Javier Vázquez Delgado recomienda: 100% Marvel. X-23: Dos cumpleaños y tres funerales

 

Edición original: X-23 vol.3 #1-6 USA
Edición nacional/ España: Panini Cómics.
Guión: Mariko Tamaki.
Dibujo: Juann Cabal y Georges Duarte.
Formato: Tomo con solapas, 160 páginas.
Precio: 16 €.

 

Laura Kinney ya no es Lobezna, ahora vuelve ser X-23 y mucha gente se preguntó ¿por qué?, y con razón. El personaje, nacido en las serie de dibujos X-Men: Evolution en el año 2003 y que pasara al noveno arte pocos meses después en la colección NYX, se había ganado a pulso su estatus como Lobezna. Su vida fue muy complicada, creada en un laboratorio como clon femenino de Logan, aunque con los años se descubrirá que no es clon exacto sino que tiene genes de su fallecida madre, criada como una fría asesina que logra escapar de su cautiverio para acabar, tras varios periplos bastante desagradables, junto a los X-Men. Aunque la historia es bastante parecida a la del que ella consideraba su padre, Lobezno, se separó de su camino como asesina debido a su carácter, Laura es una heroína y quiere alejarse del estilo de vida con el que creció. Es una mujer de pocas palabras que aparenta frialdad pero diversos autores, entre los que destacan Marjorie Liu y Tom Taylor, la juntaron con personas que le enseñaron a abrirse, a expresarse y a hacer que su buen fondo primase sobre su violencia.

Hace unos años tuve el placer de escribir un extenso artículo sobre ella aquí que frenaba al llegar a la etapa de Tom Taylor con David López, dos autores que revolucionaron a Laura Kinney al hacerla pasar de X-23 a Lobezna. Al igual que ocurrió con otros personajes, Ojo de Halcón es el ejemplo más cercano, al morir el famoso mutante de las garras de Adamantium quedó un importante hueco en la franquicia mutante y, como si del manto del murciélago se tratase, varios personajes se disputaban llenarlo, la vencedora no podía ser otra y, así, Laura se ponía un traje como el de su padre y protagonizaba una serie llamada Wolverine (Lobezna en castellano), que venía a ser la misma cabecera que Logan pero con una calidad muchísimo por encima de la mayoría de historias de Lobezno que se han escrito en el presente siglo.

La serie de Lobezna concluía en julio del pasado 2018 con Tom Taylor como único guionista, en España este material se publicó en 6 tomos, el último, La vieja Laura, salía a la venta el pasado febrero y en su interior traía una historia que hacía referencia al Old Man Logan de Mark Millar pero en una dirección opuesta en muchos sentidos. Al final Taylor hizo una gran serie y le dio un final en el que no se quiso liar, tirando por una historia alternativa, breve y muy interesante precisamente por distanciarse del típico concepto de futuro distópico. Una de las cosas más destacables de esa etapa fue que los autores fueron creando un mundo propio a Laura, con sus secundarios y sus localizaciones, que hacían que Lobezna se sostuviera por sí misma, no dejaba de estar algo ligada a la historia de su padre pero llegaba a tener su vida propia. Ahora Lobezno vuelve a la actualidad Marvel (más o menos, aunque de eso hablaremos otro día) y se decide que Laura de un paso atrás, abandone su nombre y vuelva al de X-23. ¿Por qué? En principio parece algo sin sentido, Laura se había ganado el puesto, de hecho había sido mejor heroína que su padre y, a día de hoy, no sería el primer caso de dos personajes con el mismo nombre, véase a la antes mencionada Ojo de Halcón. ¿Por qué?. Veamos.

En principio para esta historia se escoge como guionista a Mariko Tamaki, escritora canadiense que desarrolló el grueso de su trabajo como novelista y en cómic independiente, pero a la que ya conocemos en Marvel por su trabajo con Jennifer Walters en la serie llamada Hulk. Tamaki es una buena elección, suele tirar de buenos diálogos y sabe mezclar escenas de acción con otras de calma de manera bastante equilibrada, aunque el mundo de los superhéroes no sea tradicionalmente su lugar, está demostrando buenas capacidades. Al dibujo entra Juann Cabal, artísta que ya había trabajado con el personaje en la serie Lobeznos y en un arco de Lobezna, con bastantes buenos resultados. Este aspecto está muy bien cubierto, Cabal ya demostró un gran talento narrativo y un dibujo atractivo, con páginas y personajes que llaman bastante la atención, sabe marcar bien las escenas y no necesita texto que explique nada, es un autor muy claro y aquí hace un trabajo estupendo.

El número que abre este tomo es toda una declaración de intenciones, aun con cambio de nombre la serie es continuista, la primera escena son Laura y Gabby peleando contra unos matones, lo que deja claro que no va a abandonar a su hermana, su entorno va a ser el mismo y su relación con los X-Men, de confianza mutua, tampoco cambia. La narración está hecha desde el punto de vista de X-23 y se hace mucho hincapié en que fue creada para ser una asesina pero que ha trascendido, se ha convertido en una heroína y es buena. Este concepto es muy importante porque, aunque siempre se ha mostrado que ella quiere estar en el bando de los buenos, otros autores, entre ellos sus creadores, la acercaron demasiado a la violencia de Lobezno, es decir, la asesina que de vez en cuando necesitaban los buenos, sin embargo Tom Taylor introdujo la idea de que ella misma quería separarse de las acciones de su padre, Laura Kinney quería ser buena en un estilo heroico más clásico, nada de ser “el mal necesario para que triunfe el bien” ella quería ser una auténtica heroína. Que los autores continúen esta idea significa dos cosas, que esta serie podía haber sido el número 36 de Lobezna y que el gran trabajo de Taylor ha sido definitorio y no va a caer en el olvido, pero no solo con Laura, Gabby es un gran personaje y también sigue en la misma línea marcada por los anteriores equipos.

X-23: Dos cumpleaños y tres funerales es una historia de clones, de ahí que tenga un cierto sentido haber cambiado el nombre de la serie, pero sigue siendo una justificación cogida con pinzas, Lobezna también se inició con un arco sobre clones. Lo que sí está muy bien descrita son las reflexiones sobre ser un clon, Gabby y Laura difieren en algunos asuntos, ser genéticamente iguales no significa que piensen igual, ¿tiene un clon cumpleaños?, ¿cuándo?, ¿quien lo decide?, ¿por qué Gabby no puede tener una tarta de cumpleaños?, parecen preguntas nimias pero ocultan un trasfondo personal muy interesante y trágico. Con respecto a esto se hace una maniobra muy interesante al meter a otros clones, las hermanas Cuco, personajes que siempre han estado rodeados de un cierto misterio y de las que aquí conocemos un poquito más, ya que gran parte de la trama está directamente vinculada a ellas.

Al igual que ocurre con los cumpleaños, el tema de los funerales también tiene su miga, Tamaki hila fino para encontrase con la personalidad que Taylor le diera, Laura une el concepto de “buena muerte” al de “muerte heroica” mientras que se infravalora como clon al pensar que la gente como ella no es normal. No es el único paralelismo con Taylor, de hecho este tomo tiene muchas cosas en común con aquel que dibujara David López, además de lo mencionado, los pocos hombres que salen son figurantes, de hecho uno es el mismo, el Angel de la Patrulla-X original traído del pasado (esta serie tiene lugar antes de Exterminio ) al que usa como puro transporte (en una escena visualmente muy potente, todo sea dicho), y la temática que también es la investigación sobre los clones que hace Alchemax, solo que el enfrentamiento de Laura es con unas viejas aliadas, las Cuco. La idea de que estas quieran re-clonar a sus hermanas muertas está bien pensada aunque choca un poco verlas como antagonistas, en realidad no se puede utilizar del todo la palabra villanas, y que un cómic te plantee por lo menos entrar en este juego moral siempre es agradable.

Los autores al final se esfuerzan porque de igual cómo se llame, sea X-23 o sea Lobezna el personaje es el mismo, es Laura y lucha por ser el tipo de persona que quiere. Se agradece ese esfuerzo, se agradece esa continuidad y, especialmente, que sea un tomo con un nivel cualitativo muy cercano al de Taylor. Para mi no cuela el cambio de nombre, prefería Lobezna, y está muy bien que Gabby diga “somos lobeznas” en un momento dado de la historia, pero me parece un pequeño paso atrás. Lo único que me escama un poco es que no se haga referencia a que Laura no es exactamente un clon, tiene genes de su madre, cosa que averiguaba Tony Stark en la Búsqueda de Lobezno: Proyecto Adamantium por Tom Taylor, este cómic es posterior a aquel, aunque no queda claro que la acción sí lo sea.

El arco que da título al tomo acaba en el quinto número, pero hay uno más, con dibujo de Georges Duarte que hace un buen trabajo aunque lejos del nivel de Cabal. El número en cuestión es una historia ligera de Gabby en el instituto, con su humor y su tono desenfadado que recuerda a esos números con historias autoconclusivas que Taylor escribió en su anterior etapa.

Se puede concluir que es un buen tomo, el primero de una serie que durará probablemente 12 números (dos tomos aquí), hay que recalcar que no hay confirmación oficial de ello pero todo parece apuntar hacía ahí, y es una pena porque habían encontrado a la sustituta perfecta para Tom Taylor. Como fan del personaje, aun con la queja del cambio de nombre, es un tomo que me ha dejado muy buen sabor de boca.



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