Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNSeries – Titanes 1ª Temporada: Primeras Impresiones

Aviso de Spoilers: La siguiente entrada contiene algunos spoilers de la primera temporad ade la serie Titans.
 
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Género: Superhéroes, drama, thriller, acción
Creador: Greg Berlanti, Akiva Goldsman, Geoff Johns
Reparto: Brenton Thwaites, Teagan Croft, Anna Diop, Ryan Potter, Alan Ritchson, Minka Kelly, Curran Walters, Conor Leslie, Rachel Nichols, Sherilyn Fenn
Producción: Berlanti Productions / DC Entertainment
Canal: DC Universe/Netflix

Después de convertirse en la primera serie de la nueva plataforma de streaming, DC Universe, con la que la productora Warner Bros Pictures quiere aglutinar en un sólo catálogo todos los productos audiovisuales, en imagen real y animados, relacionados con la casa que aloja a iconos como Batman, Superman, Wonde Woman o Green Arrow Netflix adquirió sus derechos de emisión para España. De esta manera la adaptación que los productores Greg Berlanti y Akiva Goldsman junto al guionista Geoff Johns, triplete de creadores y showrunners del proyecto, han realizado del grupo creado por Bob Haney y Bruno Premiani en 1964 dentro de las páginas de colección The Brave and The Bold se encontró a disposición del público de nuestro país a principios del presente 2019. Cuatro de nuestros más aguerridos redactores, provenientes de diferentes y variopintas áreas de Zona Negativa, ya han podido ver esta primera temporada y se disponen a dar sus primeras impresiones de la encarnizada batalla contra el crimen encabezada por esta peculiar pandilla de vigilantes comandados por Dick Grayson, el primer Robin, y que ya ha confirmado su segunda temporada que no tardará en comenzar su producción.

Robin Rules, por Víctor José Rodríguez

He de reconocer que cuando me enteré de la creación de la plataforma de streaming DC Universe me emocioné mucho con los anuncios de las series que se iban a producir, envidiando a los estadounidenses por poder tenerla disponible con más facilidad de la que pueda tener yo. Pero fui muy escéptico. Soy un fanático de DC Comics, pero soy muy crítico y tiendo a ser un poco intransigente si algo no se hace como dicen los cómics, cual texto sagrado del que no debes salirte. Con los años me he ablandado y estoy abierto a nuevas interpretaciones, que hasta en los mismos cómics tienen lugar. Pero mis tragaderas no pueden con productos como los del arrowverso, con todos mis respetos. Y a todos les he dado más de una temporada (y de tres en el caso de Arrow y Supergirl) hasta que me he cansado. Simplemente, no es mi tono. Pero, afortunadamente, me he encontrado con Titans. Y esta serie, en mi opinión, es la mejor del Universo DC que se ha producido en el siglo XXI.

La serie protagonizada por Dick Grayson (interpretado por Brenton Thwaites, que da mucho la talla) quien está muy bien acompañado de sus camaradas titanes Starfire (a quien da vida Anna Diop y se refieren mayoritariamente como Kory Anders), Rachel Roth (Teagan Croft, que todavía no es Raven) y Gar Logan (Ryan Potter, a quien en ningún momento llaman Best Boy), pero que se lleva el mayor peso de la trama en todos los episodios, es una delicia para los amantes de los superhéroes, el cine negro, las road movies y, tangencialmente, gracias a Rachel, el cine fantástico y de terror. La trama está bien estructurada, con un desarrollo coherente de personajes, una narrativa que va aportando nuevos elementos en todas las entregas, sin relleno ni subtramas innecesarias. Y, lo que más valoro, tiene un tono bastante maduro, serio, sin humor a excepción de contadas píldoras y el episodio

Aviso de Spoiler

en que presentan a la Doom Patrol, pero este va intrínseco a la propia naturaleza de ese equipo

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Es una serie oscura. No solo por la estética. Tiene violencia, muestra sangre justificadamente debido al proceso psicológico que atraviesa un personaje. Pero no es causada por todos los personajes. Las escenas de acción y peleas están muy bien contadas, no se excede con la cámara acelerada, ni se recrea con efectos especiales. Aunque éstos flojean en alguna ocasión, como las transformaciones de Gar y los poderes de Starfire, pero puede ser debido al presupuesto con que se contaba y tampoco chirría demasiado.

A lo largo de los once episodios asistimos al viaje personal de Dick Grayson, que ya no quiere ser Robin y busca luchar por la justicia con métodos muy distintos a los de Batman. De hecho, está renunciando al legado del murciélago y busca qué tipo de héroe quiere ser. Está en pleno proceso de transformación en Nightwing. En algún momento me recuerda al Grayson de la obra de Tom King. Y en ese camino se encuentra con Rachel Roth, una adolescente que huye de alguien que le persigue, con unos poderes que no entiende y no controla. Y a la vez la está buscando Starfire, amnésica, desconcertada, con unos sentimientos que le aferran, sin saber porqué, a Rachel. Y en el camino se encuentran con Gar, que vive encerrado en cuatro paredes que le impiden ver el mundo. Contado así puede sonar muy tópico, pero no se encuentran los cuatro en el mismo episodio en un deus ex machina forzado. Todo va transcurriendo al ritmo que debe, sin prisas, sin situaciones forzadas. Todo es orgánico.

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Tenemos una subtrama muy enriquecedora, protagonizada por la encarnación de Halcón y Paloma de Hank Hall con Dawn Granger, interpretados por Alan Ritchson y Minka Kelly. Éste es un dúo que en los cómics nunca me ha llamado demasiado. Tal vez solo destacaría la etapa en que Hank se transforma en el villano Extant. Es un equipo con un concepto muy original, con ese balance de caracteres, pero que nunca me ha contado una historia que me emocione. Pues bien, esa historia me la han contado ahora. Con unos personajes en pleno debate interno, reflexivos, convencidos de su objetivo pero temerosos de su fracaso. Unos héroes que saben que lo que hacen está bien pero no están convencidos de la vida que están llevando. Casi da para una serie independiente. Muestran unas interpretaciones y una química muy creíbles. Algo que no me esperaba, ya que me llevé las manos a la cabeza cuando me enteré de que estos personajes formarían parte del elenco de la serie.

En este plano, el del trabajo de cada actor, diría que todos están bastante correctos. Es un reparto sin caras muy conocidas, pero que cumplen en su papel de manera holgada, sobre todo Thwaites, Croft y Ritchson. El trabajo de casting, en mi opinión, ha sido acertado. Aunque no me convence, precisamente, el de la cara más conocida de la serie: Seamus Dever como Trigon. Aunque tal vez me falla aquí la nula caracterización. En cuanto a la elección de Anna Diop, no es el caso de un cambio de raza tan sorprendente como el de Jimmy Olsen en Supergirl, ya que el personaje original es de piel naranja y el resto del diseño está bastante bien logrado a pesar de sus vestidos ceñidos, puesto que más ceñida y destapada va en los cómics. Hablando de caracterizaciones, todas están adaptadas con bastante acierto, haciendo todos los trajes lo más verosímiles posible, aunque solo se ha visto como tal el de Robin, Halcon y Paloma, realmente.

No quiero entrar en más detalles, para no destapar nada, pero voy a decir que las apariciones sorpresa que tienen lugar son unos giros que todos los amantes de los cómics agradecemos. E incluso los que han disfrutado con las películas de Warner/DC. Y que la escena postcréditos del último episodio deja con el hype muy alto. Altísimo. Y hasta aquí puedo leer, queridos amigos. Recomiendo mucho esta serie, que es un producto muy disfrutable. Es entretenida, seria, no busca el fan service, aunque lo encuentra, no tiene nada que ver con las producciones del CW y se queda a mitad de camino del tono del DCEU y Nolan, en mi opinión. Una serie que estrena elegantemente la plataforma DC Universe y deja con ganas de descubrir pronto qué se va a hacer con la Doom Patrol, Swamp Thing y la sorprendente Stargirl, las siguientes series de live action en ser estrenadas.

Titanes… ¡Unidos!, por Gustavo Higuero

Cuando DC Comics anunció el lanzamiento de su propio servicio de video bajo demanda, lo hizo con la serie de Titanes como cabeza de cartel. Otras se fueron añadiendo paulatinamente, pero la de los Titanes es la que estaba predestinada a romper el hielo, a ser la punta de lanza de una plataforma a la que los aficionados miraban con cierto recelo. Un recelo que parece preceder a todo tipo de producciones relacionadas con los héroes del Universo DC y que ya va siendo hora de empezar a dejar de sentir.

La diversidad en las propuestas que buscan su inspiración en los comics, sean de Marvel, DC, Valiant, Dark Horse, Image, es algo fundamental para que haya pluralidad y todo tipo de espectadores encuentren su serie dentro de este mal llamado género de superhéroes. Y es por ello por lo que hay que aplaudir la propuesta de DC en su primera serie de este nuevo servicio, Titanes, puesto que lo planteado se aleja de los comics lo necesario, sin dejar de mirarlos de reojo en todo momento, a fin de contarnos algo nuevo y diferente al papel.

Titanes es una apuesta de DC y de Geoff Johns que mira de frente al espectador, buscando fusionar dos de las mejores encarnaciones del grupo, la de Wolfman con Perez y la de Johns con McKone. Y lo busca hacer de forma oscura, violenta, intensa, apoyándose en la figura de Dick Grayson, el primer Robin, que vive un proceso emocional extremo de autodescubrimiento personal en el que intenta alejarse de la influencia de Bruce Wayne y su alter ego, Batman. Proceso que pudo leerse, de forma mucho menos intensa, en los comics cuando Grayson abandonó su traje de Robin para asumir la identidad de Nightwing. Dick está enfadado, está deprimido, está salvajemente oscurecido por Batman y su forma de acabar con el crimen. Dick se siente infectado, sucio, pero no encuentra la forma de salir de ese pozo negro en el que parece haber caído.

En Titanes tenemos a un Dick Grayson ultraviolento, que se odia a si mismo, pero cuyo destino está bien escrito en pesadas páginas de granito, al cruzarse en su vida Rachel, alias Raven, como nexo de unión de lo que han de acabar siendo los Titanes. Y al lector clásico esto le resultara familiar, ¿verdad?

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La semilla está plantada y solo queda regar con fruición para que todo vaya fluyendo con naturalidad.

Se acusa a la serie de oscura, de violenta, de poco arraigo y fidelidad a los comics, pero es que Titanes no quiere contarnos lo que ya saben los lectores de comics, sino que da algo nuevo, con sabor a conocido, y aderezado de una buena capa de universo compartido. Los protagonistas son reconocibles, aunque limitados por el presupuesto que se maneja en televisión, al que Johns sabe sacar buen partido capítulo a capítulo, tratando más lo que hay detrás de sus poderes. Tal y como fue la época dorada de este grupo en el papel.
Para Johns, Titanes es un todo cohesionador, pues en ella aparecen personajes muy importantes para la franquicia, se pueden ver referencias cruzadas y en las conversaciones se habla de héroes tan importantes como Diana y el propio Batman. Referencias que están ahí para el que sepa verlas, pero que no lastran al espectador que no pueda identificarlas, permitiendo que ambos puedan disfrutar de la propuesta de DC.

Se ha asistido al primer arco inicial de la serie que cierra por todo lo alto y propone una segunda temporada cargada de sorpresas, sin alejarse de su planteamiento, mientras continúan profundizando en estos Titanes tan distintos y tan familiares al mismo tiempo.

Titanes busca contarnos la historia al revés, sacando a estos héroes del pozo en el que se encuentran para rescatarlos, uno a uno, y emprender el viaje que los ha de llevar a encontrar su propio camino dentro de este universo DC televisivo. Una propuesta diferente, arriesgada, capaz de emocionar, de hacer sentir todo tipo de emociones, en la que sus protagonistas lo son todo.

¿Quién vigila a los vigilantes?, por Juan Luis Daza

El streaming está de moda. Netflix, Amazon Prime Video, HBO o Filmin, entre otras, confirman que usuarios de todo el mundo no tienen problema en pagar una mensualidad por abonarse a plataformas capaces de proporcionarles copioso y variado contenido audiovisual, ya sea cinematográfico o “televisivo”. Por eso algunas de las majors más importantes de Hollywood han tomado nota y después de colaborar con varias de ellas han decidido crear las suyas propias como sucederá en un futuro próximo con Disney y ya ocurre, al menos en Estados Unidos, con Warner Bros Pictures. Esta última productora ha puesto en marcha una llamada DC Universe, que sirve como contenedor de toda la ficción audiovisual inspirada en la famosa editorial de cómics estadounidense de cuyos derechos es propietaria. Pero la producción propia estrella de dicha plataforma, y su carta de presentación, ha sido una serie que en nuestro país puede verse en la ya citada Netflix.

Titanes, como su propio nombre indica, es una adaptación, la primera en imagen real, de las aventuras en viñetas del grupo Jóvenes Titanes creado por el guionista Bob Haney y el dibujante Bruno Premiani en las páginas de The Brave and the Bold Vol 1 #54 (1964) y encumbrado por el brillante tándem formado por Marv Wolfman y George Perez durante la década de los 80 y 90. En las antípodas de las versiones animadas de los personajes, Teen Titans y Teen Titans Go!, diseñadas para todos los públicos esta nueva Titans se dirige a un público adulto ofreciendo una versión mucho más oscura, urbana y brutal del equipo liderado por el alter ego supeheróico de Dick Grayson. Los encargados de poner en marcha la serie son el experto en series inspiradas en personajes de DC Comics Greg Berlanti (Supergirl, Arrow, The Flash), el productor Akiva Goldsman (Una Mente Maravillosa) y el guionista Geoff Johns, uno de los pesos pesados de la editorial estadounidense.

Vayan por delante dos afirmaciones con respecto a Titanes que dejaremos claras desde el principio. No, esta no es una adaptación fiel de los personajes de las viñetas, de hecho están en las antípodas del sense of wonder de aquellas que transmitieron durante años Marv Wolfman y George Pérez. De modo que si alguien busca los superhéroes de su infancia o adolescencia en esta serie puede salir, no sólo decepcionado, sino bastante furioso de la experiencia. No, Titanes no es una gran serie, es bastante montonera si la comparamos con la gran cantidad de producción audiovisual con la que nos asedian diariamente, pero dentro de su género destaca sobre varias de ellas gracias a algunos hallazgos y virtudes que un servidor no esperaba descubrir en una pieza de esta naturaleza tan intrascendente y superflua. Me he encontrado con once entregas de un proyecto divertido, interesante, fruicioso y salvable en bastantes aspectos, aunque nunca dejando de ser una medianía como ficción.

Titans es como un cómic en el que el Frank Miller de su última época, el de All Star Batman y Robin o Holy Terror, se ocupara del guión y David Finch del dibujo. Hablamos de una oda al grimm and gritty casi sin miramientos, con un ojo en el Alan Moore de Watchmen y otro en el Zack Snyder que llevó esa, y otras, historias en viñetas al cine, como las basadas en DC Cómics e las que se involucró. Evidentemente la serie no copia descaradamente la puesta en escena del autor de 300 o Amanecer de los Muertos, pero anida en su interior esa predisposición por la oscuridad y el lado más siniestro de los vigilantes enmascarados. En ese sentido he traído a colación la opus magna de Moore y Gibbons porque, salvando los millones de años luz que separan ambos productos, hay en Titans también una sana intención por indagar en el viraje hacia la violencia descontrolada en la que se sumergen los superhéroes una vez entregan su vida a luchar contra el crimen, reflejado en ese Dick Grayson que no puede librarse, en sentido figurado y literal, de la sombra de Batman.

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Brad Anderson, director de productos interesantes como El Maquinista o Session 9 reconvertido en eficiente artesano televisivo, se ocupa de dar empaque a la serie encargándose de los dos primeros episodios. Su punto fuerte son las elaboradas coreografías de lucha, bastante eficientes, y el flaco unos CGI mayoritariamente penosos, aunque con algún fogonazo de eficacia. En el proceso insufla una snyderización, dosificando mucho más el slow motion, que tendrá continuidad en la labor de los encargados de dirigir el resto de episodios, entre ellos el mismo Akiva Goldsman. Desde ese punto de vista, y sin ser una producción destacable en manera alguna, sí es mucho más efectiva técnicamente que la mayoría de series diseñadas por el tándem Marvel/Netflix como Luke Cage, Jessica Jones o Iron Fist. Tiene un ritmo endiablado, entretiene en todo momento, pero, una vez más peca de ser una infiel adaptación de los personajes que la protagonizan cuando hay en ella más reminiscencias a las películas de X-Men que a los mismo cómics de Teen Titans.

El reparto, simplemente cumplidor. Actores desconocidos que tienen la suerte de encontrar en el guión arcos argumentales centrados en sus roles que los hacen interesantes y con ciertos claroscuros, no demasiado elaborados, pero igualmente agradecidos. Robin, Raven, Starfire o Beast Boy son los principales miembros del grupo sobre los que basculan las distintas subtramas uniéndose a ellos Hawk y Dove protagonizando dos interesantes episodios, sobre todo el segundo, con el que dan una acertada profundidad psicológica a ambos. Con un cast tan limitado es lógico que desde una perspectiva artística la serie se quede a medio gas y no porque los actores eludan esforzarse a la hora de acometer su trabajo, sino porque no pueden dar más de sí mismos, Ya veremos si una adecuada evolución a lo largo de próximas temporadas les permite enriquecer su trabajo delante de las cámaras, pero por ahora no pasa del suficiente a un nivel general.

Titanes es un producto estimable, que satisfará a numerosos espectadores con ganas de ver una serie de superhéroes algo más brutal con personajes de DC Comics como protagonistas y a fans de la editorial con la mente abierta (o más tragaderas, según a quién se pregunte) y casi seguro horrorizará a los seguidores más puristas de las aventuras en papel de los Jóvenes Titanes. Acción, humor, sadismo, un retrato bastante crítico y nada amable de Batman o su idiosincrasia como icono así como episodios dedicados a personajes a los que teníamos ganas de ver en imagen real como Wonder Girl, Jason Todd o la Doom Patrol (esta con futuro spin off en proceso de gestación) son los alicientes de la serie diseñada por Greg Berlanti, Geoff Johns y Akiva Goldsman. Un atípico y arriesgado primer paso adelante para ir construyendo esa plataforma llamada DC Universe en la que también tendrán cabida otros productos como la Swamp Thing de James Wan, Stargirl o la ya citada traslación de las aventuras de la Patrulla Condenada

Quiero pegarte (pero no tanto), por Igor Álvarez Muñiz

En la vida hay que tomar decisiones, una de las mías fue dejar de leer cómics del universo superheroico de DC al empezar los Nuevos 52 por los temas de siempre, dinero, tiempo, gusto por el cómic independiente y ser un Marvel Zombie, sin embargo durante años he comprado cómics de Batman y tengo una clara idea de los personajes de su mundo en mi cabeza y la de Dick Grayson es una imagen feliz. No hay que ser inocente, las calles de Gotham son muy duras, sobretodo para una persona que se crió con Batman, pero la paliza que mete a los delincuentes en la primera aparición de Robin en esta serie me echó para atrás, mucho. Volvemos a la oscuridad, los subproductos de DC fuera de la cadena de televisión CW son famosos por mostrar héroes tan oscuros que arrastran la cabeza de un malo por cristales y eso es algo que debe hacer un personaje como Punisher, no Robin.

Raven es un personaje interesante pero algo plano, Beast Boy sí que parece algo alegre pero nada del otro mundo y Starfire, a pesar de que la imagen pueda echar para atrás en un principio, resulta la más interesante de los primeros capítulos, de ahí que la serie, en ese punto, no me entusiasme pero me de lo suficiente como para dejarla puesta mientras hacía otras cosas (gracias Netflix), lo cual ha sido la mejor idea que he tenido en lo que llevo de año pues a la mitad de la temporada ya estaba totalmente dentro. Si bien la imagen sigue siendo demasiado oscura para lo que, personalmente, consideraría una serie de los Titanes esta toma su sentido en el momento en que ya muestra del todo a Grayson como una persona que está entre dos mundos, por un lado está su trabajo con Batman, que sí, sigue siendo más brutal de lo que debería al darnos un Batman que roza el sadismo más de lo habitual, pero Grayson reflexiona, no es lo que quiere para él, está tratando de diferenciarse de su tutor para dar el paso a Nightwing pero en una fase muy temprana en la que parece aun disfrutar de la violencia, este camino ya sí que capta mi atención.

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Pero si uno de los cuatro crece en cada capítulo es Starfire, las apariencias engañan más que nunca y una actuación brillante es capaz de introducirnos perfectamente en la vida de la alienígena, tanto que me ha resultado más interesante aquí que en lo que había leído de ella. Pero no se queda aquí la cosa, faltan los secundarios, algo que me alegraba de algunas series de la CW era que no tuvieran miedo a la hora de meter personajes importantes como secundarios pero esta serie lo lleva un paso más allá, siendo la única pega no haber fichado un actor para hacer de Batman y que su cara quede oculta, esperemos que esto encierre la idea de que, de una vez por todas, hagan una buena serie con este personaje como protagonista, pero, por lo menos sí que hay otros con más profundidad, el retrato de la Doom Patrol, aun con las licencias que se toman para su introducción, es fantástico o la elección de Donna Troy, con su espectacular entrada en la recta final de la temporada, de ella me gustó particularmente la conversación sobre las reuniones que mantenían sus tutores y la manera en la que todo ello encaja sin necesidad de enrollarse dos horas en contar orígenes, cómo muestra estar más avanzada en eso de la piedad que su compañero o cuando saca el lazo. Eso sí, si he de quedarme con dos tramas de secundarios ahí no hay duda, el número uno se lo lleva Jason Todd, personaje que sí que me ha transmitido lo mismo que cuando leía historias sobre él, un personaje tosco al que se podría denominar el gran error de Batman, de la misma manera que lo ve Grayson, una versión suya sin su autocontrol moral.

El número dos se lo llevan Halcón y Paloma, protagonizando buenos momentos en la serie, los mejores de la primera mitad, y con un capítulo dedicado a ellos tremendo, una historia sólida, bien definida y de la que muchas películas deberían aprender. Quizás Raven y el Chico Bestia sean los que menos evolucionan, o quizás es que la previsión de la historia desde el punto de vista del lector nos hace que sea algo más plana, pero se disfruta su recorrido. La última pincelada la da el final, las escenas postcréditos con el tatuaje, el laboratorio y, sobretodo, el perro han convertido esta serie en una de las más esperadas de la actualidad. Vi el principio, juzgué y me equivoqué, ahora solo me falta que Robin salte y pegue a los malos pero con una sonrisa en la boca.



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