Javier Vázquez Delgado recomienda: Stan Lee, productor de cine
En una entrevista para Variety el productor de cine Jason Blum afirmó que el fracaso en taquilla de la versión cinematográfica de Jem y los Hologramas se debió a que no contaron en el proceso de producción con su creadora, Christy Marx. Después de estrenar la película, uno de las pocas veces en las que el muy eficiente Blum había pinchado en taquilla, se dio cuenta que la creadora tenía una base fiel de fans y que estos conectaban mucho con ella. Su ausencia en el proyecto provocó que el filme no llegara al público al que en teoría iba destinado y tampoco a otros públicos. Sin ir más lejos, en la misma entrevista, Christy Marx, en la sección de comentarios, agradecía públicamente que Blum reconociera que se había equivocado y que, por eso, la cinta tuvo una carrera comercial truncada. Blum, posiblemente el productor más inteligente que haya actualmente en el planeta, aprendió de su error, y para la nueva entrega de Halloween quiso contar con la presencia de John Carpenter y que éste sí que estuviera involucrado en el proceso creativo. Sabía que, sin él, la película no tendría el éxito esperado y la base de seguidores que ha creado la saga durante décadas no iba sentirse plenamente identificada con la nueva propuesta de las aventuras de Michael Myers, que, además, se convertiría en la secuela oficial de la primera y genuina entrega. De este modo, Blum ha conseguido su enésimo éxito comercial, ya que la película, por el momento, lleva recaudada 25 veces su presupuesto.
Y ustedes se preguntarán qué tiene que ver todo esto con Stan Lee. Pues bien, sin él, sin su presencia, sin su implicación, los productos audiovisuales de Marvel (cine y televisión) no habrían triunfado. O no lo habrían hecho de la manera que lo han hecho. Lee fue ante todo un productor y una persona que anhelaba proporcionar entretenimiento a la gente. ¿Y qué mejor manera para entretener y divertir de forma global que producir cine y televisión? Stan Lee era lo suficientemente inteligente para saber que, con el medio audiovisual, su obra y ese deseo de entretener, iba a llegar a más público, porque muchas de las películas y series televisivas sobre Marvel han sido consumidas por espectadores que jamás han leído un cómic. De esta forma, Lee, Marvel, el cómic, su obra, serían consumidos por un público más mayoritario. Es el poder del cine; el medio de masas por antonomasia.
Mucha gente dice, entre los que me incluyo, que, sin la figura de Kevin Feige, el Universo Cinematográfico de Marvel no habría sido posible, o no habría triunfado como lo ha hecho. Eso es cierto en parte, porque si uno lo analiza, realmente ha sido Stan Lee quien ha logrado el triunfo de Marvel más allá de las viñetas. Feige llegó a la producción audiovisual con mucho camino ya recorrido por parte de Marvel, y con muchos altibajos, sobre todo, bajos, en la producción audiovisual de la Casa de las Ideas. Feige encauzó un proyecto y le dio sentido, pero todo el trabajo previo lo hizo Lee. Es evidente la diferencia de edad, pero Feige empezó su vinculación con el cine de Marvel en el año 2000 con X-Men como productor asociado; en cambio, Lee debutó en la pequeña pantalla allá por 1967 con las series televisivas de Los Cuatro Fantásticos (1967-1968; episodios basados en ideas suyas y de Jack Kirby) y Spider-Man (1967-1970), serie que creó junto a Steve Ditko, y que figuró como consultor creativo al igual que John Romita Sr. Y desde 1967 ha estado ligado Lee al universo audiovisual de Marvel hasta que la muerte se lo llevó un 12 de noviembre de 2018. Esta última afirmación no es del todo cierta, ya que si algo destacaba en la personalidad de Lee es que fue un productor incansable, y esto quiere decir que veremos tiempo después de su muerte obras en las que él aparecerá acreditado como productor ejecutivo porque hay en marcha muchos proyectos todavía sin estrenar a los que él estaba vinculado. Así pues, nos esperan a partir de ahora un buen puñado de títulos póstumos. Nunca mejor dicho, la persona ha muerto, pero no su obra ni su leyenda.
Mucha gente dice, entre los que me incluyo, que a la DC/Warner Bros. actual le hace falta un Kevin Feige para darle sentido a su universo cinematográfico. Si lo piensa uno bien, tal vez lo que les hace falta mejor es un Stan Lee que de imagen de cohesión y de marca, algo que Marvel siempre tuvo con Lee, y que lamentablemente DC no tiene. 51 años más tarde y después de muchos intentos fallidos y algunos de dudosa calidad, el cine de Hollywood y gran parte de la ficción televisiva está copada por historias de superhéroes, hasta tal punto que los mayores blockbusters de los últimos años son películas basadas en personajes creados en parte por Stan Lee. Es decir, Lee ha cambiado, no de la noche a la mañana, sino después de mucho tiempo, el parqué audiovisual de entretenimiento que arrasa tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo.
En este sentido, veo cierta semejanza con otro tótem del mundo del noveno arte: René Goscinny, que vio en el cine un medio para desarrollar y ampliar su arte. El escritor galo tuvo también una implicación directa en el mundo audiovisual ejerciendo de productor y guionista en filmes sobre Astérix y Lucky Luke.
La implicación de Lee tuvo un ingrediente especial: sus cameos. De esta forma, se convertía en la imagen pública y reconocible de Marvel por parte de la audiencia. Esto le llevó a emular a Alfred Hitchcock. El director británico empezó a hacer breves apariciones a modo de broma, pero se dio cuenta que el público estaba más pendiente de cazar su figura oronda que de la trama, por lo que decidió adelantar esas apariciones lo más pronto posible y que la gente prestara atención total a la narración. Eso no fue impedimento para Lee, ya que a lo largo de las películas ha salido de todas las formas posibles y no ha tenido reparos de aparecer incluso tras los títulos de crédito finales en un filme (omito el nombre de la película por si hay alguien en la sala que no la ha visto todavía). Su capacidad de autoparodia fue, posiblemente, lo que más y mejor conectó con los espectadores, que siempre deseaban verlo en acción.
No es la única conexión que tuvo Lee con un cineasta europeo, puesto que fue amigo de Federico Fellini y Alain Resnais. El primero pasó un virus en Nueva York leyendo cómics de Lee, que le produjeron el deseo de conocerlo en persona. Con el segundo, tuvo una estrecha colaboración artística que nunca se fraguó. Lee escribió el guion de un filme, The Monster Maker, que jamás vio la luz y que tenía a Resnais como realizador. Asimismo, el director francés quiso hacer una película de Spider-Man, que como ustedes sabrán no llegó a existir.
Como conclusión, el legado audiovisual de Lee no se mide en el número de obras que produjo, sino en la enorme influencia que ha tenido en el imaginario popular que ha enriquecido y condicionado las obras de numerosos artistas del mundo del cine y la televisión. No hay mayor legado ni mayor logro que ése dentro del mundo del arte: ver que parte de tu obra vive dentro de la obra de otra persona, que sin tu influjo ese artista no se habría formado tal y como lo hizo, y su obra no sería cómo es sin ese referente.
Kevin Smith pertenece a esa larga lista de artistas que se inspiraron en Lee. Les dejo con ustedes el que es para mí su mejor cameo, y que no fue en una película de Marvel precisamente. En 1995, Smith dirigía Mallrats y nos brindó esta escena para el recuerdo.
Ver Fuente
Comentarios
Publicar un comentario