Javier Vázquez Delgado recomienda: Batman #20-24
Edición original: Batman núms. 38-47 USA .
Edición nacional/ España: ECC Ediciones .
Guión: Tom King.
Dibujo: Joëlle Jones, Travis Moore, Mikel Janin, Tony S. Daniel.
Entintado: Mikel Janin, Danny Miki, Sandu Florea.
Color: Tomeu Morey, June Chung, Jordie Bellaire.
Formato: Grapa, 48 págs. A color.
Precio: 3,25 euros.
Abordar el trabajo de King requiere retroceder para ganar perspectiva. Una perspectiva que permite poder acceder a las imperceptibles hendiduras de su trabajo en lo que ya no puede catalogarse como una etapa, sino más como una interpretación de lo que representa Batman para si mismo y su entorno. King demuestra que está elaborando una historia río, un camino de largo recorrido en el que va colocando una serie de etapas con las que ir desgranado diferentes aspectos de lo que quiere contar a los aficionados. Etapas que toca ver con perspectiva para dilucidar que son capaces de aportar al personaje.
El guionista de Omega Men arranca con este número unitario en el que trae de vuelta al tan demandado Batman detective, para enfrentarlo a un caso que requiere de pensamiento racional, observación e inventiva a la hora de unir los cabos que han de acabar por revelar la solución a varios crímenes. Con la premisa marcada, King, viene a demostrar que es en las distancias cortas donde sigue sabiendo moverse con la habilidad de un orfebre, minucioso, detallista, con un marcado carácter emocional (siendo más frio, calculador en sus trabajos de más recorrido con Batman).
Batman aterriza y muestra su lado más característico, viviendo esa zona de confort tan característica a sus primeros años editoriales, demostrando que por algo ostenta el título de mejor detective del mundo. Lo que King plantea no es un caso especialmente complejo, en el que hace un uso sistemático de los recursos del género detectivesco a la hora de ir desgranando la historia. Una historia que discurre a dos tiempos, añadiendo un toque innovador a la propuesta. No hay épica, no hay acción, no se siente sonar una banda sonora cargada de fanfarrias de fondo, pero todo funciona perfectamente engranado para esconder en su interior una más que interesante reflexión sobre Bruce Wayne y lo que trae detrás de si desde los acontecimientos sucedidos en aquel oscuro callejón.
King sabe cuando es le momento de desbordar imaginación y como usarla para poder narrar una historia que responda a sus necesidades. Si en la anterior todo es muy terrenal, urbano y científico, ahora le llega el turno a lo sobrenatural, a lo imposible, de la mano de Wonder Woman que viene a cumplir una promesa que implica un sacrificio de importante calibre.
De nuevo el escritor de Grayson, sabe como mover las piezas del puzle de forma que cada cosa termine encajando. Aquí no hay villanos de Gotham, sino una historia centrada en sus protagonistas, en dos tramas paralelas que aprovecha King para profundizar en la relación entre Selina y Bruce. Y es que así es todo con King, un conjunto de ideas que se ordenan para formar un todo que permita darle el espacio que necesita a la hora de añadir un nuevo bloque de piedra este tour que está resultando ser su trabajo con Batman. Un tour con altibajos, pero que encadena dos acertadas historias en la que Superamigos destaca no solo por las certeras reflexionas sobre el matrimonio, lo que representa y lo que se puede esperar de él, sino también por lo bien que demuestra conocer la relación que existente Diana y Bruce.
Aquí hay acción cargada de hemoglobina, acción que se precipita de lleno hacia la desesperación, mientras genera un hueco para el humor, que descomprime el real trasfondo de la historia. Wonder Woman y Batman tienen un pasado juntos y es ahí donde King desea llegar porque es en ese punto es donde puede sumergirse de lleno en esa idea que le obsesiona desde que tomó la decisión de que Selina y Bruce se vayan a casar. Una obsesión que no es otra que el efecto bálsamo que ejerce sobre Bruce la figura de Selina, que demuestra ser un personaje, en manos de King, lleno de matices que no deja de evolucionar. Ya no es solo una ladrona, una mujer dura e independiente, ahora demuestra ser astuta, lista, inteligente y de moral recta, sincera, honesta, capaz de encontrar su equilibrio gracias al amor.
Superamigos tiene la suerte de disfrutar de los lápices de una de las dibujantes más relevantes del panorama actual, Joëlle Jones, cuyo certero trazo, narrativa y composición no hacen sino elevar el resultado final de la historia. Su control del lenguaje no verbal, su fascinante trabajo con las expresiones faciales, son la guinda que logra que el trabajo de King transmita sentimiento (algo de lo que muchas veces carece) y donde hay sentimiento hay emoción.
Desde que King se hizo cargo de Batman ha ido saltando de un villano a otro de los muchos que pueblan la enorme galería del Caballero Oscuro. Hemos visto a Bane, al Hombre Cometa, al Acertijo, Joker, Talia… Por lo que era cuestión de tiempo que el escritor de La Vision, se fijara en la figura de Hiedra Venenosa para dar su particular visión de una villana que es mucho más compleja de lo que a primera vista puede parecer.
Con esta historia, en la que volvemos a recuperar los lápices de Mikel Janin, King fuerza el contenido en la forma y el fondo, haciendo que la historia se resienta al desarrollarse en cuatro números y no en uno o dos como en las anteriores. King deja a la vista las costuras de una historia a la que retuerce en exceso y de forma manipuladora, para que las piezas acaben encajando.
Hiedra ha poseído a toda la población del planeta con alguna emanación de feromonas vegetales y tiene el control de un mundo que esta decidida a salvar de si mismo. Sin embargo, tanto Selina como Bruce no están bajo si influjo y han de enfrentarse en un campo de batalla totalmente nuevo a una enemiga que está entendiendo mal el concepto de salvación.
King intenta, sin conseguirlo, entrar en la psique de Hiedra planteando un escenario que cuesta concebir. El esfuerzo y el coste necesario para entrar en la historia es demasiado alto, condicionando el buen desarrollo de la misma. Todo queda muy frio, muy séptico, muy tangencial, sin que se llegue a percibir el drama como algo real y palpable. Hiedra esconde una necesidad personal tras su plan, pero King no es capaz de hacer que el lector se lo pueda creer, resultando todo artificial y rebuscado. Un todo excesivamente planificado que no destila emoción alguna, siendo destacable, por encima de todo, el excelente trabajo de Janin. El dibujante continúa narrando de forma cercana al séptimo arte, aprovechando cada viñeta para mostrar, siempre con su estilo limpio y depurado, la tensión que King no logra plasmar con la historia y sus textos. Un dibujo que llega a compensar la que sin duda es la historia más endeble de las que aquí se están reseñando.
¿King se muestra más débil en las historias largas de Batman? ¿Puede ser esto una tendencia?
Hay que avanzar en la trama que ha de ir acercando a la serie al momento culmen de la boda y para ello King escribe un número único, en el que mediante la narración en paralelo (algo ya marca de la casa), nos pone en situación de lo que una noche puede dar de sí para una novia del carácter y carisma de Selina Kyle.
Hay que decir que este número resulta especialmente interesante por la labor que realizan tanto Mikel Janin como Jöelle Jones, donde cada uno se encarga de narrar visualmente cada una de las historias (aunque la parte de Janin, no puede llamarse historia en si misma por ser secuencias de acción en diferentes momentos temporales de Batman y Catwoman), para aportar todo su talento y ponerlo al servicio de la prosa o su ausencia, de Tom King.
Este número es vivificante por ser capaz de estimular el recuerdo del lector curtido y aportarle algo nuevo al mismo tiempo. Un algo que es extraordinariamente simple y que de nuevo reside en esa capacidad de King para plasmar los sentimientos mediante viñetas. King aprovecha para reflexionar sobre lo cambiante que es la vida, los inescrutables caminos que sigue y como las personas cambian al recorrer dichos caminos. Un paseo cómplice en el que el lector es el acompañante de lujo de un número que vuelve a traer lo mejor de King.
Arco final en el que el escritor de Batman y Elmer, se embarca en una historia en tres partes, pecando de ambición y pretensiones, donde hace uso de Booster Gold y demuestra que dista mucho de entender al personaje creado por Dan Jurgens en los años ochenta.
El problema de esta historia radica en lo confusa que resulta la propuesta. King se deja llevar por el sensacionalismo y mete de lleno al lector en una espiral de información mal gestionada, donde todo ocurre de forma precipitada cuyo resultado final es un atropellado tren en marcha al que es necesario subirse sin muchos lugares a los que poder asirse.
El guionista lleva a Booster, por alguna extraña razón, a una situación que resulta absurda por su planteamiento y sin sentido real. No es posible construir algo que merezca la pena sobre una premisa forzada hasta la extenuación, con la idea de demostrar algo que ya se sabe de ante mano. Una historia predecible, con un importante descenso de calidad en lo visual de la mano de Tony S. Daniel, que viene a cerrar estos números y que para nada le hacen justicia a Batman y mucho menos a Booster Gold.
Jon Carter, es un viajero en el tiempo, es un salvador desconocido, de compleja personalidad, un vitalista, un soñador, un truhan que disfruta con la vida que lleva… Que en manos de King se transforma en alguien ajeno al lector, que actúa traspasando todas las líneas posibles en su afán de hacer algo carente de finalidad real. Se puede intuir, es cierto, que King busca adentrarse en la tragedia de Bruce Wayne desde un nuevo ángulo, explorando la posibilidad como si de la película “Que bello es vivir” se tratara pero en su versión más siniestra. Un esfuerzo que no fructifica y que genera desazón y malestar por lo distorsionado que resulta el conjunto. Una lástima.
Cuatro números en la edición de ECC, que son una muestra perfecta de lo que está siendo la etapa de King en Batman. Una montaña rusa de enormes subidas, donde el espíritu y las emociones embriagan por completo, para llegar a largas bajadas donde lo esperado no llega. Una atracción que se muestra llena de expectativas que finalmente no se cumplen, pero que si atesora momentos gloriosos con los que poder disfrutar de Batman de formas que hasta ahora no se habían visto en las páginas del Caballero Oscuro.
King va a pasar a la historia de Batman con este trabajo y será recordado al igual que el trabajo de muchos otros autores antes que él, pero sin duda alguna su etapa con Batman será la que más polarizados tendrá a todos los aficionados al Señor de la Noche.
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