Javier Vázquez Delgado recomienda: El Puño de Hierro de Ed Brisson y Mike Perkins

El año 2017 fue bastante bueno en lo que a Puño de Hierro se refiere, tiene su primera serie de televisión por Netflix, ya cancelada por motivos no aclarados (y que todos sabemos… bueno, ejem, casi todos) y Marvel dio protagonismo al personaje en dos colecciones, la primera una compartida con su gran amigo Luke Cage y la segunda esta de la que aquí hablamos, titulada simplemente Puño de Hierro. De hecho es la primera vez en la historia de la editorial en la que el nombre del protagonista aparece en dos títulos de series, pero, además, tras la cancelación de la cabecera compartida, la serie de Iron Fist coincidió durante unos meses con otra limitada llamada Iron Fists, de la cual no vamos a hablar mucho por estar aun inédita en nuestro país, esperemos que no por mucho tiempo. Esto no es todo, nuestro querido Daniel Rand tenía un papel importante por esta misma época en otra serie de grupo, llegando a ser tres las series en las que gozaba de cierto protagonismo, hablamos de Los Defensores, una serie creada por Brian Michael Bendis con David Marquez a los lápices, en la que se imitaba a la serie homónima de la plataforma Netflix, juntando en una aventura al Arma Viviente de K’un-Lun con Power Man, Jessica Jones y Daredevil.

Ya en la última década, y algo más atrás, Puño de Hierro venía ocupando un lugar mucho más importante en el Universo Marvel que antes, para ello me remito a las series de Los Vengadores, con sus correspondientes eventos, o a este artículo que un servidor realizó al poco de entrar en esta casa, pero sí que merece la pena recordar algunos pequeños detalles de los últimos años que han llevado al personaje a estar donde está. De sobra conocida es la serie de Brubaker, Fraction y Aja, continuada por Duane Swierczynski y Travel Foreman, (y para quien no la conozca aquí tiene las reseñas de Raúl González) en la que conocíamos la existencia de otras ciudades celestiales y el resto de armas inmortales, reimaginando así toda la mitología del personaje y otorgándole una enorme riqueza. Después de esta serie y de sus aventuras con Los Vengadores, Daniel Rand caía en manos de Kaare Kyle Andrews que se ocupaba, como autor completo, de una serie de 12 números en la que al pobre Danny le pasaba de todo. La visión de Andrews era muy íntima, jugaba incluso con la mente del personaje confundiendo realidad y ficción, pero a este enfoque personal se le añadía una serie de modificaciones a nivel estructural bastante importantes, K’un-Lun sufre un ataque que cambia la vida de Danny, cuando todo acaba la ciudad está en ruinas y lo poco que queda lo van a reconstruir los supervivientes, Danny se queda en la Tierra pero ahora será tanto Puño de Hierro como Tronador, es decir, se dedicará a entrenar a la nueva Puño de Hierro, una niña y tiene el huevo de Shou-Lao del que nace un nuevo dragón. Ante este cambio, muy significativo, lo que uno se espera es que la siguiente serie en la que salga Daniel Rand es que se avance en esta dirección, aunque el autor que lo haga de giros o vuelva a cambiar cosas, pero por lo menos que el cambio se vea reflejado, y no fue así.

Tras esta historia, recopilada por Panini en dos volúmenes, nos llegó la antes mencionada serie de Power Man y Puño de Hierro, que recientemente a finalizado en España con tres tomos publicados en formato 100% Marvel de tapa dura. En ella David F. Walker sí que hacía mención a lo anterior pero no profundizaba, iba a su historia, con humor y peleas callejeras pero en la que los personajes no avanzaban desde donde se habían quedado. No es que la serie de Walker no esté bien, al contrario, se disfruta en cada número, lo mismo que con la que hace de Luke Cage y que se encuentra en dos tomos por Panini, pero ambas sufren del mismo problema, son historias atractivas pero que deciden no avanzar en la vida de ninguno de ellos y eso causa una sensación de tiempo perdido, ya que para una vez que estos personajes tienen serie, algo no muy habitual, lo que apetece es leer una cosa relevante.

Mientras la serie de Walker iba acabando y de forma casi paralela a la colección en solitario de Luke Cage, por el mismo escritor, es cuando sale la nueva colección de Puño de Hierro, pero los autores no son Walker sino Ed Brisson y Mike Perkins. Brisson no es un autor con una larga carrera, pero sí que a dado lugar a cosas interesantes, en Marvel está ocupándose de varias series, lo hemos visto en Cable, ya publicado en España, lo estamos viendo en El Viejo Logan pero a mi personalmente donde más me gusta es en este Puño de Hierro. Por otro lado tenemos a Perkins al dibujo, este ya sí que es un autor con vida detrás de esta serie, empieza en 1993 en la revista 2000 AD, como buen autor inglés, se ocupó de Future Shock o del Juez Dredd entre otros. Su arte se ha paseado por las dos grandes, pero sobretodo por nuestra Marvel, dibujando al Capitán América, Deathlok o la miniserie de Los Vengadores dentro del evento Dinastía de M. Se ve que es un autor curtido y con su estilo propio, pero lo fundamental para una serie de Puño de Hierro es que sea un buen narrador y lo es, cierto que al primer golpe puede echar un poco para atrás ya que no es un estilo al que estemos muy acostumbrados para este personaje pero en cuanto uno avanza en la historia se ve que el tono que le da Perkins es perfecto.

En esta obra los autores se distancian de la visión de Walker pero tampoco van a por la oscuridad de Andrews, se quedan en un tono intermedio ya que cuentan lo que podríamos denominar la continuación de la etapa de Andrews pero por un camino diferente. ¿Lo malo?, que mientras vemos al Puño de Hierro de Walker alegre, chistoso y con ganas de volver a formar los Héroes de alquiler junto a su gran amigo, aquí Perkins y Brisson nos dan la versión más íntima y deprimente, por lo que parece que hay un pequeño desfase entre ambas series. ¿Lo bueno?, que Brisson es muy bueno y sabe lo que hace, además que ambas se disfrutan, todo sea dicho.

La idea de los autores de esta serie para continuar la historia de Daniel Rand es tan simple como brillante, ahora que la ciudad de K’un-Lun está destruida Danny está perdiendo el acceso a su poder y eso lo deja destrozado, así que decide embarcarse en un viaje para encontrarse a sí mismo, recuperar su control sobre su chi y por el camino ir peleándose con todo el que encuentra a su paso. Esto cuadra perfectamente con la idea del Daniel Rand visceral, sentimental y no muy gran pensador que tenían la mayoría de los autores que lo tocaron.

Precisamente los autores optan por darle un toque más clásico a la vida del personaje, pero no clásico de Marvel sino clásico en el más puro estilo del cine de Kung Fu o de artes marciales en general, es decir, tirar de pelea tras pelea para acabar en una isla mano a mano contra otros luchadores como si de una competición se tratase. Este es el argumento del primer arco, publicado en España en un tomo bajo el título El juicio de los siete maestros donde la narración en primera persona es la que enfoca el interior de Puño de Hierro y nos enlaza con lo anterior pero sin ningún personaje de los que habitualmente rondan por su entorno.

Siete casas, con una vinculación a K’un-Lun, han establecido sus bases en una isla y durante los años han ido desarrollando su propio estilo de Kung fu, ahora Daniel Rand debe enfrentarse a cada uno de ellos para dar legitimidad a esos estilos, a cambio Danny podrá absorber el chi de ellos si los consigue ganar para suplir la falta del suyo, hasta aquí se puede acusar al autor de no ser muy original, algo así lo hemos visto en todo tipo de sitios, desde películas hasta videojuegos, pero casi se puede decir que el camino que aquí inician Brisson y Perkins es precisamente el que el personaje necesitaba después de lo que pasó a su ciudad y de las apariciones en otras series, pretender que Danny pase de luchador de primera línea a entrenador tras perderlo todo, en un sentido místico y personal, sin pasar por algún tipo de crisis sería demasiado frío y las historias de Puño de Hierro siempre han sido bastante personales.

Detrás de toda esta competición los autores han construido una historia de traición con tintes políticos, la gente que formó esas casas en la isla son antiguos habitantes de la famosa ciudad celestial exiliados por no estar de acuerdo con las decisiones de su gobernante, Yu-Ti, esto le da un plus al cómic, un toque de interés en él que va más allá de las ya de por si magistrales peleas, en las que Perkins llega a tener alguna que otra página sublime. Hay egoísmo, traiciones y dobles caras, pero el final que marcan es una auténtica sorpresa, no solo por el coraje que demuestra Puño de Hierro que le da esa fuerza que se merece sino también por el tono pacificador y reunificador. El primer arco fue todo un acierto, y Choshin un enemigo a tener en cuenta.

El pasado mes de noviembre llegaba a nuestras librerías el segundo tomo de la serie, el cual contenía los dos últimos cómics con numeración normal y el paso a Marvel Legacy, donde se retoma la vieja numeración contando todas las series que han salido del personaje. A nivel argumental esto significa que vemos dos historias y las dos tienen algo en común, ambas tiran de otros personajes de la editorial con los que Puño de Hierro ha tenido algún tipo de relación. La primera dura dos números y une al protagonista con Shang-Chi, siguiendo un poco la línea marcada en el anterior arco donde el Kung Fu toma fuerza. Brisson sabe moverse en este terreno, se ha documentado bien y toca a los personajes como debe ser, Perkins sigue con su estilo oscuro y su narrativa en las peleas continúa siendo el punto fuerte del dibujante, es en la historia con Shang-Chi donde se ve que han sido una elección perfecta para tratar al personaje en este preciso momento.

La serie adquiere aquí un tono sobrenatural con la lucha contra La Vista, un grupo que resulta ser un solo hombre, el Vidente, controlándolos a todos. Los autores optan ahora por un villano más siniestro que no deja de ser una historia de transición pero que nos da un momento tremendo, la pelea entre un Shang-Chi poseído y Puño de Hierro. Ahora Puño de Hierro ha recuperado su chi y su confianza en sí mismo, quizás por darle un aire a la serie que Walker desarrollara al mismo tiempo o quizás por volver a otras épocas del personaje, pero lo cierto es que ahora vuelve a tener el buen humor de antes y esto se refleja en los diálogos de Brisson. He de admitir que algo que me gusta particularmente de esta historia es la forma en la que los autores marcan la diferencia entre los dos personajes, Shang-Chi primero y Puño de Hierro después, pero ambos fueron creados bajo la influencia de los medios audiovisuales de la época, sin embargo su desarrollo fue muy diferente y aquí se ve muy bien que a pesar de ser ideas que vienen del mismo sitio han acabado por ser personajes tan distintos que lo único que tienen en común es el Kung Fu.

El siguiente invitado especial puede darnos un poco de pereza en el sentido de que no es un habitual de Puño de Hierro y sí lo es de muchas otras series, la llegada de Dientes de Sable parece que nos encamina hacia la típica pelea de bar de siempre, y así es, sin embargo los autores consiguen dar un giro al tema haciendo que realmente sea partícipe de lo que ya estaba pasando en la colección. Como decía, Dientes de Sable no es habitual de esta serie pero la forma en la que lo hilan los autores es perfecta y, de nuevo, demuestra que Brisson conoce bien el personaje, aunque Victor Creed es un villano de series mutantes, sobretodo de Lobezno, su primera aparición fue en la serie de Iron Fist, número 14, por Chris Claremont y John Byrne, ahí es nada, y en ese número pelean. Unos años después, en el Power Man and Iron Fist número 66, es decir, en la gran etapa de Jo Duffy, Victor se une a Constrictor para luchar contra los héroes, bien, pues Brisson coge esa relación y la lleva a la actualidad.

Una de las claras intenciones de los autores es la de crear un nuevo villano para Puño de Hierro, lo que aparentemente era un arco de introducción, el de las peleas en la isla, acaba por marcar el ritmo de toda esta serie, Daniel Rand consiguió que las casas separadas de K’un-Lun vuelvan a confiar en él y en el nuevo propósito del gobierno actual a la hora de reconstruir la ciudad, pero dentro de estos hay un grupo de poder liderado por Choshin que no va a permitir que Puño de Hierro le estropee los planes, así llega a Nueva York tras los pasos de Rand y contrata a Constrictor para que robe un libro en el que está la clave para ir a K’un-Lun… pero… ¿Constrictor no estaba muerto? y ¿no se había pasado al bando de los buenos?, sí, por eso Danny se pone en contacto con Dientes de Sable, para saber qué está pasando con Constrictor y encontrar su libro, ante tal escenario Victor no duda en ayudar. Si a esto añadimos el anterior cambio de humor y la explicación de cómo mantiene un dragón metido en su edificio ya está, ya tenemos a Daniel Rand de nuevo metido en plena continuidad y con una historia nueva en la que todas las piezas encajan.

Este segundo tomo va creciendo a cada capítulo, una vez resuelto el tema de la identidad del nuevo Constrictor toca ir a por Choshin, el cual está justo entrando a invadir K’un-Lun, pero recordemos, no es la ciudad de antes y ellos no lo saben. Una vez más los autores deciden continuar en este caso la historia de Kaare Andrews y, además, toman los mismos elementos, que actualmente la Yu-Ti sea una mujer, la hermana de Davos para ser exactos, no le cuadra a Choshin ya que de la época que él viene en K’un-Lun no se permitía a las mujeres aprender Kung Fu, mucho menos liderar su pueblo, con lo que Brisson y Perkins retoman el tema del machismo en una ciudad tan tradicionalista como esta. Y no solo se agradece por lo interesante del tema en sí o por la continuidad sino porque estos lo hacen mejor a nivel argumental.

Pero ese no es el único tema interesante que plantean en los últimos y muy épicos episodios, en plena batalla por la conquista de K’un-Lun Dientes de Sable acaba con uno de los luchadores principales partiéndole el cuello, cosa que le recrimina Danny pero lo que ahí están viviendo es algo muy diferente, más cercano a una guerra que a su “trabajo” de vigilante callejero, por ello ¿es lícito que el arma viviente de K’un-Lun mate para defender su ciudad?, esto ya ha ocurrido en pasadas encarnaciones y es muy sano que se le plantee a nuestro héroe.

El final al estilo batalla campal le viene que ni pintado, Choshin acaba por ser un villano muy interesante y, aunque la conclusión sea relativamente predecible (recalco lo de relativamente por lo del dragón) es la que todo lector puede desear, con ella los autores dan una sensación de redondez a los tres arcos argumentales que deja a su vez una sensación de alegría y tristeza, alegría porque vuelve a poner a Puño de Hierro en su lugar, se nota que está escrita con mucho cariño hacia el personaje y lo necesitaba, tristeza porque esta historia se acaba aquí. No la serie, a ella le quedan tres números ya que finaliza con un cruce con Condenación, no sabemos si se publicará en España y en qué formato, lo lógico es pensar que sí y en el mismo que los dos tomos anteriores. De ello hablaré lo justo y necesario para no entrar en el terreno de los spoilers y por haber un cambio en el equipo creativo, además de que la historia planteada se terminó.

Ed Brisson sigue como guionista de la serie en estos 3 últimos números pero al dibujo entra Damian Couceiro, autor que en el cómic independiente se le conoce por sus trabajos en BOOM!, IDW y especialmente por co-crear Cluster precisamente junto a Brisson. Su dibujo no es el de Perkins pero no está nada mal. La historia que narran vuelve a demostrar (otra vez) el conocimiento que Brisson tiene del personaje al aprovechar esa especie de llegada del Infierno a la Tierra para ponerle cara a cara con personajes muertos de su pasado. El papel de Puño de Hierro en Condenación tuvo su aquel pero no fue tan relevante, eso se lo dejan para este fin de fiesta que si bien no es tan grande como la historia anterior por lo menos es un tie-in más que decente.

Tengo que admitir que el tándem Brisson/Perkins ha resultado una grata sorpresa para el mundo de Daniel Rand, poco se habla de esta etapa que sin lugar a dudas está entre las mejores del personaje justo detrás de las realizadas por Claremont y Byrne y la de Brubaker, Fraction y Aja. Una autentica pena que el Fresh Start de Marvel haya dejado de lado esta serie porque sus autores, especialmente Brisson al guión, podían habernos dado mucho. No me cuesta nada recomendar estos dos tomos de Puño de Hierro a cualquier persona interesada en el personaje. Por lo menos aun nos queda algo, la vuelta de Kaare Andrews en Iron Fists ¿lo destrozará todo una vez más?, veremos en cuanto Panini se decida a publicarlo que, espero, no sea muy tarde.



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