Javier Vázquez Delgado recomienda: Camaleón. En la cuerda floja

 

Edición nacional/ España: Camaleón. La Cúpula. Octubre, 2018
Guion: Carlos García “Perro”
Dibujo: Carlos García “Perro”
Formato: Rústica con solapas, 100 páginas
Precio: 13’50€

 

Camaleón de Carlos García, alias Perro, es un excelente cómic de género; concretamente de género negro en su variante más costumbrista. El crítico Javier Coma hablaría de crook story ya que el protagonista es un criminal, de poca monta pero muy activo. El autor lo explica perfectamente en las dedicatorias “Y a mi padre, que estaría contento de que el malo sea el bueno”.

La serie está compuesta de 14 historias de una extensión entre 5 y 9 páginas donde el protagonista absoluto es Camaleón, un personaje marginal que se encarga de arreglarle los marrones a un pequeño – tanto de estatura como de influencia – mafioso local. Entre sus cometidos está cobrar deudas, hacer desaparecer cadáveres e incluso cargarse a la competencia. Sin embargo, Camaleón tiene un personal código de conducta que le hace respetar a los niños y a los artistas; esta ambigüedad le llevará a apuntar más arriba en determinadas ocasiones e impartir su peculiar justicia en niveles más “respetables” de la sociedad. Este relativismo moral y legal es uno de los grandes aciertos de la serie que descoloca e incluso incomoda en algunos momentos.

Camaleón está localizada en Barcelona, a caballo entre estos dos siglos que a la mayoría nos ha tocado sobrevivir, en escenarios próximos al barrio del Raval que es la zona más degradada del centro de la capital catalana. En este ambiente se mueve el protagonista que vive de realizar encargos para su jefe, acompañado de un cómplice, más amoral y cínico, llamado Dani. Estos tres personajes son los que conforman el pequeño microcosmos de Camaleón, al que se suma ocasionalmente Marcos, un dibujante de retratos de La Rambla, y también una joven periodista que es el único personaje con cierto estatus convencional en la serie.
En uno de los mejores momentos de la obra, el siempre odioso Dani describe la vida como una trayecto en una cuerda floja donde a un lado está el bien y a otro está el mal. Según el matón no importa de qué lado caes, lo realmente relevante es que inevitablemente caerás. Para él lo único importante es seguir hacia adelante. Una forma de ver la vida…

Carlos García López (1965) nació en Burgos y muy joven se fue a vivir a Pamplona donde estudió y se incorporó en la redacción de los periódicos Navarra Hoy y posteriormente Diario de Noticias, como redactor y jefe de diseño. Allí publicó una tira titulada Hombre perro de la que adoptó su pseudónimo; Perro.
En 1996 se traslada a vivir a Barcelona y se presenta a un concurso de cómics promovido por la revista pornográfica Kiss Cómics de la editorial La Cúpula. Obtiene el segundo premio, porque su relato no era lo suficientemente explícito, pero consigue atraer la atención del editor Josep Mª Berenguer y del director artístico Hernán Migoya que le animaron a presentar un proyecto para otra de sus revistas; para El Víbora. La serie resultante fue Camaleón (1998-1999) de la que, posteriormente a su paso por la revista, se publican dos álbumes recopilatorios el primero en 2012 y el segundo en octubre del 2018.
La llegada al mercado del cómic de Perro coincide con la crisis del sector que hunde el negocio de las revistas mensuales de cómics para adultos y deja sin la posibilidad de publicar a decenas de dibujantes en la mitad de su carrera. Carlos García estaba empezando y por eso se refugia en el sector del diseño gráfico y la ilustración comercial. En 2003 publica Desalmado, un álbum también editado por La Cúpula, con guion de Hernán Migoya y en 2011 participa en las nuevas historias de la serie Hazañas Bélicas, titulada Nuevas Hazañas Bélicas, un proyecto impulsado por la editorial Glénat donde participaron dibujantes como Josep Maria Beroy, Natacha Bustos, Diego Olmos o el mismo Perro. Actualmente vive desde 2004 en Hostalets de Pierola donde cría a sus hijos, sigue trabajando en el campo del dibujo comercial y ocasionalmente imagina alguna historia parecida a un cómic.

El estilo narrativo de Perro es directo y eficaz. La estructura de la serie Camaleón – mayoritariamente compuesta de historias breves de 5 páginas – propicia una economía de medios a la que el autor se adapta a la perfección. Estructura sus páginas en una cuadrícula de 3 tiras de 3 viñetas irregulares, aunque a menudo rompe el esquema en aras de la narración. El dibujo es una atractiva mezcla de clasicismo y vanguardia con un toque de realismo sucio. Un punto fuerte de esta obra es la puesta en escena sencilla, directa y musculosa, adornada por una iluminación que potencia los claroscuros y también por el contraste dramático entre la luz del día y los rincones, llenos de sombras, de los locales y habitaciones del Casco Antiguo barcelonés.
Carlos García sitúa la acción inequívocamente en la capital catalana, pero en ningún momento siente la tentación de llenar los fondos con inútiles postales turísticas. Para el ojo acostumbrado a estos ambientes se reconoce la Plaça Reial, La Rambla o ciertas calles del Raval y del Eixample pero nunca de manera explícita ni forzada.
Sus personajes son reconocibles y transmiten verdad incluso cuando están tratados de manera ligeramente caricaturesca. Entre las influencias confesadas por el autor destacan, por reconocibles, originales y que denotan un excelente gusto, autores como Roy Crane, Alex Toth, Yves Chaland y David Mazzucchelli; un cóctel amargo de todos estos genios es lo que pasea Perro por las no siempre higiénicas calles del centro de Barcelona.

Camaleón se estrenó en la revista El Víbora #221/222, un número doble extra de verano de 1998 y se prolongó de manera casi ininterrumpida hasta el #236 de julio de 1999. En la misma época, en la revista se publicaban series como Surfing in the third wave de Miguel Ángel Martín, Paraiso de Javi Rodríguez, Odio de Peter Bagge o Amy Racecar de David Lapham, eran los últimos coletazos de la revista antes de caer definitivamente en la pornografía y desaparecer en el #300. Y Camaleón pasó sin pena ni gloria pese a ser uno de sus mejores argumentos.
Posteriormente la editorial de la revista, La Cúpula, recopiló todas estas historias – añadiéndole la primera que dibujó Carlos García y que no se había publicado en El Víbora – en un álbum en cartoné titulado Camaleón con fecha de 2012.

La edición actual, de octubre del 2018, sigue fielmente este álbum anterior con los únicos cambios en el dibujo de la portada y en el formato que es de rústica con solapas. El resultado final es correcto; con un tamaño y papel adecuados, bien impreso y con un precio excelente.

Estamos ante una buena obra de género. La serie de Carlos García tiene la fuerza suficiente para interesar a los lectores contemporáneos, tiene personajes suficientemente carismáticos para poder atraparlos y una buena dosis de mala leche para incomodarlos. Camaleón es un buen cómic ambientado en un entorno reconocible y lleno de ambigüedades que nos permiten reflexionar sobre los límites de la moralidad y si, como en el caso del padre de Carlos García, estamos contentos de que el “malo” sea por esta vez el protagonista de la historia.

Salut!



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