Javier Vázquez Delgado recomienda: Marvel Saga. Daredevil 23. Tierra de Sombras

Edición original:Shadowland 1-5 y Daredevil 508-512 USA.
Edición nacional/ España:Panini Cómics.
Guión:Andy Diggle.
Dibujo:Roberto de la Torre y Billy Tan.
Formato:Tomo en tapa dura, 272 páginas.
Precio:25€.

Dentro de la nueva dirección que Panini Comics va tomando en torno a sus publicaciones marvelitas, más centrada en la tapa dura, y en la durabilidad de los formatos de edición, sin duda debemos de alabar el sello Marvel Saga, el cual comenzó hace casi cuatro años a publicar las etapas más recordadas de determinados Héroes Marvel durante lo que llevábamos de Siglo XXI. En su momento, Marvel Saga se inauguraba con tres colecciones: Alias, Spiderman y Daredevil. Pues bien, mientras que Alias era una serie cerrada, de menos de treinta números y que discurría sobre un personaje que no tenía reflejo editorial anterior, que agotaría su publicación pronto, los verdaderos buques insignia de este sello eran los tomos dedicados al Diablo Guardián y al trepamuros, que todavía hoy siguen añadiendo piezas a su colección y que además de para recopilar grandes etapas en tomo, sirven para introducir a nuevos lectores en la visión más moderna y quizás la más recomendable de sus superhéroes más clásicos.

Si Spiderman comenzaba su publicación en Marvel Saga con la etapa de JMS y John Romita Jr., pasando por los múltiples cambios de equipos creativos durante el Brand New Day, llegando hasta la etapa de Dan Slott en la que nos encontramos ahora y que finalizó en USA el año pasado, Daredevil comenzaba con aquel arranque en Marvel Knights llevado a cabo por Kevin Smith en Diablo Guardián, pasaba por la corta etapa de Bob Gale, y se lanzaba de lleno en las recomendables y largas etapas de Brian Michael Bendis y Alex Maleev por un lado, sustituidos por los no menos geniales Ed Brubaker y Michael Lark por el otro. De este modo, Marvel Saga, sobre todo en Daredevil, la colección más longeva de este sello por el que ya han pasado el Puño de Hierro de Matt Fraction y David Aja y el Castigador de Garth Ennis, se convertía en uno de los mejores escaparates actuales para reflexionar sobre el repunte y el necesario viraje que Marvel tomó en sus publicaciones tras la debacle de la década de los noventa, siendo quizás Daredevil, el mejor ejemplo de todo ello, sobre todo ahora que este sello se centrara en colecciones mucho más recientes como la Capitana Marvel de Kelly Sue DeConnick o Los Cuatro Fantásticos de Jonathan Hickman.

En lo que se refiere al Daredevil más reciente acogido por este sello Marvel Saga, el sustituto de Brubaker fue un Andy Diggle que pese a haber firmado una corta pero muy recomendable etapa en Hellblazer, no supo dar nunca con la tecla correcta en su andadura a cargo del Abogado ciego de la Cocina del Infierno, al que Brubaker había dejado como líder de La Mano, lo que Diggle intentó aprovechar sin mucho éxito durante toda su etapa.
Creando un Matt Murdock muy desdibujado, que supuestamente abrazaba el lado más oscuro de su personalidad y que se convertía en un villano, toda esa inverosímil y artificial evolución del personaje terminaba de cristalizar en Tierra de Sombras, el evento que afectaba a varias colecciones Marvel y que oscilaba en torno a un Daredevil que como líder de La Mano buscaba la eliminación de la delincuencia a través del control absoluto de las calles de Hell’s Kitchen desde el tétrico palacio que él mismo se había construido.

El problema era que, como ya anticipé en la anterior reseña dedicada a esta decepcionante etapa, era muy evidente que el Daredevil que se nos presentaba en este evento y en sus números anteriores no era él mismo, no estaba en sus cabales, por mucho que Andy Diggle se esforzara en hacernos creer que su Matt Murdock había terminado de enloquecer, y que ahora era un villano. El punto de conexión con el lector al que Diggle intentaba sorprender sin éxito eran los amigos de Matt, personajes como Foggy Nelson, Dakota Noth, o incluso Luke Cage y Danny Rand que no podían creer lo que veían y que trataban de salvar a su amigo y compañero de sí mismo, sin percibir que La Mano estaba realmente detrás de todo desde el principio, algo que todo el mundo imaginaba ya en la lectura del primer número de Diggle a cargo de la colección.

En ese sentido, y aunque las comparaciones son odiosas, no puede dejar de pensar en la verdadera caída en los infiernos de Matt Murdock durante el Born Again de Frank Miller, o la ansiedad que posee a Daredevil hacia el final de la etapa de Brian Michael Bendis y Alex Maleev, aspectos que llevaban al personaje, aquí sí, a tomar decisiones muy cuestionables que lo hacían cruzar la línea más de una vez, pero que seguían siendo una evolución natural del personaje y no una desastrosa huida hacia delante con conceptos en los que daba la sensación de que ni siquiera Andy Diggle confiaba.

Lo único que salva a esta etapa son sus dibujantes, especialmente Billy Tan y Roberto de la Torre que nos regalan aquí splash pages de acción desenfrenada que por lo menos consiguen hacer a esta historia tan fallida más entretenida de lo que plantea su guión.

Tierra de Sombras finalizaría sin pena ni gloria, dejando semillas que serían mejor aprovechadas por otros autores en otras colecciones que por Diggle, su creador, o por Mark Waid, quien le sustituiría en la colección, concibiendo un Daredevil mucho más cercano a Stan Lee y a la concepción del personaje existente antes de Frank Miller que por lo menos, aportaría algo de frescura a un personaje que llegaba a este punto demasiado desdibujado y que necesitaba cambiar de aires.



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