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Esta semana no hay ningún estreno salvo una miniserie de Valiant, de la que ya hablará Igor Álvarez, el experto de Valiant en Zona Negativa, en su debido momento. Por eso, esta semana la quiero dedicar a los dos primeros números de una serie que no pude cubrir anteriormente debido a un catarro que me mantuvo apartado de la pantalla del ordenador un buen rato.

The Freeze #1-2, de Dan Wickline y Phillip Sevy

 

Edición original: Image Comics.
Guión: Dan Wickline.
Dibujo: Phillip Sevy.
Color: Phillip Sevy.
Formato: Grapa, 21 páginas.
Precio: $3.99 (papel) / $1.99 (digital).

 

La factoría Top Cow de Marc Silvestri es algo más que el hogar de The Darkness, Witchblade y Cyberforce. También acoge propuestas originales, como God Complex o Mechanism. The Freeze es una de esas series. En ella, el guionista Dan Wickline y el dibujante Phillip Sevy imaginan un escenario casi apocalíptico: todas las personas en el planeta se han quedado inmóviles de repente y solo Ray, un hombre normal y corriente, tiene el poder para revivirlas una a una. Como diría el tío Ben, todo gran poder conlleva una gran responsabilidad, y Ray tendrá que decidir qué hacer con su extraordinaria habilidad.

El primer número de The Freeze fue una grata sorpresa. Wickline y Sevy se toman su tiempo mostrando la situación en la que se encuentra el protagonista. Dosifican con inteligencia la información, mostrando primero las consecuencias más triviales del evento al que da nombre la serie, y revelando poco a poco, adoptando un tono más serio, que también hay consecuencias dramáticas e imposibles de predecir. Dan también motivos convincentes para que el protagonista tenga que afrontar un dilema moral. El mundo continua su curso mientras todos están inmóviles, y hay que tener cuidado despertando a la gente. Al terminar la lectura, quedé intrigado por las posibilidades que ofrecía la premisa de la serie.

Sin embargo, el segundo número me disuadió de seguir leyendo. En el primer número, el evento que deja a toda la humanidad paralizada apenas acaba de suceder. En vez de continuar narrando cómo se forma una comunidad y los personajes empiezan a formar diferentes perspectivas sobre cómo encarar la situación, el guion de Wickline prefiere ahorrarse el esfuerzo y empieza el segundo número saltándose todo el proceso Ya se ha formado una comunidad de “supervivientes” y personajes que eran bastante razonables se han vuelto sin explicación alguna chalados que, por supuesto, traerán problemas. El protagonista es reticente a despertar a gente debido a… ¿que no que le apetece? El guion no es muy consistente con el dilema que planteó antes. Y para aportar un poco de intriga y tensión, recurre a tópicos mil veces visto en el género postapocalíptico. Lo que prometía ser una historia distinta en ese género termina siendo más de lo mismo.

Entonces se hacen más evidentes los puntos flacos del cómic. Los diálogos de Wickline pueden llegar a ser torpes. Todos los personajes excepto el protagonista son bidemensionales, con el único propósito de hacer avanzar la historia hasta volverse irreconocible respecto a cualquier otro cómic postapocalíptico o distópico que publica Image. El dibujo de Sevy es muy estático, además.

No me importaba nada de eso en el primer número dado el potencial de la premisa y lo bien que la presentaban. Además, en el casod de Sevy estamos hablando de un dibujante novato; no hace mal trabajo para ser uno de sus primeros en el mercado americano. Pero no puedo tolerar esos defectos cuando acompañan a un guion tan perezoso como el del segundo número. Con la abundancia de series postapocalípticas en el mercado americano, no veo motivo para seguir leyendo los siguientes números.



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