Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNCine – Crítica de Spider-Man: Lejos de Casa, de Jon Watts
Dirección: Jon Watts
Guión: Chris McKenna, Erik Sommers (basado en personajes de Stan Lee y Steve Ditko)
Música: Michael Giacchino
Fotografía: Matthew J. Lloyd
Reparto: Tom Holland, Jake Gyllenhaal, Zendaya, Jacob Batalon, Marisa Tomei, Samuel L. Jackson, J.B. Smoove, Jon Favreau, Cobie Smulders, Angourie Rice, Davina Sitaram, Martin Starr, Remy Hii, Tony Revolori
Duración: 129 min
Productora: Marvel Studios / Sony Pictures Entertainment / Marvel Entertainment / Walt Disney Pictures / Columbia Pictures
Nacionalidad: Estados Unidos
Este año Marvel Studios ha dado por concluida la primera gran saga de su universo cinematográfico con el estreno de Vengadores: Endgame. La cinta dirigida por Anthony y Joe Russo ha sido una de las más taquilleras de la historia a nivel mundial y solo 20 millones de dólares de diferencia le impiden a día de hoy arrebatar a James Cameron el trono en el que este sigue sentado desde el estreno de Avatar. En perspectiva, lo de Cameron no deja de ser una victoria pírrica; el éxito de Avatar se nutrió en su día de la revolución que vendió a los espectadores y que el tiempo ha dejado en aguas de borrajas. En un medio en crisis Cameron se presentó como salvador del mismo, pero su apuesta por el 3D ha tenido un impacto anecdótico y residual en el cine de principios de siglo.
Más interesante ha sido la aportación de Marvel Studios que supo leer hacía donde se trasladaba el interés de los espectadores, con una tecnología y cambio de mentalidad que ha trasladado el ocio a pantallas más pequeñas favoreciendo el éxito de las nuevas plataformas en streaming. La manera de combatir esto último y ofrecer un valor añadido a los aficionados ha sido el concepto de universo compartido, recuperando el gusto por el antiguo serial y construyendo un universo de la nada que ha logrado atraer la atención de una manera distinta a la que antaño habían propuesto franquicias como Star Wars, El Señor de los Anillos o Harry Potter. Nadie ha sido capaz de replicar la fórmula con éxito hasta la fecha porque al contrario que sus competidores y/o imitadores Marvel Studios siempre ha habido un plan de futuro; un tema que nada tiene que ver con la fidelidad o no de sus personajes a sus homólogos de papel o la posible calidad media de sus producciones.
La mejor prueba de todo lo que estamos comentando es el estreno de Spider-Man: Lejos de Casa, la primera secuela de las aventuras de nuestro arácnido favorito después de la primera toma de contacto en Spider-Man: Homecoming y con una historia situada después de los acontecimientos de Infinity War y Endgame. Es esta una cinta que sirve de epílogo a la llamada Fase Tres de Marvel Studios que no solo sirvió para introducir a Spider-Man en este universo -gracias al acuerdo con Sony Pictures– sino también a personajes tan destacados de la Casa de las Ideas como Doctor Extraño, Black Panther o la Capitana Marvel. Estos son algunos de los héroes que deberán suplir el vacío de poder en las películas de Marvel Studios que han dejado la desaparición de Iron Man, el Capitán América y la Viuda Negra y la situación excepcional en la que se encuentran otros personajes como Hulk y Thor. Y cuando decimos que Marvel Studios siempre tiene un plan no es la ligera; porque como se ha insinuado en películas previas la relación de Iron Man y Spider-Man es la clave para intentar entender hacía dónde nos conducen las próximas producciones de la compañía.
La realidad es que esta versión de Spider-Man interpretada por Tom Holland -muy deudora del universo Ultimate en los cómics como ya se ha comentado muchas veces- no se puede entender sin la labor de tutelaje que el Iron Man de Robert Downey Jr. ha realizado con él desde su primera aparición en Capitán América: Civil War. Eso le ha restado autonomía al cabeza de red en muchas ocasiones, pero también tiene su lógica en relación a este universo Marvel y las dinámicas ya preestablecidas antes de la llegada de Peter Parker a él. Spider-Man: Lejos de Casa es importante para el trepamuros porque la película representa su verdadero vuelo en solitario y al mismo tiempo que recoge el guante del legado que le ha dejado su tutor. Esto nos permite ver a un Spider-Man que solo de forma muy puntual hemos visto en los cómics, uno que se hace cargo de su talento y su responsabilidad para hacer el bien y dejar atrás su zona de confort como eterno segundón y mente privilegiada dentro del universo Marvel. La nueva película de Jon Watts es un nuevo punto de partida muy condicionado por la continuidad, pero orgánico respecto a lo que ya conocemos.
Spider-Man: Lejos de Casa sigue jugando con la idea de sacar al cabeza de red de su elemento, los rascacielos de Nueva York y los combates a muerte en las azoteas de los mismos con el villano de turno. La historia sigue manteniendo el tono juvenil de su predecesora con un Peter Parker que intenta sobrellevar la muerte de Tony Stark y la presión a la que los medios, los ciudadanos y su entorno cercano le están sometiendo para que se que convierta en su sucesor. Pero como muchas veces hemos visto en los cómics, lo que Parker en realidad desea es una vida normal y poder tener una oportunidad con la chica que le gusta, una Mary Jane Watson a la que sigue interpretando en esta producción Zendaya, aportando carisma al plantel de secundarios del filme. Pero el intento de Peter de pasar página con un viaje escolar a Europa junto a sus compañeros se verá truncado cuando Nick Furia se ponga en contacto con él y tenga que unir fuerzas junto a Mysterio para detener a los Elementales, unos seres que están apareciendo a lo largo del mundo y que siembran la destrucción y la muerte allí donde aparecen.
La cinta de Jon Watts no es la mejor película de Spider-Man hasta la fecha, ni posiblemente la mejor posible, pero si es una de las más ambiciosas en lo que se refiere a la disección de su personaje protagonista a un nivel que nunca llegaron las producciones de Sam Raimi y Marc Webb. Pese a que Spider-Man: Lejos de Casa nos pueda parecer más ligera que las anteriores encarnaciones de este héroe, en realidad sus matices son refrescantes y atractivos y han permitido que sus historias no se encasillen en escenarios que ya hemos visto en muchas ocasiones. La dirección de Watts mantiene el tono de Spider-Man: Homecoming, con un Tom Holland más certero en su papel y una trama y un villano mucho más interesantes. Pero algunos de los puntos débiles de aquella se reproducen en esta, como un humor que no acaba de funcionar y unos personajes en algunos casos desvirtuados que realmente no aportan gran cosa a la historia, como es el caso de la Tía May encarnada por Marisa Tomei o el Happy Hogan de Jon Favreau, por mucha entrega que le ponga el actor y director, se le siente como pez fuera del agua.
No obstante, la presencia de Jon Favreau en la producción tiene una simpática lectura, teniendo en cuenta que él fue el encargado de iniciar allá por 2008 la era de Marvel Studios con la primera entrega de Iron Man. Él fue el encargado de presentar en sociedad a Tony Stark al gran público y ahora nos ayuda a superar el duelo de su pérdida y se muestra -entre gag y gag- como el mejor mecenas posible de una nueva generación de superhéroes. En este sentido, los paralelismos y referencias entre la primera película de Iron Man y Spider-Man: Lejos de Casa están a la orden del día, respaldando una trama en la que también hay cierto componente de crítica a los medios de comunicación y una tímida filosofada sobre el concepto de verdad en la sociedad contemporánea. En este caso, si hay escenas postcréditos, en total dos de ellas, y relevantes para la franquicia y para lo que se avecina en la siguiente Fase del universo Marvel cinematográfico. La primera de ellas con el único cameo que no podríamos haber esperado y el segundo con un giro que nos obliga a reinterpretar lo que acabamos de ver en la sala de cine.
Todo ello nos deja la sensación de que esta es la película que necesitábamos ver después de un macroevento como Endgame. Una producción ligera, distendida y con más humor, pero siempre abriendo nuevos caminos. La acción de la cinta cumple con las expectativas. No pasa por ser la más espectacular en cuanto a efectos especiales de las producciones de Marvel Studios, pero las escenas de Mysterio son impagables, especialmente cuando a mediados de película despliega todo el potencial visual de este villano. Estos momentos, con un Jake Gyllenhaal disfrutando con uno de sus papeles más atípicos en la gran pantalla, están a la altura del viaje onírico de Benedict Cumberbatch en Doctor Extraño o las escenas más lisérgicas de la reciente cinta de animación de Spider-Man: Un Nuevo Universo. El cine abraza nuevamente el cómic sin complejos de ningún tipo para ofrecernos uno de esos duelos que tantas veces hemos leído y nos han maravillado en los cómics. Esto junto a alguna escena desmitificadora respecto a la mitología superheroica es lo más interesante de una producción que sale bien librada de la papeleta de la continuidad.
Lo que en Spider-Man: Homecoming nos pudo resultar chocante, con esa renuncia a las primeras de cambio al contexto clásico del personaje en los cómics, una plantilla de secundarios remozada y una demasiado estrecha relación con la historia de Iron Man, se muestra aquí como un acierto que nos permite redescubrir un Spider-Man con una perspectiva más global que puede llevar al personaje por nuevos y excitantes derroteros. Es la película de Spider-Man que realmente se acerca más a la esencia de la creación de Stan Lee y Steve Dikto, una actualización que por fin se ha desprendido de la alargada sombra del Superman de Richard Donner sobre la que Sam Raimi edificó su trilogía. Es decir, en Spider-Man: Lejos de Casa, por primera vez, Spider-Man es un personaje con un camino propio por delante y que ha logrado un equilibrio entre su faceta superheroica y su vida privada que no habían acabado de retratar bien otras producciones protagonizadas por el cabeza de red. Lo que está por venir será mejor o peor, pero es terreno por explorar y eso es lo mejor que se puede esperar de una secuela que supera en casi todos los aspectos a su predecesora.
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