Javier Vázquez Delgado recomienda: Valiant: Las grapas de Medusa #2
Hola a todas y todos, hoy me gustaría empezar dándoos las gracias por la buena acogida que tuvo la sección el mes pasado. ¿Habéis visto la sección de este sábado de Novedades USA?, allí nuestro compañero José María Vicente desgrana las novedades más importantes de la semana (una interesantísima entrada semanal por cierto) y nos dejaba Bloodshot Rising Spirit en el aire para reseñarla… ¡pero cuando salga en España!, en unos cinco o seis meses por lo menos. Esto me ha llevado a pensar que estamos viviendo un momento de noticias interesantes en Valiant, todo lo que se había anunciado hasta ahora ya se sabe que eran los restos que habían dejado los anteriores editores en su planificación post-Harbinger Wars II y en cualquier momento empezarán las decisiones de la nueva directiva pero ¿cuándo?, ¿entrará Forgotten Queen entre ellas?, ¿y las cancelaciones anunciadas?. Es un tema curioso ya que todo ello sigue el modus operandi de los últimos años, es decir, miniseries de personajes menos conocidos, maxiseries para los conocidos pero que no están en primera línea y regulares (o mejor dicho, series más largas) para los punteros. De momento todo sigue igual y con equipos creativos ya reconocidos o, al menos, con buena pinta, por lo que tenemos cómics para rato. Dicho esto, pasemos a hablar de lo más llamativo de las grapas de este mes por Medusa.
FAITH 13 al 16
El tiempo pasa volando y desde Medusa Cómics ya han publicado completa la serie regular de Faith, esto no quiere decir que sus grapas se acaben, el mes que viene tendremos su especial de navidad y, aunque no se ha dicho nada, apuesto a que después incluirán en formato mensual la mini de 4 números Faith and the Future Force. Eso nos dejaría en un hipotético número 21 en el mes de mayo, para esas fechas la actual Faith: Dreamside ya habrá acabado en su país de origen con lo que nuestra colección de Faith podría alcanzar el 25. Vamos, que hay Faith para largo.
En la anterior reseña nos habíamos quedado con que la serie había pegado un pequeño bajón, seguía siendo muy interesante pero se notaba que era un arco intermedio con dos historias que no llegaban a desarrollar gran cosa pero que resultaban entretenidos mientras esperábamos a estos cuatro números finales donde se prometía el alzamiento de los villanos que llevaban rondando por la serie desde sus inicios.
Además del dibujo de Marguerite Sauvage que la acompaña en las partes imaginarias desde el principio, la historia de Jody Houser está ilustrada en un número por Kate Niemczyk, artista que dibujara la famosa miniserie de Pájaro Burlón de Chelsea Cain, y sobra decir que su trabajo es magnífico, tiene muy buena narrativa, algo parca en fondos, pero se hace rápido con los personajes. Ese número es un poco de transición, cuenta una historia muy clásica que hemos leído decenas de veces y que nos lleva a pensar en personajes como Spiderman o Superman, esto es, la del villano que se cuela en la vida privada del superhéroe y trata de desenmascararlo. En realidad es un número que se usa para ver la fidelidad de los personajes secundarios hacia el protagonista, en este caso las autoras consiguen una buena historia autoconclusiva, mejor que las dos historias anteriores.
Por último llegan los tres números en las que los “Anti Faith”, los villanos a los que ella había derrotado en los anteriores capítulos, se unen para atacar a nuestra heroína. Al dibujo sigue Joe Eisma, autor de Morning Glories y al que ya vimos en los 11 y 12 de la edición de Medusa. Para estos últimos Eisma mejora su trabajo considerablemente en expresividad y en forma, logrando que el cierre de la colección sea épico. Los villanos unidos van a por Faith en varios frentes pero su idea principal es la de hacerse pasar por ella para desacreditarla públicamente y que hasta la policía la busque, luego capturarla y matarla, pero Faith es más lista y consigue volverlos a unos contra otros en parte gracias a que uno de ellos no es del todo malo. El resultado final es que Jody Houser, Marguertite Sauvage y los dibujantes que les acompañan a lo largo de estos 16 números han conseguido ofrecernos una historia de superhéroes muy clásica en sus historias pero modernizada en sus personajes, algo que bebe directamente de las dos grandes editoriales pero que consigue mantener ese toque indie que la diferencia. Una gran serie cuyas continuaciones tendrán nuestro ojo encima.
NINJA-K 2 al 6
Pasamos a otro de los grandes de la editorial, el más letal de todos, Ninjak, antes casi monopolizado por Matt Kindt en una serie que empezó regular y se antojó maravillosa, ahora ha pasado a manos de Christos Gage, un autor que tiene un poco de todo a nivel cualitativo pero que cada vez resulta más estable, y esta nueva serie es un claro ejemplo de ello.
Una de las cosas que ya habíamos visto en el primer número de la serie es que Gage era continuista, no solo en lo de dividir a los miembros del equipo Ninja en las letras de abecedario que ya venía de atrás, sino en mencionar detalles de la época de Matt Kindt en la anterior colección o incluso solucionar temas como la relación con Livewire, pero el primer arco argumental, que dura hasta el número 5, acaba por contar una historia autónoma que sin romper con lo anterior logra enriquecer el mundo de Ninjak.
Parte del viejo equipo Ninja está siendo asesinado y K será quien tenga que averiguar la verdad en una trama se espionaje con mucha acción y mentiras, una temática muy atractiva para todo lector del personaje. Gage lleva muy bien la modernización del origen del programa Ninja y le da a la obra ese toque de dualidad moral que debe tener, ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos, mientras consigue un elenco de personajes muy atractivo que van desde el típico Bond envejecido hasta la mujer negra que se enamora de su contrincante. Pero además de todos estos artificios lo mejor de la obra es el trasfondo, que va directo a la cabeza de Colin King, el que el MI6 estén controlando y acabando con toda relación personal que cualquiera de los agentes del programa Ninja pueda tener. A Colin le han pasado muchas cosas terribles en su vida, desde la relación tortuosa con sus padres, al maltrato de su padre biológico o a la muerte de su amada Roku, reconvertida luego en villana, ahora Ninjak tiene a quien culpar y debe elegir castigarlos a ellos o acabar con el hombre que está asesinando a sus compañeros. Lo mejor de todo es que nos deja con la intriga hasta el final al construir su dilema sobre un personaje muy dual.
Tan potente como el guión es el dibujo, empezamos con Tomas Giorello, un autor que ha demostrado una gran capacidad ya en X-O Manowar y que aquí sigue la misma línea, le acompañan narrando historias cortas sobre el pasado u otros Ninja dos auténticos genios como Ariel Olivetti y Roberto de la Torre y un número intermedio por Juan José Ryp. Todo un lujo, además este último inicia el nuevo arco argumental, el del número 6, y está soberbio, con una narrativa estupenda, como siempre. Es pronto para hablar del segundo arco, lo dejaremos para más adelante, pero leyendo este número está claro que Gage se ha hecho del todo con el control del personaje, ahora se lanza a crear nuevos enemigos mientras sigue aumentando su mitología, pero también demuestra su control sobre el universo Valiant al tirar de eventos o lugares (Armor Hunters, Divinity III y la Zona Muerta para ser concretos) con los que iniciar esta nueva aventura. Ninja-K es una serie a la altura de las mejores y una grata sorpresa.
SHADOWMAN 2 al 4
Al igual que pasa con el anterior, Shadowman también ha tenido un primer arco argumental y un número que nos lleva a empezar el siguiente, solo que este ha sido más corto que el de Ninja-K y llevamos nada más que 4 números.
A estas alturas creo que ya puedo afirmar que, por lo menos desde mi punto de vista, Andy Diggle es lo mejor que le ha pasado a Shadowman desde que Valiant regresó. El primer número de esta nueva serie ya nos encaminaba a pensar eso, daba un sentido al personaje, a su relación con el loa y conseguía que el lector lo viese como una persona con problemas y buenas intenciones, alejado del concepto más normal de héroe que nos ofrecía Justin Jordan y de esa especie de perdedor que nos trató de mostrar Peter Milligan. Y mientras hacia eso nos daba a una Alyssa Miles que mejoraba en cada página. Pues resulta que esa sensación que nos transmitía el primer número se extiende por los otros dos que componen el primer arco argumental.
Jack Boniface es menos poderoso a consecuencia de lo que le había pasado en sus últimas apariciones dentro de la serie de Ninjak y en Rapture, ambas escritas por Matt Kindt, uno de esos motivos es que ha perdido su arma, ahora está en manos del Barón Samedi que se alza como villano de esta primera parte, aunque con los temas de magia y espíritus de por medio el bien y el mal son más relativos que nunca. Del dibujo de estos tres números se encarga Stephen Segovia, un clásico en Valiant al que da gusto ver, y en la parte de la Zona Muerta del tercero es apoyado por un Adam Pollina algo cambiado pero con su estilo aun presente.
Lo que estos autores nos plasman en esta primera historia es mucha acción con un toque de drama, a los protagonistas no les acaban de salir bien las cosas y a los autores les encanta dejarnos una última página sorprendente para que vayamos corriendo a por el siguiente número. De hecho sus arcos se diferencian por fuertes puntos de ruptura pero no por que la historia acabe en ellos, así que el tercer número nos deja con Jack muerto y el cuarto nos lleva al pasado, o mejor dicho lleva al espíritu de Jack a conocer a sus antepasados a base de viajar en el tiempo y meterlo en sus cuerpos, comenzando con una historia bastante buena ambientada en los años cuarenta. Sin duda una premisa interesante para una serie prometedora.
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