Javier Vázquez Delgado recomienda: El Vals del Gulag
Edición original:Le tour de valse FRA, Editions Dupuis
Edición nacional/ España:Astiberri Ediciones
Guión:Denis Lapière
Dibujo:Rubén Pellejero
Color:Rubén Pellejero
Formato:Cartoné, 72 Páginas
Precio:18€
Aquello era el vals del gulag: hombres y mujeres, los mejores trabajadores, los socialistas de mérito, todos juntos y encerrados en una barraca.
Astiberri Editorial tras reeditar la imprescindible Un poco de humo azul en Abril, hace lo propio con El vals del Gulag en la que Denis Lapière y Rubén Pellejero volvieron dar otra lección de cómic. En Francia formó parte de la colección Aire Libre de Dupuis y vió la luz en Octubre de 2004, dentro de su colección. En 2005 Glénat la publico en nuestro país y aquí podéis leer la reseña que mi compañero Javier Agrafojo escribió de esa edición. Como curiosidad cabe señalar que está obra traspaso las viñetas para convertirse en un concierto multimedia creado por el artista francés Tony Cantón.
Denis Lapière es un guionista belga nacido en 1958. En nuestro pais en conocido sobre todo por sus colaboraciones con Rubén Pellejero: Un poco de humo azul (Astiberri), El vals del gulag (Astiberri) y Un verano insolente (Astiberri). Una colaboración que no se ha detenido ya que están preparando un nuevo proyecto que se desarrolla en Barcelona. También hemos visto publicada su colaboración con Eduard Torrents titulada El Convoy (Norma), además de la soberbia Página Negra (Spaceman Books) coguionizada por Frank Giroud y con dibujo de Ralph Meyer. De la mano de Norma en breve podremos leer Sola que cuenta con dibujos de Efa (Ricard Efa).
Rubén Pellejero es un dibujante nacido en Badalona en 1952. Desde hace años es uno de los dibujante más interesantes del mundo. En su haber hay obras tan interesantes como las salidas de fructífera colaboración con el gran Jorge Zentner: Las aventuras de Dieter Lumpen (Astiberri), El silencio de Malka (Glénat), Âromm (Glénat), Las Memorias De Monsieur Griffaton (Norma), Cromáticas (Astiberri), Europeos ante el Nuevo Mundo. El cautivo (Planeta DeAgostini ) o Tabú (Glénat), algunas de las cuales van necesitando una reedición. Además de sus de su colaboraciones con Denis Lapière en el mercado francés ha colaborado con otros guionistas como Dufaux en Lobo de Lluvia (Astiberri), Florent Germaine y Frank Giroud en En Carne viva (Astiberri) o Christopher en El largo y tortuoso camino (Astiberri). En los últimos años ha tenido la suerte de ser el encargado de continuar Corto Maltés junto a Juan Díaz Canales con dos álbumes, Bajo el sol de medianoche y Equatoria, que respetan y homenajean a tan insigne personaje.
Kalia espera a Viktor, su marido que cumple condena en un Gulag por una denuncia falsa. Cuando todos los presos son liberados y él no vuelve, decide viajar a Siberia para buscarle ella misma. Allí podrá conocer de primera mano las terribles condiciones en las que vivían los “traidores a la revolución”…
Resulta tremendamente difícil analizar El vals del gulag sin mencionar Un poco de humo azul, ya que son dos obras que tienen mucho en común. La crítica a los regímenes comunistas, la crueldad humana, la cobardía humana, etc… pero lejos de recrearse en esos temas, los autores nos muestran la esperanza como medio de supervivencia, la capacidad de la humanidad para perdonar y el poder redentor del amor. A pesar de lo terrible de ambas historia, la parte poética de las mismas pesa mucho y evita que acaben siendo unos melodramas de lagrima fácil. Hay una parte de glorificación del amor, pero sin caer en la sensiblería, ya que al final prevalece la razón por encima del corazón. Quizás se echa en falta el halo de inevitabilidad que suele acompañar a la literatura rusa, pero tenemos un guion que funciona de manera perfecta. Con elipsis que nos permiten conocer el pasado de los personajes pero sin perder ritmo y una historia que avanza de manera natural sin necesidad de emplear trucos baratos.
Como en todas la historias de Lapière las miradas y los silencios, son gritos ensordecedores que dicen mucho más que las palabras. Unas palabras que siempre están escogidas con sumo cuidado. En toda la historia flota una esperanza y ternura que hace que los peores momentos de la historia no resulten tan dolorosos. Como si nos estuvieran contando un cuento que parece abocado a un final feliz, pero no es un cuento.
La protagonista de la historia es Kalia, una mujer dispuesta a todo, que al perseguir un amor perdido inicia un viaje en el que se acabara encontrando así misma. Ese amor por un hombre encarcelado la acabará aprisionando a ella también, pero al final optará por poner sus intereses por encima de todo, liberándose de la prisión. Aunque tiene un punto de ingenuidad que hace le resta algo de verosimilitud a las decisiones que toma.
También podemos ver una profunda crítica a la URSS, vemos como el estado traiciona los ideales colectivos que llevaron a la revolución para mejorar las vida de las clases obreras. Se convierte en una maquina represiva que castiga sin juicio, ni pruebas a cualquiera que se atreva a pensar diferente, y vemos las terribles condenas que sufrían los que se alejaban de la ortodoxia del régimen. Nos lo cuentan sin juzgar ni hacer proselitismo, simplemente narran los hechos y nos dejan decidir a nosotros. Las condiciones de los Gulags ya se había visto en libros como Archipiélago Gulag de Aleksandr Solzhenitsyn que sin duda sirvió de inspiración.
Al igual que sucede con el guion el dibujo de Pellejero es similar al de Un poco de humo azul, con la influencia de Toth que vemos en todos sus trabajos. Destaca como en este el uso del color y las líneas gruesas de los contornos que aumentan el dramatismo de la historia, además de un entintado muy limpio, como demandaba el mercado franco-belga además prescindiendo de las líneas superfluas para centrar la atención en la historia y el color. En el uso del color seguimos viendo la influencia de Mattoti, tanto por los tonos como por el uso de gouache y acuarelas, toda para conseguir un color que no solo refleje la realidad sino que sobre todo nos transmita las emociones y atmosferas que siente sus personajes. Siberia es azul, gris y ocre unos tonos que reflejan la miseria, tristeza y desesperación en la que viven sus habitantes. El rojo aparece para mostrarnos las escenas más terribles y violentas del gulag y de la guerra. Las historias del pasado están en tomos grises. Narrativamente vemos muchos primeros planos de las caras de los protagonistas ya que estamos ante una obra que deja hablar a las miradas. Pero también resuelve muy bien las escasas escenas de acción de la obra. La composición de página huye de los montajes más llamativos priorizando la claridad para que no nos distraigamos de la historia. Lo mismo sucede que la violencia o el sexo que solamente las vemos de manera directa cuando es estrictamente necesario en caso contrario simplemente aparecen sugeridas. Un trabajo que roza la perfección pero siendo Pellejero es lo habitual.
Buena edición de Astiberri Ediciones con mejor reproducción del color, mejor papel y tipografía que la edición de Glénat. Un acierto recuperar estas dos obras de Pellejero, esperemos que ahora recuperen sus trabajos con Zentner ya que hay algunos que hace demasiado tiempo que son inencontrables.
Denis Lapière y Rubén Pellejero nos muestran que el amor y la esperanza son más grandes que la vida y que puede sobrevivir en cualquier circunstancia. Pero también lo hace la crueldad humana y la sinrazón. Todo ello en medio de una situación histórica más que convulsa. Dibujado de manera excelente por un Pellejero en estado de gracia, con un trabajo de color magistral. Una historia de lectura obligatoria que es la prueba de que Un poco de humo azul no fue una casualidad sino el nacimiento de una pareja creativa que nos ha traído algunos de los mejores álbumes de los últimos años.
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