Javier Vázquez Delgado recomienda: Liga de la Justicia #1-4

 

Edición original: Justice League núms. 1 a 8 USA.
Edición nacional/ España:.
Guión: James Tynion IV, Scott Snyder.
Dibujo: Jim Cheung, Jorge Jiménez, Doug Mahnke.
Entintado: Mark Morales, Walden Wong.
Color: Jerome Cox, Alejandro Sanchez, Tomeu Morey.
Formato: Grapa, 48 págs. A color..
Precio: 3,25 euros.

 

Tras los acontecimientos narrados en Metal y lo ocurrido en la miniserie de Sin Justicia, la Liga de la Justicia cambiaba de manos y los lectores despedían a un Priest en estado de gracia (cuyo trabajo había levantado una serie que no pasaba de correcta en manos de Hitch), para dar la bienvenida a Scott Snyder, que cambió de alineación incluyendo en su Liga al Detective Marciano, Hawkgirl y a John Stewart como el Green Lantern del grupo, prescindiendo del dúo formado por Baz y Jessica. Un cambio de alineación, un cambio de autores y una renumeración son los ingredientes básicos de todo relanzamiento que se precie en una serie y esta Liga no iba a ser menos, pues la excusa estaba más que servida en las páginas de Sin Justicia.

El Muro de la Fuente se ha roto, se pudo ver en la mencionada miniserie, poniendo al universo en peligro al enfrentarlo a una situación inédita hasta el momento y sin ningún tipo de experiencia previa al respecto. Una amenaza de proporciones cósmicas, de enorme calado, sin definición exacta de lo que en realidad es, obligando a toda la Liga a trabajar en varios frentes a la vez, mientras viejos enemigos hacen acto de presencia de la manera más inesperada.

Estos componentes son con los que Snyder construye su epopeya inicial en la serie, llevando a la Liga a un terreno de juego de enormes proporciones, en una jugada que recuerda demasiado al trabajo desarrollado por Hitch. Snyder hace suyo el mantra de donde está el conflicto está el drama, olvidando que no se trata tan solo de plantear una situación y contar una historia alrededor de lo planteado, sino que es necesario apoyarse en otros aspectos para que todo resulte más humano, cercano, fluido, natural y orgánico de cara al lector que ha de enfrentarse a la historia desprovisto de un vínculo al que poder aferrarse. Y sin embargo, Snyder sí logra triunfar donde Hitch no lo logró, canalizando con buen hacer una serie de textos de apoyo que permiten crear esas fisuras, tan necesarias, en las que se transmite parte de las emociones y pensamientos internos que azotan a los protagonistas. Unos textos que en ocasiones pecan de excesivos, rozando lo literario más de lo necesario narrativamente hablando y que en ocasiones fagocitan en exceso la atención del lector.

Para los más puristas esta Liga representa más el canon de lo que significa la Liga de la Justicia dentro del Universo DC. Sus miembros se han visto adecuadamente reforzados por la presencia del Detective Marciano, pero continúa adoleciendo de una mayor presencia femenina, apostándolo todo en este caso a Wonder Woman y Hawkgirl. Sin embargo, lo que si que se echa de menos desde hace ya años, es una Liga perdurable, una que los aficionados puedan recordar con pasión, rememorando grandes sagas y momentos épicos y la de Snyder se ve que busca asumir ese reto, quedándose a medio camino, de momento.

En lo meramente narrativo el trabajo que desarrolla el guionista es correcto, sin la confusión que se denotaba en Metal, con las ideas más ordenadas, mejor plasmadas, y mucho más contenido en lo que se refiere a los excesos lingüísticos (exceptuando el ya comentado de los textos de apoyo). La trama es grande y compleja, no en su superficie, sino más profundamente, lo que permite que el interés no decaiga y sea el aliciente para continuar con la lectura de forma ordenada e intensa. Lo que se quiere contar interesa por lo que plantea, por lo que promete, por lo que puede significar para el futuro, no solo de la Liga sino de todo el Universo DC en general. Algo que es normal en los trabajos de Snyder.

En los números finales del primer arco argumental aparece la figura de James Tynion IV para escribir un segundo arco en paralelo, consecuencia de lo narrado por Snyder, lo que aporta un importante cambio en el ritmo, en la puesta en escena y el desarrollo de los acontecimientos. Tynion, mucho más hábil a la hora de controlar los aspectos emocionales de sus trabajos, aporta lo suficiente como para que se note el cambio de escritor. El guionista de Detective Comics despliega todas sus dotes equilibrando la balanza entre lo emotivo y lo espectacular, añadiendo una dosis extra de épica contenida a través de los villanos más representativos de los miembros de la Liga.

Llegados a este punto todo se vuelve más intimista, sin dejar de lado el fondo de la historia, pero sí hay suficiente espacio para que se profundice en los personajes. Un acercamiento que no viene del propio desarrollo de la trama y sus acciones, sino de nuevo de ese narrador omnisciente que todo lo sabe y va relatando lo que ocurre de forma muy literaria para el tipo de cómic que quiere ser la Liga de la Justicia.

En el aparado gráfico la serie triunfa con un Jorge Jimenez desatado, capaz de volcar una fuerza y pasión de tal potencia en cada viñeta que el cómic desborda al lector por su dinamismo. No es el único dibujante, pues lo acompañan Doug Mahnke, Jim Cheung y Mikel Janin, que están a pleno rendimiento como se puede esperar de ellos, pero aquí el protagonista a nivel visual es Jimenez que da un salto enorme en su trabajo para enfrentarse a todo un reto del que sale sobradamente reforzado.



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