2 termina siendo lo que más me temía. Es publicidad de pago para el videojuego, y no podría ser más anodino. Un producto para fans que ni ellos querrán. Ahorrarán el dinero para pagar las infames microtransacciones que tiene Black Ops 4.
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