Javier Vázquez Delgado recomienda: Mi vida en barco

 
Mi vida en barco 01

Edición original:Kasakura Shuppansha
Edición nacional/ España:Gallo Nero.
Guión:TSUGE Tadao
Dibujo:TSUGE Tadao
Formato:A5. Rústica con solapas. 624 páginas.
Precio:36,00 €

 

Durante los años 50 y principios de los 60 se produjo la consolidación del manga como un entretenimiento de masas infantil, pero al crecer esas primeras generaciones de lectores y autores, surgió la necesidad de crear nuevas corrientes artísticas que dieran respuesta a las demandas de un público más maduro. Así, TATSUMI Yoshihiro encabezó el movimiento gekiga, que intentaba diferenciarse del manga infantil. La revista Garo, cuya aparición data de 1964, daría cabida a los autores de esta corriente creativa, a la que acabaría sumándose TEZUKA Osamu, que inicialmente había sido muy escéptico. Además de los ya citados, las páginas de la revista albergaron el trabajo de otros célebres autores como SHIRATO Sanpei, MIZUKI Shigeru, IKEGAMI Ryoichi o los hermanos TSUGE, Yoshiharu y Tadao. Tras publicar tres obras del mayor de estos hermanos, Gallo Nero ha puesto en nuestras librerías hace un par de meses la primera obra que se publica en España del menor de ellos.

Mi vida en barco (Fune ni sumu) fue serializada en las páginas de la revista Comic Tsuritsuri, entre los años 1996 y 2000. El protagonista de esta historia es Kenta Tsuda, de 57 años, un escritor de novelas fracasado que se vio obligado a abrir una tienda de moda vaquera junto a su familia para poder sobrevivir, al mismo tiempo que escribe artículos para revistas de pesca. Pronto se nos presenta como un hombre apocado, que rehúye de sus obligaciones y sitúa a su familia en un segundo orden de importancia, anteponiendo sus dudas, necesidades e incluso caprichos. Uno de ellos, será la adquisición de un barco para navegar por el río Tone, con la excusa de tener un lugar en el que poder aislarse para escribir.

Mi vida en barco 02

La obra supone una introspección por parte del personaje, que reflexiona continuamente sobre cuestiones vitales, las decisiones que ha tomado, las dificultades económicas, su papel en los asuntos familiares, etc. Se trata de una historia cargada de simbolismos, en la que el río y la barca representan a la vida y al individuo que la transita. El punto de partida permitirá a Tsuda conocer a una serie de personajes que representan una serie de valores que irán enriqueciendo al protagonista como persona al oponerlos a sus acciones y actitudes.

Así, irán desfilando por la obra estos personajes, en unas ocasiones aisladamente y en otras cruzándose entre ellos, y transformarán la visión que Tsuda tiene del mundo: Sakamoto es un pescador que carece de complejos y vive despreocupadamente entregado a la pesca en el río y la bebida; Nakamura es un monje hospitalario obsesionado con las chicas jóvenes; Hokusai es un veterano vagabundo que representa la sabiduría y la felicidad, que se convierte en una figura admirada y por la que Tsuda se preocupa más que por su propia familia; Yamamoto es un joven que sigue a Hokusai, al que considera su maestro en la vida, y que simboliza el inconformismo, ya que renunció al rol que la sociedad le asignó; Tome es un buen amigo de Tsuda desde su juventud, un hombre con una situación estable, dedicado a su trabajo, su familia y sus aficiones que se muestra preocupado por él y lo visita constantemente; Hanamura es un hombre que reutiliza la chatarra de las riberas del río para transformar el paisaje y que sirve como metáfora de nuestra creatividad; y Konno es un ejemplo de resiliencia, un dibujante de manga fracasado que sobrevive pintando piedras con forma de animales y vendiéndolas para conseguir comida.

TSUGE introduce hábilmente el concepto de azar y la forma caprichosa en la que este moldea nuestras vidas desde nuestro nacimiento. De esta manera, cada encuentro de Tsuda con sus compañeros del río va produciendo cambios en su personalidad y en su percepción del mundo y de sí mismo.

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Además, hay que destacar un componente espiritual que acrecenta aún más el intimismo de la historia y que aparece en momentos decisivos para Tsuda, en los que la introspección es especialmente profunda y en los que se produce una confrontación entre la consciencia y la subconsciencia. La ambigüedad con la que TSUGE narra estas escenas invita al lector a reflexionar sobre ellas y sentir las mismas dudas que el protagonista.

El cierre de la revista donde se publicaba este manga provocó que tuviera un final abrupto y se nos privará de poder disfrutar las otras dos partes que el autor tenía planificadas originalmente.

En cuanto al apartado artístico, hay que mencionar que TSUGE no se prodiga especialmente en florituras y su dibujo es muy sencillo, de trazo fino, carente de sombreados y con pocos detalles. El autor centra sus esfuerzos en las figuras humanas y los elementos principales de los escenarios, aunque es de destacar la funcionalidad del dibujo. A pesar de no brillar por sí mismo, el arte de este manga está totalmente al servicio de la narrativa y contribuye a sumergirse en la introspección del protagonista. Así, la inmensidad del río Tone representa la vastedad de la psique humana y sus bifurcaciones y recovecos, cada una de las aristas de la misma.

TSUGE siempre parte de una composición regular de 8 viñetas por página, pero no la adopta rígidamente, sino que en muchas ocasiones combina varias de ellas para crear viñetas más grandes que le permitan llamar la atención del lector. Además, ubica las onomatopeyas cerca de los límites de las viñetas, para aportar información sonora sin sepultar el dibujo con ellas. La sencillez de su dibujo también le lleva a utilizar muecas exageradas para representar las emociones experimentadas por los personajes en cada momento.

La edición española corre a cargo de Gallo Nero, que en su sello Gallographics está publicando manga de muchos kilates. En este caso, presentan los dos tomos originales reunidos en un único volumen de 624 páginas, en formato A5 (15×21 cm), con encuadernación rústica con solapas y sin sobrecubiertas a un precio de 36,00 euros. A pesar de tratarse de un tomo voluminoso, es realmente manejable y flexible y soporta la lectura sin que se produzcan desperfectos. Esto es esencial, pues, sin duda, Mi vida en barco necesita ser releída para reflexionar correctamente y disfrutar de una de esas obras que dejan una huella imborrable en el lector.



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