Javier Vázquez Delgado recomienda: Valiant: SDCC y las grapas de Medusa #8

Dos meses han pasado desde la última vez que hablamos de las grapas de Valiant en España y de pocas noticias nos podemos hacer eco que no nos hayamos hecho ya en el informativo semanal que llevan mis compañeros Pedro de Mercader y José María Vicente, y la SDCC tampoco fue un lugar que Valiant aprovechase para hacer grandes anuncios, da la impresión de que se están guardando cosas para un futuro cercano, fundamentalmente tratan de vender su nueva serie regular de Bloodshot, mostrando nuevas páginas de Brett Booth en su estilo noventero, algo de la nueva serie limitada de la Doctora Mirage, que sigue la línea de las publicadas últimamente con cinco números, algunos detalles más sobre la serie de Roku de la que se encarga Cullen Bunn, cuya serie de Punk Mambo ya ha pasado de la mitad, con dibujos de nuestro Ramón F. Bachs, todo muy llamativo ya que no son personajes muy habituales. Sin embargo los editores han dicho por Twitter que algo sobre Faith está cerca “in so many ways”. ¿Volverán los psiots a la palestra?, ¿será una mini nueva sobre Zephyr?, parece que no tardaremos mucho en saberlo, pero estaría bien que se continuasen aquellas cosas que quedaron colgadas tras Harbinger Renegade. Lo que sí han anunciado es el nuevo arco argumental de Livewire, el tercero que empieza en su número nueve, con Vita Ayala a la cabeza y cambiando el dibujo de Kano a Tana Ford. Tenemos muchas historias futuras para disfrutar de Valiant, pero hoy centrémonos en dos, una que acaba y otra que empieza, de las publicadas por Medusa Cómics en España.

SHADOWMAN 8-11

¡El fin de una era!, o algo así. La grapa de Shadowman llega a su fin con el número once, en un trepidante arco narrado en cuatro partes, Harapos y huesos, donde Andy Diggle consigue dos cosas que ningún otro guionista había logrado en esta nueva Valiant, la primera que Shadowman se consolide como un personaje muy interesante en el universo de la editorial y la segunda crear una aventura maravillosa, entretenida y con unos personajes potentes, entre ellos el propio Shadowman, al que logra alejar de esa visión de “inútil” que le habían otorgado anteriores autores (es decir, Peter Milligan).

Este último arco argumental gira entorno a tres personajes, Alyssa, Jack y Sandria Darque. La primera llevaba siendo parte importante de la serie desde el primer número, rebajando su aparición en el anterior arco que se centraba en el pasado del Loa y su relación con otros portadores, pero aquí, su nuevo estatus como Mambo, será crucial para hacerse con el gran tesoro, los huesos del Maestro Darque, ahora en manos de su extraña hermana. Así como los autores logran que Alyssa crezca también dan un fondo más fuerte a Sandria, la que había unido al Loa de las sombras con la familia Boniface, en una preciosa historia de su primer volumen, deja de ser un personaje tan simple para convertirse en una persona con muchos intereses ocultos, que llega a ser casi tan poderosa como su hermano. Y, como no, está Jack, el cual logra (¡por fin!) aceptarse a sí mismo y al Loa como parte de él, haciéndose más poderoso y creciendo como nunca había hecho.

El grueso del dibujo lo lleva Renato Guedes, que firma uno de sus mejores trabajos con un tono realista, el cual logra no caer en lo estático, pero algunas páginas, ambientadas en otras localizaciones, las realiza Eric Battle que, si bien nos ayuda para distinguir qué sucede y dónde, su trabajo se aleja de la calidad del brasileño.

El arco es emocionante de principio a fin, si hubiese que ponerle alguna pega esta sería la rapidez del último número, se nota que la serie había sido cancelada por las bajas ventas, de manera que los autores condensaron una trama de varios números en uno solo, sin embargo logran hacerlo bien, consiguen que cada página del último número nos enganche esperando ver qué pasará después. Es una autentica pena que esto se haya acabado tan pronto, pero nos quedamos con una historia redonda y eso no nos lo quita nadie.

LIVEWIRE 1-4

El primer arco de Livewire acaba de finalizar y lo hace por todo lo alto. Tras los sucesos de Secret Weapons, una serie imprescindible, y el evento Harbinger Wars 2, nuestra protagonista se ha convertido en una terrorista buscada a nivel mundial pero ¿qué piensa ella de lo que ha hecho?. La antigua alumna de Toyo Harada siempre había demostrado mucha más empatía hacia el mundo que su profesor, sin embargo, lo ocurrido en el evento parecía llevarnos a estar ante una nueva versión de Toyo, que no le importa la muerte de otros para proteger a los psiots. Vita Ayala, Raúl Allén y Patricia Martín nos dan la respuesta en cuatro maravillosos números, donde Amanda reflexiona continuamente sobre lo que ha hecho mientras recibe palizas de villanos.

Hay una diferencia sustancial entre estos cómic y los anteriores, una de las cosas más llamativas es que Livewire es la colección que más depende de lo que ha pasado en otras series, se hace prácticamente imprescindible haber leído Secret Weapons y saber lo que pasa en Harbinger Wars 2 para poder profundizar realmente en la historia, ya que continúa de forma bastante directa con los psiots rescatados y la nueva vida de Amanda. Pero quizás lo más llamativo sea el cambio de tono, dentro de su estilo, Secret Weapons tenía un punto gracioso y alegre, las Harbinger Wars 2 eran acción en estado puro, aquí hay bastantes peleas, muy físicas todas, pero el tono del cómic es mucho más oscuro y reflexivo que los anteriores, sin embargo no tiene nada que envidiar a estos, está a la altura del tomo que también dibujaran Allén y Martín, y bastante por encima del evento. Se agradece que los autores tiren de su vida pasada en la Fundación Harbinger para seguir profundizando en el personaje, se antoja una serie que pasará a ocupar un lugar importante en nuestras estanterías.

Este arco es más “brutal” que lo que hayamos visto hasta ahora hacia el personaje, hay un fuerte maltrato físico y psíquico hacia la figura de Amanda, que provoca que el cómic tenga ese tono oscuro del que hablaba antes. Una obra que nadie se debería perder, con un dibujo asombroso y un guión exquisito, Ayala, Allén y Martín resultan un equipo digno de los mayores elogios. Para el siguiente arco, como suele ser habitual, hay cambio de dibujante, Ayala llevará al personaje en su nuevo estatus de la mano de otro de los autores imprescindibles del cómic actual, Kano.



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