Javier Vázquez Delgado recomienda: Aquaman: Las Crónicas de Atlantis
Edición original:The Atlantis Chronicles núms. 1-7 USA .
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guión: Peter David.
Dibujo: Esteban Maroto.
Entintado: Esteban Maroto.
Color:Eric Kachelhofer.
Formato: Cartoné, 344 págs. A color.
Precio: 32,50 euros.
La tarea de hablar de Las Crónicas de Atlantis es intimidatoria. No en vano estamos frente a la última gran obra que DC Comics publicó durante los años posteriores a Crisis. Una obra que queda tapada, injustamente, por trabajos tan remarcables como Batman Año Uno, Dark Knight, Wonder Woman de Perez, Superman de Byrne, el Escuadrón Suicida de Ostrander, Watchmen, V de Vendetta, Question, la JLI… por citar algunas de ellas. Obras que cambiaron el devenir de la editorial y que aún hoy siguen acumulando legiones de aficionados que encumbran sus virtudes y son fuente de acalorados debates y análisis a su alrededor. Sin embargo, Las Crónicas de Atlantis se quedan fuera de esa lista de obras fundamentales del catálogo de DC, cuando su calidad es indiscutible y su valor editorial fundamental para poder entender mejor a Aquaman y la Atlantis moderna. Tal es su valor que se le dedicó el año pasado la última entrega del Clásicos DC y que podéis recuperar aquí mismo.
Las Crónicas de Atlantis es una obra particularmente especial para mi persona. Especial por el impacto que tuvo en mi como lector y especial por permitirme descubrir a un guionista y un dibujante que me resultaban ajenos hasta ese momento. Un doblete que me obliga a confesar que en una primera instancia dejé pasar de largo la publicación de estas Crónicas, cegado por los brillantes colores de otras series de corte más superheroico. Pero como lo errores están para ser subsanados, con el tiempo, la acumulación de lecturas y la experiencia, acabé por comprar la edición de Zinco a fin de poder saldar una deuda que había contraído sin ser siquiera consciente de ello.
¿Qué podemos añadir a lo que ya se dijo a finales del año pasado de esta obra?
Peter David construye la obra desde la perspectiva del conflicto a todos sus niveles. Ciencia y religión, dinastías monárquicas, liderazgo, fanatismo, odio, racismo, sacrificio, lucha, dolor, sangre, lágrimas, pérdida y destrucción, todo un compendio que hacen de estas Crónicas de Atlantis un crisol en el que una sociedad, la atlante, discurre a lo largo del tiempo. Un tiempo que empieza en un incierto momento temporal de la historia del hombre y que acaba en nuestros días con el último vástago de la dinastía de Orin.
La obra, de siete números en grapa, editada por ECC siguiendo el mismo formato que la reciente edición en tomo de USA, permite entrar de lleno en un mundo ajeno en el tiempo, pero cercano en sus miserias. La obra está concebida de tal forma que los hechos son narrados a través de los cronistas reales, documentalistas que dedican su tiempo y vida a la transcripción de los acontecimientos que marcan el devenir de Atlantis. Esta forma de enfocar la obra permite a David aprovechar el sesgo que sin duda existe en todo cronista, que difícilmente puede mantenerse objetivo sobre los acontecimientos que ha de preservar. Los cronistas asumen con humildad la tarea, conscientes del honor y la responsabilidad que sobre ellos recae, sin poder aislarse por completo de la sociedad a la que pertenecen. David puede moverse con soltura entre la historia de esta civilización, para ir aportando información al lector al que sabe mantener interesado en todo momento. Las Crónicas de Atlantis no tienen fisura alguna. Su concepto es sólido como el granito, sabiendo cambiar el enfoque cuando es necesario para refrescar el tono con el que se recorre una historia que abarca miles de años.
Las Crónicas de Atlantis representan toda una forma de hacer comics, por aglutinar en sus páginas todo aquello que engrandece a una historia. David juega a la perfección con todos estos elementos, entremezclándolos, haciendo que interactúen para que la acción tenga su correspondiente reacción. David crea un cómic río, que empieza en la figura de Arion y acaba en nuestros días, profundizando en el proceso sociológico, psicológico y biológico que experimenta el pueblo atlante a lo largo de todas las Crónicas. El guionista, consciente del tempo que precisa la narración dosifica la información de tal forma que todo va llegando justo cuando ha de llegar (que normalmente se alinea con los pensamientos del lector que empieza a preguntarse por algunos de los conceptos de los que se habla en la historia) para informar de los cambios fisiológicos de los atlantes, de su evolución social y monárquica, los cambios psicológicos que experimentan y algo muy relevante, David se preocupa de darle un aspecto realista al conjunto, aportando datos relativos a la temperatura del agua, las presiones, la luz ambiental, etc.
Y si todo lo anterior no fuera suficiente incentivo para leer las Crónicas, David sazona la trama con un torbellino de relaciones entre los protagonistas, de amor-odio, en lo que puede ser denominado una lucha eterna de poder, de ciencia contra religión, que le da cierta capa de culebrón de clase alta a todo el conjunto de la obra.
David, además, se apoya en la idea de que estas Crónicas de Atlantis son reales, que se han encontrado en una excavación arqueológica, y a las que la comunidad científica ha tildado de bulo. Su descubridor, el ficticio Dr. R. K. Simpson, las ha puesto a disposición de DC para que les de visibilidad cuando nadie parece tomarse en serio semejante descubrimiento. La obra se ve adornada con textos del profesor que aporta más datos alrededor de las Crónicas, hablando de los vestigios y posibles pruebas que demuestran la existencia de la ciudad de Poseidonis y Tritonis. Textos que embellecen a la obra aún más por ser capaces de llenar esas grietas que puedan quedar sin cubrirse. Todo un acierto.
La obra no solo es brillante en su parte escrita sino también en la parte artística con un Esteban Maroto soberbio, capaz de reflejar la majestuosidad de las Crónicas. Su trabajo es fiel a su estilo, diseñando todo un entorno diferente para cada época de Atlantis, al tiempo que muestra interés por reflejar el entorno acuático en el que desarrolla la acción. Maroto narra con cada viñeta de forma espectacularmente detallada, gracias al control que tiene sobre la figura humana y las expresiones faciales.
Maroto se ve escudado por el color de Erik Kachelhofer, que lo aplica casi de modo errático, usando grandes manchas para colorear fondos, con poco degradado, todo muy puro y brillante, al que hay que acostumbrarse y aceptar para ver las virtudes que aporta a la obra. Un color que se fija a la retina y del que el lápiz de Maroto se beneficia mucho por como resalta a las figuras relevantes en cada viñeta.
Aventura, sexo, guerra, nacimiento, muerte, triunfo, fracaso, humillación, tragedia, superación, honor, pasión, lujuria… la lista de apelativos es eterna y todos se ven representados en Las Crónicas de Atlantis. Todo esto y mucho más es lo que encierra en su interior esta obra atemporal, pilar fundamental de la DC de principios de los años noventa, con la que Peter David se dejó el camino abierto y perfectamente trabajado para encarar una de las etapas más aplaudidas de Aquaman. Una etapa que dicen las buenas lenguas está en preparación para ser recuperada en nuestro país y saldar otra cuenta pendiente con el personaje y con los aficionados que en su día vimos cómo, tras dos tomos editados por Zinco, la serie no tuvo continuidad por llegar en el peor momento posible editorialmente hablando.
Este año ha de ser el año de Aquaman en España y empezarlo con Las Crónicas de Atlantis es un claro ejemplo de ello. Si no las leíste en su día, si ni siquiera habías nacido cuando se publicaron, si entonces no leías comics pero ahora sí, sea cual sea tu historia pasada, debes leer Las Crónicas de Atlantis.
Bienvenido a la cuna de la civilización sumergida
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