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Última entrega de esta sección en 2018. Para despedirme del año que nos dio películas como Venom y cómics como Heroes in Crisis, nada mejor que hablar de una de las series más provocadoras de Image Comics. Y no me refiero a lo último de Rob Liefeld, aunque eso sería un serio candidato a tal honor, sino a Man-Eaters, una serie cuyo argumento no dejará indiferente a nadie.

Man-Eaters #1-3, de Chelsea Cain y Kate Niemczyk

 
Man-Eaters 1 Portada

Edición original: Image Comics.
Guión: Chelsea Cain.
Dibujo: Kate Niemczyk.
Color: Rachelle Rosenberg.
Formato: Grapa, 26 páginas.
Precio: $3.99.

 

Tras la interesante Mockingbird, Chelsea Cain y Kate Niemczyk vuelven a unir fuerzas para esta serie, alejada de cualquier imposición editorial. En Man-Eaters nos presentan un mundo donde un mutágeno convierte a las mujeres en gatos gigantes asesinos cada vez que tienen la menstruación. Como respuesta, la sociedad americana fuerza a las mujeres a consumir estrógenos. Pero una adolescente piensa rebelarse contra ese sistema opresivo y patriarcal.

Por si no ha quedado claro, Man-Eaters no disimula para nada sus intenciones. Es un cómic orgulloso de tener un mensaje feminista. Creo que no hace falta explicar por qué los gatos asesinos que dan nombre al cómic son una metáfora de los genitales femeninos. Ni que la obra critica duramente la represión sexual hacia las mujeres en la sociedad americana.

Suena contraproducente, pero en esta reseña no voy a profundizar en el mensaje de la obra. En primer lugar, desconozco mucho sobre el feminismo americano, un movimiento más heterogéneo y diverso de lo que parece. Por poner un ejemplo, algunas autoras como Alex de Campi y Tamra Bonvillain han criticado duramente a Cain y Niemczyk por no incluir a mujeres transexuales en la serie. A su juicio, eso es socavar el mensaje feminista que la obra quiere transmitir, una crítica que Cain rechaza. Y segundo, para profundizar en los temas de un cómic, este tiene que tener un mensaje profundo. Ese no es el caso de Man-Eaters.

Cain y Niemczyk han creado un cómic que se ve a sí mismo como arriesgado y visionario; pero está tan preocupado en parecer inteligente y sofisticado que se olvida de serlo. Las autoras inundan el cómic de collages y fotografías, de composiciones de página inusuales, de referencias a la cultura popular, y de ideas alocadas. Pero sobre todo del mismo mensaje, repetido una otra y vez de la forma más simple y obvia. El mundo que el guion va presentando extensamente a lo largo de los tres números pierde todo su interés cuando queda claro que todas sus particularidades vienen a representar la misma analogía. La protagonista, una sabelotodo repelente, nos trata como tontos cada vez que nos explica al detalle los temas de la serie. En comparación, un cómic feminista como Bitch Planet contó muchas más cosas y con mucho más acierto en menos páginas.

Hablando de contar pocas cosas en un cómic, la historia principal avanza al ritmo de una tortuga corriendo en una maratón. Por fin, en el tercer número sucedía algo interesante: un giro de guion que pone la serie patas arriba y que le permite seguir senderos más interesantes, ganar en complejidad sin perder mordacidad. Pero Cain y Niemczyk deciden continuar con un número que contiene una revista ficticia del mundo de la serie. Porque, obviamente, lo que su obra necesitaba era explicar a los lectores el significado de sus simples analogías. Y muchos collages para parecer sofisticada. Aunque el cuarto número de Man-Eaters ya está a la venta, no me sentí con ganas de continuar la serie.

Me apena decirlo, pero los tres primeros números de Man-Eaters no están a la altura de las expectativas. Mockingbird era un cómic divertido cuyas excentricidades servían a la historia que nos quería contar, incorporando misterios y sorpresas además de darle un sentido del humor muy especial. Man-Eaters, por los menos en sus tres primeros números, es más bien un ejercicio de autocomplacencia digno de Kanye West o David Lynch, y lo que temía que fuese Mockingbird cuando se anunció hace unos años. Lo único que tienen en común ambas es el excelente dibujo de Niemczyk. Ojalá mejore Man-Eaters en los siguientes números.



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