Javier Vázquez Delgado recomienda: Doctor Extraño #1, de Mark Waid y Jesús Saiz
Este mes de Noviembre Panini nos trae la que posiblemente sea una de las mejores grapas que podamos leer en mucho tiempo. Me refiero, como ya habéis intuido por el título, a la nueva colección de Doctor Extraño, que se inaugura con un nuevo número 1 que, globalmente, comienza el que sería el volumen 4 de la colección.
Tras una etapa magnífica conducida por Jason Aaron, el legendario Mark Waid recoge el Ojo de Aghamotto que el guionista de Thor le tiende, y nos conduce por los místicos planos de la magia, ayudado por Jesús Saiz, ilustrador albaceteño que ha tenido el honor de ser quien dibuje a este nuevo Doctor.
Está claro que las razones para otorgarle una nueva colección al Doctor, y para renumerar ésta y darle un número 1, obedecen a la política de números 1 que inunda Marvel desde hace ya unos años y que sirve para incrementar exponencialmente las ventas de estas primeras grapas que de continuar la numeración anterior no ganarían tanta popularidad, y ello a pesar de que estas nuevas etapas cuenten con autores de mucho renombre a cargo de las mismas.
Nos guste o no, y sea como fuere, está demostrado que la política de los números 1 es un valor seguro para la editorial y que, además, ayuda a muchos nuevos lectores, conocedores del personaje o no, a subirse al carro de la nueva colección sin verse obligados a leer la gran cantidad de material anterior que existe, lo que sin duda, resulta de agradecer. Y es que, siempre he pensado que es el lector el que cuando se enfrenta a una nueva etapa de un personaje de cómic americano mainstream, el que debe decidir si lee números anteriores o no, siendo nefasta la política contraria a los números 1 que nos llevaría a tener que hacer un croquis mental cada vez que tuviéramos ante nosotros una nueva etapa y tuviéramos que tirar de interminables pies de página para poder decidir si seguimos leyendo o no, o como mínimo para comprender una historia de tan sólo veinticuatro páginas. Por otro lado, renumerar periódicamente casi todas las colecciones, tampoco es que sea la mejor de las técnicas si la historia que se va a contar depende mucho de la etapa anterior.
Finiquitada esta breve introducción, y con carácter previo a analizar este primer número de la nueva colección de nuestro Hechicero Supremo favorito, hablaremos de sus autores, tratando así de situar mejor al lector de esta reseña.
En primer lugar, hablaremos del guionista de esta historia, un hombre que no necesita presentación, un escritor, cuya nombre es sinónimo de cómic americano. Hablamos, sin duda, de Mark Waid, escritor nacido en Hueytown, Alabama el 21 de Marzo de 1962, y que hoy en día, podemos considerar toda una leyenda de comicbook americano.
Si bien es cierto que no estamos ante un Frank Miller, un Alan Moore, un Grant Morrison o un Neil Gaiman, no es menos cierto que es difícil ser un ávido lector de cómics sin haber pasado nunca por un guión de Waid. Su primera publicación lo fue en 1985, en el número 572 de Action Comics (publicación siempre ligada a Superman) en el que deleitó a los lectores con una historia de ocho páginas sobre el Hombre de Acero. Podríamos decir por tanto, que comenzó a publicar cómics por la puerta grande, pues directamente, y con sólo 23 años ya formaba parte de DC Comics, pasando al estatus de editor para la compañía de Vermont tan sólo dos años después, en 1987.
En ese momento de su vida trabajó en títulos archiconocidos dentro del extenso catálogo de DC, tales como la Patrulla Condenada, la Legión de Superhéroes, Wonder Woman…
Sin embargo, no fue hasta 1992 cuando llegó su gran salto editorial como escritor, y es que fue en dicho año cuando se le contrató como guionista titular de Flash, colección en la que escribe más de 100 números y que quizás hoy en día sea no sólo una de las mejores etapas del personaje, si no una de las que mejor transmite la idea de legado que tan intrínsecamente ha estado siempre unido a los velocistas de DC. En efecto, Wally West, el que sería el tercer Flash, y antes conocido como Kid Flash, no gozó de una idiosincrasia tan propia hasta que Waid comenzó a escribir sus aventuras, dándole tal protagonismo y entidad al sobrino de Iris West, que consiguió que casi nadie echara de menos a un Barry Allen que nos había dejado tras Crisis en Tierras Infinitas (y que más tarde resucitaría, pero sin que ello tenga nada que ver con estas líneas).
Tras estos fundamentales trabajos para DC, Waid fue fichado por Marvel Comics, editorial en la que ingresa a mediados de los años 90 y en la que escribe algunos números del macroevento mutante La Saga de Apocalipsis, siendo también uno de lo creadores del controvertido personaje Onslaught, para después firmar una muy reseñable etapa en la colección del Capitán América.
Ya en 1996, tendría lugar otro gran hito en la carrera de Mark Waid, y es que fue en ese momento cuando junto al fotorealista Alex Ross, que Kingdom Come llegó a las librerías especializadas de todo el mundo. Kingdom Come presentaba un muy probable futuro del Universo DC en el que la comunidad superhumana se había desbordado en número, jugando a exhibir sus poderes sin ningún tipo de responsabilidad en su ejercicio, con una Liga de la Justicia cuyos miembros hacía años que estaban ocultos o perdidos, sin querer saber absolutamente nada de un mundo que había dado carta de naturaleza al asesinato como forma de hacer justicia, aunque la víctima de dicho asesinato no fuera otro que el Joker.
Kingdom Come, considerado todavía hoy para muchos fans como el futuro oficial del Universo DC es una de las obras más influyentes no sólo de la editorial de Superman en particular si no del noveno arte en general, compartiendo el estatus de lectura obligatoria junto a clásicos como Wathcmen, V de Vendetta o el Regreso del Caballero Oscuro.
Ya en el nuevo siglo, Mark Waid escribió historias de calado para la Liga de la Justicia de América, y volvió a Marvel en 2002 para tomar las riendas de Los Cuatro Fantásticos, colección en la que trabajaría junto al ilustrador Mike Wieringo, firmando una etapa corta pero muy recomendable, en la que, si bien se obviaba el complejo carácter de Doom como villano, la familia Richards se enfrentaba a uno de los mayores dramas que jamás fueron concebidos para el conocido cuarteto.
En 2003, dentro de ese eterno zigzag entre Marvel y DC que ha supuesto siempre la carrera de Waid, el escritor escribiría Superman: Birthright, una serie de doce números pensada para constituir el origen oficial del personaje para el Siglo XXI, para más tarde retornar a Marvel y encargarse de algunos números de Amazing Spiderman.
Sería ya en 2010, cuando Waid tomara contacto por primera vez con el personaje de Stephen Strange, escribiendo una mini serie para el personaje que si bien no tenía el calificativo de sobresaliente, no puede negarse hoy en día que resulta marcadamente entretenida.
Ya en 2011, Waid pasó a ser el guionista titular de Daredevil, configurando una controvertida etapa que sin embargo fue premiada con el premio Eisner y con el Harvey en 2012.
En 2012 escribiría la serie El Indestructible Hulk junto a Leinil Francis Yu, pasando a guionizar en 2014 la serie SHIELD en la que aparecían muchos de los personajes que habían sido dados a conocer en la pequeña pantalla para la serie de televisión homónima. Entre sus últimos trabajos más destacables está Los Campeones, grupo adolescente de Marvel que creó en 2016 y que resulta ideal para todo teenager que quiera leer Marvel y para establecer una visión de dónde están puestas las preocupaciones de los superhéroes en muchas ocasiones, siendo también el guionista de Capitán América a partir del número 695 tras la salida de la franquicia de Nick Spencer.
Por otro lado tenemos a Jesús Saiz, un autor cuyo trabajo no es ni de lejos tan extenso como el de Mark Waid, pero que en este primer número de la nueva etapa del Amo de las Artes Místicas, nos regala algunas de las mejores páginas que el Doctor Extraño haya tenido nunca.
Jesús Saiz nació en Albacete en 1973, y es hoy en día un miembro más de esa cantera cada día más extensa de dibujantes españoles que están consiguiendo labrarse un futuro en las majors, en este caso, en Marvel. Sus primeros trabajos pertenecieron al fanzine aragonés 451º, trabajando también para la hoy desaparecida editorial Camaleón Ediciones. A partir de ahí, su trabajo lo sería de portadista para la editorial planeta, donde elaboraba portadas para las ediciones españolas de obras extranjeras, entre la que se encuentran el manga de Star Wars, Conan, Adolf de Osamu Tezuka, etc.
Fue ya en 2001 cuando el dibujante daría el gran salto que definiría su carrera posterior, al ser contratado por DC Comics para hacerse cargo del dibujo de series como JLA: Black Baptism o Manhunter.
Tras quince años trabajando en diversas colecciones para DC Comics, sería en 2016 cuando abandonaría el barco de DC para pasar a formar parte de las filas de Marvel Comics, editorial donde todavía continúa, y en la que ha dibujado colecciones como Vengadores: Punto Muerto, y más recientemente, Capitán América: Steve Rogers, escrita por Nick Spencer y hoy en día una de las mejores etapas que tanto a nivel de dibujo como de guión, ha tenido nuestro querido capi.
Edición original:Doctor Strange v4, 1 USA.
Edición nacional/ España:Panini Comics.
Guión:Mark Waid.
Dibujo:Jesús Saiz.
Entintado:Jesús Saiz.
Color:Jesús Saiz.
Formato:Grapa, 24 páginas.
Precio:1,95€.
Habiendo ya comentado cuáles han sido los trabajos más destacables de los autores que se encargan actualmente de la nueva colección protagonizada por el Maestro de las Artes Místicas, llega el turno de hablar, con la menor cantidad de spoilers posible, de este primer número que Panini ha publicado en este mes de Noviembre de 2018.
Para poder hablar de esta grapa, tenemos que hacer unas breves precisiones sobre la etapa anterior, escrita por Jason Aaron, y en la que Stephen Strange perdía su magia para siempre. Este hito no sólo tiene importancia por el impacto del hecho en sí, si no porque en torno a esta pérdida de poderes, parece que girará toda esta nueva etapa, estructura en los distintos intentos de Extraño por recuperar la magia arrebatada.
La perdida de poderes como tal no es algo nuevo de esta colección, si no que es un concepto en torno al cual han girado montones de etapas de diversos personajes, desde Spiderman o Daredevil, pasando por Superman, hasta más recientemente, y por citar algunos ejemplos más recientes y en línea con la tónica actual, el Thor de Jason Aaron, donde el escritor que también despojaría de su magia a Strange, nos regaló a un Odinson que no era digno de sostener su martillo, el cual había elegido a una nueva portadora.
Sin embargo, que no se trate de un argumento fresco o nuevo, poco importa, pues pocas historias de superhéroes pueden tildarse de innovadoras hoy en día, tras tantas décadas de género a nuestras espaladas. Y es que, la innovación no debe de situarse tanto en los hechos que se narran, si no en la forma de narrarlos.
En este caso, la pérdida de poderes pertenece a la tendencia actual en el género superheroico que tiende a descontruir al personaje para encontrar cuál es la esencia que lo define como tal. Y es que, sólo a través de fuertes y radicales cambios que sirvan de patente revulsivo en un personaje con tantos años de historias a sus espaldas, como es el caso de Extraño, es posible acercarse a qué es lo que lo convierte en un personaje interesante.
En este caso, se nos presenta un Doctor Extraño que recuerda sus primeros años como Maestro de las Artes Místicas, siendo un hombre que ya está acostumbrado a perder todo lo que posee, pues llegó a presencia del Anciano como un cirujano cuyas prestigiosas manos habían devenido inútiles para operar, buscando una desesperada solución mágica a sus padecimientos, y, encontrando, por el contrario una fuente de poder completamente distinta que lo llevaría a ser el Hechicero Supremo y la primera defensa de la Tierra frente a cuantos ataques de origen mágico sufriera nuestro planeta.
Pues bien, al comienzo de este número Extraño es, valga la redundancia, un extraño en su sancta sanctorum construido por y para magos, y teniendo por principal habitante a un hombre al que la magia le es hoy tan ajena como a la generalidad de los mortales. Desesperado, al haber perdido por segunda vez todo aquello que lo definía, Stephen acudirá a Iron Man, vengador que en no pocas ocasiones ha perdido todo lo que lo definía y se ha enfrentado a diversas crisis personales, buscando que éste trate de comprender su agonía.
Este número supone el trampolín a todo un cambio de tercio para Extraño, que partirá al espacio como último recurso en busca de una respuesta y una solución a su actual situación.
En cuanto al dibujo de nuestro paisano Jesús Saiz, el mismo es de lo mejor que podemos disfrutar en Marvel a día de hoy, compuesto por un marcado detalle de los rostros, y una suavidad en las líneas, en este número, el primero, en el que apenas si se producen acción, teniendo lugar casi la totalidad de la trama en un ambiente muy pausado en el que el albaceteño demuestra saber desenvolverse como pez en el agua.
Por si fuera poco, Saiz no sólo se ocupa de ilustrar este capital número, si no que también lo entinta y lo colorea. Por ello, todo el arte perteneciente a esta primera grapa lleva el sello de Jesús Saiz, que se desenvuelve con maestría y no necesita de terceros para terminar de dar a forma a su ya de por sí destacable lápiz.
Tratándose de un primer número nos encontramos todavía en un momento excesivamente temprano como para poder juzgar si esta etapa será una digna sucesora de la de Jason Aaron, o si quedará en el olvido, pero desde luego con tan sólo un número consigue enganchar al lector desde su primera página y plantea una serie de temas muy interesantes que de seguro darán mucho juego en los números que están por venir.
Ver Fuente
Comentarios
Publicar un comentario