Javier Vázquez Delgado recomienda: Snotgirl, de Bryan Lee O’Malley y Leslie Hung

 

Edición original: Snotgirl 1-5 USA
Edición nacional/ España: Norma editorial.
Guión: Bryan Lee O’Malley.
Dibujo: Leslie Hung.
Formato: Rústica con solapas, 136 páginas.
Precio: 16’50 €.

 

La cantidad de novedades que han sacado las editoriales españolas la semana pasada, con motivo del Cómic Barcelona, ha sido enorme, solo con las de Norma en materia de cómic americano ya casi nos abruman, más aun si tenemos en cuenta que hacía poco que habían salido a la venta las del mes anterior, y la vedad es que entre unas y otras hay una gran cantidad de obras de una calidad muy buena y de temática bastante variada, por ello es aconsejable no dejar de lado esta Snotgirl, una obra que puede parecer menos interesante pero que tiene mucho más que decir de lo que parece a priori. En principio hay que tener en cuenta que estamos ante el nuevo trabajo de Bryan Lee O’Malley, autor (y músico) canadiense que comenzó como dibujante para Oni Press pero que llamó la atención del público por su obra como autor completo en Scott Pilgrim en 2004, esta colección tuvo seis volúmenes que, al concluir, consiguen ya alcanzar al gran público gracias a una buena adaptación en el cine llamada Scott Pilgrim contra el mundo. O’Malley obtiene muchos premios y muchas más nominaciones (Eisner, Harvey o Eagle entre otros) precisamente por esa serie, que es altamente recomendable, con personajes muy interesantes y mucho humor, además de tratar temas de actualidad social muy enfocados hacia el mundo del entretenimiento y la información, algo que también ocurre en Snotgirl pero de forma bastante diferente a lo narrado en Scott Pilgrim, no en vano entre ellas pasan unos años, mientras que la serie de Pilgrim termina en 2010, esta comienza seis años después, en los cuales el autor no lanzó ninguna serie larga, su trabajo se basó en alguna novela gráfica suelta nada más. El regreso de O’Malley en Snotgirl ocurre como co-creador y guionista, dejando el trabajo de dibujante a Leslie Hung, que también está acreditada como creadora, una artista bastante desconocida pero que sigue una línea bastante similar a la de O’Malley, ambos beben del manga, o mejor dicho el amerimanga, ese estilo que americanizaba las formas típicas de los cómics japoneses. En el caso de Hung la fuerza del humor en los dibujos reside de manera que lo hacía el guionista en su anterior serie, con evidentes diferencias. Como suele ser característico de este estilo, la fuerza narrativa está más en las expresiones faciales y en alternar dibujo serio y cómico, mientras que hay una carencia importante de fondos, digamos que la artista se mantiene en una media, se ve potencial pero aun le queda algo para encontrar su propio camino, algo que le dará la experiencia si hay intención de evolucionar, desde luego creatividad hay y eso es muy importante.

Con Snotgirl O’Malley se muda a la editorial independiente de moda, Image, en 2016, aunque ya había hecho alguna portada alternativa para alguna de sus series, esta es su primera colección aquí, pero hasta el día de hoy solo han salido 13 números, está apunto de aparecer en 14, y se concentran en arcos argumentales de unos cinco números que se recopilan en tomos, casi se puede decir que, aunque sale en grapa, el ritmo es más o menos de un tomo al año, al estilo de Scott Pilgrim. Es un ritmo lento si lo tomamos como grapa, pero no si lo comparamos con la anterior obra, no obstante, y por desgracia, estos retrasos cada día son más habituales, sobretodo en esta editorial. De momento Norma tiene material para ir tirando un tiempo, ahora habrá que ver lo larga que es la serie.

El tomo en cuestión nos narra la historia de una chica, Lottie, que se dedica al mundo de la moda trabajando en su propio blog, lo que le ha dado una fama considerable, pero en secreto es una persona con muchas alergias que le hacen no ser tan glamurosa como aparenta, los mocos son uno de los protagonistas de la serie, no hablan pero ahí están todo el rato. En un momento de la narración ella se encuentra con otra bloguera nueva, aparentemente perfecta a la que la propia protagonista llama “tía guay”, a la cual asesina por descubrir su secreto y tras ponerle el mote “moquis”. Así dicho parece una historia muy típica que bien podría ser el argumento de una película de sábado por la tarde con la que echarse la siesta, pero nada más lejos, con sus pinceladas de humor, escenas ridículas y diálogos certeros los autores logran hacer un retrato de una parte de nuestra realidad que cada día crece sin mesura ni un referente histórico al que mirar, el de las mentiras y las dobleces que nos da Internet.

Lottie se nos revela desde el principio como una mentirosa, no soporta a la gente de su alrededor, tiene amigas a las que no considera como tal sino que se meten en un circulo de celos e intentos de boicot, se ve como su moral se retuerce hasta tal punto que se ha convertido en el mundo real lo que hace ver que es por Internet, guardando su verdadero ser para la parte en la que está sola, que es la que el lector del cómic percibe. Que esto sea así hace que el lector pueda empatizar con ella aun viendo que no es buena persona, y esa es una parte fundamental, al contrario que Scott Pilgrim, Lottie dista mucho de ser buena y tomarla a ella como punto de vista que nos engaña mediante una inocencia que utiliza como justificación de sus actos hace que la historia crezca mucho.

El tomo titulado “A Peloverde le da igual” tiene una parte de la historia, la centrada en el pensamiento de la protagonista, que se sostiene por sí solo, pero se nota que es un arco de presentación ya que muestra como importantes para la trama a personajes como el ex de Lottie o el detective especializado en moda John Cho, que salen en muy pocas páginas pero que se ve que van a revolucionar en cierta manera la vida de Lottie. Los autores juegan mucho con el tema de la locura/trauma tras el asesinato, hasta el punto en que nos hacen dudar qué es real y qué es efecto de las pastillas o la mente de Lottie, construyendo una trama que según avanza se va centrando más en el pensamiento de ella, pero no hay que olvidar que es una farsante, una experta en mostrar lo que no es (o no mostrar lo que es) y los autores juegan alguna carta importante haciendo que como lectores nos creamos sus propias mentiras, dejando un final espectacular de cara al siguiente tomo.

Snotgirl no es Scott Pilgrim, quizás no es tan fresca como lo fuera la primera gran obra de O’Malley, pero plantea una trama y unas ideas muy interesantes y entretenidas, con personajes que se van definiendo poco a poco y bastantes engaños que nos pueden hacer reflexionar sobre el mundo actual en las redes sociales. Por mi parte me ha hecho darme cuenta de lo feliz que soy colaborando en un medio como Zona Negativa en el que todos nos ayudamos, informamos con la mayor veracidad posible, somos sinceros en nuestras opiniones y, algo fundamental, no ha habido asesinatos… de momento.



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