Javier Vázquez Delgado recomienda: Gigant, de Hiroya Oku

 
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Edición original: Gigant JAP (Big Comic Spirits / Shōgakukan, 2017 – Presente).
Edición nacional/ España: Editorial Ivrea (2019).
Guión: OKU Hiroya.
Dibujo: OKU Hiroya.
Entintado: OKU Hiroya.
Formato: Tomo manga con sobrecubiertas de 232 páginas.
Precio: 8,50€.

 

“Do we experience a great miracle in life?
Do we realize when it happens?”

El pasado mes Panini Cómics inició la publicación de Gantz: G, un atípico spin-off en tres únicos tomos, y con reparto femenino, de la conocida obra original de OKU Hiroya. La serie editada en Japón en 2015 suponía un regreso al violento y sexualizado universo de Gantz coincidiendo con el estreno de la cinta de animación Gantz: O en Japón. El dibujo de la cabecera recayó en manos de IZUKA Keita (‘I.A. Blue Gralia’) y el guion corre a cargo de OHSAKI Tomohito debido a que Oku estaba ya trabajando en Last Hero Inuyashiki, su particular aportación a la cultura superheroica de principios de este siglo XXI. La interesante premisa de partida y la fama de su creador hizo que esta última propuesta fuese adaptada en tiempo record al anime y, posteriormente, a imagen real en una producción dirigida por SATO Shinsuke (‘Gantz’, Death Note: El nuevo mundo, I am a hero). Todo ello no pudo paliar la decepción ante el devenir de este manga que de forma paulatina fue perdiendo fuelle; la desgana de Oku se dejaba entrever en el apartado gráfico y en una trama cerrada de forma apresurada y anticlimática.

Este es el sino de un autor que pese a su gran inventiva nunca parece tener un plan meditado para sus trabajos más allá de su premisa inicial. Pero si un talento tiene Oku, por encima de su más que notable maestría en el dibujo, su caracterización de personajes y sus loquísimas ideas, es la de saber llamar la atención con cada nueva propuesta que lanza al mercado. De esta manera, el popular mangaka lleva un par de años enfrascado en Gigant, un manga en el que coquetea una vez más con la ciencia ficción a pesar de su apariencia inicial de slice of life ligero con sexo explícito. En este título Oku acrecienta la sensación de autoparodia de sus historias, con múltiples e hilarantes referencias a sus obras anteriores y guiños a la cultura pop -especialmente de los años 80- que visten una trama llena de los habituales filias de su autor: violencia, mujeres ligeras de ropa, perros y extrañas entidades empeñadas en otorgar a gente corriente superpoderes de las formas más retorcidas imaginables.

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Gigant comenzó a serializarse en 2017 en la revista Big Comic Spirits de Shōgakukan y lleva hasta la fecha tres tomos recopilatorios en el mercado japonés. En nuestro país ha sido en este caso Editorial Ivrea la que se ha llevado el gato al agua, después de que algunos de los trabajos anteriores de Oku hayan sido editados en estos lares por Panini Cómics (‘Gantz’) y Milky Way Ediciones (‘Last Hero Inuyashiki’). El primer tomo de esta serie lo podemos encontrar ya en librerías y en él Oku entremezcla el romance, con su personal reinterpretación de las historias de kaijus y una protagonista estrella del porno. El orden de los factores no altera el producto en las obras de este autor que convierte la violencia y el sexo en el centro del espectáculo, haciendo del morbo un aliciente más para sus lectores. La diferencia radica en que desde Last Hero Inuyashiki, Oku ya no se molesta en disimular sus intenciones siendo sus guiones mucho más rápidos y directos.

En este caso, Gigant nos cuenta la historia de Rei Yokoyamada, un estudiante de secundaria cuyo sueño es convertirse en cineasta y que vive obsesionado con Papico, una popular estrella del porno de grandes pechos de la que conoce al pie de la letra toda su carrera. El azar hace que Rei conozca a Papico -cuyo nombre real es Chiho Johansson, obvia referencia a la actriz Scarlett Johansson– surgiendo entre ambos una sincera amistad. Pero todo cambia cuando Chibo encuentra en su barrio a un viejo vagabundo en ropa interior que antes de morir le deja en herencia un extraño reloj digital. El aparato permite a Chiho hacerse gigante a voluntad y junto a Rei deberá descubrir el misterio que envuelve su origen. Este parece relacionado con una misteriosa página web llamada Enjoy the End que se dedica a cumplir los deseos más votados de los internautas por absurdos e increíbles que estos sean. ¿Qué tiene que ver todo esto con Chiho y sus nuevas habilidades sobrehumanas?

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Está claro que Oku ha construido desde Gantz una imagen d’enfant terrible que le gusta cultivar, un estilo que hace sus obras reconocibles a un primer vistazo debido a su cinematográfico dibujo y que sirven de marketing para unas escuetas sinopsis que siempre generan atracción entre el público. Gigant no es una excepción, un manga que en este caso se alimenta más que nunca del morbo y cuya narrativa sigue estando a medio camino entre el videojuego y las grandes producciones de Hollywood que fascinan a su creador. Pero es loable como Oku logra que elementos en apariencia incompatibles funcionen y, cómo a pesar de todo, son sus personajes los que nos mantienen pendientes de la historia. Gigant no deja de ser un retrato de una sociedad imbuida por el reciclaje cultural y la virulencia de unas redes sociales que como pasaba en Last Hero Inuyashiki son foco de un grupo de internautas deshumanizados que pasan el rato riéndose de las desgracias ajenas, criticando a famosos y confabulando contra el orden establecido a pie de teclado.

Es la visión sobre la sociedad japonesa, y sobre todo de sus jóvenes, lo más interesante que Oku nos ofrece en sus mangas. Es un tema que está presente en todos ellos, siempre describiendo la ambigüedad moral y ética de su comportamiento de estos jóvenes y su difícil adaptación a los cánones tradicionales de sus mayores. El acabado psicológico de sus antihéroes es punzante, habitualmente una montaña rusa de emociones y, finalmente, explosivo cuando se detona la acción y la violencia de sus historias. En Gigant todos estos elementos vuelven a estar sobre la mesa, Oku parece que querer tomarse su tiempo para desarrollarlos combinando un control más medido de la acción y un acercamiento más íntimo a los personajes. Por su lado, el apartado gráfico de Gigant es inconfundible y un aliciente para la lectura, aunque no alcanza aquí las cotas de maestría que Oku había exhibido en Gantz, con un acabado más pobre y una narrativa que prima el gran plano por encima del detalle.

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Es pronto para sacar conclusiones sobre Gigant, pero sí podemos afirmar es que estamos un producto con el sello de identidad (el de calidad siempre es más espinoso de analizar) de Hiroya Oku que parece la evolución lógica en su carrera. En este momento de la misma Oku es consciente de sus puntos fuertes, pero también de las críticas a la deriva de sus obras, por lo que su decisión pasa por una autoafirmación y apología de su propio estilo. Eso se visualiza en este manga en el que claramente renuncia desde el primer momento a una narrativa rebuscada, a una explicación pausada del misterio y a cualquier elemento que pueda entorpecer el mero y sencillo entretenimiento. La falta de pretensiones de Oku nos permite definir el resultado como una historia ligera, de entretenida lectura y con unos personajes que destacan por la tridimensionalidad con la que su autor es capaz de vestirlos. El desarrollo de la serie nos permitirá ahondar más en sus virtudes y defectos, pero al menos esta vez estamos prevenidos de qué posiblemente el viaje sea más importante que el destino.



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