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El tiempo y mis gustos conspiraron contra mí esta semana con la misma fiereza y ensañamiento con los que Eric Stephenson, el editor-in-chief de Image Comics, habla de Marvel y DC en las Image Expo. Afortunadamente, tampoco hay mucho de lo que hablar esta semana. ¿Smooth Criminals de Boom! Studios? Un cómic con un humor cutre tan americano que ni Kevin Feige aceptaría en una película mala de Marvel Studios. Me merezco una medalla por haber aguantado hasta el final. ¿Crimson Lotus? Mike Mignola jamás permitiría un cómic malo asociado a su Mignola-verse (ya podrían aprender otros). Por último, IDW publicó dos nuevas series esta semana, pero me gustaría esperar a los siguientes número antes de emitir un veredicto. Entonces, ¿qué queda por comentar? Alien 3, estreno de la semana pasada que no pude cubrir. Un cómic que me ha gustado tanto que, como podéis comprobar, le he dedicado el espacio habitual para una reseña individual.

William Gibson’s Alien 3 #1, de William Gibson y Johnnie Christmas

 

Edición original: Dark Horse Comics.
Guión: Johnnie Christmas (basado en un guion cinematográfico de William Gibson).
Dibujo: Johnnie Christmas.
Color: Tamra Bonvillain.
Formato: Grapa, 24 páginas.
Precio: $3.99.

 

Alien al cubo 3 fue víctima de una mala gestión. Sin una visión clara, los productores descartaron muchas propuestas por motivos que rozaban demasiadas veces lo absurdo. Una de ellas era un guion que le encargaron a William Gibson, el famoso autor de Neuromancer, la novela que popularizó el género cyberpunk. Casi tres décadas desde que el escritor entregase la versión final de su guion, Dark Horse sorprendió a todos con el anuncio de que adaptarían ese guion al cómic en una miniserie cuyo primer número ya está a la venta.

¿Qué podemos esperar de William Gibson’s Alien 3? Para empezar, la teniente Ripley le cede el testigo a sus dos compañeros Hicks y Bishop (Sigourney Weaver declinó participar en Alien 3 cuando se redactó el guión). Tras lo acontecido en la mítica Aliens, la nave Sulaco entra en territorio de la Unión de los Pueblos Progresistas, clara analogía de la Unión Soviética. Esto desencadena una carrera armamentístisca entre la UPP y la asociación de estados a la que pertenecen Hicks y Bishop. De esa última no se da ningún detalle, pero es obvio que representa Occidente, y en concreto los Estados Unidos de América. El objetivo de ambas potencias, que se temen mutuamente, es controlar a los xenomorfos para poder usarlos como arma biológica y así garantizar su seguridad.

Me ha gustado mucho el primero número de esta adaptación. Es evidente que está adaptando la primera parte de una película, donde se presenta gradualmente el argumento y a los personajes. Sin embargo, lo que muestra es mucho más interesante que cualquier cosa que se le pueda ocurrir a Ridley Scott (véase la vergonzosa Alien: Covenant). Gibson incorpora los elementos indispensables en cualquier historia de la franquicia. Varios personajes exploran sitios claustrofóbicos y oscuros en los que se oculta algún facehugger, mientras que la empresa Weyland-Yutani hace de la suyas. Pero por otra parte, la presencia de la UPP y sus soldados aporta un componente político a la historia que la diferencia del resto de películas de la saga y que tengo ganas de ver cómo se irá desarrollando en los siguientes números. Y también tenemos a un puñado de personajes nuevos del bando americano, inluyendo dos representantes de Weyland-Yutani tan arrogantes y prepotentes que disfrutaré con su inevitable muerte. Porque seguro que morirán tarde o temprano.

Johnnie Christmas se enfrenta a ciertos problemas. Por motivos de espacio condensa algunas escenas que deberían ser más largas en unas pocas páginas; el resultado son composiciones de página y de viñetas que a veces hacen un poco difícil seguir la narración. Además, dibuja a los personajes demasiado parecidos entre sí en escenas que el guion exige que sean caóticas y opresivas, obligándonos a retroceder unas viñetas para aclarar quién es quién. Siendo justos, esto se debe en parte al formato al que estaba destinado el guion original: es mucho más fácil identificar a los diferentes personajes cuando el espectador puede escuchar sus voces y ver sus caras en un primer plano. En un cómic y con espacio limitado, Christmas no se puede permitir ninguno de esos lujos.

No obstante, en líneas generales, Christmas hace un buen trabajo. Junto a la colorista Tamra Bonvillain, quien alterna colores gélidos con otros más luminosos, recrea el tono característico de las películas y usa composiciones de página muy cinemáticas. Y no menos importante es que también se hace cargo de la dura tarea de seleccionar qué diálogos mantener y cuáles no. Obviamente, sin el resto de números ni el guion original me es imposible decir si ha sabido escoger bien. Lo que sí que puedo decir es que en los momentos más pausados, que son muchos, consigue que toda la acción fluya con total naturalidad.

En resumidas cuentas, recomiendo William Gibson’s Alien 3 a cualquier fan de las películas con interés en ver cómo podría haber sido la infame secuela si sus productores no hubiese hecho tan mal trabajo.



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