Javier Vázquez Delgado recomienda: Centenarios DC: Detective Comics

Edad de Oro #100-200

El primer centenario de la colección Detective Comics se publicó en junio de 1945, cuando la serie apenas contaba con ocho años de existencia en plena edad de oro del cómic americano, y viviendo los últimos meses de la cruenta Segunda Guerra Mundial. Como bien comentó mi compañero Víctor en su artículo de los primeros veintiséis números de la serie, ésta se centró en historias pulp detectivescas, valga la redundancia, con protagonistas muy diferentes, hasta que en el número 27 llegó Batman de la mano de Bob Kane y Bill Finger, y todo cambió para siempre, convirtiéndose en la estrella principal de la publicación, y en la historia que todos los lectores más ansiaban con la publicación de cada número. En este caso, Detective Comics, como editorial por aquel entonces, no preparó nada extraordinario para la ocasión, y simplemente se dedicó a publicar las diferentes historias más o menos habituales que ya habían ido publicando. En lo que compete a Batman, en este número tenemos una historia titulada Batman with Robin – The Boy Wonder: The Crow’s Nest Mystery, que es la típica en la que Batman y Robin persiguen y detienen a un ladrón de joyas, que no tiene mucho más que el encanto de este tipo de historias clásicas de la época. Escrita por Don Cameron, un prolífico guionista que había trabajado en bastantes números de Action Comics, Batman y por supuesto Detective Comics y que por desgracia falleció a la corta edad de 48 años.

En el mismo número vienen recogidas otras cuatro historias en las que cabe destacar especialmente Air Wave: The Living Statues, en la que se nos cuenta una de las aventuras de Air Wave, un justiciero enmascarado que se desplaza por los postes de electricidad y que iba con un loro, y que sería nada más ni nada menos que el tío abuelo de Hal Jordan, y padre de Harold Jordan, que recogió el manto del Air Wave original hasta su muerte en Crisis de Identidad.

En el número 200, publicado en octubre de 1953, otros ocho años después del anterior centenario, se repiten un poco los esquemas establecidos, con una historia titulada Radio Station C-R-I-M-E! en la que los criminales elaboran un plan algo más complejo de lo habitual, es decir, no es un simple robo y su consiguiente persecución por parte del murciélago y del niño maravilla, pero tampoco es nada verdaderamente complejo, sino unos criminales utilizando las señales de radio para adelantarse a la policía. Una historia, eso sí, con los tintes detectivescos tan sencillos y encantadores de la época, de la cual por cierto solo conocemos a su dibujante, Sheldon Moldoff.

Así pues, también tenemos recopiladas dos historias de héroes clásicos, como son Robotman, un héroe hecho de metal, y Pow-Wow Smith, un sheriff nativo americano. Cabe destacar no obstante una historia cuanto menos curiosa protagonizada por Roy Raymond, un periodista y detective del que se transmitían sus casos en un show televisivo titulado Imposible but true!, y que, como tantos otros héroes de la Golden Age, sería el padre de otro justiciero llamado Owlman.

Edad de Plata #300-400

Entramos de lleno en la edad de plata con el número 300, publicado en febrero de 1962 por Bill Finger, el padre de la criatura, que había vuelto a la colección y una vez más con Sheldon Moldoff en el dibujo. Habían sido unos años duros para Batman, especialmente en los 50, tras la publicación del libro La seducción del inocente, del infausto psiquiatra Fredric Wertham, que acusaba a las historietas de influir en los niños y hacerlos más violentos, por no hablar de las acusaciones de homosexualidad hacia Batman y Robin de algunas publicaciones amarillistas. La popularidad del murciélago cayó en picado en esta década, algo que se notó también evidentemente en las ventas de sus dos colecciones principales. Se estaba gestando un cambio en Batman que sin embargo todavía no notaríamos demasiado en este centenario, que una vez más vuelve a ser algo anodino, en tanto en cuanto no nos preparan nada especial. Podemos ir viendo sin embargo ese colorido y esa extravagancia que después influirían en la serie de Televisión de Batman de 1966 en un villano como Polka-Dot Man, que viste un traje blanco lleno de topos multicolores, y que es el antagonista principal de la historia.

Es un momento en el que dejamos de ver tan habitualmente historias más pulp en la colección para introducirnos otros personajes, especialmente superhéroes, y darles un cierto protagonismo que o bien habían perdido, o aún no lo tenían. Es el caso de Martian Manhunter, con la historia The J’onn J’onzz Museum, y Aquaman con The Mystery of the Undersea Safari, que por aquel entonces tenían apenas unos cuantos años de existencia, y que aquí disfrutan de un poco de protagonismo en una colección que ahora nos resultaría extraño e incoherente, pero que por aquel entonces y por esos motivos, tenía sentido.

Es entonces cuando llegamos a un momento clave en la historia del personaje, el comienzo de la etapa de Dennis O´Neil y Neal Adams, que comenzaría en el Detective Comics 395, apenas unos números antes del centenario 400, que se publicó en junio de 1970. Una etapa que cambiaría por completo al personaje, especialmente a nivel artístico, con un evidente salto de calidad, de cambio en la composición de las viñetas, y en general un estilo de narración gráfica mucho más complejo y elaborado. En definitiva, todo un salto adelante que se lo debemos a Neal Adams principalmente. Por no hablar por supuesto de que mantuvo el nivel de popularidad del personaje que había mejorado notablemente con la serie de televisión del 66, y que evidentemente tenía un tono muy distinto a las historias de estos dos artistas, mucho más apegadas a un tono detectivesco clásico que quizás se había ido diluyendo poco a poco.

Aquí se cambia además el registro, proponiéndonos una historia única por primera vez en la historia de los centenarios, en vez de una recopilación de diferentes relatos. Una historia en la que nace un villano mítico como es el profesor Kirk Langstrom y su alter ego Man-bat, que nos muestra su origen y su primer encuentro con Batman, que resulta en una historia divertida y entretenida como pocas, y que se convertiría en una de las más míticas y recordadas de toda la etapa de estos dos grandes artistas.

Edad de Bronce #500-600

Damos un salto de nada menos que once años, para dejar los bonitos 60 y 70 atrás, y meternos de lleno en los revolucionarios años ochenta, que supondrían, especialmente a mitad de la década, todo un revulsivo para la industria. En marzo de 1981 se publicaría el número 500 de Detective Comics, y esta vez volveríamos una vez más al formato de compilación de relatos, con un total de 7 historias y ochenta y seis páginas, es decir, el número más largo hasta la fecha en un centenario, tanto en número de historias como en paginación. Con autores y artistas de la calidad de Dick Giordano, Len Wein, Jim Aparo, Carmine Infantino, Joe Kubert, José Luis García López, Paul Levitz o Walter Simonson, por nombrar solo algunos. Un reparto de lujo para un excelente aniversario en el que nos encontramos historias de Batman y Robin, por supuesto, como es To Kill a Legend, una extraordinaria historia que recuerda un poco a Flashpoint, pero menos trascendente y con algunas reflexiones morales interesantes sobre el personaje.

No obstante, también vamos a tener historias de personajes detectivescos y con un tono pulp como Slam Bradley, en las que también salen personajes como Pow-Wow Smith o Roy Raymond, que aparecieron en centenarios anteriores, así como historias centradas en personajes más superheroicos como pueden ser el mítico Hombre-Elástico o Hawkman y Hawkgirl. El número se cierra con una historia titulada What Happens When a Batman Dies? que nos presenta uno de los team-ups más clásicos y efectivos de las viñetas: Batman y Deadman. En resumen, uno de los centenarios más variados, divertidos y con mayor calidad hasta el momento y, podemos decir sin miedo a equivocarnos, que de toda la colección.

Ocho años después, en mayo de 1989, llegaría el número 600 de Detective Comics en un contexto muy especial, pues se trataba además del 50 aniversario de Batman. Además, estamos en una época muy importante para el personaje, puesto que Frank Miller había cambiado la historia del murciélago y del cómic unos años antes con El Regreso del Caballero Oscuro, trascendiendo la propia industria hacia un tono más intelectual y respetado por artistas y escritores de otras disciplinas. El estreno de Batman de Tim Burton era además inminente, apenas un mes después de la publicación del número 600, y por supuesto contrataron al guionista de la película, Sam Hamm, para escribir también una historia especial para Batman para conmemorar estos 50 años de historia del personaje.

Hablamos de Justicia Ciega, desarrollada durante tres números largos y en la cual el murciélago se tiene que enfrentar a un monstruoso y brutal enemigo llamado El Quebrantahuesos, que no es más que un peón en una trama conspiranoica de alto nivel, y en el que tendrá su primera aparición Henri Ducard, un astuto asesino mentor de Bruce Wayne. El número 600 no es en el fondo más que la última parte y conclusión de una historia que, en términos generales, es muy bien recordada por buena parte de los aficionados españoles que coleccionaban Zinco por la época, pero que sin embargo no es una de las mejores del personaje, ni de los centenarios, acercándose a un tono noventero, ligero y superficial del cómic que ya empezábamos a ver en sus primeros compases en esta época. Tampoco es muy destacable el dibujo de Denys Cowan que se salva un poco por el entintado de Dick Giordano, y que es más o menos una versión muy descafeinada del estilo de Neal Adams.

Edad Moderna y actualidad #700-900

Cuando piensas en el Batman de los años 90, se te vienen dos nombres a la cabeza: Chuck Dixon y Graham Nolan, especialmente en el primer caso, puesto que hablamos de uno de los arquitectos principales de las grandes sagas del murciélago en esta década: La caída del caballero oscuro, Contagio, Legado, Cataclismo y En Tierra de Nadie, y el co-creador de un personaje tan importante en esta década como es Bane. El número 700 de Detective Comics, publicado en agosto de 1996, es precisamente una de estas sagas, en concreto hablamos de Batman: Legado, que comienza justo en este centenario, tras dos números preludio anteriores. Aquí, Batman, Robin, Nightwing y la batfamilia se tienen que enfrentar primeramente a un caso que involucra a Dos Caras, para darse cuenta después de que el virus Mortero, que fue el protagonista principal de la anterior saga, Contagio, va a regresar de una forma aún más terrible y peligrosa de la mano de uno de los más terribles villanos: Ra’s Al Ghul, al que descubrimos que está detrás de todo este plan precisamente en este número centenario, titulado Progeny of the Demon. Una buena historia, con un buen dibujo de Graham Nolan, que, no obstante, queda un poco eclipsada al lado de otras grandes sagas que vendrían después como Cataclismo o en Tierra de Nadie.

Nueve años después, concretamente en enero de 2005, se publica el octavo centenario de la colección, en un número doble, como venía siendo habitual en los últimos años, y una historia única que, a diferencia de la anterior, no formaba parte de ningún arco argumental. Escrita por Andersern Gabrych, un por entonces joven escritor que había debutado un par de años antes en Batgirl, escribiendo dieciséis números de la serie, y que ahora llevaba ya diez números en Detective Comics. Alone at Night es una historia suelta como un oasis en un desierto en medio de un largo crossover llamado War Games que involucró a todas las series del batverso, y que se prolongó otros diez números aproximadamente. Un caso detectivesco sin mucha trascendencia, con Máscara Negra y Killer Croc como antagonistas principales, y un momento final tierno con Catwoman, de tantos que ha habido, que ahora está muy de actualidad con la polémica batboda de Tom King. En el número se incluye también una corta y breve historia de David Lapham titulada In the Dark como autor completo que es más un relato como tal, por su narración, que un tebeo.

Llegamos al final del camino con el número 900, que tiene una particularidad muy especial, puesto que originalmente tenía otra numeración, en concreto el número 19 del segundo volumen. Esto es así porque DC Comics renumeró todas sus series con Nuevos 52, que reinició todo el universo DC desde cero. Esto incluyó por supuesto Detective Comics y Action Comics, las dos únicas series de la editorial que no habían sido nunca renumeradas. Esto es algo que después, con Renacimiento, se volvió a rectificar, recuperando así la numeración original en ambas colecciones.

Es más, de forma simbólica y funcional, en realidad sí se le trató con un centenario, puesto que estamos hablando de un número de 80 páginas con cinco historias distintas, cuatro de ellas escritas por John Layman, en las que la primera se titula The 900, y que por aquel entonces estaba escribiendo en la colección, y además sus historias estaban relacionadas con la trama de aquel peculiar villano llamado Emperador Pingüino, y que involucra una plaga de Man-bats de por medio. Unas historias entretenidas, pero poco destacables en una etapa que tampoco fue muy recordada. Sin duda hay muchas historias rescatables en Nuevos 52, nosotros no nos hemos cansado de reivindicar esa época del universo DC, pero no sería ésta una de ellas. Solo quedaría como destacable la historia de James Tynion IV centrada en un Bane enfrentado a la Corte de los Búhos, así como el apartado artístico de algunas de las historias, ilustradas por un por entonces incipiente y prometedor Jason Fabok, y por Mikel Janín, que también empezaba a forjar su carrera en la editorial.



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