Javier Vázquez Delgado recomienda: Eternal Warrior, Edición de lujo

 

Edición original: Eternal Warrior 1-8, Eternal Warrior: Days of steel 1-3.
Edición nacional/ España: Medusa Cómics.
Guión: Greg Pak y Peter Milligan.
Dibujo: Trevor Hairsine, Clayton Crain, Diego Bernard, Alejandro Sicat, Robert Gill y Cary Nord.
Color: Brian Reber, Guy Mayor y John Rauch.
Formato: Edición de lujo, 352 páginas.
Precio: 29,95 €.

 

En el presente año desde Medusa Cómics han tenido la gran idea de aumentar la cantidad de volúmenes de sus tomos “Edición De Lujo” que contienen las primeras historias que la actual Valiant ha sacado. Con ello han completado Shadowman, han sacado eventos como Book of Death o Armor Hunters o han vuelto a los orígenes de X-O Manowar pero siempre editando los tomos que ya habían salido en Estados Unidos, hoy nos topamos con una excepción, allí nunca se recopilaron en un tomo las primeras historias de Eternal Warrior, lo que hoy analizaremos aquí es una apuesta personal de Medusa Cómics y un atrevimiento que, como lectores, creo que debemos agradecer el gesto ya que no todas las editoriales se atreven a realizar movimientos de este tipo.

El material que encontramos en el interior ya había sido publicado en tomos en España por las anteriores editorial, sin ninguna novedad ni número inédito alguno, y es la previa la limitada The Valiant, al evento Book of Death y a la serie que actualmente publica Medusa en tomos en formato rústica titulada La ira de Eternal Warrior. Lo que sí es inédito es la calidad del formato que poco tiene que ver con aquellos tomos de hace unos pocos años, tomo en tapa dura con sobrecubierta y una bonita portada de Lewis LaRosa, en su interior las mismas tapas negras con letra blanca del resto de tomos, a las que ya podemos clasificar de duraderas, y un buen cosido. Son tomos a los que se les puede dar un buen trote. Su contenido es, como decía, el total de los números previos de Eternal Warrior, es decir, once, los cuales están divididos en tres partes, la primera con los cuatro primeros números de su serie, la segunda con los cuatro siguientes y la tercera con la miniserie “Días de acero”. Dicho esto hagamos un breve repaso, ¿quién es Eternal Warrior?

En 1992 Jim Shooter y Don Perlin crean el personaje de Eternal Warrior, el cual aparece por primera vez en la serie Solar, Man of the atom, una serie de la que la actual Valiant no tiene los derechos. Ese mismo año Gilad Anni-Padda consigue su primera colección propia que durará la friolera de 50 números, en ella se vinculará a equipos y organizaciones como el MI-5, Future Force o una Secret Weapons muy diferente a la que conocemos. Tras su cierre y la compra de la editorial por parte de Acclaim aparece una nueva serie llamada Eternal Warriors sobre la familia Anni-Padda, donde Gilad será Warmaster. Una vez acabadas todas esas etapas y resucitada la nueva Valiant en 2012, Gilad vuelve a este universo quizás no con tantos números pero sí con bastante importancia.

La primera aparición de Eternal Warrior es en la colección de su hermano Armstrong (Archer & Armstrong número 5) y la siguiente a mediados de 2013 en X-O Manowar, después de eso, en diciembre de ese mismo año, Gilad consigue su primera serie propia que durará 8 números. En este punto lo que sabemos de él es que es el pequeño de tres hermanos inmortales, Aram (Armstrong) e Ivar (Timewalker), cada uno de ellos con unas claras y diferenciadoras características, al fin y al cabo son los representantes del arte, Aram, del conocimiento, Ivar, y de la fuerza, Gilad. Pero mientras que sus hermanos no tienen una tarea totalmente definida, Gilad es el elegido como protector de los Geomantes, unos seres poderosos herederos del espíritu de la Tierra. Gilad es un guerrero nato entrenado durante siglos y su poder es la inmortalidad.

Esta primera serie propia está completamente escrita por Greg Pak y empieza con un arco de cuatro números titulado “La espada salvaje”, cómics ilustrados principalmente por Trevor Hairsine con partes dibujadas por Clayton Crain y Diego Bernard. En ellas se narra una aventura de Gilad que recorre diversas épocas de su vida, así, en la principal de cada número Hairsine lleva el peso mientras que Crain y Bernard se dedican a las narraciones secundarias. Con estos tres nombres involucrados está claro que la calidad es buena, Hairsine aun no es el dibujante que veremos en Divinity, especialmente en sus secuelas, pero es un autor que ya llevaba un tiempo en el mundillo y que ya aquí había adquirido su estilo propio. Cayton Crain llega con su estilo más realista a la vez que más estático y Diego Bernard es el que tiene un estilo más común pero probablemente sea el mejor narrador de los tres.

La historia nos lleva a la antigua Mesopotamia donde Gilad dirige a unos guerreros contra el Culto de la muerte de Nergal, en su bando están sus hijos, cuando vencen su hijo sigue al padre queriendo perdonar a las mujeres y niños de la aldea de seguidores de Nergal, pero su hija no, mata a su hermano, mata a toda la aldea y desaparece. En la actualidad, 6000 años después, Gilad ha abandonado su tarea como protector de los Geomantes, ya no es la espada de la Diosa Tierra, pero la aparición de su hija en la puerta de su casa pidiéndole ayuda hará que todo cambie. “La Espada Salvaje” es una historia que va a por los sentimientos más profundos del guerrero eterno, que nos muestra todo lo malo de ser un guerrero que no muere porque la Diosa Tierra siempre lo trae de vuelta y la experiencia definitiva que hace que deje de creer en su proposito.

La historia que plantea Greg Pak es cuanto menos curiosa, nada de origen de personaje ni primeras aventuras ni la vida de Gilad en el presente y el choque cultural que eso podría suponer, todo eso son ideas muy vistas y quizás las primeras que se les pueden pasar a cualquiera por la mente a la hora de enfrentarse a una serie de este tipo. Pak demuestra un cierto grado de originalidad al plantear una situación como esta para una primera serie de Eternal Warrior, muy en la línea del resto de series de Valiant que trataban (y tratan) de mostrar otro tipo de personajes y aventuras algo más allá de lo habitual. De ahí que Eternal Warrior tenga ese toque de serie independiente, sin mucha floritura, con las batallas justas y ahondando en las profundidades del protagonistas.

Los dioses tienen sus propias ideas de cómo debe ser el mundo y la justicia humana no tiene mucha cabida en su lucha, Gilad ha soportado demasiado en su larga vida y una pelea con el que en ese momento era el geomante lo aleja de su misión. Cuando la espada del dios de lo Salvaje quiere matar a su hija, arrepentida de sus acciones pasadas, este regresa a la acción y decide que va a acabar con todo, Diosa de la Tierra incluida. Todo ello parece el argumento de una historia ya empezada, sin embargo Pak le consigue dar una gran naturalidad haciendo que el guión sea cercano para cualquiera, sin meterse mucho en el universo Valiant y con una historia muy redonda en la que el protagonista desencadena una situación que no se podrá resolver hasta dentro de 2000 años.

“Emperador Eterno” nos lleva ahí, al 4000 D.C., donde el mundo ha cambiado, el planeta esta supuestamente destrozado por diversos motivos (que se vieron en los especiales de la serie Book of Death) y solo alguna ciudad sobrevive (de lo que hablaremos próximamente cuando se reseñe el tomo Edición de Lujo de Rai), por ahí perdidos resisten algunos humanos en forma de pequeñas aldeas, sin electricidad ni avances tecnológicos de ningún tipo, y en una de ellas está Gilad… sin embargo ambas tramas no están conectadas.

Esta vez el menor de los Anni-Padda se dedica a ayudar a esa aldea a la par que los gobierna, entre ellos está su nieta, pero un accidente les llevará a realizar un viaje en el que se empezará a plantear si eran los dioses el problema del mundo o simplemente los humanos. Pak nos presenta a un Gilad menos humano, su intención constante es escapar de los problemas con su nieta pero es ella quien ejerce de guía moral queriendo siempre ayudar a los demás, y lo mejor de todo es que el gran guerrero la acepta como tal, porque Gilad es, ante todo, un héroe y esa parte de él no se ha borrado del todo. Este desarrollo que dan los autores al personaje resulta sumamente interesante, pero además Pak cambia mucho el tono con respecto a la primera parte, con el personaje de Caroline da una inocencia que roza el humor mientras que ofrece unos cuantos golpes de drama con el entorno, el hecho de que algunas aldeas más grandes pretendan crecer utilizando máquinas que no comprenden, incluso centrales nucleares, está muy bien llevado.

A pesar de todo ello y de que la historia está muy bien, con ese toque final de Caroline arreglando máquinas como símil de que su abuelo debe evolucionar una vez más da un bonito significado a la historia, sin embargo la parte de Nergal y de sus hijos se queda colgada, ¿por qué? Pues a día de hoy aun no se sabe si fue algo de Pak o de la editorial, se llegaron a filtrar algunas imágenes alternativas en las que se ven a los dos hijos y a otros villanos, lo que da a entender que había otro plan para esta parte y se cambió por algún motivo, ¿cuál?, a saber, hay quien piensa que fue porque unos meses después se lanzaba la colección de Rai y lo que aquí se iba a contar chocaba un poco con ello, pero eso son solo rumores. Además es muy curioso la cantidad de escenas similares que suceden entre los anteriores números y estos cuatro. Por otro lado, Robert Gill es el encargado de la narración gráfica de esta segunda parte, no es tan llamativo como los anteriores pero hace su trabajo bastante bien, con algún que otro cuerpo extraño y demasiado vacío en el paisaje.

El final del tomo contiene los tres números pertenecientes a “Días de acero”, una miniserie que sale a la venta unos pocos meses después de que la anterior colección cerrase y que cambia totalmente de equipo creativo, ahora tenemos a Peter Milligan al guión y con Cary Nord dibujando. Precisamente el aspecto gráfico quizás sea el más flojo de todo el tomo, Nord realizó un trabajo mucho mejor en XO-Manowar del que muestra aquí, aunque no está mal, hay momentos, situaciones y, sobretodo, caras que no parecen estar muy trabajadas.

Milligan nos lleva a mediados del siglo IX y sigue alguna de las pautas marcadas por Pak, ahí Gilad lleva unos cuantos años de luchas sin parar y ya se empieza a cuestionar su misión, está cansado de tanta violencia y decide alejarse del camino de la Diosa Tierra como protector del geomante, no sin que este se queje, por supuesto, y consigue convencerlo. Los autores hacen un buen trabajo de continuidad en este sentido, aunque Gilad y muestre ese cansancio todavía no está preparado para abandonar su camino. En este caso su misión es salvar a un bebé con una marca ya que será el salvador de su pueblo pero al llegar se encuentra a dos gemelos con marcas similares, Gilad escoge a uno pero con los años resulta ser un artista y no un luchador mientras que el otro destaca por asesinar a sus enemigos, ¿se habrá equivocado?. Los autores plantean la historia desde un punto de vista de acción y con un interés moral pero le añaden alguna que otra pizca de humor que sienta bastante bien. No es el Milligan de Britannia pero casi, lo que está claro es que no es el de Shadowman, aquí la historia está muy trabajada y no hay reinvenciones ilógicas de personajes, es una historia sencillita pero efectiva.

En resumidas cuentas, el presente tomo de Eternal Warrior contiene tres historias sobre el personaje que nos dan pié a conocerlo mejor y que puede resultar muy atractivo sea uno seguidor de la editorial o no, ya que es todo muy independiente, no se necesita leer más. Quien quiera seguir la historia del personaje solo tiene que empezar aquí, seguir en The Valiant, luego a Book of Death y ahora en la serie que Medusa Cómics ha empezado a publicar este mes, La ira de Eternal Warrior.



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