Javier Vázquez Delgado recomienda: Andy. La vida y la época de Andy Warhol

 

Edición original: Andy. Un conte de faits (Casterman. Octubre, 2018)
Edición nacional/ España: Andy. Una fábula real. Reservoir Books. Octubre, 2018
Guion: Typex (Raymond Koot)
Dibujo: Typex (Raymond Koot)
Color: Typex (Raymond Koot)
Formato: Rústica. 562 páginas
Precio: 39’90€

 

If I could make the world as pure
And strange as what I see
I’d put you in a mirror
I put in front of me…


(Pale Blue Eyes) The Velvet Underground

Andy de Typex es una obra descomunal de tamaño y maravillosa de contenido. La excelente biografía del artista norteamericano Andy Warhol que ha urdido el autor holandés Raymond Koot – más conocido como Typex – no tiene una sola página de relleno; todo es chicha, y eso que la obra es increíblemente extensa.

Andy está compuesta por un prólogo de diez páginas y por diez capítulos de extensión variable, que van desde las 44 hasta las 72 páginas. Cada uno es una suerte de revista ilustrada con su portada, el sumario, fichas de protagonistas a modo de cromos recortables y está rematada con ilustraciones. Esta estructura en capítulos permite al autor centrar la acción en episodios concretos de la vida del artista y situar perfectamente la época histórica en los que estos se desarrollaban.

El hilo conductor de la vida de Andrew Warhola (1928-1987) fue la creación de un universo propio donde su existencia no resultara tan extraña, inhóspita y dolorosa.
Al principio de su vida chocó con la incomprensión general, luego luchó con el éxito planetario y superficial y al final de su existencia se rebeló contra el olvido. Sin embargo, Warhol más que nadie contribuyó a modelar la realidad tal y como la conocemos en la actualidad y la convirtió en una constante búsqueda del placer narcisista, en algo tan puro pero tan extraño como dice la canción.

Un fenómeno industrial digno de estudio, dentro del reducido y cerrado mundo del cómic contemporáneo, es la enorme cantidad de biografías de artistas y escritores que se publican actualmente. De memoria podría citar unos 20 o 30 álbumes de todo tipo, tamaño, precio y autores. La mayoría son carne de grandes superficies y objetivo de lectores no habituados a leer cómics. Pero Andy, no; Andy no tiene nada que ver con toda esta multitud de obras convencionales y vacías. Una vez leída, el lector sabe que es una obra profundamente personal, llena de pasión y donde el autor se ha implicado profundamente en su desarrollo. Lo difícil es llegar a ella en medio de este marasmo de novedades para snobs.
Y a veces las cosas surgen por la más pura casualidad. O, mejor dicho, en este caso surge por la vehemente recomendación de un lector de Zona Negativa que en los comentarios de esta entrada nos sugirió la lectura de Andy y la calificó como uno de los grandes estrenos europeos del año pasado. Recuerdo que alguien más me había comentado su singularidad, pero fue este lector el que me encendió la chispa de la curiosidad. Cuánta razón tenías LECTOR FURIOSO y cómo me alegro de haberte hecho caso…

Un artista camaleónico

Typex realiza un biopic en cómic realmente descomunal. Si la importancia de una obra, si la calidad de una propuesta como esta se mide por la cantidad de momentos intensos, por el número de secuencias únicas, por la abundancia de instantes que emocionan entonces se puede decir, sin ningún temor a equivocarnos, que Andy es uno de los grandes cómics de esta década.

Para ello Typex utiliza todos los recursos narrativos y plásticos imaginables, salvo el collage fotográfico.
Cada capítulo tiene una entidad y una forma característica.
Para el prólogo Koot se metamorfosea en la esencia de los pioneros de los cómics para prensa, especialmente en Rudolph Dirks y así explicarnos la infancia del joven Warhola con sus problemas de salud, con su obsesión por los personajes de las tiras de los periódicos y las estrellas de cine y con el inicio de la asunción de su singularidad como persona.

Tras la muerte de su padre y la llegada de la juventud, las páginas de esta biografía empiezan a presentar diferentes tonalidades y el estilo se asemeja al de los cartoonist clásicos de la década de los cincuenta del siglo pasado.
La explosión de color llega con la entrada de la década de los sesenta y cada página se convierte en un poster pop, lleno de estética psicodélica y referencias a los comic books populares. Finalmente los capítulos dedicados a las décadas más recientes están llenos de arte underground, de diseños en offset, de panfletos subversivos, de estética de revista de actualidad y de cómic de humor de los ochenta.
Narrativamente Typex utiliza todos los recursos posibles para expresar situaciones y sentimientos muy complejos y muy profundos. Estructura sus páginas con una cuadrícula de tres tiras de tres viñetas cada una, pero es un esquema de partida que rompe a menudo. Utiliza la splash page de manera ejemplar pero también la acumulación de viñetas repetidas para conseguir un efecto de monotonía, de desconcierto, incluso de pavor.

Estilísticamente estamos ante un auténtico camaleón del arte de la historieta. Si en su obra anterior se transformaba en un aprendiz aventajado de los maestros del barroco; utilizando una apariencia gráfica llena de connotaciones de la escuela flamenca aquí, en Andy, varía de registros al compás de los tiempos narrados. Desde la ingenuidad y vanguardia de los pioneros de los cómics de prensa hasta la insoportable vacuidad de las revistas de moda de los ochenta o los recursos estilísticos de los comic books románticos de los cincuenta y sesenta e incluso del arte underground producido exclusivamente para la comunidad homosexual de los setenta y por supuesto también del pop art. Todo pasa por el tamiz de Typex que describe, ilustra, narra, contextualiza y adorna su obra de manera brillante y exhaustiva.

En esta obra podemos apreciar ecos de Rudolph Dirks, como hemos indicado antes, pero también referencias a Hergé, a René Pétillon, Nazario o Martin Veyron y homenajes nada velados a George Herriman y Guy Peellaert.

La hoguera de las vanidades

Andy. La vida y la época de Andy Warhol se llena de personalidades y de personas fundamentales en la historia del siglo XX y algunos con papeles destacados en el XXI. De Truman Capote a Farah Diba, de David Bowie a Jackson Pollock, de Donald Trump a Madonna, todos aparecen luciendo personalidad propia y descritos con infinidad de matices.

Bob Dylan representado como una comadreja, Salvador Dalí y Gala con el estilo de los Terrytoons, la modelo Nico con sus globos de diálogo como sombrías lápidas o los componentes del grupo The Velvet Underground dibujados en un riguroso blanco y negro en medio de unas páginas llenas de color pop art y flower power, son algunas de las genialidades gráficas de Typex. Son recursos extraordinarios que describen perfectamente el cóctel de personalidades, de egos y de caracteres neuróticos, megalómanos y depresivos en que se convirtió la vida y la época de Andy Warhol.

Hay un especial énfasis por incluir la comunidad gay y la travestí de Nueva York y sus alrededores. Son seres únicos, llenos de personalidad, trágicos la mayoría de las veces y con un punto de rebeldía conmovedor. Fueron pioneros en la lucha por el reconocimiento de sus derechos pero lo hicieron de manera lúdica y sin estrategia; exhibiéndose, intentando disfrutar y consiguiendo sobrevivir a duras penas.

Entre todos estos protagonistas quiero destacar un pequeño grupo, los más determinantes en la vida de Andrew Warhola.

En primer lugar está su madre, Julia Warhola. Fue una mujer luchadora que nunca llegó a aprender a hablar correctamente el inglés y que supuso el principal agarre de Andy a sus raíces eslavas y a su fe católica bizantina.
Vivió con su hijo durante buena parte de su vida y fue una de las causas de la tardía declaración social de su homosexualidad. Le encantaban los gatos.

Edie Sedgwick fue una joven modelo, procedente de una familia rica de Santa Bárbara. Escapó del ambiente familiar, de los maltratos físicos y sexuales de su padre, del suicidio de sus dos hermanos y de una familia opresiva y torturadora. En Nueva York se transformó en una fugaz aparición llena de luz y belleza. Se convirtió en la amiga íntima de Warhol, en su musa y protagonista de algunas de sus películas experimentales. Hasta que se distanciaron… Murió a los 28 años a causa de una sobredosis de pastillas.

Lou Reed, compositor y cantante neoyorquino. Fue uno de los fundadores del grupo de rock The Velvet Underground y tuvo una carrera brillante en solitario. Warhol fue productor de la Velvet en su primer disco e impuso a la modelo alemana Nico como cantante. Cuando sus carreras se separaron no perdieron contacto y conservaron una discreta amistad, muy al estilo de Nueva York.

Billy Name fue uno de sus principales cómplices. Un genio loco de la decoración, el diseño y la ilustración. Siempre a la sombra de Warhol pero siempre genial.

Jed Johnson fue durante 12 años su pareja. Estuvo con Warhol cuando el artista sufrió el atentado que casi le cuesta la vida y representa la parte oscura y desconocida del genio. La más prosaica, la más oculta y sin glamour.

Y por supuesto también Henry Geldzahler, Jonathan Gould, Candy Darling, Gerard Marlanga, Eleanor Ward, Bob Colacello, Valerie Solanas, Brigid Polk, Paul Morrissey… Todos están aquí.

En Andy hay una serie de momentos que convierten esta biografía en una auténtica obra de arte. Déjenme destacar unos pocos, siempre con el afán de no destripar demasiado el argumento.

La secuencia de la muerte de su padre resulta profundamente emocionante. La forma en que el niño la vive de soslayo, sin comprender enteramente su significado, la página muda estructurada como una vidriera de una iglesia y rematada por una splash page consecutiva donde vemos a Warhol que se evade de la situación en su habitación y leyendo cómics de Mickey Mouse. Un prodigio de profundidad y sensibilidad.

Una maravillosa secuencia donde seguimos a Andy acompañado de una quiosquera pelirroja y regordeta hasta el techo de un edificio de Nueva York. Allí el artista lanza al aire un globo de helio plateado que refleja su imagen deformada, para luego explotar en el aire. Puro pop.
La escena de la conversación entre Lou Reed y Warhol en el parque con referencias a Candy Darling. Emocionante y divertida
Y finalmente el montaje de The Velvet Undreground y Nico interpretando la canción I’ll be your mirror. Extraordinario.

Raymond Koot (1962- ) es según el compositor y cantante Nick Cave “… el segundo mejor artista neerlandés de todos los tiempos después de Rembrandt”.
Nacido en Amsterdam, es diplomado por la Amsterdam College for the Arts y empezó a publicar sus cómics en 1982 en la revista De Balloen, junto a artistas como Paul Bodoni, De Jager & Stevenhagen o Windig & De Jong.
Es ilustrador de libros infantiles, algunos de los cuales están escritos por él mismo. Estos trabajos los firma con su nombre real.
En 1996 empieza su carrera en el cómic y la ilustración bajo el pseudónimo de Typex. Su primer trabajo es Melkman en Oog & Blik (1996) y otros trabajos suyos son: The Quick Brown Fax (1998) con Peter Pontiac y De Nieuwe Avonturen van Kick Wilstra (2004)
Entre el 2000 y el 2003 publica tres episodios de Chorizo otra vez para la revista Oog & Blik y De Wolkenfabriek (2006) para Rubinstein.
Por encargo de la Rembrandt Van Rijn in commission of the Rijksmuseum de Ámsterdam realiza la biografía del genial pintor barroco titulada Rembrandt que se publicó en 2013 tras casi tres años de trabajo. En 2018 publica Andy la extensa biografía del artista Andy Warhol, una obra que se estrenó simultáneamente en ocho países europeos.

La edición de Reservoir Books de este clásico instantáneo es buena. El álbum está bien impreso, el papel es algo fino pero ni brilla ni absorbe las tintas y cuenta con el curioso detalle de tener los bordes de las páginas de color plata, como un homenaje a la decoración de las paredes de The Factory, la meca neoyorquina de Andy Warhol. Es un libro en tapa blanda y tiene un precio elevado que se justifica en parte por la extensión de la historia. La edición en castellano de Andy tiene un coste similar al europeo; en Francia es de 35€ y aquí de 39’90, es una diferencia que suponemos se debe a la tirada.

Estamos ante un álbum que necesitará un tiempo para que todos lo asimilemos completamente y nos demos cuenta de lo que sin duda representa; una obra de referencia.
Andy de Typex debe ser el espejo en el que todo narrador y artista se refleje cuando esté planteándose construir una biografía. Andy es una obra exhaustiva y emocionante, exagerada y rigurosa, llena de datos pero apasionante. Es una historia que cuando la acabas sabes que volverás a leerla varias veces e intuyes que cada vez que lo hagas será igual de apasionante que la primera vez, pero completamente distinta. Como la vida misma…

Salut!



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