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Esta semana está dedicada a Death Orb, la reciente serie de ciencia ficción publicada por Dark Horse Comics, y el nuevo volumen de James Bond. Tenía ganas de comentar mis impresiones sobre Outer Darkness, serie de Image que comenzó su andadura este miércoles, pero no encontré el momento para ello. Tenéis mi promesa de que la semana que viene le dedicaré unos cuantos parráfos. Si no podéis esperar tanto, no os preocupéis. El debut de esa serie es impecable, y no os arrepentiréis de darle una oportunidad. Ojalá pudiera decir lo mismo de Death Orb…

Death Orb #1-2, de Ryan Ferrier y Alejandro Aragon

 

Edición original: Dark Horse Comics.
Guión: Ryan Ferrier.
Dibujo: Alejandro Aragon.
Color: Chris O’Halloran.
Formato: Grapa, 19 páginas.
Precio: $3.99.

 

Alejando Aragon dibuja muy bien. Su estilo de dibujo me recuerda a James Harren, pero jamás es una copia suya. Eso es un punto a su favor. Como también lo son sus diseños para esta serie de ciencia ficción, tan llamativos que ni en las escenas más caóticas nos perdemos siguiendo la acción. No obstante, si nos perdiésemos, tampoco nos importaría mucho visto la energía y ganas que exhibe el dibujante en cada página. Cuando un autor se divierte haciendo su trabajo, nos contagia el entusiasmo a los lectores.

Solo le hace falta un guión medianamente interesante. La historia de Ryan Ferrier me aburrió en los dos números publicados hasta la fecha. En un futuro postapocalíptico, un motero misterioso y sediento de venganza se enfrenta al culto religioso que domina lo que queda de la civilización humana. Demonios, ¿de verdad es este un cómic de Dark Horse? La premisa podría ser la de cualquier cómic postapocalíptico de Image Comics, editorial que publica tanto de este género que asumo que están obligados legalmente a hacerlo.

Los argumentos convencionales nunca son una lacra si el guion sabe usarlos con pericia, pero este no es el caso. Entraría en detalles para justificar mis palabras… si mi mente recordase cualquier cosa sobre la serie aparte del estupendo dibujo de Aragon. Creedme, leí los dos números disponibles anteayer. Mis capacidades cognitivas no han decaído todavía. La explicación es que el guion de Ferrier no hace nada interesante con su premisa. Cómo no, el transcurso de la trama es rutinario y previsible. El principal villano de la serie es el típico loco religioso que hemos visto mil veces en otras series y los secundarios bien podrían ser atrezzo. El protagonista sería igual de olvidable si no fuese por el diseño del dibujante.

Me dejó tan indiferente el guion que es un milagro que haya sido capaz de escribir tanto sobre esta serie. Afortunadamente, no creo que vuelva a escribir una sola palabra más.

James Bond: 007 #1, de Greg Pak y Marc Laming

 

Edición original: Dynamite Entertainment.
Guión: Greg Pak.
Dibujo: Marc Laming.
Color: Triona Farrell.
Formato: Grapa, 23 páginas.
Precio: $3.99.

 

Quiero dejar claro que no soy el mayor fan de James Bond en el mundo. Quizás el nuevo volumen de James Bond: 007 (que según medios americanos se llama 007 James Bond; ¿cómo pudieron confundirse?) es un insulto al archiconocido espía británico, a la obra de Sir Ian Fleming. Pero, siendo francos, me da igual. Me ha gustado el debut de la serie, y eso es lo que más me importa.

Greg Pak y Marc Laming nos presentan al all-new all-different Oddjob en una historia sencilla. Bond y Oddjob compiten en una carrera contrarreloj, siendo un misterioso paquete perteneciente a una organización terrorista el premio. Por el camino, muchos disparos, acción, tortas, casinos de lujo, y un poco de intriga y misterio. Un buen cóctel servido con mucho oficio y pasión.

Pak escribe a un Bond estoico y entregado a su misión que sirve de complemento perfecto a la verdadera estrella de la función: Oddjob, un villano apasionado de los desafíos que conlleva su profesión. No mentía el guionista al decir que estaba entusiasmado por reinventar al personaje: ese amor se siente en cada viñeta en la que aparece. El nuevo Oddjob mola. Mola mucho, mucho, mucho, y aporta el interés suficiente a la historia para querer seguir leyendo.

Por su parte, Laming realiza un notable trabajo dando vida al protagonista y al villano. Como debería ser, hace hincapié en las diferencias entre ambos hombres. Su Bond da la impresión de ser un hombre frío y calculador, mientras que su versión de Oddjob, siempre con una leve sonrisa, muestra abiertamente lo mucho que se está diviertiendo. Y qué buenas escenas de acción se marca el dibujante. Da gusto ver a Bond y a Oddjob pelearse mientras están rodeados por sus enemigos. No puedo terminar la reseñar sin elogiar el coloreado de Triona Farrell, que le da un aspecto atractivo a los lápices de Laming.

En resumidas cuentas, recomiendo la nueva serie de James Bond a todos los lectores de Zona Negativa. Si Oddjob y su letal sombrero no os seducen, no tenéis corazón.

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