Javier Vázquez Delgado recomienda: Yo, loco
Edición original:Moi, fou FRA, Denoël
Edición nacional/ España:Norma Editorial
Guión:Antonio Altarriba
Dibujo:Keko
Color:Keko
Formato:Cartoné, 136 Páginas
Precio:19,90€
¿Y cuál es nuestro trabajo…? Digámoslo claro… sin avergonzarnos de él… somos destiladores de veneno…
Yo, loco es la segunda parte de la trilogía de que Antonio Altarriba y Keko comenzaron en 2104 con la fantástica Yo, asesino y que finalizarán en 2020 con Yo, mentiroso. Además habría que añadir también El perdón y la furia, el cómic que realizaron para el Museo Nacional del Prado que es una especie de spin-off de Yo, asesino. Llega a nuestro país de la mano de Norma Editorial tras su reciente publicación en Francia.
Antonio Altarriba es un cuentista, novelista, ensayista, articulista, guionista de cómics y fotógrafo nacido en Zaragoza en el año 1952. Desde 1979 lleva ligado al cómic en sus dos facetas, publicando tanto en revistas de historieta como en medios especializados. Entre su obras más destacadas como guionista destacan sus colaboraciones con dos autores: Kim y Keko. Con el primero nos contó la historia de sus padres en El arte de volar (Premio Nacional de Cómic en 2009) y El ala rota y con el segundo está llevando a cabo la Trilogía Egoísta además de El perdón y la furia.
Keko, seudónimo de José Antonio Godoy Cazorla, es un historietista e ilustrador nacido en Madrid en el año 1963. Comenzó su andadura en el cómic en los años ochenta en la revista Madriz, para posteriormente colaborar en otras revistas de la época. Entre sus trabajos más destacados destacan sus colaboraciones con guionistas como Mique Beltrán en Livingston contra Fumake (Editorial Complot), Ramón de España en Brendan Beckett: El Amor Duele (Glénat), Felipe Hernández Cava en Bob Deler (Exit) además de sus cómic más recientes con Antonio Altarriba. También son destacados sus trabajos como autor completo como La isla de los perros (Mariano Ayuso Editor), 4 botas (Edicions De Ponent), La casa del muerto (Edicions De Ponent), La protectora (Edicions De Ponent) u Ojos que no ven (Edicions De Ponent).
Ángel Molinos, es un psicólogo que trabaja en Otrament, una filial de una enorme empresa farmacéutica. Se encarga de realizar perfiles psicológicos que puedan ser catalogados como nuevas enfermedades mentales de manera que se puedan tratar con medicinas para que la empresa siga ganando dinero. Ángel tiene unas pesadillas que le atormentan con los recuerdos de un pasado que creía haber dejado atrás. Conoce a un nuevo compañero que le incitará a revelar las malas prácticas de la empresa, lo que le conducirá hacia la locura en medio de conspiraciones y crímenes…
Afrontar tanto la lectura como la reseña de Yo, loco es un trabajo imposible de realizar sin pensar en Yo, asesino ya que además de ser de los mismo autores y la primera parte de la serie, marca el tono tanto literario como gráfico de esta obra. A pesar de poder leerse de manera independiente y tener un protagonista diferente, ambas comparten que son thrillers policiacos con asesinatos, una fuerte carga crítica y la ciudad de Vitoria como escenario común. Según los autores las tres historias acabaran confluyendo y explicando cabos que han ido quedando sueltos, por eso Yo, loco comparte personajes con Yo, asesino además de algún cameo.
En Yo, loco, Altarriba y Keko exploran la locura en todos sus aspectos, vemos los orígenes y las causas, así como su utilización espuria por parte de las farmacéuticas. También está presente su utilización como medio de acallar a los diferentes. Ángel al igual que Enrique Rodríguez, el protagonista de Yo, Asesino, son dos personajes en crisis y que viven aislados del mundo centrados en su trabajo, pero mientras que Enrique era un criminal que controlaba todo, Ángel es una víctima que no sabe por dónde le da el aire. Asistimos a sus pesadillas, en ellos atisbamos su pasado y vemos reflejado su futuro, somos testigos de sus pensamientos más íntimos que nos revelan su pasado y sus motivaciones. Pero a diferencia que lo que sucedía con Enrique, la evolución de Ángel resulta algo artificial y nunca sabemos muy bien si está loco de verdad.
El cómic sirve de crítica a la sociedad, al tratamiento que esta da a los afectados por problemas mentales y también a la gente que no los tiene pero actúa de forma distinta y que enseguida son calificados como locos cuando no lo son, conviene recordar, como hace el cómic, que hasta hace poco la homosexualidad era calificada como una enfermedad mental. Pero donde más incide la crítica es en las practicas deshonestas de las grandes farmacéuticas que se han alejado de su principal misión que debería ser erradicar las enfermedades. Algo que es mucho más grave en el caso de las enfermedades mentales ya que lo que quieren es convertirlos en enfermos crónicos o crear patologías nuevas para vender nuevos productos. También nos nuestra las prebendas de las grandes empresas con el poder político y judicial y cómo la comunidad internacional ignora los derechos humanos de países del tercer mundo siempre que sus empresas puedan conseguir materias primas baratas. Gran parte de lo que el comic cuenta es una invención salida de la mente de los autores, con una trama que nos da la sensación de rozar la conspiranoia, pero por desgracia resulta tremendamente verosímil y no seria de extrañar que cualquier día los noticiarios abrieran sus ediciones con algo similar.
Esta sensación de verosimilitud se ve aumentada por los lugares en los que suceden, que son fácilmente identificables ya que las calles y lugares que vemos son las de Vitoria y Paris. Lo mismo sucede con algunos personajes que son reales como el artista Jeff Koons, que le sirve a Altarriba y Keko para hacer una crítica a la mercantilización y falta de valores del arte, o Martin el jefe de Otrament que es un trasunto de Martin Shkreli, el dueño de la farmacéutica que subió el precio de los medicamentos de la hepatitis para poder aumentar sus beneficios a costa de la vida de miles de enfermos y que también era un gran melómano que poseía infinidad de objetos raros por los que había pagado sumas desorbitadas. En el despacho de Ángel vemos una serie de libros que a lo largo de la historia han tratado de explicar la locura que también son reales: Historia de la locura en la época clásica de Michel Foucault, Don Quijote de la Mancha de Cervantes, La piedra de la locura de Fernando Arrabal, El elogio de la locura de Erasmo de Rotterdam y El teatro y su doble de Antonin Artaud, de quien toma sus rasgos Ángel.
Keko hace un trabajo excelente demostrando su gran dominio del blanco y negro y su capacidad para crear atmosferas. El uso del amarillo es perfecto y sirve más allá de condicionantes estéticos para dirigir la vista del lector a los objetos claves e identificar la locura. Un color perturbador que es fácil asociar a la locura que protagoniza la obra. Como en sus obras anteriores han buscado una estética impresionista pero sin descuidar el realismo de la obra. Este realismo se ve en el minucioso trabajo de documentación que Keko ha realizado, que nos consigue transportar a los escenarios reales donde se desarrolla la acción. Pero el trabajo de Keko brilla realmente en la escenas de los sueños de Ángel, donde desata toda su imaginación demostrando todo su capacidad narrativa y mostrándonos algunas secuencias realmente inquietantes dignas del Goya más terrorífico.
Buena edición de Norma Editorial que mantiene el diseño de Yo, asesino con una gran reproducción y papel que permiten disfrutar del enorme trabajo de Keko.
Yo, loco es un thriller que mezcla locura, intriga con la crítica a las empresas farmacéuticas y a la política internacional. Todo ello narrado con la fuerza que caracteriza el trazo de Keko. Él y Altarriba han logrado una obra notable pero que no llega a las cotas de calidad de su primera colaboración aunque al ser una parte del puzle deberemos espera a la publicación de Yo, mentiroso para poder juzgarla correctamente. Yo estoy contando los días para que aparezca.
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