Javier Vázquez Delgado recomienda: Marvel Now! Deluxe. Los Vengadores de Jonathan Hickman 3. Infinito Primera Parte
Edición original:nfinity 1-3, Avengers 18-20 y New Avengers 8-10 USA.
Edición nacional/ España:Panini Cómics.
Guión:Jonathan Hickman.
Dibujo:Jim Cheung, Jerome Peña y Dustin Weaver.
Formato:Tomo en tapa dura, 296 páginas.
Precio:30 €.
Con una veintena de números de Los Vengadores a sus espaldas, y una decena de grapas de Los Nuevos Vengadores, estaba claro que Jonathan Hickman había encontrado ya de sobra el tono que quería para las dos colecciones que orquestaba con sus inteligentes guiones sobre los Héroes Más Poderosos de la Tierra, por lo que daba su primer gran golpe en la mesa y nos traía Infinito, un evento de seis números, cuya primera mitad se recopila en este tomo (que también recoge los números de ambas colecciones vengativas que entroncan con el principio de este evento).
Si Hickman pilotaba desde el principio en torno a la idea de Los Vengadores como un grupo de respuesta universal que protegiera la tierra del resto del cosmos, en Infinito, dicha premisa diseñada más o menos de común acuerdo por Tony Stark y Steve Rogers se verá puesta a prueba como nunca cuando no una, si no dos amenazas procedentes de fuera del planeta ataquen la Tierra y el propio espacio exterior con todo lo que tienen.
La primera de ellas es la amenaza de Los Constructores, una raza alienígena que tiene mucho que ver con los misteriosos Ex Nihilo y Abismo, y cuya existencia precede a la de la propia humanidad, siendo ésta un experimento tangencialmente conectado con Los Constructores que estos ahora consideran malogrado y fallido y que por lo tanto, como si de un virus se tratara, debe de extirparse. Por supuesto, Los Vengadores, en una de la alineaciones más extensas que el grupo haya tenido jamás reaccionarán contra sus supuestos creadores defendiendo su planeta y su propia existencia con todo lo que tengan.
La segunda de estas amenazas no es otra que la encarnada por el mismísimo Thanos, el Titán Loco, a quien Hickman acompaña aquí de su hoy archiconocida Orden Negra, formada por sus poderosos esbirros (Próxima Medianoche, Fauces, Enano Negro, Corvus Glaive y Supergigante) que están dispuestos a arrasar la tierra entera en busca de algo que es muy preciado para Thanos, una búsqueda, que como veremos en el análisis del siguiente tomo, tendrá una razonable importancia para el resto del Universo Marvel.
El Thanos que esboza Hickman tiene muy poco que ver con el filósofo infeliz y nihilista que diseñara Jim Starlin, pero no por ello es ni mucho menos un mal Thanos, o una contradicción con aquel al que estamos más acostumbrados los fans del mítico villano marvelita. Y es que, aquí Thanos no deja de lado su amor a la muerte, ni su personalidad artera e inteligente, siempre con un objetivo en mente que él considera mayor que la vida de cuantos se le opongan, pero todo su carácter está teñido de los aires más propios de un conquistador espacial indiscutiblemente malvado, que de una especie de Mesías incomprendido venido a menos.
Ambas versiones del personaje, aunque distintas, no son negadas la una por la otra, pudiendo llegar a complementarse, siendo la de Hickman un ejemplo más de la enésima evolución que debe seguir a los personajes de cómic superheroico allá dónde vayan, máxime cuando hablamos de ideas y conceptos que acumulan décadas de existencia a sus espaldas y que deben necesariamente actualizarse. Dicha actualización, si bien Starlin la ejecutó con muy buena mano, no dejaba ya de quedarse un poco corta cuando el personaje seguía siendo desarrollado por él.
De este modo, lo que Hickman hace es coger al Thanos de Starlin y darle un carácter que se aproxima más a la evolución del concepto que ya realizaran Ketih Giffen y DnA en los eventos cósmicos de la primera década del Siglo XXI, aportándole su propio toque que le va como anillo al dedo a un personaje tan capital para la Casa de las Ideas como el Bastardo de Titán.
Sea como fuere, esta actualización o puesta a punto de Thanos como villano y personaje de Marvel, tuvo un éxito más que razonable, puesto que el Thanos del Universo Cinematográfico Marvel que tanto se ha ganado la aceptación del fandom, de dentro y fuera de los cómics, tiene mucho más que ver con Jonathan Hickman que con Jim Starlin.
En cuanto a Infinito en sí como evento, el mismo en su día fue un poco criticado puesto que no percibimos en ningún momento que estamos ante un evento marvel como tal. Y es que, lo que aquí sucede no deja de ser una consecuencia lógica y natural de lo que viene sucediendo en las colección de Los Vengadores y de los Nuevos Vengadores desde que Hickman toma las riendas de las mismas, sin que intervenga otros personajes o héroes que no hayan pasado ya por la colección como Vengadores o como héroes auxiliares de los mismos. Por tanto, bien podríamos hablar de Infinito números 1 a 6 (repartidos entre este tomo, y el siguiente) o de un número más de Vengadores o de Nuevos Vengadores que atajara esta parte de la trama.
Dicho proceder, obviamente tiene un aspecto negativo: El evento no es legible por sí mismo, si no se está leyendo la etapa de Hickman en Los Vengadores. Panini Comics lo sabe, es consciente de ello, y por eso nos intercala el evento dentro de la recopilación en tomo de esta magnífica etapa, como ya lo viene haciendo con los números procedentes de ambas colecciones vengativas.
Por otro lado, el punto de vista positivo de esta manera de hacer eventos, es que aunque el mismo no se puede seguir si no se lee la etapa de Los Vengadores que lo precede, lo madura y lo finaliza, con leer esto, basta para tener una visión global de lo ocurrido, sin que tengamos que acudir a granados tie ins o a colecciones accesorias que hagan nuestra lectura más ardua y a la postre, encarezca y complique la experiencia.
En lo relativo al dibujo, como viene ocurriendo durante toda la etapa, éste es acometido por distintos dibujantes, como Jerome Peña, Jim Cheung y Dustin Weaver, los cuales se complementan muy bien entre ellos en cada número, continuando con ese aire dramático que tan bien le sienta a la colección, y que tan bien traslada a imágenes el guión de Hickman, siendo la simbiosis entre los distintos dibujantes tan plena que, en ocasiones, apenas se nota el cambio de ilutrador, lo que sin duda es positivo, puesto que el baile de dibujantes nunca suele afectar muy bien a las etapas de largo recorrido.
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