Javier Vázquez Delgado recomienda: 100% Marvel. Cable: Miedos del pasado

 

Edición original: Cable 155-159 y Cable & Deadpool Annual 1 USA.
Edición nacional/ España: Panini Cómics.
Guión: Zac Thompson, Lonnie Nadler y David F. Walker.
Dibujo: Germán Peralta y varios artistas.
Formato: Tomo, 152 páginas.
Precio: 14,50 €.

 

Cable es uno de los personajes más importantes de la franquicia mutante, su apodo de “mesías mutante” ya dice mucho sobre él, protagonizó grandes momentos, grandes eventos (en plural), ha liderado grupos y es uno de los que más cancha se les ha dado en sus series en solitario, el segundo, después de Lobezno, que no es poco, sin embargo y aunque su importancia se ha seguido haciendo patente en otras series, ha estado sin serie propia en solitario la friolera de ocho años, que no parece mucho si lo comparamos con otros personajes importantes del universo Marvel, como el Doctor Extraño que estuvo más de veinte, pero bastante para él. Que si que se supo mucho de Cable con cabeceras en las que compartía título con sus queridos X-Force pero nos faltaba ese toque de Nathaniel actuando solo que siempre atrajo la mirada de muchos lectores, véase para ello su primer volumen de 107 números, los 50 que compartió con Masacre… (aquí un artículo con su pasado) cosa que frenó en marzo de 2010 y no regresó hasta mayo de 2017. En ese mes Marvel lanzó el primer número de un volumen 3 que si bien tenía un dibujo a la altura del personaje, por Carlos Pacheco y Yildiray Çinar, el guión de James Robinson lo convertía en una lectura tediosa, aburrida y repetitiva. Tras cinco números entró en Marvel Legacy y, al igual que otras muchas series, recuperó la numeración original, apareciendo un número 150. Este estrenaría equipo creativo durante otros 5 números en los que Cable volvía con parte de sus antiguos alumnos por Ed Brisson que mejoraba lo de Robinson pero sin ser un cómic para tirar cohetes y con un Jon Malin al dibujo que no mostraba grandes cualidades. El tomo del que se habla aquí hoy es el tercero de Panini, el que continúa esta etapa, con la numeración original empezando en el 155 pero que resulta ser un arco argumental autónomo, perfecto para quien ame al personaje y quiera disfrutar de una buena historia de Cable sin tener que lidiar con lo anterior.

Zac Thompson y Lonie Nadler son dos nombres que nos tendremos que grabar a fuego en nuestra mente, su desembarco en el panorama del cómic independiente ha dado y sigue dando unas obras tremendas, muy recomendables y que ojalá no tardemos en ver por nuestro país, seguro que Planeta publicará sus trabajos para Aftershock (Her infernal descent tiene que caer pronto) y esperemos que alguien se fije en las obras lanzadas en Black Mask (las enormes The Dregs y Come into me), de su etapa en Bloodshot se ocupan desde Medusa. Son dos autores que se han movido por el noveno arte con argumentos ligados al terror, con influencias clásicas pero ofreciendo siempre una vuelta de tuerca, y esto será importante para esta historia titulada Miedos del pasado. El dibujo recae sobre el argentino Germán Peralta, un autor que ha hecho sus trabajos en las dos grandes pero sobretodo en Marvel, el final de la etapa de Jeff Lemire en Thanos es un buen ejemplo de su trabajo, pero sorprende más en esta historia de Cable en tanto que tiene una narrativa muy buena y sus diseños para mostrar esos miedos de Cable son bastante efectivos, además hace muy buen equipo con Thompson y Nadler lo que no es fácil dado el tipo de historia que los escritores plantean.

Los autores nos muestran lo que hace Nate en su tiempo libre, que es algo que pocos han hecho, estos lo ven como un cazador temporal de centinelas, un poco como una especie de guardián del tiempo, que es algo que siempre había sido pero a lo grande, estamos acostumbrados a ver a un tipo de Cable que cada movimiento que hace acaba en un evento, en algo grande y aquí hace pequeñas cosas. En este número de introducción se plantean varios temas interesantes, la base son los miedos de Nate y ¿a qué puede tener miedo alguien como él?, aparece una especie de manifestación física de su virus tecno-orgánico, la perdida del control y cómo esto puede afectar a los de su alrededor es lo que siempre ha temido, ahora hay una forma física similar a este virus que lo amenaza a él y a su gente. Aunque sigue primando la acción, como es habitual en este personaje, le recubre al tomo un halo de terror que se ve en el resto de obras de los guionistas y eso es bueno porque aporta algo diferente y porque está muy bien hecho.

Pero no va solo de eso, la historia quiere profundizar en la vida más íntima de Nate y el primer número trata sobre su relación con su hija adoptiva, Hope Summers, ahora algo separados, con problemas que si una buena caza no los solucionan por lo menos ayudan. De hecho el segundo número van al pasado de ambos, que es el futuro en el que Nathaniel crió a Hope mientras escapaban de Bishop, el segundo volumen de la serie justo después de La Guerra del Mesías, y nos cuentan una historia oculta de los muchos años en los que ambos estuvieron viajando en el tiempo, con una perspectiva algo diferente, la desesperación de un padre y sus miedos ante la idea de no poder salvar a su hija, es cierto que era algo que se intuía en aquella serie pero aquí es todo mucho más directo y los diálogos, muy bien encajados, así como los pensamientos son la pieza que faltaba para comprender la relación entre ambos. En este número las influencias del survival horror como en The Walking Dead o The Last of Us (por citar dos clásicos modernos con el binomio padre/hija) son obvios y le dan un regusto importante.

El siguiente número vuelve a cambiar de tiempo a otro momento en el que Nate fue atacado por su gran miedo y lo que llama la atención en este caso es ya el trabajo de los autores para conseguir contextualizar todo esto de forma correcta después del Cable número 54, donde Cable estaba con la versión de sí mismo de la Era de Apocalipsis (X-Man) y llevaba menos armas, pero además de estar bien conectado a nivel argumental aquí la gran sorpresa la da Peralta al imitar al dibujante de Cable de aquella época, José Omar Ladronn. Las influencias de este tercer número se mueven más hacia el terror espacial, con varias versiones de Nate encerradas en una nave esperando esa manifestación física de sus miedos.

En el cuarto número van más para atrás, a la primera etapa de X-Force, justo después de su número 2, por suerte aquí no se toma el estilo del dibujante pero sí que Peralta se mueve hacia esa época retratando muy bien los uniformes. Este número reduce el nivel de terror y se embarca más en la acción y en los disparos, pocos diálogos para una historia que está a punto de llegar a su final contándonos precisamente su principio en una suerte de narración inversa. El último capítulo nos lleva a cómo se creo esa entidad, cuando Nate era un niño criado por Slym y Rojja 2000 años en el futuro, que en la edición de Panini han decidido na traducir el nombre de Jean y dejarlo como Redd, al contrario que las primeras ediciones de Forum. Los autores consiguen que la obra sea redonda cualitatívamente, pero también de forma literal ya que terminan enlazando con el final del primer número tras la explicación pertinente, dando lugar a la mejor y más profunda historia que se ha escrito del personaje en mucho tiempo, además es un buen repaso a Cable desde otra perspectiva.

Este tomo incluye algo más, en principio se le añade una página final escrita por Ed Brisson y dibujada por Oscar Bazaldua que enlazan con el evento del momento, Extermino, cerrando así la colección. Después también hay un anual de Cable y Masacre, por David F. Walker y varios dibujantes, se trata de un cómic pasable, nada especial, que sigue más la estela de los cómics de Masacre con sus chistes y sus monólogos, siendo Cable un mero apunte de violencia en la misma. Divertido sin más y nada que ver con el argumento ni la calidad de la historia principal del tomo.



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