Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNCine – Shazam!, de David F. Sandberg
Dirección: David F. Sandberg.
Guion: Henry Gayden, C.C. Beck, Bill Parker, Henry Gayden, Darren Lemke.
Música: Benjamin Wallfisch.
Fotografía: Maxime Alexandre.
Reparto: Zachary Levi, Jack Dylan Grazer, Mark Strong, Asher Angel, Grace Fulton, David J. MacNeil, Michelle Borth, Djimon Hounsou, Adam Brody, Ross Butler, Natalia Safran, Marta Milans, D.J. Cotrona, Ian Chen, Cassandra Ebner, Cooper Andrews, Faithe Herman, Caroline Korycki, David Kohlsmith, Ava Preston, Lovina Yavari, Andi Osho, Cyndy Day, Angelica Lisk-Hann, Stephannie Hawkins, Evan Marsh, Lotta Losten, Carson MacCormac.
Duración: 132 minutos.
Productora: Warner Bros. / DC Entertainment / DC Comics / New Line Cinema.
Nacionalidad: Estados Unidos.
“¿Qué superhéroe sería si no fuese capaz siquiera de proteger a mi familia?”
El universo cinematográfico de DC Comics empezó a virar su dirección con la adaptación a la gran pantalla de La Liga de la Justicia; en la cinta dirigida por Zack Snyder y retocada por Joss Whedon la compañía ya avanzaba -aunque de manera atropellada- cambios de cara al futuro en sus producciones. Esto quedó claro en el posterior estreno del Aquaman de James Wan, una película más ligera, amable y apta para todos los públicos. La audiencia respondió como no lo había hecho con La Liga de la Justicia y para muchos significó el inicio de una nueva era. No obstante, las concesiones al humor, a una fotografía más colorida y una trama más simple y directa ha sido vista por algunos aficionados como una traición al estilo grim and gritty impuesto con anterioridad por Zack Snyder. En cualquier caso, para Warner Bros. Pictures el éxito de Aquaman -y el anterior de la película de Wonder Woman portagonizada por Gal Gadot– significó traspasar un checkpoint necesario para contrastar si -más allá de su universo cinematográfico y el binomio Batman y Superman- los personajes de DC Comics podían ser rentables en la gran pantalla. Y esto algo que ahora viene a intentar refrendar la nueva propuesta del estudio: Shazam!.
El Capitán Marvel original fue creado en 1939 por el guionista Bill Parker y el dibujante Clarence Charles Beck en las páginas de Whiz Comics #2, publicación de Fawcett Comics de la época que alcanzó una gran popularidad siendo en origen un superhéroe inspirado en el Superman de Joe Shuster y Jerry Siegel. Este éxito del personaje fue contraproducente a la larga, alentando a DC Comics a demandar a Fawcett Comics por plagio y logrando que las aventuras de este superhéroe dejasen de publicarse a principios de los años cincuenta. El resto de la historia es conocida, en 1972 DC Comics se hace con los derechos del personaje y lo integra en su universo, aunque ahora bajo el nombre de Shazam! debido a que Marvel Comics tenía en propiedad el nombre de Capitán Marvel. Su valor histórico, su fuerza como arquetipo de superhéroe mágico y su carisma le han convertido con el tiempo en un personaje de culto para los aficionados y ahora viene a reclamar la atención del gran público.
En parte, la presente película de Shazam!, viene a hacer justicia con un personaje que seguramente mereció mejor suerte a lo largo de sus ochenta años de historia. Es una manera de devolverle esa fama que atesoraba especialmente en los años cuarenta, cuando se convirtió en el primer superhéroe cuyas aventuras se trasladaron a la gran pantalla en clave de serial cinematográfico que era el modelo familiar que entonces funcionaba en las salas. Fue en 1941 cuando Republic Pictures produjo un serial de doce capítulos llamado Adventures of Captain Marvel inspirado en el cómic del Capitán Marvel, bajo la dirección de John English y William Witney y protagonizado por Tom Tyler en el papel del Capitán Marvel y Frank Coghlan Jr. como el joven Billy Batson. La producción lidiaba con las obvias limitaciones técnicas de la época, pero también con la mentalidad y la manera original que entender una adaptación. Tanto el cine como el cómic eran todavía medios en gestación y el camino del éxito para género superheroico ha sido muy largo.
Dando un increíble salto en el tiempo llegamos hasta Shazam!, una película que nos habla de la madurez que el género ha adquirido en los últimos años y que se aprovecha de los hallazgos y tropiezos de anteriores propuestas. En ella tenemos una cinta de origen prototípica, una historia llena de humor y acción que sin complejos adapta elementos del cómic superheroico, pero también con un discurso desmitificador, deconstructivo y paródico que ha ido calando en el género desde el estreno de la primera Deadpool. El filme está dirigido por el sueco David F. Sandberg que pasa así de ser el responsable de cintas de terror como Nunca apagues la luz y Annabelle: Creation a encargarse de su primer gran blockbuster, por presumible recomendación de su apoderado James Wan. Un hecho por sí mismo que nos habla de la nueva posición de este australiano de origen malayo en el organigrama actual del universo cinematográfico de DC Comics en detrimento del vilipendiado Zack Snyder.
En este filme David F. Sandberg se descubre como un artesano en la línea de los contratados habitualmente por Marvel Studios, un director plegado más a las necesidades del estudio que a explorar la posible personalidad e identidad de su propuesta. Y esto no quiere decir que Shazam! sea una película impersonal porque tiene mucho carisma, aunque no parte de cero en su búsqueda sino que se retrotrae a esas películas familiares de los años ochenta y mediados de los noventa como Cuenta conmigo, E.T. El Extraterrestre, Cariño, he encogido a los niños, Solo en Casa o Big. Esta última es la referencia más evidente y recurrente por la producción -con esperado guiño incluido- tomando de ella su humor de enredo, parte de su mensaje y su macguffin y a lo que suma una introducción al mundo superheroico cercano en espíritu y estética a Kick-Ass. La diferencia es el tono aséptico y limpio de Shazam! porque su gamberrismo no llega nunca a ser realmente subversivo. Pero Kick-Ass era una producción destinada al aficionado lector de cómics, Shazam! en cambio posa la mirada en los aficionados al cine de superhéroes (que no son necesariamente el mismo espectador).
La película de Sandberg sabe reírse de sí misma, de sus personajes, de las convenciones superheroicas e incluso de las producciones recientes el universo cinematográfico de DC Comics. Su historia, como la mayoría de películas de orígenes, resulta bastante predecible en muchos de sus aspectos; en ese sentido, no nos sorprenderá con sus giros argumentales, la profundidad de sus personajes o la originalidad de su mensaje. Pero este filme tampoco lo busca, es un espectáculo para desconectar en la línea de los protagonizados por Ant-Man en la competencia y con un tono inédito en las producciones de DC Entertainment que aquí se desprenden casi por completo de la herencia reciente de Zack Snyder. Solo se evidencia esta última en algunos pasajes más oscuros y todos ellos relacionados con el villano de la función, un Dr. Sivana interpretado por Mark Strong que es perfectamente intercambiable con otros villanos que ya ha encarnado el actor en la ficción.
Si nos centramos en el reparto tenemos en él ciertamente uno de los puntos fuertes del filme. Las aventuras de Shazam! no funcionarían de cara al espectador si sus dos caras no tuviesen el suficiente mojo, ese algo que sepa dejar bien claras las particularidades de este personaje y sus diferencias con otros superhéroes del celuloide. De esta manera, tenemos por un lado a un Billy Batson interpretado por Asher Angel, actor de la cantera Disney Channel que goza en esta producción de su primer papel destacado en la gran pantalla; su alter ego, Shazam, recae en manos de Zachary Levi que ya había demostrado sus dotes para la comedia en la serie de televisión Chuck y que ya había coqueteado con el cine superheroico poniendo cara a Fandral en Thor: El Mundo Oscuro y Thor: Ragnarok. En Shazam! Levi se lo pasa en grande, derrocha carisma y le toma la medida a Tom Hanks en la mencionada Big, seguramente su película de cabecera durante meses.
No obstante, el alma de la película se podría decir que la tenemos en el personaje de Freddy, uno de los hermanos adoptivos de Billy al que da vida el actor Jack Dylan Grazer -Eddie Kaspbrak en la reciente It– dándonos ese punto de vista del aficionado y añadiendo un punto de metatextualidad y disección metahumana a la película. Es el sidekick de un Shazam que tiene por principal némesis de su primera aventura al mencionado Dr. Sivana de Mark Strong, un papel cumplidor que sirve como vehículo para hacer evolucionar al héroe, contraponer sus valores a los suyos y lanzar algún guiño a otras historias de fantasía como Las Crónicas de Narnia y la saga Harry Potter. El resto del reparto cumple una función más bien testimonial, utilitarista de cara a la épica comedia que nos narra Sandberg manteniendo un gran ritmo y no perdiendo de vista su objetivo de entretener por encima de esa arma de doble filo en la que habían caído otros filmes de DC Entertainment que es simplemente apabullarnos con su puesta en escena.
Shazam! no es una película que abuse de la acción, cuando esta aparece nos retrotrae a ese tipo de superhéroe más a pie de calle deteniendo delincuentes, salvando gatos o cargando gratuitamente el móvil a sus compatriotas. Pero el apartado visual del filme está muy cuidado, los efectos especiales están al servicio de una historia que en realidad resulta muy comedida y el conjunto funciona porque sus responsables han sabido sacar buen provecho de las particularidades de su héroe. La música sigue el patrón de muchas adaptaciones actuales, entremezclando banda sonora con canciones de época. Dado el carácter pop que de la adaptación realizada por Sandberg en este caso la combinación funciona perfectamente, sobre todo acompañando a algunas de las escenas más hilarantes de la producción. Eb definitiva, en la primera inmersión en la gran pantalla de este superhéroe todo está lo suficientemente bien hilado para funcionar y hacernos pasar un buen rato en la sala de cine. Si buscamos algo más allá de eso puede que salgamos decepcionados, pero si apelamos a nuestro niño interior el éxito está asegurado.
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