Javier Vázquez Delgado recomienda: Mundo Independiente: Novedades USA #20

¡Veinte entregas! No puedo creemer que haya conseguido alcanzar tal cifra. Llegar a tiempo cada semana es un sacrificio, pero me divierto tanto escribiendo sobre los nuevos lanzamientos en el mercado independiente que no me arrepiento de sacrificar alguna que otra noche de fiesta o alguna sesión de videojuegos. Espero que a vosotros también os guste leer esta sección y que os haya convencido de probar alguna serie que desconocíais

Section Zero #1, de Karl Kesel y Tom Grummett

 

Edición original: Image Comics.
Guión: Karl Kesel.
Dibujo: Tom Grummett.
Entintado: Karl Kesel.
Color: Ben Dimagmaliw.
Formato: Grapa, 26 páginas.
Precio: $3.99.

 

Cómo ha cambiado el mercado independiente en América desde el año 2000. Por aquel entonces, Karl Kesel y Tom Grummett se vieron obligados a cancelar su serie Section Zero por razones personales. Trataron de resumir su publicación sin éxito. El sello editorial Gorilla Comics, donde se editó Section Zero por primera vez, desapareció al ser incapaz de encontrar la financiación necesaria y ninguna otra editorial se atrevía a publicar la serie. Pero el mercado actual goza de tan buena salud que Kesel y Grummett por fin han encontrado una editorial dispuesta a darles una oportunidad.

El primer número de Section Zero tiene el sabor de un cómic de finales de los 90, y eso porque fue concebido en esa época. Este número no es más que una reedición del mismo cómic con el que comenzó la serie hace diecinueve años. Con colores remasterizados que da gusto ver en la pantalla de una tableta o en papel de mejor calidad que el de los cómics de los 90. Pero exactemente el mismo cómic.

Podría quejarme de que Kesel y Grumment nos quieran vender el mismo cómic otra vez y a un precio superior (un dólar más que hace casi dos décadas). Sin embargo, creo que es un buen movimiento. Los fans que aún conservan la serie original pueden esperar tranquilamente hasta la publicación del cuarto número mientras los lectores nuevos nos familiarizamos con los conceptos creados por el duo de autores.

Y tampoco puedo quejarme porque, siendo honesto, me ha gustado mucho este número y me encanta seguir una serie mes a mes. No solo eso, sino que además Kesel y Grummett son dos autores en mi opinión bastante infravalorados. Adoro el Daredevil y los Cuatro Fantásticos del primero; y del segundo siempre he admirado sus lápices para Thunderbolts. El estilo de ambos podrá considerarse anticuado a día de hoy. Discrepo con tal afirmación: es refrescante leer un cómic tan competente y con sabor clásico. No me refiero solo a que en este cómic suceden más cosas que en los seis de una serie moderna, esclava del descompressive storytelling que impera en el cómic americano. Section Zero es producto de una era en la que uniformes de spandex rídiculos eran motivo de orgullo, y no de vergüenza. Kesel y Grummett abrazaban toda clase de tópico y convenciones, y se divertían jugando con ellos. Pero no recurren a la parodia o la absurdez. Hoy, muchos autores hubiesen convertido esta serie en una homenaje over the top de sus series de televisión favoritas. Al contrario, Grummett y Kesel se toman en serio la historia de su serie, lo suficiente para que esta funcione, sea divertida, y nos mantenga interesados en el devenir de sus personajes.

Os estaréis preguntando cuál es el argumento de Section Zero. Hasta ahora he hablado solo de lo mucho que me ha gustado. Pues bien, esta vez prefiero que lo descubráis vosotros mismos. Así os doy un buen motivo para darle una oportunidad a la serie.

Bronze Age Boogie #1, de Stuart Moore y Alberto Ponticelli

 

Edición original: Ahoy Comics.
Guión: Stuart Moore.
Dibujo: Alberto Ponticelli.
Color: Giulia Brusco.
Formato: Grapa, 30 páginas.
Precio: $3.99.

 

Bronze Age Boogie es todo lo contrario de Section Zero. Es una serie que quiere ser la más exagerada, la más rara, la más surrealista del mercado. Imaginaros la situación: una princesa barbára se enfrenta a una invasión alienígena que tiene lugar simultaneamente en los años 1975 Antes de Cristo y 1975 Después de Cristo. Imaginaros que esa princesa recibe instrucciones de un mono parlante. Ya de paso, añadid zombies, dragones y cualquier otra cosa de los años 70 que os parezca molona. Enhorabuena, habéis recreado en vuestra cabeza Bronze Age Boogie.

Quizás os guste el argumento y tono de la serie. A mí, desde luego, no me gustó. Francamente, me estoy empezando a hartar de las series independientes en las que mezclan elementos de la cultura popular de forma random, como dirían los americanos. Surrealismo en nombre del surrealismo, porque eso hace que tus lectores piensen que eres sofisticado. Intercalado con un buen drama para que piensen que tu cómic también es profundo. Mucha nostalgia para cautivar a los cuarentones solitarios o frustrados que moran en las tiendas de cómics Me sorprendió que la serie no usase ninguno de esos chistes malos de situaciones de silencio seguidas de algún chascarrillo o frase molona. Esos chistes en los que se suele usar viñetas idénticas o muy similares entre sí, y en una de ellas reina el silencio absoluto. Seguro que todos conocéis algún ejemplo, porque ese suele ser el humor de esta clase de cómic.

Quiero dejar claro que en ningún momento es mi intención poner en duda el talento de los autores de Bronze Age Boogie. Stuart Moore editó varios de mis cómics favoritos y ha escrito cómics muy disfrutables. Alberto Ponticelli se merece un altar en su nombre aunque solo sea por su increíble trabajo en The Unknown Soldier.

No obstante, cada vez me resulta más difícil disfrutar de esta clase de cómics de homenajes surrealistas. No entiendo por qué siguen atrayendo a un público considerable pese a que Grant Morrison ya escribía cómics así -y en muchas ocasiones mejor que gran parte de la producción actual- en los años 80. Darle una valoración positiva sería mentiros; me he aburrido mucho leyendo Bronze Age Boogie, y eso es imposible de enmascarar en una buena reseña.

Por lo tanto, creo que los mejor que puedo hacer es ser sincero. El problema de Bronze Age Boogie no es tanto su calidad, sino mi convicción de que ya hay demasiados cómics independientes con el mismo estilo surrealista y referencias a la cultura pop. Me están empezando a cansar, hasta el punto de que la semana que viene trataré de centrarme en otros génersos y estilos.



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