Javier Vázquez Delgado recomienda: Eternity
Edición original: Eternity 1-4.
Edición nacional/ España: Medusa Cómics.
Guión: Matt Kindt.
Dibujo: Trevor Hairsine.
Tinta: Ryan Winn.
Color: David Baron.
Formato: Libro rústica, 122 páginas.
Precio: 13,95 €.
Todas las editoriales pasan por diferentes etapas, normal, lo contrario implicaría un estancamiento que acabaría por aburrir al público, y en aquellas que se formaliza un universo compartido siempre hay un puñado de guionistas que manejan en cotarro, en el caso de Valiant, al ser una editorial pequeñita, han sido uno o dos. Al principio de su reformulación este papel se lo podemos dar a Robert Venditti, con la inestimable ayuda de Joshua Dysart, que se ocupaba de las Harbinger Wars así como todo el gran mundo de los psiots, y Fred Van Lente, en otras áreas del mismo universo. Venditti deleitaba al público con su X-O Manowar y, una vez asentado, se ocupaba de los grandes eventos de la editorial, Armor Hunters y Book of Death, al mismo tiempo que marcaba otros personajes. Sin embargo, entre ambos eventos, Valiant encargaba a Jeff Lemire y Matt Kindt The Valiant, una miniserie muy importante para lo que podríamos denominar la segunda fase de la editorial, en ella y poco a poco Kindt iba cogiendo más peso (Unity, Ninjak…) hasta llegar a sustituir a Venditti en X-O Manowar y como hacedor de eventos en 4001 A.D., Divinity III o el actual Harbinger Wars II. Ahora toca ir cerrando ciclos, este mes acaba su último evento y ya se ha anunciado el final de su etapa en la serie de Aric, pero hoy, aquí, toca hablar del que posiblemente sea su proyecto más personal para Valiant, Divinity, ahora bajo el título Eternity, en lo que es el último arco argumental escrito por él sobre este personaje de momento, lo que no significa que no vuelva a él ya que el tomo en cuestión deja la sensación de que aun hay mucho que contar.
Para esta obra tan personal Kindt no está solo, desde el primer momento le acompañó en su trabajo el mismo dibujante, Trevor Hairsine, un autor que ya había demostrado un cambio en su arte al empezar en la editorial pero que, según pasaban los tomos de Divinity, mostraba una evolución a mejor que culmina en los mundos y seres extraños que se plantean en Eternity, a la vez que mejora su narrativa considerablemente, y eso que en los inicios de esta estupenda saga ya demostraba una gran capacidad para hacer páginas que pueden quedar en la mente del lector. Hairsine se ha convertido en un autor totalmente reconocible, con influencias claras pero sin ser una copia de nadie, y a tener en cuenta en un futuro. No hay que olvidar tampoco el trabajo que hacen Ryan Winn a las tintas y David Baron al color, todos ellos consiguen un formar un conjunto magnífico en una obra más extraña de lo habitual.
Precisamente Eternity se alza como una de las obras más raras de Valiant, con muchas influencias de las partes metafísicas de las dos grandes editoriales americanas, pero también con un aire propio que le distingue gracias a que en realidad es una cuarta parte de Divinity, con lo que tiene una historia de peso detrás. Al contrario de lo que suele suceder con las obras de esta editorial, este tomo no es para empezar, para que realmente se disfrute hay que ir a la historia de los astronautas de la Rusia comunista que regresaron a nuestro planeta como dioses.
Tras los sucesos en la tercera parte de Divinity, Abram y Myshka se aíslan en una cabaña en Rusia donde deciden vivir sus vidas como personas relativamente normales y llegan a tener un hijo, esto es hacia donde nos encaminaba la serie original después de esa tercera parte tratada como un evento, sin embargo el universo es grande y unos seres como estos llaman la atención de gente más allá de nuestro planeta. En este sentido la trama está bastante bien hilada y se separa mucho de los mundos extraterrestres que el propio Kindt nos había mostrado en X-O Manowar, tras la muerte de un importante personaje conocido como el Observador, una facción de extraños seres, armados con lanzas que en vez de filo llevan lo que parecen Sputniks, secuestran al hijo de nuestros héroes para convertirlo en el nuevo observador, lo cual les embarca por un viaje hacia lo desconocido.
Desde el principio los autores utilizan estos números como un metacómic, es decir, una obra para hablar de la propia estructura narrativa del medio, de la relación entre la historia, el autor y el lector donde se reflexiona en torno a la idea de que el autor tiene que dejar volar a la obra como si fuese un hijo que se va de casa, para que el lector haga sus propias interpretaciones al interactuar con esta. Se ve que es una obra con mucha fuerza y con un trasfondo que recuerda más al trabajo realizado en primera parte de Divinity. Lo fantástico es que esta idea de introducir tanto al autor como al lector dentro de la obra se muestra más por la parte visual del dibujo que por el texto en sí, lo que hace que se trate de una idea muy indirecta.
La historia en sí, lo que podríamos considerar la acción, es bastante más simple que las ideas que contienen, la de unos padres que van a rescatar a su hijo, aunque el final al dejarlo vivir como se supone que debe, bajo su elección, sí que le da una pequeña vuelta de tuerca, sobretodo por los efectos que tiene sobre la relación entre Abram y Myshka, que se resiente y se cura en una magnifica narración en pocas páginas.
También se toca otro tema importante que se arrastra desde la primera serie, el de los seguidores australianos de Divinity a los que concedió un don al aterrizar por primera vez en la Tierra. Se toca muy por encima, es cierto que en pasadas ocasiones se veía que lo veneraban como a un dios, ahora empiezan a dudar de él y el final nos deja con un ligero cliffhanger en este sentido. El hecho de que el tomo tenga en su lomo un “vol. 1” suponemos que hay idea de continuar más allá.
Por último no se puede dejar de hablar de las referencias que los autores meten a los personajes de Gold Key Comics. Ya se comentó en muchas ocasiones que la nueva Valiant había resurgido sin algunos de sus personajes ya que pertenecían a otra editorial y sus derechos se habían vendido por separado, estos son Solar, Magnus: Robot Fighter y Turok. Igualmente hemos hablados de que Valiant se había buscado sus propios sustitutos, el de Turok sería Savage, para Solar tenemos a este propio Divinity y con Magnus lo que se hizo fue tomar a uno de los personajes que salían en su serie, y que sí era propiedad de Valiant, Rai, y prescindir de imitar al antiguo. Dicho esto los autores realizan aquí sus propias versiones de estos personajes como un claro homenaje, cambiando su imagen y convirtiéndolos en los aliados de Myshka y Abram en esos extraños mundos.
Eternity es una obra muy detallista, con una historia sencilla que se convierte en un gran cúmulo de expresiones gracias al entorno. Fresca, entretenida y diferente a lo que estamos acostumbrados en la editorial. Este y el primero son los mejores tomos de la saga.
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