Javier Vázquez Delgado recomienda: Superlópez – Los cabecicubos

 

Edición original:Mortadelo Especial nº 149-156 (Bruguera)
Edición nacional/ España:Super Humor Superlópez 2 Ediciones B
Guión:Jan
Dibujo:Jan
Color:Jan
Formato:Rústica, 64 Páginas
Precio:24.90€

¡Ganaremos las elecciones, y el poder será nuestro! ¡Cuadraremos el país!

Los cabecicubos es el séptimo álbum de Superlópez y posiblemente el mejor y más complejo argumentalmente de la época dorada del personaje, que conforman los once primeros álbumes. En él, Jan demuestra que el personaje tiene muchas más posibilidades de las vistas en los primeros números guionizados Francisco Pérez Navarro, en los que se limitaban a parodiar a los superhéroes, con mucha gracia pero sin ir mucho más lejos, algo que no dejaba ver el enorme potencial de la serie. La historia fue prepublicada en 1983 en los números del 149 al 156 de la revista Mortadelo Especial apareciendo por primera vez en álbum ese mismo año como número siete de la colección Olé! dedicada al personaje.

Mientras por Barcelona se suceden una serie de atracos a bancos, a la agencia de publicidad de Juan López acuden unos empresarios para contratar sus servicios para vender un producto novedoso: huevos cuadrados. Como consecuencia de un accidente en la fabrica donde se producen los huevos, los productos químicos les que otorgan esa forma salen a la atmósfera y comienzan a convertir a las personas en cabecicubos. Al principio son una minoría que sufre la marginación pero al aumentar su número se organizan, formando un partido de claros tintes fascistas que al llegar al poder en unas elecciones poco limpias, marginan al resto e intentan imponer su ideología vacía y absurda gracias a imponer un miedo a un enemigo inexistente. Mientras en las alcantarillas la resistencia lucha por devolver la democracia… Jan logra hacer un repaso perfecto de como la extrema derecha accede al poder, por desgracia sigue funcionando.

Es imposible hablar de este álbum sin contextualizar el momento por el que atravesaba su autor. Jan acaba de retomar al personaje tras más de un año alejado de él, en que el que estuvo realizando Pulgarcito. En 1981 ante el enorme éxito de la revista Don Miki, Bruguera quería lanzar una revista para hacerle la competencia. Para ello contacto con Ibáñez, Raf y el propio Jan para que realizaran una propuesta para la serie que debía dar nombre a la revista y ser el personaje central. Pulgarcito, la propuesta de Jan fue la elegida y aunque quiso compaginarlo con Superlópez no pudo, así que abandono a Juan López en favor de su nueva creación. Tras 17 meses sin Superlópez lo retomo en enero de 1983 y volvió con ganas ya los tres primeros álbumes que publico a su vuelta, Los cabecicubos, La caja de Pandora y La gran Superproducción, son los más complejos y mejores de la serie. La causa del abandono de Pulgarcito fue debido a las ganas quee Jan tenía de tratar temas más adultos, cosa que no podría hacer en una serie básicamente infantil, algo que si le permitía Superlópez.

Cuando Jan decide escribir sus propios guiones es consciente que para hacer crecer la serie debe dejar de lado la parodia superheroica para seguir el camino de los grandes de la BD como Goscinny. Cuyas obras además de ofrecer unas aventuras muy divertidas, conseguían que sus cómics encerraran críticas a la sociedad en la que vivían, multiplicando así los niveles de lectura de sus obras. Y siguiendo el ejemplo de la BD humorística, es como Jan convierte la serie en uno de los mejores cómics de la historia del cómic nacional. A partir de ese momento en sus aventuras veremos como mezcla la anodina vida de Juan López en la gran ciudad con la rutina, el estrés, los problemas de tráfico y el humo, etc… con sus aventuras como Superlópez algo que estará presente en todos sus álbumes. A esto hay que añadir las que forman parte de cada álbum así vemos criticas al racismo (Los Alienígenas), la adicciones (El señor de los chupetes), Guerra Fría (La caja de Pandora) o la creación artística (La gran superproducción) por citar sólo algunas, además de multitud de referencias a la actualidad del país, otra de las marcas de fabrica de la serie.

Estamos ante una historia compuesta por ocho capítulos: Cosas de huevos, Los huevos cuadrados, “Hexaedrus epidemicus”, La cuadratura del partido, ¡Hexaedros al poder!, El principio del fin…, Empiezan los tiros… y El fin de la epidemia, publicados cada uno en una entrega distinta de Mortadelo Especial, pero que a diferencia de las anteriores aventuras tienen una estructura menos cerrada haciendo que la historia sea más solida, sin finales de capítulos y con la sensación de leer una aventura pensada como álbum. Como curiosidad cabe señalar que los títulos de los dos primeros capítulos sufrieron los último rescoldos de la censura que todavía quedaba en Bruguera y aparecieron con los títulos cambiados por el mucho más soso La Cuadratura Del Huevo que fue es que usaron para los dos, demostrando que los censores no tenían la suficiente imaginación para pensar dos títulos diferentes.

En Los cabecicubos tenemos un perfecto retrato de la España de 1983 y gran parte de lo que sucede en el álbum es un reflejo de lo que sucedía en el país. Es una historia que se desarrolla en la Transición que justo finalizaba cuando apareció el álbum, y trata sobre los totalitarismos de extrema derecha, que todavía seguían controlando algunos de los resortes del país. Y que al final dio como resultado el fallido golpe de Estado de Tejero. Esto la convierte en una obra muy valiente tanto cuando se publico como ahora, ya que la sensibilidad todavía estaba y está a flor de piel. Por desgracia treinta y cinco años después todavía sigue de plena actualidad, con una derecha que empieza a recuperar discursos fascistas que parecían ya superados.

Además de la trama principal hay tres tramas paralelas dos de las cuales serán importantes en siguientes álbumes: El secuestro del futbolista Trini es el reflejo del de Quini que sucedió en aquella época. López además compra un coche que aparecerá en las siguientes aventuras. La trama de los atracos de bancos nos lleva a la primera aparición de de Martha Hólmez (y el enorme hallazgo de su abuela) que será un personaje clave en la serie.

La historia guarda un gran paralelismo con el Franquismo aunque con términos invertidos, ya que los cabecicubos llegan al poder a través de unas elecciones y son depuestos tras un conflicto armado y sin que en ningún momento se exijan responsabilidades jurídicas por las tropelías cometidas, con la escusa de no remover el pasado. La carga irónica del final con la creación de un huevo redondo y con el general Sintacha presentándose a las elecciones como el salvador del país, cuando fue un colaborador necesario y fiel de los cabecicubos, tal y como hicieron Suárez, Fraga o Juan Carlos I, entre otros, es la gran señal de maestria del álbum. Sobre todo por que nos enseña que la ausencia de memoria histórica nos condenará irremediablemente a repetir los errores pasados.

En el apartado gráfico estamos ante un gran trabajo de Jan, aunque su mejor nivel lo daría en el siguiente número de la colección La caja de Pandora. En este álbum la página todavía tiene una estructura fija de cuatro tiras aunque nunca pasa de las diez viñetas. Al desarrollarse la historia en una ciudad no tenemos unos diseños espectaculares pero si que resulta creíble pero a diferencia de trabajos posteriores no es reconocible ya que todavía no estaba tan preocupado por diferenciar las ciudades en las que suceden las historias de Superlópez. Narrativamente es un perfecta con gran ritmo. Los personajes están muy bien diseñados y son creíbles y expresivos como es habitual en Jan fruto de su trabajo como animador. El color está bastante mejor aplicado que en otras producciones de Bruguera, que habitualmente era bastante descuidados. En definitiva un trabajo a la enorme altura del guion.

Los cabecicubos ha tenido varias ediciones, tanto dentro de la colección Ole! como en la colección Súper Humor. Pero este álbum, como toda la serie, hace tiempo que pide una edición que por fin le haga justicia. Ojala ahora que Random House ha adquirido los derechos de la serie, se fijen en las ediciones de clásicos franco-belgas que realizan Dolmen, Dibbuks y otras editoriales del país y saquen algo similar. Aunque si no ha salido para la película…

Los cabecicubos es uno de los mejores cómics que ha dado el cómic nacional, a la altura de los mejores cómics de Goscinny o Franquin pero que parece nunca se lo valora como merece. Una denuncia contra el totalitarismo y un reflejo de la Transición además de una aventura divertidísima.

¡Fuera de aquí! ¡Está usted pisando mis geranios!



Ver Fuente

Comentarios

Entradas populares