Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNSeries – Marvel’s Daredevil. Tercera Temporada.

 

Género: Acción, thriller, drama y superhéroes
Creador: Drew Goddard.
Guión: Erik Oleson, Jim Dunn, Sonay Hoffman, Lewaa Nasserdeen, Tonya Kong, Dylan Gallagher, Sarah Streicher, Dara Resnik, Sam Ernst, Tamara Becher.
Reparto: Charlie Cox, Deborah Ann Woll, Elden Henson, Vincent D’Onofrio, Royce Johnson, Geoffrey Cantor, Jay Ali, Stephen Rider, Wilson Bethel, Ayelet Zurer, Peter McRobbie, Amy Rutberg, Joanne Whalley, Kate Udall, Sunita Deshpande
Producción: ABC Studios y Marvel Television.
Plataforma: Netflix.
Episodios: 13.
Nacionalidad: Estados Unidos.

 
Aviso de Spoilers: La reseña que sigue a continuación contiene spoilers importantes de la tercera temporada de Daredevil, por lo que, si aún no la has visto, te recomendamos encarecidamente que lo hagas primero, o la ira de Kingpin caerá sobre tí.

Con las turbulencias causadas por las cancelaciones de Iron Fist, primero, y Luke Cage, después, la joya de la corona de Marvel Television, Daredevil, despegaba por tercera vez en las aerolíneas de Netflix. El hombre sin miedo había aparecido por última vez el 18 de agosto de 2017 en el octavo episodio de The Defenders, el particular crossover que supuso la unión definitiva entre las diferentes series que formaban el universo compartido (televisivo) de Marvel. Pintaban bastos para el bueno de Matt Murdock y, como comprobaremos a continuación, el abogado más famoso de La Cocina del Infierno tendría su particular via crucis en los acontecimientos que estaban por llegar.

Introducción: Capítulos I-IV

“Soy Daredevil. Ni siquiera Dios puede impedirlo.” Matt Murdock

Tras quedar enterrado en Midland Circle, un muy mal herido Murdock es trasladado al lugar donde se crió, la Iglesia de Clinton, donde es atendido por el padre Lantom (Peter McRobbie) y la hermana Maggie (Joanne Whalley). Destrozado física y emocionalmente, Matt flirtea con la depresión como consecuencia de la culpa que le supone la pérdida de Stick y, sobre todo, Elektra. Por si esto fuera poco, sus poderes parecen haberle abandonado y, a lo largo de dos meses, se recluirá entre estas imágenes religiosas mientras sufre una crisis existencial. Poco a poco, irá entrenando y recobrando sus facultades físicas. Sin embargo, toda la moralidad del personaje parece irse diluyendo. La afirmación “Daredevil ha dejado atrás a Matt Murdock” que le suelta a su antiguo compañero, Foggy Nelson, en el reencuentro de ambos, concuerda con el “estás a un mal día de convertirte en mí” que el bueno de Frank Castle (The Punisher) le espetó en la segunda temporada. Lo cierto es que, en estos primeros capítulos, corroboramos que nos encontramos ante una serie cada vez más madura y, por supuesto, con un mayor nivel de oscuridad. Los guionistas se toman su tiempo para situar a cada uno de los viejos conocidos en el tablero de juego y lo hacen de manera magistral. Tanto Foggy como Karen Page han ido creciendo como personajes a la par que su protagonista gracias al gran desarrollo de los mismos.

Pero si alguien destaca por encima del resto, ese es Wilson Fisk. Si en la pasada temporada apenas pudimos disfrutarle mientras estaba en prisión, en esta da rienda suelta a todo su poder de manipulación presentándonos a un villano con una capacidad de estrategia como pocas veces hemos visto, no sólo en la pequeña pantalla, sino en la ficción en general. En el apartado interpretativo todo el elenco funciona a las mil maravillas, pero la actuación tanto de Charlie Cox, en la piel del cuernecitos, como Vincent D’Onofrio dando vida al Señor del Crimen son de matrícula cum laude. Una vez más, las coreografías destacan sobremanera y, si bien la acción se hace esperar, el capítulo cuarto, titulado Blinsided, nos dejará una de esas escenas marca de la casa con unas peleas en prisión que nos recuerdan a las que ya vimos en la segunda temporada entre Daredevil y Los Perros del Infierno.

Como no podía ser de otra forma, en esta temporada también tenemos caras nuevas. Para dar más empaque al argumento, los guionistas se toman la molestia de presentarnos al agente Ray Nadeen (Jay Ali) antes de que entre de lleno en la trama. De esta manera, sabremos que es un hombre con graves problemas económicos tras haber ayudado a su cuñada, enferma de cáncer, y que el FBI no le concede un ascenso como posible sujeto susceptible de caer en la corrupción. Todo cambiará cuando consiga una confesión de Fisk y consigan detener a varios miembros de la mafia albanesa que se dedicaban a causar estragos por la ciudad. Tras ese soplo, Fisk será apuñalado en prisión y conseguirá que le saquen de allí como confidente… para acabar de arresto domiciliario en un lujoso apartamento en el centro de Manhattan. Por supuesto, todo es una sucia argucia de Kingpin quien, con la excusa de estar realizando esa falsa redención con el objetivo de que los federales retiren los cargos a Vanessa, en realidad está posicionándose para lo que está por venir. No obstante, en el traslado a su nueva residencia, el furgón federal será asaltado y esta situación servirá para presentarnos a un nuevo personaje. El agente Poindexter tiene unas aptitudes fuera de lo común con el manejo de las armas y, gracias a un escalofrío que recorrerá nuestro cuerpo, los seguidores del cómic de Daredevil, no tardaremos en descubrir que nos encontramos ante el futuro Bullseye. Wilson Bethel (Generation Kill) es el encargado de interpretar a la nueva amenaza, ofreciendo una buena colección de tics y debutando con nota en la franquicia. La presentación de este nuevo villano es genial y, una vez más, aplaudimos la complejidad con la que ha sido construido este francotirador de élite. Mientras un Daredevil sin su uniforme (no lo llevará puesto ni un segundo en toda la temporada), volverá a vestir de negro como en sus orígenes, a la vez que tiene flashbacks de su niñez. Un recurso habitual en la franquicia pero que, lejos de resultar repetitivo, ayuda a seguir añadiendo capas a nuestro protagonista principal.

Nudo: Capítulos V-VIII

“Yo no resuelvo problemas, los hago desaparecer.” Felix Manning

Con un claro guiño a Born Again, el cuarto capítulo terminaba con Murdock en el interior de un taxi que el río Hudson hacía suyo en un cliffhanger comiquero de manual. Sin embargo, nuestro protagonista pasaría prácticamente desapercibido en el siguiente episodio titulado The Perfect Game centrado en la figura de Benjamin “Dex” Pondexter. Con la excusa de conocerlo mejor, Fisk se hará con un completo historial del agente del FBI en el que descubiremos la génesis del personaje. Rodadas en blanco y negro, estas imágenes desvelarán que Dex, desde bien joven (atentos al origen de su icónico símbolo en la gorra de baseball), ya tenía serios problemas psiquiátricos. A pesar de ser diagnosticado de trastorno de límite de personalidad y tendencias psicópatas, la terapeuta como si de Harry Morgan (padre del otro Dexter) se tratara, decide ocultar estos problemillas al mundo ayudando a Benjamin a crear su propio código. Como veremos más adelante, Dex es una bomba de relojería a punto de explotar y en cuanto el frágil escudo de la represión que le protege se rompa en mil pedazos, el verdadero monstruo saldrá a la superficie para atemorizar al conjuto de la sociedad. Como no podía ser de otra forma, el encargado de prender la mecha no es otro que Wilson Fisk. Emulando al Emperador Palpatine en Star Wars, el hampón seduce a su Darth Vader particular para que este acabe abrazando el lado oscuro. De esta forma, todo el foco mediático neoyorkino que cae sobre su persona girará alrededor del nuevo criminal.

No sólo eso, sino que el infatigable Señor del Crimen pondrá en jaque a Matt Murdock al acusarle de ser su brazo ejecutor en sus triquiñuelas del pasado. Por supuesto, los atolondrados agentes federales picarán el anzuelo. Este es un punto que no queremos pasar por alto. Si bien el cariz con el que se impregna la serie es bastante realista y esto le hace ganar muchos enteros, lo del FBI esta temporada es de juzgado de guardia. No sólo tendrán a un maniaco homicida entre sus filas sino que creerán a pies juntillas toda la información que les proporcione Fisk incluyendo aquella que tiene que ver con el abogado que le metió en prisión… Si bien es cierto que su némesis parece siempre ir un paso por delante, Matt descubrirá que el sicario que apuñaló a Fisk, Jasper Evans (Matt Deangelis), lo hizo por orden de este y gracias a ello salió de prisión. Este cabo suelto, conociendo la tremenda inteligencia del villano, también resulta difícil de creer pero lo cierto es que, gracias a ello, tendremos uno de los grandes momentos de la temporada. El plan de Murdock pasa por llevar a Evans al New York Bulletin y que confiese lo ocurrido. De esta forma, al FBI (que se encuentra entre la espada y la pared) no le quedará otra que devolver al orondo criminal a prisión. Sin embargo, cuando esto está a punto de suceder, aparecerá Poindexter vestido de Daredevil para poner patas arriba a la redacción acabando con varios trabajadores y, sobre todo, poniendo fin a la amenaza que suponía Jasper Evans. La deliciosa lucha cuerpo a cuerpo entre los dos clásicos enemigos de las viñetas, pero que aquí se encuentran por primera vez, resulta antológica dando como resultado uno de los mejores episodios del nuevo arco (The Devil You Know).

Un Matt Murdock malherido (¡cuando no lo está este hombre!) decide charlar con Melvin Potter (Matt Gerald) para seguir uniendo las piezas. Nuevamente, Fisk lo tenía todo planeado y había tendido una trampa para que el FBI atrapara a Daredevil con su uniforme. Se ve que en la Gran Manzana el habito sí hace al monje. Murdock escapa como puede mientras que el Agente Especial Nadeen comienza a dudar de las verdaderas motivaciones de Wilson y, con la compañía de Matthew, descubrirá que su antiguo compañero (y el hombre que le salvó la vida) es el responsable de la masacre en el Bulletin. Por su parte, Foggy Nelson que se ha presentado al puesto de fiscal general, trata de presionar desde el punto de vista legal para que el Señor del Crimen vuelva al lugar donde le corresponde. Karen, que ha sido despedida por su jefe (Geoffrey Cantor) al no querer revelar la identidad de Daredevil, decide echarse un órdago e ir a visitar a Fisk. Esta conversación destaca gracias al fenomenal duelo interpretativo entre Deborah Ann Woll y D’Onofrio. Fisk, que a punto está de caer por las constantes provocaciones de Page, la cual incluso le reconoce haber matado a James Wesley (recordemos la primera temporada), terminará disipando todas sus dudas y, gracias a la reacción de Karen, descubrirá que Matt Murdock es, en realidad, Daredevil. Por lo tanto, como sucediera en Born Again, es Karen Page quien revela la identidad secreta del superhéroe. Si bien en el mítico cómic de Frank Miller lo hacía verbalmente fruto de su adicción a las drogas y, en esta ocasión, es su expresión quien le delata. Para finalizar el episodio ocho, Upstairs/Downstais, el superoído de Matt descubrirá que la Hermana Maggie es, en realidad, la madre del abogado.

Desenlace: Capítulos IX-XIII

“Matar a alguien, aunque sea Fisk, cambiará por completo lo que piensas de ti mismo.” Karen Page

Antes de llegar a la recta final, Nadeem decide confesar ante su superiora (Kate Udall) la conspiración criminal que ha descubierto, incluidos los asesinatos cometidos por Poindexter. Sin embargo, y para sorpresa de todos, la jefa Hattley es un peón más del Señor del Crimen. Asesina a Winn (Andrew Sensenig) y obliga a su subordinado a ponerse a las órdenes de Fisk. El personaje interpretado por D’Onofrio va absorbiendo cada vez más poder y en una de las reuniones junto a los jefes de los otros clanes de la ciudad, ofrecerá su protección a todos ellos… por el módico precio del 25 % de sus ganancias. Como curiosidad, volveremos a ver (prácticamente a modo de cameo) a Annabella Sciorra (Luke Cage) como Rosalie Carbone, mandamás de una de estas bandas. Fisk utilizará a Nadeem como cebo para atrapar a Daredevil, quien cada vez está más convencido en que la única forma de acabar con él es matándolo. Este tremendo dilema que se le presenta al personaje vuelve a generar ese tono sombrío que embadurna al conjunto de la temporada.

A modo de transición, en el episodio diez viajaremos años atrás a un pequeño pueblo de Vermont para descubrir el dramático pasado de Karen. La vida de la, entonces, preuniversitaria estaba marcada por la muerte de su madre y su posterior coqueteo con las drogas. Un accidente de tráfico, al estar bajo los efectos de estas sustancias tan poco recomendables, acabará con la vida de su hermano menor y con la relación con su padre. Deborah Ann Woll ofrece, una vez más, una gran interpretación y se consolida como un elemento clave en el exitoso resultado final. Volviendo al presente, Fisk mandará a Poindexter para que ejecute a Page como venganza por la muerte de Wesley. Una vez más, Daredevil y, el aún no denominado, Bullseye pelearán, en esta ocasión, es un escenario como la Iglesia de Clinton. El combate, pese a ser de gran calidad, no tendrá el mismo empaque que otras luchas que hemos comentado con anterioridad. El Padre Lantom, un viejo conocido que había participado en once capítulos desde el comienzo de la serie, será una nueva víctima del desatado Poindexter.

Con la ayuda de la Hermana Maggie, Murdock y Page se esconderán de los corruptos federales que tratan de eliminarlos. Foggy llega a la iglesia y, junto a la complicidad de Mahoney, interpretado nuevamente por Royce Johnson, (el cuerpo policial parece ser el único que se escapa del control de Fisk) y Nadeem, Karen conseguirá salir con vida de una situación especialmente delicada. Al igual que Woll como Karen Page, no podemos imaginar a un Foggy Nelson mejor que Elden Henson, tanto por el buen hacer del actor de Maryland como por el mimo con el que se ha tratado a su personaje. Lejos de ser un secundario irrelevante, el mejor amigo de Matt Murdock ha sido el faro que daba luz cuando sólo reinaba la penumbra.

Dos años después de ser condenado, el tribunal de apelación deja libre a Wilson Fisk. Como en los viejos tiempos, Matt Murdock, Foggy Nelson y Karen Page vuelven a unirse para derrotar al mayor criminal de la ciudad. Para ello, convencen a Nadeem (a quien Daredevil le muestra su verdadero rostro) para que testifique, aunque esto suponga que el Agente Especial tenga que ingresar en prisión. Sin embargo, los tentáculos de Kingpin son infinitos y mediante la coacción al jurado consigue que la cosa no vaya a mayores. Vanessa (Ayelet Zurer), quien ha retornado junto a su amor, aconseja a su futuro esposo que acabe con la amenaza que supone Nadeem. Como no podía ser de otra forma, Fisk manda a su nuevo secuaz para que se encargue de su antiguo compañero. A Matt se le agota la paciencia y decide ir a por Fisk, quien está casándose con Vanessa. Antes del round final, Daredevil se entera de la manipulación que ejerció Kingpin sobre Poindexter (incluyendo el asesinato de Julie, un antiguo anhelo suyo). No tardará en contárselo al bueno de Dex que entrará en cólera y entre ambos se enfrentarán al recién casado. Como resultado final, Matt Murdock derrota a Wilson Fisk (que callará la identidad secreta del superhéroe con tal de que Murdock no tome represalias legales contra Vanessa) y Poindexter acaba con la columna destrozada. Un video de Nadeem, que había grabado antes de morir, se hace viral y ayuda a que Murdock, Nelson y Page (la firma del futuro bufete) vean, por fin, sus objetivos cumplidos.

Epílogo: Conclusiones

A pesar de todos los problemas que ha tenido Marvel Television con sus producciones recientemente, la tercera temporada de Daredevil vuelve a demostrar que, en la pequeña pantalla, el hombre sin miedo no tiene rivales. Su trabajada factura técnica no está exenta de profundidad y, con el nuevo arco, podemos disfrutar de varias tramas paralelas con un elemento en común: Wilson Fisk. La némesis de Daredevil gana en protagonismo al propio Matt Murdock quien, tras los hechos acontecidos en The Defenders, se encontrará de luto hasta los últimos episodios de la temporada. Si bien es cierto que podemos echar en falta algo más de acción, la trama no tiene nada que envidiar a los mejores thrillers que aparecen, de cuando en cuando, en nuestras carteleras. Esto se lo debemos a los fantásticos guiones que, en este arco, han prescindido de los elementos sobrenaturales que en la temporada anterior no habían sido del gusto de todo el mundo.

Aunque no adapte el Born Again de Frank Miller, si tenemos ciertas reminiscencias a dicha obra maestra del noveno arte. Descubrimos a un Daredevil más vulnerable que nunca y la oscuridad que acecha a los personajes se aprecia también tanto en la música como en la fotografía. Por poner algún pero, el encorsetamiento de la serie en cuanto al número de capítulos por temporada aleja a Marvel’s Daredevil de la matrícula de honor. Todo lo aquí narrado, en ocho o diez episodios, evitaría elementos de relleno y le daría una mayor fluidez rítmica al producto. En definitiva, la tercera temporada de Daredevil confirma que nos encontramos ante la mejor serie de superhéroes de siempre. Con un tono más sombrío, los elementos románticos y las causas judiciales altruistas de antaño pasan a un segundo plano, y la temible amenaza del villano omnipotente merced a una capacidad estratégica sin precedentes convierten a este nuevo arco en el más terrenal de los presentados hasta este momento.



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