Javier Vázquez Delgado recomienda: Irmina

 

Edición original:Reprodukt
Edición nacional/ España:Astiberri Ediciones
Guión:Barbara Yelin
Dibujo:Barbara Yelin
Formato:Rústica con solapas, 288 Páginas
Precio:27€

 

Yo soy yo. Debería ser suficiente.

¿Cómo todo un país decidió mirar hacia otro lado mientras el régimen nazi cometía auténticas barbaridades contra una parte de sus vecinos? Esta siempre ha sido una de las cuestiones más debatidas sobre la Alemania nazi, Barbara Yelin trata de aclararla en Irmina. Tomando como base las cartas y diarios de su abuela nos cuenta su historia, y vemos como una joven decidida y fuerte acaba convirtiéndose en cómplice silenciosa de las atrocidades nazis. Apareció originalmente en 2014 y por ella Yelin obtuvo el premio Artemisia en Francia y el Premio de Arte Bávaro de Literatura y el Premio Max y Moritz en Alemania, además estuvo nominada a los premios Eisner e Ignatz en Estados Unidos. Edita Astiberri Ediciones dentro de su colección Sillón Orejero.

Barbara Yelin es una historietista alemana nacida en 1977. Sus dos primeras obras en cómic vieron la luz en Francia, Le Visiteur en 2004 y Le Retard en 2006. A partir de entonces su obra aparece primero en su país natal, comenzado con Veneno con guion de Peer Meter que hasta ahora era su única obra publicada en España gracias a Sins Entido, a la que siguió Irmina. Con posterioridad publicó Vor allem eins: Dir selbst sei treu. Die Schauspielerin Channa Maron con guion propio. Su última obra es Der Sommer ihres Lebens con guion de Thomas Von Steinaecker.

La novela gráfica comienza en Londres en los años 30. Allí vemos a Irmina, una joven alemana llegada para aprender comercio, repleta de ilusiones de libertad e independencia. Su carácter retraído y la prepotencia de los ingleses hacen que no le resulte fácil sociabilizar, algo que acabará cuando conoce a Howard Green, un estudiante negro de Oxford. Comenzaran una relación que les hará enfrentarse contra la intolerancia y el racismo imperante en esa época. Las circunstancias obligarán a Irmina a volver a Alemania, donde todas su creencias y sueños se tambalearán hasta quedar destrozados…

La historia se divide en tres partes en función del país en el que vive Irmina, que corresponden a tres momentos vitales distintos. Así en el año 1934 nos la encontramos Londres y la vemos en su juventud, es una chica soñadora, fuerte y decidida, dispuesta a saltarse cualquier regla con tal de ver cumplidos sus sueños. En el año 1936 Irmina está en Berlín, donde sus sueños se van desvaneciendo por circunstancias que escapa a su control provocando que la comodidad y la ambición la lleven a traicionar sus creencias. Por último, en 1983 viaja a Barbados y vemos a una Irmina envejecida y en cierto modo derrotada por una vida de oportunidades perdidas, que se reencuentra con los sueños de su pasado y nos hace pensar en los distintos senderos por los que podría haber transcurrido su vida de haber tomado unas decisiones distintas. Una pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez durante nuestra vida.

Irmina es una mujer que representa a toda la sociedad alemana de su tiempo, ella es el reflejo de su actitud durante el ascenso del nazismo. Pasa de la rebeldía juvenil a olvidar sus principios por ambición personal y egoísmo, eligiendo no ver lo que sucede a su alrededor mientras no le afecte a su comodidad. Acaba como una anciana que ha decidido vivir sin mirar su pasado y ni cuestionarse en ningún momento su inacción durante el régimen nazi, pero al final no le quedará más remedio que hacerlo. Una reflexión que está más de actualidad que nunca ya que la misma sombra revolotea por toda Europa dispuesta a convertirla de nuevo en un erial. Una prueba más de la importancia que debe tener conocer la historia y reparar a las victimas tanto por justicia como por tener presente los errores cometidos para no volver a cometerlos.

El protagonismo de la obra recae de manera absoluta en Irmina, cuya compleja personalidad articula toda la obra. No es una heroína, simplemente es una mujer normal que debe enfrentarse a unas circunstancias que la sobrepasan y tras intentar luchar contra ellas y fracasar, elige la opción más cómoda para garantizar su ascenso social. A través de ella vemos el día a día de cientos de alemanes normales que hicieron posible los crímenes nazis con su indiferencia y complicidad. Algo que nos debería incomodar lo suficiente para cuestionarnos que haríamos nosotros en su situación.

En Irmina, Yelin deja claro que no todos los alemanes eran nazis, pero también que ninguno era del todo inocente. Lo hace sin juzgarles, ni a ellos ni a su abuela ya que somos testigos de primera mano de como acaba normalizando lo que antes le horrorizaba, algo que por desgracia todos hacemos. También nos nuestra la atmosfera de miedo y horror que las acciones de las SA y SS creaban en la población y el clima de paranoia y represión al que se tenían que enfrentar todos los días los ciudadanos de a pie. En Berlín, Jason Lutes nos mostró las causas sociales y políticas que llevaron al ascenso del nazismo y en Irmina vemos la causas personales y sentimentales.

El apartado gráfico es notable, Yelin usa una mezcla entre lápiz y acuarela que le sirve para crear las distintas atmosferas en las que se desarrolla la historia. Narrativamente es muy claro, con un gran sentido del tempo de la historia y un sabio uso de los silencios. Destacan las splash-pages que habitualmente sirven para situar geográficamente la obra y separar escenas. En ellas vemos su talento para capturar momentos, sensaciones y emociones. Sin embargo, lo que más me ha llamado la atención y emocionado es la capacidad de Yelin para dibujar los ojos de Irmina y la manera en que consigue reflejar en su mirada su alma y el abandono de su humanidad. La portada de la obra es una maravilla que refleja lo que nos vamos a encontrar dentro del cómic. El único pero de la obra son algunas de las caras de los personajes que son bastante estáticas e inexpresivas. Todo el cómic tiene unos colores fríos en los que destacan las explosiones del rojo de la bandera nazi. En la última parte de la historia se mezclan con tonos más cálidos para reflejar tanto el paisaje externo como interno de Irmina.

Astiberri realiza una edición de calidad como siempre, con buen papel y reproducción, quizás sería mejor haberla publicado en tapa dura, pero eso encarecería más la obra. El epílogo del Dr. Alexander Korb sirve para enriquecer la obra. Barbara Yelin ha sido un gran descubrimiento, así que esperemos que también publiquen sus obras posteriores.

Irmina es una obra que nos debe invitar a la reflexión, no solo como individuos, sino que también como sociedad, sobre todas las veces que decidimos que el sufrimiento ajeno no es nuestra responsabilidad. Una obra tan buena como incomoda y moralmente complicada que nos muestra como somos capaces de deshumanizarnos e insensibilizarnos, aunque nunca nos creyéramos capaces de ello.



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